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¿Qué le está pasando a la religión?¡Despertad! 1974 | 8 de enero
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hacer lo mismo. El éxodo no muestra señales de disminución.”
El sacerdote episcopal John W. Downing, director de una agencia que ayuda a anteriores sacerdotes y ministros a obtener empleos seglares, predijo que la mitad de todos los clérigos en los Estados Unidos abandonarán sus puestos para 1975. ¿Podría suceder esto realmente?
Un informe en el Yearbook of American Churches 1972 indica que sí podría suceder. “En un estudio nacional,” dice el Yearbook, “casi cuatro de cada diez clérigos protestantes y católicos romanos jóvenes dijeron que han considerado seriamente el dejar la vida religiosa. Entre el clero judío, la proporción es seis de cada diez.”
Las perspectivas de reemplazar a los clérigos que parten ciertamente son sombrías. Pocas personas quieren llegar a ser clérigos. Así es que muchos seminarios están cerrando. Desde 1967 ¡solo en una zona central de los Estados Unidos se cerraron doce de treinta y tres! The Christian Century declaró: “Los seminarios protestantes se están secando en la vid y los seminarios católicos se están muriendo en la vid.”
La situación en otros países es peor. “En Francia dieciocho mil iglesias, capillas y oratorios han sido abandonados o están por serlo,” informa Le Journal du Dimanche de París, del 18 de enero de 1970. “Esto significa que tarde o temprano más de la mitad de los lugares de adoración en Francia serán cerrados.” El Citizen de Ottawa del 6 de enero de 1973, dice: “La Gran Bretaña ha presenciado el cierre de 5.000 [iglesias] en los pasados pocos años.”
La mengua amenaza con lisiar la religión mundial. Pero, ¿a qué se debe esto? ¿Por qué es que tantos han dejado a las iglesias, o ya casi no concurren a ellas?
Razones de la mengua
Por una parte, la gente le ha cobrado aversión a la manera en que las iglesias continúan machacando acerca de los asuntos monetarios. “‘Le diré cuál es la actitud de la iglesia,’ dijo un luterano activo. ‘Es una de codicia. Quieren su dinero. . . . Siempre actúan como si no pudieran conseguir suficiente.’” ¿Ha pensado usted de manera parecida acerca de las iglesias? Las personas que lo hacen han estado abandonando la religión.—The Lutheran, 6 de noviembre de 1968.
Además, a muchas personas les perturba el envolvimiento de la religión en los asuntos políticos. Reader’s Digest de octubre de 1971 publicó un artículo intitulado “¿Deben nuestras iglesias financiar la revolución?” Este declaraba: “El Concilio Mundial de Iglesias está usando el poder eclesiástico y los fondos eclesiásticos para respaldar la insurrección en los Estados Unidos y África.” ¿Están las iglesias con las que usted está familiarizado implicadas profundamente en cuestiones políticas?
El clero no se ha apegado a la tarea de enseñar la Palabra de Dios, y esto ha afligido a muchos. “Ciertamente somos iliteratos bíblicos,” reconoció una mujer, según se informó en The Arizona Republic. “Los ministros ya no predican ni enseñan el evangelio.” ¿Es de extrañarse, entonces, que la gente esté abandonando la religión?
La opinión a la que ha llegado mucha gente es que sencillamente las iglesias no están sirviendo a Dios. La portada de Ladies’ Home Journal para marzo de 1969 tenía este sorprendente encabezamiento: “1.000 mujeres informan: ‘¡Ya no se puede hallar a Dios en la iglesia!’”
¿Pudiera ser que el Dios Todopoderoso desaprueba a las iglesias?
La religión que Dios desaprueba
Jesucristo, el Hijo de Dios, hizo claro que Dios no aprueba todas las religiones. Las siguientes palabras de Jesús aplican a los que practican una religión que no se conforma a la voluntad de su Padre:
“No todo el que me dice: ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre ejecutamos muchas obras poderosas?’ Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obreros del desafuero.”—Mat. 7:21-23.
¡Obreros del desafuero! ¿Quiere usted ser identificado con la clase de religión que Dios considera que obra desafuero? ‘Pero,’ quizás usted objete, ‘Dios nunca consideraría de esa manera a un sistema religioso, ¿no es cierto?’
¡Por supuesto que lo haría! Considere, por ejemplo, el sistema religioso judío del primer siglo que afirmaba hacer la voluntad de Dios, pero no la hacía, prefiriendo sus propias ideas a las de la Palabra de Dios. (Mat. 15:1-9, 12-14) El Hijo de Dios, Jesucristo, le dijo a los guías de ese sistema: “¡Miren! Su casa se les deja abandonada a ustedes.” “El reino de Dios les será quitado a ustedes.” ¡Y eso es exactamente lo que ocurrió! Todo ese sistema religioso fue rechazado por Dios. Como resultado, no se extinguió gradualmente. En vez de eso, en 70 E.C. fue exterminado... su templo, sus sacerdotes y adoradores fueron destruidos, como había predicho el Hijo de Dios.—Mat. 23:38; 21:43; Luc. 19:41-44.
¿Qué hay acerca de su propia religión? ¿Qué posición tiene ante Dios? Hay un modo de averiguarlo.
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La obra de la religión verdadera¡Despertad! 1974 | 8 de enero
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La obra de la religión verdadera
LA RELIGIÓN que Dios aprueba obedece los requisitos de Dios, y hace la obra que él le ha designado. De otra manera, no es la religión verdadera.
¿Cuál, pues, es la obra de la religión verdadera?
Entre sus responsabilidades sobresalientes está la obra que el Hijo de Dios, Jesucristo, les asignó a sus seguidores, diciendo: “Vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones . . . enseñándoles.” Y mostrando el mensaje en particular que deberían predicar, Jesús también dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones.” (Mat. 28:19, 20; 24:14) Al hacer esta obra, la Biblia muestra que los que practican ‘la religión que es limpia desde el punto de vista de nuestro Dios’ deben mantenerse “sin mancha del mundo,” sin mostrar el espíritu del mundo ni mezclarse en sus asuntos políticos.—Sant. 1:27.
¿Están las iglesias haciendo eso? Un tratado patrocinado por el Consejo de la Misión Extranjera de la Convención Bautista Brasileña, que bien podría aplicar a toda la religión mundial, reconoce lo siguiente:
“Cuando Jesús dejó a sus discípulos . . . les dio un solo trabajo. Fue el de evangelizar el mundo. . . . La verdad es que estamos haciendo todo excepto la única cosa que Él nos ordenó hacer. . . . No hemos llevado el Evangelio a todo el mundo. No hemos cumplido con sus órdenes.”
Que las iglesias no han predicado el “Evangelio” en todo el mundo es evidente para muchos. Cuando al historiador social Will Herberg le preguntaron recientemente si las iglesias estaban satisfaciendo las necesidades de la gente, él dijo: “No creo que la mayoría de las iglesias jamás lo hayan hecho, en el sentido de su única y legítima función religiosa: predicar el Evangelio.”—U.S. News & World Report, del 4 de junio de 1973.
¿Por qué no han efectuado las iglesias la obra que el Hijo de Dios les asignó a sus seguidores? ¿Es sencillamente un asunto de descuido involuntario de responsabilidad? No, porque según declararon dos ministros con respecto a la mayor federación de religiones de los Estados Unidos:
“El Concilio Nacional de Iglesias no tiene como objetivo primario la predicación del evangelio . . . Se ha convertido en un bloque de poder eclesiástico, con la meta de una poderosa superiglesia.”
Sí, las iglesias deliberadamente han dejado de cumplir la voluntad de Dios de predicar las “buenas nuevas” de su gobierno del Reino. En cambio, ellas se han inmiscuido profundamente en los asuntos políticos de las naciones. Y han guiado a sus pueblos a cifrar sus esperanzas para paz duradera en los gobiernos de los hombres.
¿Qué hay, entonces, acerca de la obra que Cristo dijo que los siervos de Dios harían? ¿Hay alguien haciéndola?
La religión que Dios usa
La Palabra de Dios nunca deja de cumplirse. Las “buenas nuevas del reino se predicarán,” tal como Jesús profetizó. Hoy día Dios está usando a un pueblo religioso para hacer esta predicación mundial del Reino. Pero son un pueblo separado y distinto de esas religiones que se han identificado como parte del mundo y apoyan sus metas. ¿Quiénes son?
Jesús explicó una manera en que se les podría identificar, diciendo: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos.” (Juan 13:35) Cuando el lector piensa en todos los grupos religiosos que conoce, ¿cuál es el que se destaca notablemente debido a que sus miembros se tienen genuino amor el uno por el otro?
Hay una religión que es reconocida sobresalientemente por llevar ese fruto del amor. El Union de Sacramento, del 9 de julio de 1965, comentó en su editorial con respecto a ellos: “Basta decir que si todo el mundo viviera según el credo de los Testigos [de] Jehová terminaría el derramamiento de sangre y el odio, y el amor reinaría como rey.”
Pero, ¿están los testigos de Jehová haciendo la obra de la religión verdadera? ¿Están haciendo discípulos de gentes de todas las naciones en obediencia al mandato de Cristo? ¿Están predicando las buenas nuevas del reino de Dios?
Arthur G. Gunn, ministro de la Iglesia de Escocia, en un artículo para el periódico de su iglesia, declaró: “Todo el que se une a los Testigos de Jehová se convierte en un ministro, y tiene que ir de casa en casa testificando. En este aspecto ellos señalan,” Gunn reconoció, “nuestra debilidad más notoria; que nuestros miembros ordinarios no predican el Evangelio.”
Sí, el celo de los testigos de Jehová en predicar el evangelio del Reino frecuentemente asombra a otros. Leo Pfeffer escribió en el libro Church, State & Freedom: “Sus agresivas tácticas misionales son recordativo de las que emplearon los cristianos primitivos.” El mismísimo propósito de los testigos de Jehová, como lo declara la carta constitucional de su corporación legal, es “predicar el evangelio del reino de Dios bajo Cristo Jesús a todas las naciones como un testimonio al nombre, palabra y supremacía del Dios Todopoderoso JEHOVÁ.”
Esa es su meta. Pero, ¿la están logrando realmente los testigos de Jehová? ¿Están predicando el evangelio en una escala que esté en cumplimiento de la profecía de Jesús? ¿Cuán extensa es realmente la predicación de los testigos de Jehová?
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