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  • ¿Se volverá la violencia de la cristiandad contra ella?
    La Atalaya 1972 | 1 de diciembre
    • declaró este principio a su pueblo pactado Israel por boca del profeta Moisés: “Si no lo hacen de esta manera, entonces ustedes ciertamente pecarán contra Jehová. En tal caso sepan que su pecado los alcanzará [los descubrirá].”—Núm. 32:23, NM; American Standard Version.

      JEHOVÁ HA DADO ADVERTENCIA BONDADOSAMENTE

      A juzgar por la actitud que está ganando terreno ahora entre los gobernantes políticos y la gente, cuando venga la destrucción de la cristiandad se verá claramente que el sistema religioso detestable no está obteniendo nada salvo lo que justamente le corresponde y que no merece piedad alguna. Así sucedió con la Jerusalén hipócrita. A los destructores babilonios de Jerusalén les pareció así, como se muestra por lo que el jefe de la guardia de corps del rey Nabucodonosor le dijo al profeta Jeremías: “Jehová tu Dios mismo habló esta calamidad contra este lugar, para que Jehová la realizara e hiciera tal como ha hablado, porque ustedes han pecado contra Jehová y no han obedecido su voz. Y esta cosa les ha sucedido a ustedes.”—Jer. 40:1-3.

      Nunca puede la cristiandad gritarle correctamente a Jehová, “¡Pronosticador exagerado de calamidad!” porque él le dijo a Ezequiel que dijera, teniéndola presente a ella así como a la casa infiel de Israel, lo siguiente:

      “Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: ‘Una calamidad, una calamidad singular, ¡mira! viene. Un fin mismo tiene que venir. El fin tiene que venir; tiene que despertarse para ti. ¡Mira! Viene. La guirnalda tiene que venir a ti, oh habitador de la tierra, el tiempo tiene que venir, el día está cerca. Hay confusión, y no el gritar de las montañas. Ya pronto derramaré mi furia sobre ti, y ciertamente traeré mi cólera contra ti hasta su final, y ciertamente te juzgaré según tus caminos y traeré sobre ti todas tus cosas detestables. Tampoco se sentirá apenado mi ojo ni sentiré compasión. Según tus caminos haré el traer sobre ti mismo, y tus propias cosas detestables llegarán a estar en el mismo medio de ti; y ustedes tendrán que saber que yo, Jehová, estoy haciendo el herir.’”—Eze. 7:5-9, NW.

      Jehová se repite a fin de añadir énfasis a la advertencia, y al mismo tiempo añade algunos detalles esclarecedores. Dice que una “guirnalda” va a circundar la cabeza de los practicantes de la religión falsa. No será un adorno de los idólatras festejadores, sino el rodear la cabeza de confusión, calamidad. La religión falsa no puede unir a la gente en ayudarse a sí misma, ni siquiera en contra del enemigo común que ha de venir contra ella. Entonces el gritar no será el de parranderos religiosos, sino el de confusión desenfrenada. Será el ruido predicho para esta ocasión por el profeta Isaías:

      “¡Hay un sonido de alboroto desde la ciudad [de Jerusalén entonces, y de la cristiandad], un sonido desde el templo! Es el sonido de Jehová que paga lo merecido a sus enemigos.”—Isa. 66:6.

      Los obstinados, los arrogantes que practican la maldad y al mismo tiempo piensan que Dios no ve o no se interesa tienen que saber que es Dios quien los llama a cuentas. El apóstol Pablo habló en su día de ciertos hombres que se habían “desviado de la verdad, . . . y [estaban] subvirtiendo la fe de algunos.” Luego dijo: “Con todo, el fundamento sólido de Dios queda en pie, teniendo este sello: ‘Jehová conoce a los que le pertenecen,’ y: ‘Que renuncie a la injusticia todo el que nombra el nombre de Jehová.’”—2 Tim. 2:18, 19.

      De modo que, los que hipócritamente se llaman cristianos y entonces no viven en armonía con ello tienen que saber que no pueden practicar injusticia y salirse con la suya. Jehová Dios tiene que hacerles saber, como dijo: “Ustedes tendrán que saber que yo, Jehová, estoy haciendo el herir.”—Eze. 7:9; compare con 1 Timoteo 1:20.

      EL INSTRUMENTO POR MEDIO DEL CUAL LA VIOLENCIA SE VUELVE CONTRA ELLOS

      Después de eso, Jehová, al revelar los desenvolvimientos que pronto acontecerían a Jerusalén también muestra el medio que usará para ejecutar juicio sobre ella. Y al considerar hoy el paralelo podemos ver los mismos desenvolvimientos en la cristiandad y podemos saber qué instrumento usará Jehová para desolarla. Dios dijo:

      “¡Mira! ¡El día! ¡Mira! Viene. La guirnalda ha salido. La vara ha florecido. La presunción ha brotado. La violencia misma se ha levantado en vara de iniquidad. No procede de ellos, ni procede de sus riquezas; y no procede de sí mismos, ni hay eminencia alguna en ellos.”—Eze. 7:10, 11.

      ¿Por qué repetidamente llama Jehová la atención al “día”? Debido a la severidad de las calamidades que sobrevienen a todos los que hipócritamente se ostentan como siervos de Dios, también debido a la inminencia de ese “día.” Pues él dice: “La vara ha florecido.” Es decir, la vara de castigo está a la mano, disponible.

      En el día de Ezequiel la “vara” fue el poder militar babilónico. Su presunción había “brotado.” Se había ensalzado como la preponderante Potencia Mundial y hasta se atrevió a tomar posesión del reino de Dios representado por la línea real del rey David en Jerusalén. En el tiempo presente la “vara” destructiva son los elementos políticos y seglares de este sistema de cosas.—Compare con Jeremías 50:31, 32.

      En particular desde 1914 E.C. el mundo ha entrado en una era de violencia. La violencia ha llegado a ser tan grande, especialmente en la cristiandad, que se ha “levantado en vara de iniquidad.” La violencia acarrea su propio castigo como por una “vara” por su propia iniquidad. Los religiosos de la cristiandad han sembrado un “viento” violento y “un viento de tempestad es lo que segarán.” (Ose. 8:7) Así se pone en vigencia el principio inmutable de Dios: “Es a los pecadores que la calamidad persigue, pero es a los justos que el bien recompensa.” (Pro. 13:21) No se halla “eminencia” alguna en estos religiosos a los ojos de Dios. No hay nada que proceda de sus organizaciones, de su riqueza o de ellos mismos que los excuse del castigo que merecen.

      EFECTOS DE LARGO ALCANCE

      Jehová procede a enfatizar cuán malos y calamitosos serían ese día y sus efectos de largo alcance sobre los religiosos hipócritas, diciendo:

      “El tiempo tiene que venir, el día tiene que llegar. En cuanto al comprador, que no se regocije; y en cuanto al vendedor, que no se ponga de duelo, porque hay sentimiento ardiente contra toda su muchedumbre. Porque a lo que fue vendido el vendedor mismo no volverá, mientras la vida de ellos está todavía entre los vivientes; pues la visión es para toda su muchedumbre. Ninguno volverá, y no se posesionará cada uno de su propia vida por su propio error.”—Eze. 7:12, 13.

      Para los judíos bajo el pacto de la Ley este lenguaje era bastante entendible. Pues la Ley estipulaba que una persona que vendía su herencia de tierra, si no podía comprarla de nuevo, la recibiría de vuelta libre de costo en el año del Jubileo, que acontecía cada cincuenta años. El lenguaje de Jehová quiso decir que el comprador de la tierra no podía regocijarse en la expectativa de segar las cosechas de esa tierra cada año hasta el Jubileo. El “día” predicho vendría y lo arrancaría de la tierra antes de ese tiempo. Por otra parte, el israelita que económicamente se veía obligado a vender su tierra no tenía base para lamentarse debido a no tener control de su tierra hasta el Jubileo. No permanecería para disfrutar de ella, de todos modos. La cólera de Dios estaba “ardiente” contra “toda su muchedumbre,” compradores y vendedores por igual.

      Aunque algunos, después de ser tomados de la tierra, vivieran hasta el siguiente año del Jubileo, las disposiciones de ese año no se llevarían a cabo. ¿Por qué? Porque Jehová decretó que la tierra yacería desolada por más tiempo que el ciclo de cincuenta años del Jubileo, a saber, por setenta años, por lo tanto muy allá del siguiente año de Jubileo. Además, cuando la tierra fuera ocupada de nuevo, el sistema del Jubileo no sería puesto de nuevo en funcionamiento. De modo que las posesiones hereditarias no pertenecerían ni al comprador ni al vendedor entonces. Todos, sin distinción, llegarían a estar bajo la calamidad, y ni siquiera les sería posible por la comisión de un ardid planeado, ni por el “error” de ellos contra Dios o su ley, posesionarse cada uno de su propia vida.

      APOYO DE LA CRISTIANDAD ABANDONADO

      Puesto que la cristiandad afirma estar en una relación de pacto con Dios, tal como estuvo Israel, podemos aplicar a ella los principios de los caminos y tratos de Dios con Israel y llegar solo a una conclusión para hoy: Los que persisten en la cristiandad sufrirán pérdida en el venidero día calamitoso. En sus siguientes palabras a Ezequiel, Jehová describe la situación de los que apoyan a la cristiandad:

      “Han tocado la trompeta y ha habido un prepararse de todos, pero no hay nadie que vaya a la batalla, porque mi sentimiento ardiente está contra toda su muchedumbre. La espada está afuera, y la peste y el hambre están adentro. Quienquiera que esté en el campo, a espada morirá, y quienesquiera que estén en la ciudad, el hambre y la peste mismas los devorarán. Y sus escapados ciertamente se escaparán y llegarán a ser en las montañas como las palomas de los valles, todas las cuales están gimiendo, cada una en su propio error. En cuanto a todas las manos, siguen cayendo; y en cuanto a todas las rodillas, siguen goteando agua. Y se han ceñido saco, y estremecimiento los ha cubierto; y en todos los rostros hay vergüenza y en todas sus cabezas hay calvicie.”—Eze. 7:14-18.

      Tal como sucedió en el sitio de Jerusalén, así cuando la cristiandad sea sitiada por sus desoladores, habrá gran temor. Sus miembros tendrán miedo de salir en defensa de ella. Aunque se dé la llamada de “trompeta,” no se presentará ningún defensor. A la cristiandad con sus religiones falsas le espera la aniquilación. El que sus miembros rehúsen apoyarla desanimará a los religiosos bajo ataque. Sus manos se caerán por desaliento; sus rodillas gotearán de sudor. Se afeitarán la cabeza, por decirlo así, en señal de duelo.

      ABANDONE LA CRISTIANDAD ANTES QUE COMIENCE SU ‘SITIO’

      Los líderes religiosos de la cristiandad tienen la Biblia, la cual condena su proceder y les advierte. Están enterados de las advertencias, repetidas a menudo por los testigos de Jehová. Por lo tanto a ellos aplica el proverbio: “El hombre censurado repetidas veces pero que hace dura su cerviz de repente será quebrado, y eso sin curación.” (Pro. 29:1) El rey David de Israel vio los juicios de Dios en acción durante su vida, y oró: “El hombre de violencia... que la maldad misma lo cace con repetidas lanzadas.” (Sal. 140:11) Ciertamente la violencia de la cristiandad volverá contra ella con efecto devastador.

      ¿Ha examinado usted el registro de la cristiandad? ¿Cree usted en un Dios de justicia? Entonces cuando usted observa que la violencia surge en todas partes de la cristiandad usted sabe que ella está por segar el torbellino como fruto de la semilla que ha sembrado. Si usted está afiliado de manera alguna al sistema religioso de la cristiandad, ¡abandónela ahora!

  • El problema de llamar “Dios” a Jesús
    La Atalaya 1972 | 1 de diciembre
    • El problema de llamar “Dios” a Jesús

      ● Muchos teólogos reconocen el problema de llamar “Dios” a Jesús, pues como el teólogo H. W. Montefiore escribió en el libro Soundings—Essays Concerning Christian Understanding: “Jesús mismo sabía que era el Hijo de su Padre celestial: se describió como Señor y como Hijo del Hombre. Negativamente, no se describió como Dios.” Y The Christian Century del 19 de mayo de 1971 comentó acerca del teólogo católico romano Karl Rahner que él “está dispuesto a definir a Jesús como ‘Señor y Salvador’ pero se detiene ante el extremo de llamarlo Dios.”

      En un discurso presentado en 1968, el profesor de teología G. H. Boobyer enfocó este problema, y preguntó: “¿Pueden mantener juntas, como parecen hacerlo todavía muchos doctos del Nuevo Testamento, las dos posiciones de que por una parte el estudio crítico de los Evangelios revela a un Jesús que no tenía conciencia de ser Dios y que no decía ser Dios y por otra parte la creencia de que la cristología nicena, que lo declara ‘Dios verdadero de Dios verdadero’ es una correcta credalización de la evidencia del Nuevo Testamento? Yo sugeriría por lo menos que este problema está haciéndose suficientemente agudo hoy día para ser en sí una razón de la ‘revaluación de la creencia de la Iglesia en Cristo hasta el mismo día presente’ que . . . A. Grillmeier menciona como urgente.”

      En otras palabras, están reconociendo que la creencia en la trinidad está sobre un fundamento tambaleante.

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