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¿Cómo guía la religión?¡Despertad! 1972 | 8 de octubre
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Actualmente algunos de los clérigos más radicales hasta recomiendan la revolución. Pero al hacer esto, ¿están realmente cambiando sus métodos? ¿No están sencillamente dirigiendo a la gente hacia otra forma de gobierno egoísta, más bien que mostrarle la verdadera liberación que se enseña en la Palabra de Dios, la Biblia?
Además, ¿qué hay en cuanto a la moral? ¿Qué le sucede a los miembros de una iglesia que practican fornicación, adulterio, y perversiones sexuales? ¿No se les permite, en la mayoría de los casos, permanecer como miembros teniéndoseles en buen concepto? ¿No es este fracaso de la iglesia en dar disciplina y guía moral una de las causas principales del alarmante aumento en las enfermedades venéreas, en los nacimientos ilegítimos y en los abortos a través de toda la cristiandad?
La situación actual es exactamente igual a como era antes de que Israel fuera al exilio en Babilonia, y que su ciudad capital Jerusalén fuera destruida. Dice la Biblia acerca de esos tiempos: “Porque tanto el profeta mismo como el sacerdote mismo se han contaminado.”—Jer. 23:11.
¿En qué condiciones resultó eso? La Biblia nos contesta: “Hay la pronunciación de maldiciones y práctica de engaño y asesinato y robo y perpetración de adulterio que han estallado, y actos de derramamiento de sangre.”—Ose. 4:2.
La verdad es que el clero religioso del día actual no se ha mantenido fiel a Dios, de la misma manera en que no lo fue en el Israel antiguo. No han enseñado a sus rebaños las verdades de la Palabra de Dios, ni ellos mismos las obedecen. Han llegado a estar más interesados en hacer lo que ellos piensan, que en hacer lo que Dios dice que deberían hacer.
Esto no quiere decir que no ha habido clérigos que han desaprobado las cosas detestables que se han hecho en el nombre de Dios. También ha habido hombres honrados en los gobiernos que han tratado de remediar los asuntos. Pero el espíritu dominante de transigir y de egoísmo, y el sistema que se ha desarrollado a través de los siglos de pasar por alto los principios justos, han atado las manos de los que han intentado reformar a la cristiandad.
Tal vez la consecuencia más trágica del fracaso de la religión mundial sea en relación con las guerras. Es muy esclarecedor echar una mirada al registro. Por ejemplo, ¿cuál es el registro de la religión en relación con la guerra de Vietnam?
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La guerra de Vietnam... ¿adónde ha guiado la religión?¡Despertad! 1972 | 8 de octubre
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La guerra de Vietnam... ¿adónde ha guiado la religión?
MILES de jóvenes católicos, protestantes y miembros de otras religiones han peleado en Vietnam. Muchos todavía están peleando. Los clérigos ministran a los hombres en el mismo campo de batalla. ¿Ha tenido la religión una parte en guiar a los hombres a esta guerra?
¿Cuál es la posición actual de las religiones protestantes hacia el conflicto? El jesuita Robert Drinan en su reciente libro Vietnam and Armageddon señala hacia el “casi unánime sentimiento entre los teólogos protestantes de que la guerra de Vietnam es moralmente indefendible.”2 Recientemente varias confesiones protestantes han publicado declaraciones oponiéndose a la guerra.
Recientemente las organizaciones religiosas judías también se han opuesto a la guerra. Un titular en el Post de Washington en diciembre dijo: “RESOLUCIÓN DEL TEMPLO DE KENSINGTON INSTA QUE SE PONGA FIN A LA GUERRA DE VIETNAM.” La resolución instaba al presidente Nixon a “fijar y anunciar el retiro completo de todas las fuerzas norteamericanas operando en y sobre Vietnam, Laos y Camboya.”3
¿Qué hay acerca de la posición católica romana? El pasado noviembre los obispos norteamericanos se reunieron en una convención nacional, y los titulares de primera plana del Times de Nueva York informaron: “LOS OBISPOS CATÓLICOS DE U.S.A. PIDEN QUE SE PONGA FIN A LA GUERRA DE INDOCHINA.”4 La resolución adoptada por los obispos señalaba a “la destrucción de la vida humana y de los valores morales,” y decía: “Por lo tanto, es nuestra firme convicción que la rápida finalización de esta guerra es un imperativo moral de máxima prioridad.”5
Thomas Gumbleton, obispo auxiliar de Detroit, explicó que la resolución “significaba que la guerra es injusta.”6 Por lo tanto, dijo que cualquiera que comparte la posición católica “no debe participar en esta guerra.”7
De tales evidencias uno podría llegar a la conclusión de que la religión ha guiado a la humanidad a apartarse de la guerra. Pero, ¿por qué es que cientos de miles de jóvenes católicos y protestantes lucharon a través de los años en Vietnam? ¿Actuaron contrario a la guía que habían recibido de su religión?
Guía confusa
En realidad la oposición religiosa a la guerra de Vietnam no es tan definida como lo susodicho parece indicar. Por ejemplo, el arzobispo Philip Hannan de Nueva Orleáns dijo que él estaba entre “los muchos obispos que no apoyaban del todo la resolución,” recientemente adoptada por los obispos norteamericanos.8 ¡Así que es muy comprensible el que los católicos puedan estar confundidos en cuanto a la guía que hasta ahora se les ha dado!
Algo similar sucede con las religiones protestantes. En 1968 la Iglesia Luterana estadounidense adoptó la posición de aprobar oficialmente la objeción de conciencia, de manera selectiva. Sin embargo, desde entonces los luteranos también han hablado en apoyo de la lucha en Vietnam. Por ejemplo, en 1970, en la edición de primavera de la publicación luterana el Springfielder, el profesor-capellán Martin Scharlemann escribió:
“Oímos que se dice que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Por supuesto, eso es correcto. ¿Quién puede discutirlo, dado que es la palabra del Señor? Pero, hay más envuelto en esto. . . . Mi relación con un soldado del Vietnam del Norte no es un asunto de uno-a-uno. De por medio hay dos patrones de lealtad: La mía hacia mi país y la de él hacia su país. Tengo una responsabilidad hacia mi país que supera a mi preocupación por el país de él; y eso es cierto en lo que respecta a él también. Ahora bien, cuando él se encuentra herido y cuando necesita mi ayuda, entonces una vez más llega a ser mi prójimo en el sentido ético del Nuevo Testamento. La relación de uno-a-uno reaparece.”9
Así es que este ministro arguye que la lealtad a la nación anula el mandato de Cristo de amar al prójimo. Ciertamente debe ser muy confuso para las personas el que su iglesia apruebe a objetores de conciencia, y sin embargo un ministro estimule a pelear en la guerra!
Uno podría llegar a la conclusión de que los puntos de vista de este ministro luterano son la excepción hoy día, y que actualmente la religión está instruyendo a la gente a apartarse de luchar en Vietnam. Pero, ¿era eso cierto hace cinco o seis años?
Anterior punto de vista de la guerra
Hace cinco años los sacerdotes católicos romanos a través de los Estados Unidos fueron entrevistados por Catholic Polls, Inc. Se les preguntó: ¿Deberían los Estados Unidos adoptar una firme política de ganar la guerra de Vietnam?
Los sacerdotes respondieron: Sí... 2.706; No... 371.10
Con frecuencia los sacerdotes hablaron y actuaron en completo apoyo de los esfuerzos para la guerra. Por ejemplo, un periodista informó que un sacerdote y otros dos clérigos trataron de “convencer a un grupo de estudiantes de Brooklyn de que el precepto bíblico en contra de matar no aplicaba a la guerra de Vietnam.” Robert J. McNamara, un sacerdote, arguyó que: “Lo que estamos haciendo allí es necesario para impedir la oligarquía.”11
Algunos sacerdotes tomaron una parte aún más activa en la guerra. Una gran foto de página y media de un sacerdote apareció en la revista Life con un título en letra negra que decía: “Un valiente sacerdote lucha por su propia cuenta.” El artículo decía: “En medio de la guerra, la figura encasquetada, blandiendo el arma que se ve arriba es un fenómeno extraño y animador... un sacerdote católico que está conduciendo su propia guerra privada en contra del Viet Cong.”12
¿Por qué estuvieron los sacerdotes casi unánimemente a favor de que los Estados Unidos obtuvieran una victoria en Vietnam? Sin duda una poderosa influencia fue la guía que sus obispos les dieron. En noviembre de 1966 los obispos de los Estados Unidos dijeron en una declaración oficial: “Es razonable argüir que nuestra presencia en Vietnam está justificada. . . . Encomiamos el valor de nuestros hombres en las fuerzas armadas, y les expresamos nuestra deuda de gratitud. . . . concienzudamente apoyamos la posición de nuestro país en las circunstancias actuales.”13
Algunos obispos hablaron casi como si la guerra fuera una cruzada sagrada. El fallecido cardenal Francis Spellman dijo que las tropas de los Estados Unidos eran “soldados de Cristo”14 que estaban peleando una guerra por la civilización, y que algo “menos que la victoria es inconcebible.”15 A los que ponían en duda la legitimidad de la causa de Estados Unidos, Spellman contestó: “Mi país, con razón o sin ella.”16
Acerca de la llamada para la “victoria” que hizo Spellman, George R. Davis, ministro de la Iglesia Cristiana de la Ciudad Nacional, en Washington, D.C., dijo: “Estoy de acuerdo.”17 Otros ministros protestantes mostraron su aprobación de diversas maneras.
Robert Mummey, un ministro de la Ciencia Cristiana, arguyó a favor de la guerra, diciendo a un grupo de estudiantes universitarios: “El matar debe hacerse con un corazón puro, de otra manera se comete una matanza inmoral. Si nuestros soldados fueran indoctrinados para odiar al enemigo, entonces el matarlo sería un acto inmoral.”18
Los clérigos también mostraron su apoyo a la guerra dando honra a los que murieron en acción. Martin Haerther, un pastor luterano de Des Moines, Iowa, dijo en un funeral: “Cuando un soldado muere en cumplimiento de su deber en una guerra justa [Vietnam], no se trata solo de una muerte gloriosa en el servicio de su nación, sino también de un final bendito para él . . . Estoy seguro de que los ángeles estuvieron presentes para llevar su alma al cielo y que ahora él está disfrutando de paz.”19
Adónde ha guiado la religión
Llega a ser muy obvio que las iglesias de los Estados Unidos le dieron su apoyo a la guerra de Vietnam durante sus primeras etapas. ¿Y a qué llevó esto?
Entre otras cosas llevó a que miembros de la misma religión se mataran unos a otros en el campo de batalla. Por ejemplo, se calcula que hay un millón de católicos en Vietnam del Norte. ¿Qué posición tomaron los sacerdotes allí? El Times de Nueva York informó: “El pastor de la Iglesia de San Antonio de Padua en Hanoi, el reverendo Joseph Nguyen Van Que, . . . dijo que él acostumbraba bendecir a los jóvenes católicos que se unían a las fuerzas armadas [de Vietnam del Norte].”20 ¡Así es que miembros de la misma religión se han matado los unos a los otros en los campos de batalla de Vietnam, y lo han hecho con la bendición del clero!
Sin embargo, como se mencionó antes, recientemente ha habido un cambio. De hecho, se publicó una proclama interreligiosa, “Una llamada a la penitencia y a la acción,” la cual insta a poner fin a la guerra.21
Pero, ¿a qué se debe el que los líderes religiosos cambiaran su punto de vista? La respuesta a esta pregunta ayudará a revelar lo que a menudo determina la posición que la religión toma en los asuntos, y por lo tanto hacia dónde guía a la humanidad.
[Ilustración de la página 6]
Algunos sacerdotes tomaron parte activa en la guerra, como lo hizo éste, cuya fotografía apareció en la revista “Life”
[Ilustración de la página 7]
Hablando de la guerra de Vietnam, el cardenal Spellman dijo que las tropas de los Estados Unidos eran “soldados de Cristo”
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¿Qué determina la dirección que toma la religión?¡Despertad! 1972 | 8 de octubre
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¿Qué determina la dirección que toma la religión?
POR medio de excusar al principio la guerra de Vietnam, las iglesias guiaron a mucha gente a pensar que era correcto luchar en ella. Pero ahora algunas organizaciones religiosas y sus oficiales condenan la guerra. Dicen que participar en ella es incorrecto.
¿A qué se debe el cambio? ¿Están las iglesias guiando ahora a sus miembros a vivir en armonía con las enseñanzas de la Biblia, o es que tal vez son otros los factores que determinan la guía que la religión provee?
El Journal de Oregón recientemente declaró que ‘los clérigos sencillamente van tras la multitud.’22 Así es que cuando la gente manifestaba poca oposición a la guerra, las iglesias la apoyaban. Pero cuando el público llegó a disgustarse con la propagación de la lucha y el derramamiento de sangre, entonces el clero comenzó a oponerse a la guerra.
Alden Munson, redactor de United Methodist, una publicación de la Iglesia Metodista, explicó:
“Una acumulación de asuntos turbios como el de My Lai, y la mejor abarcación noticiera de guerra de la historia han tenido su efecto sobre la entera nación, y por fin la iglesia está yendo en pos del sentimiento antibélico. . . . Se calcula que las bajas civiles en Vietnam de 1965 en adelante alcanzan de 1 a 4 millones de hombres, mujeres y niños, pero es solo ahora que las iglesias están comenzando a expresar horror.”23
Sí, no fue sino hasta que la guerra llegó a hacerse ‘impopular’ que el grito por “paz” de la religión llegó a hacerse audible. Se ha notado que las iglesias determinan lo que corrientemente es popular, y entonces deciden la posición que adoptarán en armonía con ello. El clérigo Robert J. McCracken, de la ciudad de Nueva York, admitió: “Nos aseguramos de no adoptar una posición a menos que sepamos en qué dirección está soplando el viento.”24
Esfuerzo por demostrar guía consistente
La Iglesia Católica recientemente indicó que no había cambiado su posición acerca de la guerra. Aseveró que la dirección católica nunca apoyó la guerra de Vietnam. De hecho, esta declaración apareció en un documento puesto en circulación el año pasado por la Conferencia Católica de los Estados Unidos (USCC), el instrumento administrativo de la Conferencia Nacional de los Obispos Católicos.
Sin embargo, aun los teólogos católicos prominentes dicen que los obispos, en vez de oponerse a la guerra, la apoyaron. De hecho, alrededor del mismo tiempo en que se daba a conocer el documento de la USCC, el sacerdote católico Peter J. Riga, profesor de religión en el Colegio La Salle, escribió:
“Debido al enorme fracaso en lo que respecta a dirección moral en la cuestión moral más grave de nuestro tiempo, los obispos católicos norteamericanos que han apoyado esta guerra (cerca del 95 por ciento) deberían renunciar en masa porque ya no llenan los requisitos para el puesto; . . . el que tiene las manos embarradas de sangre no está capacitado para ser un ministro. Yo digo que los obispos católicos norteamericanos, debido a su fracaso moral, tienen las manos embarradas de sangre humana.”25
¿No hacen estas acusaciones hechas por los propios católicos que uno tenga dudas en cuanto a la veracidad de lo que los obispos han publicado?
Tergiversando la verdad
La revista católica Commonweal consideró este asunto. El escritor católico Gordon Zahn, profesor y sociólogo, después de estudiar el documento de la USCC, declaró lo siguiente:
“Debo desafiarlo como un evidente intento deliberado de crear, por medio de un enfoque histórico cuidadosamente selectivo, una falsa impresión de que la directiva formal de la iglesia ha sido una fuente consistente, aunque prudentemente restringida, de oposición a la guerra.”26
Como ilustración del “enfoque histórico cuidadosamente selectivo” del documento está la ausencia de declaraciones de líderes católicos que expresaron su apoyo a la guerra. La omisión más notable de todas, son las declaraciones apoyadoras del fallecido cardenal Spellman.
De hecho, las declaraciones de los guías de la iglesia en apoyo de la guerra, que se omiten en este documento, son tan numerosas que el Commonweal declaró: “Uno sospecha que los investigadores de la USCC podrían haber compilado por lo menos una cantidad igual de declaraciones episcopales en apoyo de la guerra tan solo de los archivos de la arquidiócesis de Nueva York.”27
¡Pero toda esa evidencia fue deliberadamente excluida! Sin embargo, la “sencilla honradez,” dice Commonweal, debería requerir la inclusión de tales declaraciones, “embarazosas como pueden parecer ahora que la total medida de la inmoralidad de esa guerra está clara ante la vista de todos.”28
¿No es evidente que el documento de la USCC es un esfuerzo obvio de querer cubrir el apoyo que al principio prestó la religión a lo que ahora resulta ser una guerra impopular? Quizás usted quede sorprendido ante tal falta de honradez.
Lo que determina hacia dónde guía la religión
Es cierto que a menudo los ministros usan la Biblia para enseñar ‘paz en la tierra’ y ‘amor al prójimo.’ De esto uno pudiera asumir que la religión guía a la humanidad a vivir en armonía con las enseñanzas bíblicas y a apartarse de la guerra y la violencia.
Sin embargo, es un error considerar solamente lo que la religión dice. Más bien, es de vital importancia también examinar lo que la religión en realidad hace. ¿Qué es lo que la religión hace cuando los líderes nacionales deciden que es en interés de la nación librar una guerra?
En estas circunstancias, ¿llaman atención las iglesias a las palabras de Jesús: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos”? (Juan 13:35) ¿Explican a sus adeptos que el verdadero amor cristiano no es afectado por las fronteras nacionales? ¿Ponen en claro que todos los verdaderos seguidores de Cristo se aman mutuamente sin importar cuál sea el país en el que vivan o la raza a la que pertenezcan?
Además, ¿enfatizan las iglesias a sus miembros las palabras de Juan, el apóstol de Jesús: “Tengamos amor los unos para con los otros; no como Caín, que se originó del inicuo y mató atrozmente a su hermano”? (1 Juan 3:10-12) ¿Explican ellos que matar a sus semejantes humanos en el campo de batalla, y especialmente a miembros de su propia religión, no es mostrar amor por ellos? ¿Recalcan que el que hace esto, de hecho, está sirviendo “al inicuo,” Satanás el Diablo?
Es bastante claro de que cuando las naciones se preparan para la guerra las iglesias hacen caso omiso de esas enseñanzas bíblicas. Un bien conocido clérigo protestante, el fallecido Harry Emerson Fosdick, admitió:
“Nuestra historia occidental ha sido una guerra tras otra. Hemos criado a hombres para la guerra, hemos entrenado a hombres para la guerra; hemos glorificado la guerra; hemos hecho de los guerreros nuestros héroes y aun en nuestras iglesias hemos puesto nuestras banderas de guerra... Con un extremo de nuestra boca hemos alabado al Príncipe de Paz y con el otro extremo hemos glorificado la guerra.”29
El hecho es que no es lo que la Biblia dice, sino lo que los líderes nacionales dicen y lo que corrientemente es popular con la gente lo que determina adónde guía la religión. Comentando en su editorial acerca de la guerra de Vietnam, el Sun de Vancouver indicó: “Tal vez es una debilidad de toda religión organizada de que la iglesia sigue en pos de la bandera . . . ¿Qué guerra jamás fue peleada sin que se haya alegado que Dios estaba a favor de cada bando?”30
¿Apoyan solamente “guerras justas”?
La excusa que a menudo dan las religiones por respaldar las guerras de sus países es de que la causa de su nación es justa... su nación solo pelea “guerras justas.” Por lo tanto, se arguye que es la obligación de la religión el apoyar los esfuerzos bélicos nacionales.
Pero piense en esto por un momento. ¿No alega cada nación que se envuelve en una guerra que su causa es “justa”? Es tal como lo declara una moderna enciclopedia: “Las causas de guerra pueden ser egoístas, bajas, o hasta inicuas, pero por lo general las razones declaradas son elevadas y nobles. Ambos bandos en una guerra pueden mostrar razones que consideran válidas.”31
Por lo tanto, basándose en lo que se considera como ‘razones válidas,’ cada nación, aunque la gente de esas naciones quizás tenga puntos de vista completamente opuestos, pelea lo que llama una “guerra justa.” El patriotismo florece, y las iglesias son arrolladas, cada religión ‘siguiendo en pos de la bandera.’ El prominente guía religioso protestante, Martin Niemoeller, dijo que desde los días de los emperadores romanos ésta ha sido la norma de la cristiandad. “La iglesia nunca ha conocido una guerra injusta,” explicó, “sino que siempre ha justificado la guerra de su propio soberano y Estado.”32
El historiador católico E. I. Watkin escribió:
“A pesar de ser una admisión dolorosa, no podemos en el interés de una falsa edificación o de una lealtad falta de honradez, negar o pasar por alto el hecho histórico de que los obispos han apoyado consistentemente todas las guerras que los gobiernos de sus países han peleado. De hecho, no sé de un solo caso en el que la jerarquía nacional haya condenado como injusta alguna guerra . . . Prescindiendo de la teoría oficial, en práctica ‘mi país siempre está en lo correcto’ ha sido la máxima seguida en tiempos de guerra por los obispos católicos. . . . en lo que se refiere al nacionalismo belicoso, ellos han hablado como los portavoces del César.”33
¿Es verdaderamente cierto que las iglesias han “apoyado consistentemente todas las guerras que los gobiernos de sus países han peleado”? ¿Solo ha pretendido la religión ser una fuerza para el bien, pero en realidad ha sido un respaldo para la guerra y la violencia? ¿Qué revelan los hechos de la historia?
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El papel de la religión en guerras pasadas¡Despertad! 1972 | 8 de octubre
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El papel de la religión en guerras pasadas
EL FILÓSOFO inglés John Locke dijo una vez: “Casi todo lo que habla la historia no es otra cosa sino peleas y matanzas.”34 Y sin embargo, otra autoridad dice: “La religión ha sido una de las fuerzas más poderosas en la historia.”35
¿Por qué es que casi la entera existencia del hombre ha estado plagada con terribles guerras si la religión ha ejercido una influencia tan poderosa? ¿Cuál ha sido el papel de la religión en las guerras pasadas?
Los aztecas y la guerra
La religión azteca enseñó que era necesario apaciguar a los dioses con sacrificios humanos. Por eso explica el historiador Victor W. von Hagen:
La guerra y la religión, al menos para los aztecas, eran inseparables. Pertenecían la una a la otra. . . . Con el fin de obtener apropiados prisioneros-víctimas sacrificar a los dioses, había incesantes guerras pequeñas.”36
En el año 1486, más de 20.000 prisioneros-víctimas fueron juntados para la dedicación de la gran pirámide del dios Huitzilopochtli. Entonces, a una tras otra de las víctimas se le arrancó el corazón, los cuales fueron ofrecidos al dios. ¿Puede imaginarse el horror que esas guerras inspiradas por la religión creaban entre la primitiva población americana?
Imperios antiguos y la guerra
¿Qué papel desempeñó la religión entre los primeros imperios y pueblos de Asia, África y Europa? Esas naciones antiguas fueron famosas por sus muchas guerras, así como por su religiosidad. La religión y la guerra iban de las manos. Por ejemplo, una obra de referencia hace notar:
“La religión egipcia nunca condenaba la guerra. Las más antiguas de las guerras egipcias fueron entre los mismos dioses o entre los dioses y los hombres; y por eso los reyes de Egipto al hacer la guerra afirmaban seguir el ejemplo divino. . . . En resumen, toda guerra era moral, ideal, sobrenatural, y sancionada por el precedente divino.”37
En algunas ocasiones los líderes religiosos fueron más allá de meramente permitir o aprobar las guerras de sus naciones; de hecho instaron a la gente a pelear. El fallecido clérigo W. B. Wright dice de la antigua Asiria:
“Pelear era el negocio de la nación, y los sacerdotes eran incesantes promotores de la guerra. En gran medida recibían su manutención de los despojos de conquista, de los cuales invariablemente se les asignaba un porcentaje fijo antes que participaran otros, pues esta raza de saqueadores era extremadamente religiosa.”38
Es un hecho irrefutable: Los guerreros de la antigüedad eran profundamente religiosos. Los líderes militares invocaban con regularidad la ayuda de sus dioses. Una autoridad hizo el siguiente comentario: “Por lo general hallamos que una de las funciones principales de cualquier dios es la de ayudar y proteger a su pueblo en la guerra.”39
Los soldados acostumbraban llevar a la batalla los estandartes de sus dioses. Evidentemente estos eran emblemas o símbolos hechos de madera o metal. Una enciclopedia hace notar:
“Los estandartes romanos se guardaban con veneración religiosa en los templos de Roma. No era raro el que un general ordenara arrojar el estandarte dentro de las filas del enemigo con el fin de añadir celo a la embestida de sus soldados y excitarlos a recobrar lo que para ellos tal vez era lo más sagrado que la tierra poseía.”40
Por supuesto, esas naciones antiguas no eran cristianas. Las enseñanzas que Jesucristo más tarde introdujo tuvieron un efecto profundo sobre la humanidad, mejorando la vida de los verdaderos creyentes.
Pero con el tiempo ocurrieron grandes cambios en el cristianismo. En el siglo cuarto, el corrupto emperador romano Constantino, por razones políticas, hizo del cristianismo la religión del Estado. De ahí en adelante, la Iglesia Católica Romana creció hasta tener gran poder. ¿Fue diferente a otras religiones? ¿Promovió la paz? ¿Era verdadero cristianismo?
Las cruzadas... “guerras santas” de la cristiandad
Fue en el año 1095 que el papa Urbano II convocó el concilio de Clermont. Para ese tiempo la tierra de la antigua Palestina había caído en manos de gente que no profesaba el cristianismo. Por lo tanto, el papa, en lo que se considera “uno de los más eficaces discursos en la historia,” instó a la numerosa congregación de Clermont a declarar la guerra a los “infieles” que ahora tenían en su poder la “tierra santa.” Urbano exhortó a la muchedumbre:
“Guerreros cristianos. . . id y pelead en contra de los bárbaros, id y pelead por la liberación de los lugares santos . . . bañad vuestras manos en la sangre de los infieles . . . ¡sed soldados del Dios viviente! Cuando Jesucristo os llame a su defensa, no permitáis que ningún afecto mezquino os detenga en vuestros hogares.”41
Así fue como las cruzadas, o las llamadas “guerras santas,” fueron inauguradas, y continuaron durante los dos siguientes siglos. “Los púlpitos de Europa resonaban con exhortaciones a las cruzadas,” comenta un historiador.42 Otro escribe: “Los obispos iban a sus diócesis predicando este cristianismo militar. . . . Los monjes pedían que se hicieran espadas. . . . Europa era ahora un mar agitado que arrojaba oleada tras oleada sobre las costas de Siria.”43
El terrible guerrear que esto produjo casi desafía toda descripción. “Se dio rienda suelta a todas las viles pasiones bélicas de la época bajo la sanción de la religión y la justicia retributiva,” declara un historiador.44 Los hechos de los cruzados incluyen algunas de las más horribles matanzas, pillaje disparatado, y malignas atrocidades que se pueden leer en las páginas de la historia... ¡todos perpetrados en el nombre de Cristo! El profesor Roland H. Bainton escribe:
“Era una guerra inaugurada por la Iglesia. . . . Crucifixiones, el destripar a los que habían tragado monedas, mutilaciones —Bohemundo de Antioquía envió al Emperador griego todo un cargamento de narices y pulgares cortados de los sarracenos— las crónicas de las cruzadas relatan estos hechos sin mostrar el más mínimo escrúpulo moral. . . . El ánimo estaba compuesto de una rara mezcla de un bárbaro y ciego deseo por combatir y de celo cristiano por la fe.”45
¡Qué gran responsabilidad debe cargar la religión por unir el nombre de Cristo a tan terribles hechos!... ¡hechos que no podrían estar más opuestos a sus enseñanzas! ¿Qué ha de pensar Dios de los que así lo difaman?
Pasadas guerras internas de la cristiandad
En la edad media, los cristianos profesos también lucharon entre sí mismos, ¡y a menudo con la bendición papal! Con relación a estas guerras internas de la cristiandad, el historiador J. C. Ridpath dijo: “La aprobación papal era un factor importante en todos los conflictos de la edad media, y para obtenerla, los príncipes seglares solían pujar uno en contra del otro como en un mercado.”46
Más tarde, a principios de 1517, la revuelta religiosa que produjo el protestantismo aumentó la lucha y la matanza entre la gente que profesaba ser cristiana. G. M. Trevelyan, profesor de historia de Cambridge, escribió:
“En esa época la religión fue casi la única influencia intelectual y moral, [sin embargo] . . . el humaniso no era parte de su enseñanza especial. Por cierto hay que admitir que la religión en ese entonces estaba asociada con el potro de tormento, la pira ardiente, la quema de pueblos, la matanza de mujeres y niños, el odio que nunca muere, los agravios que no podían ser vengados. La mayor cantidad de sufrimiento mental y dolor físico por el cual Europa había pasado desde la edad de los bárbaros, fue ocasionado por la victoria parcial de la reacción católica en su lucha para recobrar a la cristiandad insurgente.”47
La Iglesia Católica Romana luchó salvajemente para traer de vuelta al redil a los que protestaban o ‘protestantes.’ Los protestantes resistieron tenazmente. Por ejemplo, Amberes fue sitiada en 1576, y una historia relata: “Aquellos nobles mensajeros de la Santa Madre Iglesia, los soldados españoles, fueron a combatir con estas palabras en sus labios: ‘¡San Santiago, España, sangre, carne, fuego, saqueo!’ Ocho mil hombres, mujeres y niños fueron asesinados.”48
La Guerra de los Treinta Años (1618 a 1648) entre católicos y protestantes fue particularmente terrible. Durante ésta Alemania perdió tres cuartas partes de su población. Augsburgo, que contaba con 80.000 habitantes disminuyó a 18.000. Y solo una cuarta parte de la gente de Bohemia sobrevivió. La caída de la ciudad protestante de Magdeburgo ilustra el salvajismo de la lucha. El historiador alemán Frederick Schiller escribe:
“Aquí comenzó una escena de horrores para la cual la historia no tiene palabras... ni la poesía pluma. Ni la infancia inocente, ni la vejez indefensa; ni tampoco la juventud, el sexo, el rango o la belleza pudieron desarmar la furia de los conquistadores. Las esposas eran ultrajadas en brazos de sus esposos, las hijas a los pies de sus padres; y el sexo indefenso se vio expuesto al doble sacrificio de la virtud y de la vida.”49
Es muy cierto que la historia de la humanidad casi “no es otra cosa sino peleas matanzas.” Pero también es cierto que la religión ha sido ‘una fuerza poderosa en la historia,’ la principal responsable por el terrible derramamiento de sangre. ¿Es esto aún cierto?
[Ilustración de la página 11]
Sacerdotes aztecas sujetan a la víctima mientras otro sacerdote le arranca el corazón, para ofrecerlo al dios de la guerra (escena basada en el relato de un testigo ocular)
[Ilustración de la página 12]
Los cruzados fueron responsables de algunas de las peores matanzas y atrocidades de la historia... ¡todo perpetrado en el nombre de Cristo!
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Religión y guerra en tiempos recientes¡Despertad! 1972 | 8 de octubre
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Religión y guerra en tiempos recientes
LAS guerras religiosas desafortunadamente no son solo cosa del pasado distante. Han ocurrido en tiempos modernos. Por ejemplo, uno puede leer informes noticiosos sobre “batallas entre católicos y protestantes” en Irlanda.50
Desde agosto de 1969, más de 200 han muerto allí en la lucha, y muchos centenares más han sido heridos. Un informe reciente dice: “Negocios saqueados, vidrieras destrozadas, mercaderías dañadas por las bombas, maniquís de madera rotos en la entrada de negocios cerrados... son todos recordatorios tristes y grotescos de la guerra urbana que continúa empeorando entre protestantes y católicos romanos.”51
Pero, ¿qué hay de las cruzadas o “guerras santas”? Es posible que el lector piense que seguramente la religión hoy día no ha apoyado guerras como lo hizo durante las Cruzadas. Pero sí lo ha hecho. Los mismos líderes de la Iglesia lo reconocen.
Por ejemplo, en julio de 1969 estalló una terrible guerra entre El Salvador y Honduras. Según el anuario de una enciclopedia: “El conflicto rápidamente produjo muerte y tragedia humana en una escala pocas veces vista en la historia salvadoreña.”52 ¿Quién fue responsable por esa guerra?
José Carranza, obispo de Honduras, acusó al clero católico de El Salvador de fomentar esta guerra mediante sus escritos, sus discursos y su actitud. Dijo que ellos la llamaron una “guerra santa,” e instaron a los católicos a pelear.53
Es un hecho que la religión en tiempos recientes ha diferido muy poco de la religión de la edad media cuando los clérigos instaban a sus congregaciones a ‘ir y matar a los infieles.’ Por ejemplo, el respetado historiador eclesiástico, Roland H. Bainton, hizo el siguiente comentario: “Las iglesias en los Estados Unidos en particular adoptaron hacia la Primera Guerra Mundial la actitud de los cruzados.”54
I Guerra Mundial... ¿una “guerra santa”?
Obviamente la primera guerra mundial tuvo causas completamente diferentes de las “guerras santas” de hace siglos. La iglesia patrocinaba directamente las cruzadas para recobrar la “tierra santa.” Por otra parte, las causas principales de la I Guerra Mundial fueron políticas. Sin embargo el papel de la religión en esta guerra moderna fue marcadamente similar al papel que desempeñó la religión en las anteriores “guerras santas.”
Comentando acerca de esto, el presidente de la Facultad de Religión de la Escuela de Graduados de Claremont, Joseph C. Hough, llamó la atención al ejemplo del obispo de Londres, A. F. Winnington-Ingram. Este obispo instó al pueblo inglés:
“Maten a los alemanes... sí, mátenlos; no por el simple hecho de matar, sino para salvar el mundo, hay que matar tanto al bueno como al malo, al joven como al anciano, al que mostró bondad hacia nuestros heridos y al enemigo . . . Como lo he dicho una y mil veces, veo esta guerra como una guerra a favor de la pureza, veo a todo el que muere en esta guerra como a un mártir.”55
¿Y qué estaban haciendo en el otro lado? El arzobispo de Colonia, Alemania, dijo lo siguiente a los soldados alemanes:
“Amado pueblo de nuestra patria, Dios está de parte de nosotros en esta lucha por la justicia, a la cual nos han arrastrado en contra de nuestra voluntad. Les ordenamos en el nombre de Dios que luchen hasta la última gota de su sangre por el honor y gloria de la nación. En su sabiduría y justicia, Dios sabe que nosotros estamos del lado de la justicia y él nos dará la victoria.”56
Tales palabras recuerdan la apelación hecha por el papa Urbano: “Id y pelead en contra de los bárbaros,” la cual inició las Cruzadas. Sin embargo las palabras del obispo de Londres y del arzobispo de Colonia no fueron raras. Más bien, fueron manifestaciones típicas del espíritu que prevaleció en las iglesias de ambos bandos durante la I Guerra Mundial.
El profesor Bainton dijo de las iglesias en Estados Unidos:
“Los clérigos estadounidenses de todas las fes nunca han estado tan unidos entre sí y con la opinión del país. Esta era una guerra santa. A Jesús se le dibujaba vestido de color caqui apuntando con un cañón de fusil. Los alemanes eran hunos. El matarlos era limpiar la Tierra de monstruos.”57
Esta no es una descripción exagerada de la actitud del clero. Un editorial en la revista Fortune declaró: “Ni siquiera el odio por el enemigo en el frente de batalla pudo producir una oratoria comparable a las invectivas que los hombres de Cristo arrojaron en contra de Alemania.”58 Ray H. Abrams escribió un libro, Preachers Present Arms, en el cual hay todo un capítulo intitulado, “La Guerra Santa,” dedicado al apoyo de todo corazón que el clero le prestó a la guerra. Por ejemplo, Randolph H. McKim exclamó lo siguiente desde su púlpito en Washington:
“Es Dios quien nos ha llamado a esta guerra. Es su guerra la que estamos peleando. . . . Este conflicto ciertamente es una cruzada. La más grande de la historia... la más santa. Es en el sentido más profundo y verdadero una Guerra Santa. . . . Sí, es Cristo, el Rey de Justicia, el que nos llama a pelear una lucha a muerte con este poder impío y blasfemo [Alemania].”59
También, Albert C. Dieffenbach, redactor del The Christian Register, escribió en un editorial:
“Por supuesto, como cristianos decimos que Cristo aprueba [la guerra]. Pero, ¿pelearía él y mataría? . . . ¡Él no se evadiría o demoraría en aprovecharse de ninguna oportunidad de dar muerte al enemigo! Él tomaría bayoneta y granada y bomba y rifle y haría un trabajo mortífero en contra de lo que en mil años es el peor enemigo del reino de su Padre.”60
¿Le asombran estas expresiones? Sin embargo, eso fue lo que muchos clérigos y publicaciones eclesiásticas dijeron durante la I Guerra Mundial. Pocos líderes religiosos en ambos bandos se opusieron a la lucha y a la matanza. R. H. Abrams dijo que no había podido encontrar ni un solo sacerdote que estuviera en contra de la guerra.
Por lo tanto, se puede entender por qué el general de brigada inglés Frank P. Crozier dijo: “Los mejores creadores de la sed de sangre que tenemos son las iglesias cristianas, e hicimos libre uso de ellas.”61
¿Qué hubiera sucedido?
Sin embargo, ¿qué hubiera sucedido si las iglesias de las naciones en conflicto hubieran enseñado con buen éxito a sus miembros que era incorrecto matar a su prójimo, especialmente a compañeros cristianos? Dado que casi toda la gente de esas naciones profesaban ser cristianos, ¡hubiera sido imposible llevar a cabo la guerra!
Comentando acerca de este asunto, un prominente rabino de la época, Stephen S. Wise, dijo: “El fracaso de las iglesias y sinagogas en mantener dirección sobre la gente fue la causa de la actual guerra.”62 Las iglesias, como es típico de ellas, no le dieron a la gente la guía que les hubiera apartado de participar en la guerra.
Las iglesias y la II Guerra Mundial
¿Fue diferente durante la II Guerra Mundial? Se dice del eminente teólogo protestante Reinhold Niebuhr que: “Guió a muchos cristianos norteamericanos del pacifismo a aceptar la necesidad moral de luchar contra Hitler en la Segunda Guerra Mundial.”63
El historiador moderno A. P. Stokes dijo: “Las iglesias en conjunto no solo se entregaron vigorosamente a los asuntos de socorros de guerra . . . sino al más vigoroso apoyo de la Guerra. Algunos hasta llegaron a llamarla una guerra religiosa.”64
En Francia e Inglaterra, también, las iglesias se organizaron para apoyar la causa nacional. Por ejemplo, el arzobispo católico romano de Cambrai, llamó a la lucha de Francia una “guerra en defensa de la civilización, de la ley de las naciones, de la moralidad humana, de la libertad, en fin, en defensa de la humanidad.”65 Es claro que las iglesias estaban guiando a sus pueblos al campo de batalla en contra de Alemania.
Pero, ¿qué hicieron las iglesias en Alemania? ¿Apoyaron a Adolfo Hitler? ¿Apoyaron sus miras bélicas?
Apoyando a Hitler
En 1933 se firmó un concordato entre Alemania y el Vaticano. El Artículo 16 del concordato estipulaba que cada obispo de la Iglesia Católica, antes de tomar posesión de su cargo, tenía que hacer un “juramento de lealtad” al régimen nazi. Y el Artículo 30 requería que después de cada misa mayor se hiciera una oración “por el bienestar del Reich alemán y su pueblo.”66
En 1936, cuando se circularon informes de que los católicos se oponían al régimen de Hitler, el cardenal Faulhaber dijo en un sermón el 7 de junio: “Todos ustedes son testigos del hecho de que todos los domingos y días festivos rezamos en todas las iglesias por el Führer, durante el servicio principal, tal como prometimos en el Concordato. . . . Nos ofende el que se ponga en duda nuestra lealtad al Estado.”67
De modo que, ¿adónde estaban las iglesias guiando al pueblo alemán? El profesor católico romano de historia de la Universidad de Viena, Friedrich Heer, explica: “A la luz de los hechos desnudos de la historia alemana, la cruz y la svástica llegaron a unirse hasta el grado que la svástica proclamó el mensaje de victoria desde las torres de las catedrales alemanas, las banderas svásticas se desplegaban alrededor de los altares y los teólogos católicos y protestantes, pastores, clérigos y estadistas daban una buena acogida a la alianza con Hitler.”68
El 17 de septiembre de 1939, dos semanas después de la invasión de Polonia por Alemania, los obispos alemanes publicaron una carta pastoral colectiva en la que dijeron: “En esta hora decisiva, amonestamos a nuestros soldados católicos a cumplir con su deber en obediencia al Führer y a estar dispuestos a sacrificar toda su individualidad. Apelamos a los fieles a unirse en ferviente oración para que la Divina Providencia del Dios Todopoderoso guíe esta guerra a un éxito bendito y a la paz para nuestra patria y nación.”69
En el verano de 1940 el obispo católico Franz Josef Rarkowski dijo: “La conciencia del Volk [pueblo] alemán . . . está tranquila . . . Sabe que está luchando una guerra justa, una que ha nacido de la necesidad de la autopreservación del pueblo.”70
El Times de Nueva York en 1939 hizo notar: “Actualmente las revistas de las iglesias católicas y protestantes alemanas están publicando muchos artículos exhortativos explicando los deberes de los soldados que combaten en defensa de su país y amonestando a los soldados alemanes a luchar con el espíritu de San Miguel por una victoria alemana y una paz justa.”71
¿No es evidente hacia dónde estaban las iglesias guiando al pueblo alemán? El profesor Gordon Zahn escribió: “El alemán católico que acudía a sus superiores religiosos en busca de guía espiritual y dirección en cuanto a servir en las guerras de Hitler recibía virtualmente las mismas respuestas que hubiera recibido del mismo gobernante nazi.”72
Se evidencia la guía religiosa dada por el apoyo total que los miembros de la iglesia le prestaron a la guerra. Explicó el profesor Heer: “De alrededor de treinta y dos millones de alemanes católicos —de los cuales quince millones y medio eran hombres— solo siete rehusaron abiertamente el servicio militar. De éstos, seis eran austriacos.”73 La situación era la misma con respecto a los alemanes protestantes.
Por lo tanto en cada país las iglesias guiaron a sus miembros a la guerra. Los católicos mataron a católicos en el campo de batalla. Los protestantes mataron a protestantes. ¡Y los guías religiosos de ambos bandos oraban a Dios por la victoria!
¡Cuán deshonroso era para Dios tener su nombre ligado a tales hechos horribles! Ciertamente las palabras de la Biblia aplican bien a las iglesias: “Declaran públicamente que conocen a Dios, pero por sus obras lo repudian, porque son detestables y desobedientes y no aprobados para obra buena de clase alguna.”—Tito 1:16.
Religión y revolución
Los guías religiosos no solo apoyan las guerras entre las naciones, sino también las revoluciones dentro de las naciones. En 1937 los católicos españoles fueron instados por muchos de sus clérigos a apoyar el movimiento del general Franco en contra de la Segunda República Española. Sin embargo, ahora obispos y sacerdotes, en desacuerdo con el régimen de Franco, recientemente pidieron “perdón” por el hecho de que la Iglesia respaldó su movimiento.74
Con referencia a los conceptos actuales, el teólogo luterano Karoly Pröhle resumió: “Por lo tanto, encontramos una notable unanimidad entre los teólogos sobre el hecho de que los cristianos pueden participar en una revolución.”75 Los obispos católicos romanos en Gran Bretaña recientemente dijeron: “No es suficiente el meramente condenar el uso de la violencia en contra de la autoridad dado que evidentemente los que están en autoridad pueden ser culpables de peor violencia.”76
¿Sorprende, entonces, el que actualmente los miembros de la iglesia tomen parte en revoluciones políticas? George Celestin, instructor de teología en la Universidad de St. Edward en Austin, Texas, comentó: “Los cristianos están determinados a cambiar las estructuras injustas tan rápidamente como sea posible. En algunos casos esto puede significar que las iglesias tendrán que predicar la violencia.”77
Por lo tanto, el registro de la religión mundial, en lo que se refiere a la guerra y a la violencia, está claro y es bastante horrible. La religión mundial está condenada por llevar la principal culpa, como declara Revelación 18:24, de “la sangre . . . de todos los que han sido muertos atrozmente en la tierra.”
Además, ¿qué hay de su culpa por la inmoralidad que está extendiéndose por todo el mundo? ¿Qué papel desempeña ella en esto?
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