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¿Gasta usted más de lo que gana?¡Despertad! 1984 | 8 de abril
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parte de ese dinero. Usted hallará que el manejar su dinero de tal manera sensata realmente no le privará del gozo de vivir. Al contrario, como lo expresa Miguel: “La familia que está libre de preocupaciones financieras puede llegar a conocer la felicidad y el contentamiento”. Por eso, no se considere un avaro... ¡considérese un administrador, o administradora, de los fondos de la familia!
Después de sentarse, ¿por dónde empieza? Primero, calcule el promedio de sus ingresos mensuales. (La mayor parte de las personas han hallado que lo más fácil es hacer los cálculos basándose en una suma mensual.) Para hacer esto, se necesita sumar todos los ingresos de todos los asalariados de la familia: los salarios, intereses, reembolsos de impuestos y otras fuentes de ingreso. Reste cualesquier deducciones hechas para impuestos sobre la renta y para otros propósitos. En el caso de salarios semanales, multiplique la cantidad por cuatro y un tercio. La cifra que resulta representa aproximadamente la cantidad que se gana mensualmente. Ahora súmelo todo. El resultado equivale a la cantidad de dinero que usted puede gastar cada mes... ¡y no puede gastar más!
El próximo paso consiste en sumar todas las cuentas que usted recibe con regularidad: la del alquiler o la hipoteca, la luz y la calefacción, el teléfono, y así por el estilo. Puesto que la mayoría de estas cuentas llegan mensualmente, es ventajoso basar sus cálculos en un ingreso mensual. Recuerde incluir artículos como la comida, la bebida, los periódicos y otras cosas por las cuales usted probablemente paga en efectivo semanalmente. Ahora, ¿ha sumado usted todo? ¿Qué hay de lo que usted gasta por término medio en la ropa, los viajes y vacaciones, el entretenimiento, las reparaciones de la casa y el mantenimiento de ésta y la limpieza en seco? Estos gastos frecuentemente se pasan por alto.
Hay cuentas que se vencen una vez al año, como la de los impuestos, las placas de matrícula del automóvil y el seguro de éste. Divida dichos gastos por 12 para llegar a una cifra mensual. Hasta este punto, ¿cuál es el total de sus gastos para un mes?
Cómo le beneficia a usted
Ahora puede comparar la cifra de sus ingresos mensuales con la de sus gastos. ¿Qué encuentra usted? Si tiene lo suficiente como para pagar sus cuentas, eso es excelente. Pero ¡no abandone su presupuesto todavía! En primer lugar, sería sensato no solo apartar dinero para los gastos mensuales, sino también ahorrar para los gastos imprevistos que de seguro surgirán en el transcurso del año. Ciertos artículos se gastarán o se dañarán. Es prudente tener esto en cuenta.
‘Bueno, pero ¿qué hay si encuentro que mis ingresos no cubren mis gastos?’, pregunta usted. Recuerde que el constructor de la torre calculó el costo a fin de ver ‘si tenía lo que necesitaba para acabarla’. Así, un presupuesto sirve para ayudarle a ver lo que usted puede permitirse gastar. Aprenda a contentarse con las cosas necesarias. La Biblia nos ayuda a razonar de esta manera, pues declara: “Porque nada trajimos a este mundo, y nada podremos llevarnos; si tenemos qué comer y con qué vestirnos, ya nos podemos dar por satisfechos” (1 Timoteo 6:7, 8, Versión Popular). Es cierto que no se pueden eliminar artículos como la ropa y el alimento, pero probablemente se pudiera
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“No es una pelea justa”¡Despertad! 1984 | 8 de abril
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“No es una pelea justa”
Rhoda H. Karpatkin, directora ejecutiva de la Unión de Consumidores, dice lo siguiente sobre los anuncios televisados dirigidos a los niños: “Estos anuncios usan toda clase de artimañas para captar la atención de los niños, estimular la imaginación de ellos y aprovecharse de su inocencia. [...] Tal vez los adultos puedan resistir la influencia de los anuncios; pero cuando los niños están implicados en el asunto, no es una pelea justa” (Consumer Reports, agosto de 1978). Los hijos necesitan muchísimo el apoyo de sus padres. Si usted permite que sus hijos miren los anuncios, ¿dedica usted tiempo también para enseñarles a analizar los anuncios a fin de que sepan distinguir entre los hechos y el “cameleo comercial”?
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