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  • Padres, ¿educan a sus hijos?
    La Atalaya 1961 | 15 de agosto
    • al simple muchacho. En caso de que le golpees con la vara, no morirá. Con la vara tú mismo debes pegarle, para que libres su mismísima alma de Sheol mismo.” (Pro. 22:15; 23:13, 14) Dice el Dr. Spock: “La guía firme, que se origina de la devoción, no solo es buena para los hijos—¡a ellos les gusta mucho!” Al padre y la madre debe interesarles lo suficiente su hijo como para enseñarle lo correcto y lo incorrecto. J. Edgar Hoover, director del Departamento Federal de Investigaciones de los EE. UU., dijo: “La disciplina, invocada justa y consistentemente, engendra orgullo y respeto. Y los hijos quieren—desesperadamente—que se les discipline. Superficialmente, pueden rebelarse. Pero en un nivel más profundo, donde se forma el carácter, el niño desea que se le diga lo que puede y lo que no puede hacer. Necesita indicadores que le ayuden a orientarse en el mundo. Acude a sus padres en busca de estos indicadores. Si los padres son perezosos o indiferentes o miman en exceso, ¿sorprende de modo alguno que el niño pierda el amor y el respeto que les tenía? ¿Cómo puede un hijo continuar respetando a un padre o madre que continuamente se aviene y accede a él?” En armonía con esto el juez Felipe B. Gilliam, del Tribunal para Jóvenes de Dénver, Colorado, dio algún consejo directo que es de interés y ayuda para los padres concienzudos, diciendo: “Los jóvenes necesitan mucho amor de padre y madre en su vida. Eso significa proporcionar la disciplina firme que requieren y que sin saberlo anhelan. Y significa dar sabiamente de usted mismo, de su experiencia y de su juicio.” Por eso no se abstenga de disciplinar al simple muchacho. Una buena palmada en la espalda, solo que más abajo, no lo matará. Le asegurará que lo quiere. Los siguientes textos recalcan la sabiduría de usar disciplina: Proverbios 3:11, 12; 4:1; 13:1, 24; 19:18; 22:15; 23:13, 14.

      12. Muestre cómo una orden aparentemente clara pudiera causarle confusión a un niño. ¿Qué deben hacer los padres para hacer clara la instrucción a los niños?

      12 El dar de nalgadas quizás no siempre sea la solución cuando desobedece su hijo. Prudencia, serenidad, sabiduría y un poco de buen sentido de parte de ustedes como padres pagan dividendos. Una sonrisa afectuosa disuelve barreras; aun los niñitos no pueden resistirla. Sin embargo, antes de que usted regañe a su hijo asegúrese de que él, y no usted mismo, es culpable. Por ejemplo, usted puede decir: “Juanito, no garabatees en los libros de la Sociedad, ¡o te ganaras una zurra!” Eso le parece bastante claro a usted, pero ¿lo es a Juanito? Usted deja que marque otros libros. Él la ve a usted subrayando su Biblia, por eso en la mente pequeña el pensamiento es: “¿Por qué no éste?” Por eso en su entrenamiento de su hijo déle a saber las cosas de tal manera que entienda. “Este libro es de papá. No debes marcarlo.” O, “Este libro es para colocarse en el servicio. No debe haber marcas en él—¿entiendes?” Déle una razón para su orden. Una zurra no siempre ayudará.

      13, 14. (a) ¿Qué meta querrán colocar los padres delante de su hijo, y cómo? (b) ¿De qué manera pueden educar los padres a su hijo en el ministerio de casa en casa? (c) ¿Qué cualidades ayudarán al niño a ver que el ministerio es una carrera deseable que seguir? (d) ¿Cómo pueden los padres entrenar a sus hijos a hacer trabajo y aceptar responsabilidad?

      13 Los padres teocráticos querrán infundir en su hijo el deseo de llegar a ser un ministro de Jehová. Coloque esta meta ante el corazón del niño temprano. La mejor manera en que usted puede hacer esto es poniendo un buen ejemplo usted mismo. Lleve a su hijo con usted de casa en casa en el ministerio, en revisitas y en estudios bíblicos de casa. Explíquele por qué hace usted las cosas. Hay que asegurarse de que el niño entiende cómo y también por qué se espera que haga las cosas. Dígale por qué usted dio ese sermón en particular en la puerta, por qué ofreció usted el libro en vez de las revistas. Invítelo a que comente. Inculque respeto con razones. Es mejor no estar mandando siempre.—Éxo. 12:26, 27.

      14 La bondad, la cordialidad y el entendimiento sirven de mucho para crear en el niño un deseo de llegar a ser testigo de Jehová. No basta con solo decir a su hijo o hija: “Quiero que seas ministro de Jehová.” El niño tiene que ver en usted una buena razón para hacerse uno de ellos. Lo que usted diga, cómo se comporta y vive son cosas que se consideran en la mente del niño a favor o en contra del ministerio. Por eso si usted combina su entrenamiento con amor y cariño tiernos, el niño discernirá que el ministerio es una carrera deseable que seguir. No titubee en cuanto a decirle a su hijo cuánto le gusta a usted que él esté con usted en el Salón del Reino, cuan satisfecho está usted con sus comentarios y el que haga apuntes. Anímelo siempre que usted pueda y hágalo sinceramente. El efecto para el bien es sorprendente. Exprese su aprecio por aun la obra más leve que haga. Tal vez sea lento e ineficaz, pero recuerde, todavía es un niño. Necesita más tiempo para ver y hacer las cosas. No haga un punto en cuestión grande o, como dicen los niños, “un caso federal” de todo. Haga que las cosas parezcan naturales, fáciles y correctas cuando los eduque. “Mientras un trabajo divierte,” dice un padre desilusionado, “los chicos son dínamos; pero cuando el trabajo se hace rutinario o requiere algo de esfuerzo extra, se apartan.” Bueno, entonces, haga agradables—‘divertidos,’ el lavar los trastos, podar el césped, pulir el auto, limpiar el Salón del Reino, la actividad del centro de servicio y el ministerio del campo. Sin embargo, sea paciente con los niños. Se requiere tiempo para que se desarrollen buenos hábitos y actitudes de trabajo. Pero con el buen ejemplo de los adultos y la buena cooperación de los adultos y los niños, puede lograrse la meta del ministerio. La Dra. Carlota D. Elmott, directora de guía y educación secundaria en las escuelas de Santa Bárbara, en California, declaró: “Una vez que los jóvenes obtienen experiencia en un trabajo, realmente comienzan a madurarse.” Edúquelos a aceptar trabajos pequeños al principio, luego a aceptar trabajo y responsabilidad más pesados. Pronto estarán en posición de tomar la delantera en el servicio y de aceptar deberes de siervos. No les niegue este privilegio. También, equipe a su hijo con un oficio y quizás con una afición. Esto ayudará a mantenerlo equilibrado cuando sea de mayor edad.

      LAS COSAS PEQUEÑAS SIGNIFICAN MUCHO

      15. ¿De qué manera pueden usar prudencia los padres cuando entrenan a sus hijos?

      15 Los niños son muy sensitivos. Las cosas pequeñas significan mucho para ellos. “Si solo mamá y papá fueran más apreciativos,” dicen ellos. Sea apreciativo. Elogie a su hijo siempre que pueda. Sea compasivo y comprensivo. Diga: “Se me hizo algo difícil ese repaso, pero tu lograste muy buena calificación.” Siempre tenga algo bueno que decir para quitar lo agudo de su crítica. “Me pareció que diste un buen discurso en la escuela del ministerio teocrático, hijo. Pero sigue esforzándote por vencer los puntos que mencionó el siervo de la escuela.” Solo cuando sea absolutamente necesario reprenda. Aun entonces, amortigüe tales golpes con amor y cariño y un tono comprensivo. Tenga presente: “Una reprensión obra más profundamente en el que tiene entendimiento.” También, se nos dice que ‘seamos prudentes para con todos,’ lo cual incluye a nuestros hijos.—Pro. 17:10; 2 Tim. 2:24, 25; Gál. 6:1.

      16.¿Cuál es el elemento más vital en la educación de los hijos, y por qué es importante que los padres dediquen tiempo para escuchar a sus hijos?

      16 El elemento más vital de todo en la educación del niño es que los padres amen al niño en el sentido de estar dedicados a él deseando que salga bueno, disfrutando de todas sus buenas cualidades. El Dr. Spock dice: El niño “expresa su devoción a sus padres por medio de amoldarse a su imagen; no solo en el sentido de copiar sus habilidades, ocupaciones, manera de hablar, sino genuinamente tratando de ser civilizado y responsable como ellos. Así es como el muchacho adquiere mucho de su deseo de cooperar con los hombres, de ser valiente en el peligro, cortés con las mujeres, fiel a un trabajo, exactamente como su padre lo es. Así es como una muchacha se inspira a ser útil en el hogar, dedicada a los bebes (vivos y de juguete), tierna para con otros miembros de la familia, como lo es su madre.” Del mismo modo su hijo querrá imitarlo a usted y llegar a ser ministro de Dios. Por lo tanto, ponga delante de él un buen ejemplo. Muestre a los niños amor y benevolencia. Escuche sus problemas y experiencias. El que los escuche les hace ver que sus pensamientos le son importantes a usted, que usted sabe lo que piensan, que usted se interesa en ellos y que puede ayudarles con sus problemas. Si usted no los escucha, alguna otra persona los escuchará. Tal vez reciban consejo incorrecto.

      17. (a) ¿Qué es lo que todo niño necesita, y cómo puede arreglarse esto? (b) ¿Cómo pueden los padres infundir en su hijo el espíritu misional, y cuál es la mayor bendición que pueden otorgarle a su hijo?

      17 Eduque a sus hijos como usted mismo quisiera ser educado. Interésese en cuanto a ellos. Padres, ¿dónde están sus hijos ahora mismo? ¿Qué están haciendo? ¿Cuándo fue la última vez que tuvieron una buena plática franca y sincera con ellos? Todo niño necesita la oportunidad de tener un padre o una madre todo para sí mismo. Denle esta oportunidad yendo con él a dar la vuelta. Esto le dará a él la oportunidad de conocerlo. Llévelo con usted al servicio, en partidas de campo, en viajes; juegue con él. Lleve su hijo a servicios bautismales, a todas las reuniones de congregación, a asambleas nacionales e internacionales de los testigos de Jehová. Siempre que sea posible, trabaje junto a él. Anímele a predicar y enseñar como precursor de vacaciones. Haga que lo acompañe a usted yendo a servir donde hay grande necesidad de dar el testimonio del Reino. Infunda en su mente joven el espíritu misional leyendo experiencias tomadas del Yearbook, hospedando a misioneros y precursores en su hogar. Enseñe a su hijo a amar los hermanos, la verdad de la Palabra de Dios, la sociedad del nuevo mundo, pues este es el camino de la vida. ¿Qué mayor bendición puede conceder un padre a su hijo que una buena introducción al ministerio del Reino, que es el camino que conduce a la vida eterna?

      18. (a) ¿Los niños que reciben qué instrucciones generalmente persisten en su educación temprana? (b) ¿De qué es una vindicación la educación apropiada de los hijos?

      18 Cuando los hijos son educados para ser industriosos, cuando son restringidos y corregidos con la debida combinación de firmeza y cariño, cuando son disciplinados para aguantar penalidad, guardar su lugar y obedecer, y cuando todo esto es puesto en vigor mediante buenos ejemplos puestos delante de ellos y cuando se hacen oraciones constantes; por y con ellos, los hijos generalmente no se apartan del camino. Los buenos efectos de su educación se pueden ver dondequiera que van y mientras viven. Tales hijos bien educados llegan a ser una fuente de gozo profundo para sus padres. Sí, padres, la Palabra de Jehová dice: “El padre de un justo sin falta estará gozoso.” (Pro. 23:24) Por lo tanto, padres, eduquen a su hijo en el camino en que debe ir. Si lo hacen, su hijo será un gozo para ustedes, una bendición para la organización teocrática y una vindicación del arreglo que Jehová instituyó para la educación de los hijos, a saber, el hogar, estando el padre y la madre en los puestos principales.

  • Padres, salvaguarden la vida de su hijo con conocimiento acertado
    La Atalaya 1961 | 15 de agosto
    • Padres, salvaguarden la vida de su hijo con conocimiento acertado

      1. ¿Qué preguntas deben hacerse los padres y los hijos en este tiempo, y por qué?

      LOS padres de la sociedad del nuevo mundo ahora se hallan con sus hijos en los portales del nuevo mundo que Dios ha prometido, pero todavía tienen que entrar. Satanás y sus demonios y un mundo terriblemente corrompido e inicuo, si fuera posible, les impedirían entrar. ¿Qué pueden hacer los padres para salvaguardarse ellos mismos y a sus hijos de ser absorbidos en la depravación y destrucción de este mundo? ¿Qué pueden hacer los hijos para evitar el contaminarse con este viejo mundo, protegiéndose así de ser destruidos con él en el Armagedón? Lo que deben hacer tanto los padres como los hijos debe interesar a todos los que desean la vida.

      2. Para sobrevivir al fin de este mundo, ¿qué tienen que hacer los padres y los hijos?

      2 Jehová Dios por medio de su Palabra inspirada nos informa qué hacer para sobrevivir al fin de este mundo. “Adquiere sabiduría, adquiere entendimiento,” es el consejo sabio. “No te olvides y no te apartes de los dichos de mi boca. No la abandones y ella te guardará. Amala y ella te salvaguardará.” “Porque la sabiduría es para una protección igual que el dinero es para una protección; pero la ventaja del conocimiento es que la sabiduría misma conserva vivos a sus dueños.” Por lo tanto, si los padres quieren sobrevivir a este tiempo de dificultad con sus hijos y entrar en el nuevo mundo prometido, tienen que buscar hasta hallar la sabiduría de Jehová, ser enseñados en cuanto a sus caminos y vivir en conformidad con ellos. El conocimiento acertado de la Palabra de Jehová llegará a ser un escudo de protección a su alrededor en esta hora de tentación y crisis.—Pro. 4:5, 6; Ecl. 7:12.

      3. (a) ¿Cuándo debe comenzarse a enseñar a los hijos, y cómo? (b) ¿Qué responsabilidad descansa sobre los padres tocante a los hijos y su finalidad en la vida? (c) Para no dejar que los hijos se extravíen, ¿qué más debe enseñárseles a los hijos, y cuál es la mejor manera de hacer esto?

      3 Temprano en la vida se les debe enseñar a los niños la sabiduría de Jehová, los principios del vivir cristiano. Tan pronto como el niño tiene la edad suficiente para hacer preguntas en cuanto a la vida, tiene la edad suficiente para recibir respuestas francas. No es necesario explicar las cosas en detalle para un niño, solo conteste las preguntas breve, clara y felizmente. No hay por qué andar con rodeos. Jehová habla claro en la Biblia y los padres pueden hablar igualmente de claro a sus hijos. Es responsabilidad de los padres dar una meta al niño en la vida. Los padres cristianos querrán hacer del nuevo mundo con sus bendiciones y vida esa meta para su hijo. Con ese fin inculcarán ahora en su hijo los principios del modo de vivir del nuevo mundo. Esto debe incluir instrucción sobre los hechos de la vida, la estructura y composición biológicas del niño, sus emociones y deseos básicos. En ningún tiempo deben creer los padres que es necesario entretejer cuentos de hadas acerca de “cigüeñas que traen a los bebés” cuando explican el origen de la vida. El milagro del nacimiento no es nada de lo cual avergonzarse. Satisfaga las pequeñas mentes curiosas con los “porqués” y las “razones” de la vida, porque si usted no se los dice alguna otra persona se los dirá, pero lo que los niños aprendan de otros tal vez no siempre sea la verdad. A los niños también se les debe enseñar la necesidad de tener gobierno de sí mismos, que la fuerza impulsora en ellos para la procreación tiene poder para atraer, para turbar, dividir y destruir una relación feliz si se usa mal. A los niños se les debe enseñar que hay cosas correctas y cosas incorrectas y tienen que aprender a distinguir entre ellas. (Heb. 5:14) Tienen que llegar a apreciar que muchas cosas incorrectas no hacen una correcta, que la inmoralidad muy esparcida entre los hombres no justifica el que uno se haga inmoral, que las leyes de Jehová tienen que ser respetadas por encima de todo lo demás si uno quiere conseguir la vida. Porque “la inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud en adelante,” y porque “la necedad está enlazada con el corazón del muchacho,” quizás se necesite restringir, disciplinar y aun castigar al niño para no dejar que se extravíe. (Gén. 8:21; Pro. 22:15) El niño aprende mejor mediante el amoroso ejemplo de los padres. El hijo educado apropiadamente podrá decir como dijo el salmista: “De toda senda mala he restringido los pies, para poder guardar tu palabra.” Sí, la Palabra de Jehová será una salvaguarda en este mundo descarriado.—Sal. 119:101-105.

      4. (a) ¿Qué amonestación bíblica tenemos en cuanto a los peligros del sexo? (b) ¿Cuál es el estado moral malsano del mundo, y con qué consecuencia para la juventud?

      4 Quizás la más peligrosa de todas las corrupciones para la juventud es la actitud moderna para con el sexo. Sucedió así con los hijos de Israel exactamente antes de entrar en la Tierra Prometida. Durante cuarenta años muchos de ellos perseveraron; luego en los llanos de Moab, exactamente antes de recibir la realización de su sueño, millares de ellos cayeron víctimas de prácticas inmorales con las hijas de Moab. ¡Veinticuatro mil de ellos perecieron en un solo día! (Núm. 25:1-9) Hoy estamos en una posición semejante. Delante de nosotros está el nuevo mundo de promesa, pero alrededor de nosotros está un mundo “enloquecido por el sexo.” Como dijo un profesor de Harvard: Vivimos bajo el “apremio continuo de un gigantesco ejército de estímulos sexuales omnipresentes.” Los libros y películas que excitan la sugestión son sumamente populares. El estupro, la homosexualidad, la ilegitimidad y la enfermedad venérea abundan. Relatos de las vidas relajadas de famosas celebridades de Hollywood inundan los diarios, pero rara vez, si es que alguna vez, lee uno de vidas de personas decentes, morales, que han criado hijos sanos para el bien de la comunidad. Se predijo que este desplome moral tendría lugar “en los últimos días.” (2 Tim. 3:1-7) Está produciendo su fruto: “Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará.” (Gál. 6:7) Dondequiera se puede ver una rebelión declarada contra la moral y las costumbres, con un efecto devastador especialmente en la juventud. Encuestas llevadas a cabo en varias universidades revelaron que el 79 por ciento de los estudiantes aprueba las relaciones sexuales antes del matrimonio. Un 36 por ciento de los muchachos interrogados dijo que estaban determinados a propasarse tanto como pudieran cuando salían con muchachas en el transcurso de tres citas. Se sabe que muchachos y muchachas buenos han perdido completo dominio de sí mismos moralmente, terminando al fin confundidos, asustados, deprimidos y al borde del suicidio. Padres de la sociedad del nuevo mundo, sepan que sus hijos se encaran, a estas condiciones también, ya que se hallan obligados por las circunstancias

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