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La nueva clase de prosperidad de Hong KongLa Atalaya 1976 | 15 de noviembre
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Cerca de la costa de Hong Kong hay unas islas de gran tamaño que están habitadas. La mayor parte del tiempo las casas están desiertas y solo unas cuantas personas analfabetas de edad avanzada las cuidan. Los demás de la familia trabajan en Hong Kong o se van de pesca por varios días corridos. Otros están ocupados atendiendo sus campos. ¿Cómo se les podría llevar las buenas nuevas a estas personas?
Bueno, ¿qué hay de los días de fiesta especiales y las festividades públicas? Estos suministran excelentes oportunidades para llegar a estos isleños. El 31 de enero de 1976, el primer día de las celebraciones del Año Nuevo chino, los testigos de Jehová de la congregación de Hong Kong hicieron arreglos para visitar la isla de Cheung Chau. Noventa y cinco proclamadores del Reino hicieron el viaje y visitaron todos los hogares de la isla. Además de tener muchas excelentes conversaciones bíblicas, los noventa y cinco Testigos colocaron en manos de los isleños casi 2.000 ejemplares de las revistas La Atalaya y ¡Despertad!, así como 120 libros.
LLEGANDO A LA CHINA
Durante las recientes celebraciones del Año Nuevo chino, miles de personas afluyeron de regreso a la China de tierra firme para visitar a parientes y amigos allí. Algunos testigos de Jehová aprovecharon esta oportunidad para visitar a sus parientes. No se puede introducir literatura bíblica en ese país debido a que los oficiales aduanales efectúan un registro minucioso en la frontera. Pero cuando un cristiano está con parientes en su hogar tranquilo, puede usar su conocimiento bíblico para mostrar a qué se deben los ayes mundiales. Los informes indican que el modo de vivir allí es muy rígido y controlado, y que la gente solo tiene lo esencialmente necesario.
Una Testigo que tuvo la oportunidad de visitar a sus parientes en la China dice que éstos no podían entender por qué la vida era tan opresiva. Cuando les dijo que hay un Dios vivo, el Creador, que se interesa en la humanidad y en esta Tierra, encontró oídos que oyen. Les dijo que por todo el mundo hay condiciones que causan desdicha, pero que éstas son una señal segura de que Jehová Dios pronto entrará en acción y efectuará un cambio. A esta Testigo le parece que estas personas, y quizás muchas como ellas, aceptarían la verdad bíblica si se les diese la oportunidad de escucharla. Sí, los testigos de Jehová están hablando acerca de la esperanza del Reino aun cuando entran en la China. Solo el tiempo dirá lo que sucederá respecto al cristianismo verdadero en ese país.
El tiempo también revelará a qué grado habrá prosperidad espiritual en Hong Kong. Uno de los misioneros comentó que se ha trabajado muy afanosamente a través de los años. Se ha pasado mucho tiempo visitando a la gente y se ha colocado mucha literatura bíblica con ella. Asemejó este trabajo duro y paciente al del agricultor que trabaja con tesón, que pacientemente “sigue esperando el precioso fruto de la tierra.” (Sant. 5:7) De modo similar, los testigos de Jehová siguen trabajando alegremente en este campo, esperando pacientemente que Dios haga crecer las cosas y conceda más prosperidad espiritual.—1 Cor. 3:5-9.
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La graduación 61 de Galaad un agasajo espiritualLa Atalaya 1976 | 15 de noviembre
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La graduación 61 de Galaad un agasajo espiritual
“¡QUÉ banquete espiritual!” “¡Qué programa práctico y edificante!” Expresiones como éstas se escucharon acerca del programa de la graduación número 61 de Galaad, celebrada el 5 de septiembre de 1976. Y ciertamente fue un agasajo espiritual, no solo para los veintiséis misioneros que se graduaron, sino también para las otras 1.968 personas de la concurrencia.
Fue en un hermoso día de fines del verano que todos aquellos parientes y amigos, incluso los miembros de la familia del Betel de Brooklyn, llenaron el Salón de Asambleas de los Testigos de Jehová, ubicado en la ciudad de Long Island. Los estudiantes, que tenían un promedio de veintisiete años de edad, habían venido de seis países y estaban siendo enviados a once diferentes países de Europa, Asia, África y las Américas.
Después del cántico de apertura, y una oración
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