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  • La Navidad llega lejos
    La Atalaya 1979 | 1 de diciembre
    • La Navidad llega lejos

      NO SOLO ESTÁ ESPARCIDA AHORA POR TODO EL MUNDO, SINO QUE TAMBIÉN HA LLEGADO DESDE MUY LEJOS EN EL PASADO

      LE DAN empellones las muchedumbres que atestan el gran almacén o tienda por departamentos. Quinientas veces en las últimas semanas usted ha oído por los altavoces la animada tonada de la canción navideña en inglés “Jingle Bells.” Va bien con las cajas registradoras que con su retintín marcan las ventas. Allí está Santa Claus con su traje rojo y barba blanca, dando regalos a los niños que están en fila para sentársele en la falda. Por todo el lugar hay letreros que dicen “Feliz Navidad” en inglés (Merry Christmas), pero la confusión de voces a su alrededor está en otro idioma. Usted se pregunta dónde está.

      Está en el Japón, un país en el cual la población cristiana es de menos del uno por ciento de la población en lo que a religión se refiere. Desde la II Guerra Mundial la Navidad se ha convertido en una celebración prominente allí.

      Hace poco los budistas japoneses dieron prominencia a la Navidad por medio de decorar un edificio de 53 pisos de Tokio con luces de diversos colores que trazaban la forma de la virgen María.

      En cuanto al Japón, la revista Newsweek declaró algún tiempo atrás:

      “La Navidad es ahora el mayor día feriado del año. . . . Los últimos días de diciembre pasan rápidamente en una serie de fiestas, en el hogar, la oficina, la fábrica, y clubes nocturnos, que deja a la nación con una resaca colosal con la cual comenzar el año nuevo.”

      Bosques de árboles de Navidad decoran los sectores comerciales. Se despliegan tarjetas de Navidad, pero por lo general éstas muestran a la santa familia y los ángeles con ojos achinados y pelo negro. Hay Santa Clauses por todas partes, y muchos son mujeres. Cierto ejecutivo de un gran almacén dijo: “Opinamos que las mujeres se ganan la confianza de los niños con mayor rapidez, especialmente de los pequeñitos.” Éstas son populares también entre los celebrantes mayores, porque en los restaurantes hay Santas que son muy bellas mozas y en los clubes nocturnos hay Santas desnudistas.

      HONG KONG, SINGAPUR, COREA DEL SUR, HAWAI, ÁFRICA

      En Hong Kong el 90 por ciento de la población consiste en chinos no cristianos, pero para mediados de octubre los distritos comerciales resplandecen con adornos navideños y están atestados de compradores. Los gruesos caballeros de barba blanca y traje rojo se encuentran por todas partes, con niñitos en la falda y entregando regalos. Entre las tiendas que se han puesto a celebrar la Navidad se destacan las que tienen dueños comunistas.

      En Singapur, dos meses antes de la Navidad, enormes rótulos en los grandes almacenes proclaman “¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo!” Hay pinturas de Santa Claus y del nacimiento de Jesús. Santa Clauses vivos en el traje tradicional rojo distribuyen dulces a los niños.

      La Navidad es uno de los más grandes días de fiesta de Corea del Sur, tanto para los no creyentes como para el 14 por ciento de la población que se declara cristiana. Los cabarets se llenan en la víspera de la Navidad, pero hay más fiestas familiares. Los compradores llenan los grandes almacenes o tiendas por departamentos en busca de regalos. Hay Santa Clauses presentes, y también árboles de Navidad.

      En Hawai los budistas se envían unos a otros regalos de Navidad, adornan sus hogares para el día de fiesta y celebran banquetes familiares.

      En Kenia, muchos africanos que no son cristianos consideran la Navidad como un tiempo para tener celebraciones. En el día de Navidad banquetean, beben cerveza, cambian regalos y bailan. Se desenfrenan con el toque de tambores y el baile que dura toda la noche. En muchas de sus chozas hay árboles de Navidad decorados con flores. En vez de los abetos o pinos usuales, utilizan hojas de plátano o árboles de hojas persistentes como los cipreses.

      LA NAVIDAD MERCANTILIZADA LLEGA A PAÍSES COMUNISTAS Y JUDÍOS

      Al regresar a los Estados Unidos, cierto viajero comentó:

      “Recientemente, mientras visitábamos lo más privado del Kremlin, el guía señaló al ultramoderno nuevo teatro Bolshoi y dijo: ‘Ahí es donde levantamos un abeto grande y celebramos la Navidad cada año, con la única diferencia de que nosotros la celebramos el 7 de enero, y ustedes el 25 de diciembre.’ El diciembre pasado, en Berlín Oriental, me sorprendió ver en lugares públicos árboles de Navidad muy grandes, adornados.”

      Por lo general los judíos rechazan a Jesucristo, pero la mayoría de ellos adornan sus establecimientos comerciales con ornamentos de Navidad, participan en las fiestas que se celebran en las oficinas y envían tarjetas con los saludos de la temporada. En cuanto a la fiesta judía de Hanukkah, el rabino Morris Kertzer declara en su libro What is a Jew? (¿Qué es un judío?):

      “Los judíos norteamericanos han transmutado esta fiesta de importancia menor en una fiesta prominente debido en gran parte a que las costumbres tradicionales de ésta se parecen mucho a las de la celebración de la Navidad que acontece al mismo tiempo. . . . En imitación del ambiente general que reina en diciembre, Hanukkah ahora se caracteriza por cambios de regalos entre jóvenes y viejos, y los hogares se adornan alegremente con una variedad de símbolos de Hanukkah.”

      Un ex presidente de la Unión de Congregaciones Hebreas Americanas preguntó: “¿No ha llegado a ser la Navidad una fiesta universal observada por todos?” Después de mencionar que los judíos se dejan envolver en el cambio de regalos y en las fiestas divertidas de la Navidad, dice:

      “Si yo fuera ministro cristiano en vez de maestro judío, no habría nada que hubiera de lamentar tanto, y nada me llenaría de resentimiento más enconado, como esta transformación general, por miríadas de cristianos, algunos judíos, y muchas personas que no creen ni en el judaísmo ni en el cristianismo, . . . de tan santo día en un día festivo tan pagano, desprovisto de su importancia espiritual más profunda.”

      LA NAVIDAD LLEGA DESDE LA ANTIGÜEDAD

      “¡Pongan a Cristo de nuevo en la Navidad!” Ese es el clamor que oyen frecuentemente muchas personas que sinceramente desean honrar a Cristo Jesús en el aniversario de su nacimiento. No se dan cuenta de que Cristo jamás estuvo en la Navidad. La iglesia Puritana de Inglaterra no solo pasaba por alto la Navidad; ¡entre ellos también se sometía a juicio a cualesquier almas no regeneradas que se atrevieran a observarla en secreto! En los principios de la Nueva Inglaterra, en los Estados Unidos, las celebraciones de Navidad se prohibieron por ley debido a que los orígenes no cristianos de las costumbres y tradiciones de la Navidad ofendían a los puritanos.

      El 25 de diciembre, tanto romanos como griegos antiguos celebraban el nacimiento del Sol invicto o no vencido. Esta práctica tiene sus orígenes en Babilonia. Nemrod fue deificado como Sol divino. Cuando sus enemigos lo derribaron, fue representado por un leño, y cuando renació fue simbolizado por un árbol siempre verde. Después de presentar la prueba de esto, el Dr. Alexander Hislop, en su libro The Two Babylons (Las dos Babilonias), declara:

      “Ahora el Leño de Navidad es el tronco muerto de Nemrod, deificado como el Sol divino, pero derribado por sus enemigos; el árbol de Navidad es Nemrod redivivo... el dios que, habiendo recibido muerte, vuelve a la vida.”

      El leño se quemaba en la víspera del 24 de diciembre; para la mañana siguiente había sido reemplazado por un árbol siempre verde. El Dr. Hislop muestra los orígenes paganos de las otras costumbres que tienen que ver con la Navidad... las velas, el banqueteo, el tazón de la bebida ceremonial, el muérdago, el dar regalos y otras cosas.—Págs. 91-103.

      Jesús no nació el 25 de diciembre, sino en el otoño, cuando los pastores estaban con sus rebaños al campo raso. Además, los cristianos no celebraban Su nacimiento, sino que se les mandó conmemorar Su muerte por medio de la Cena del Señor, una cena que él instituyó en la noche en que fue víctima de la traición. “Sigan haciendo esto,” dijo él, “en memoria de mí.”—Luc. 22:19, 20.

      Los protestantes consiguen sus costumbres navideñas de los católicos. Los católicos las consiguieron de la Roma antigua, pues el cardenal británico Newman confesó que la Iglesia Católica sí ‘transmutó los mismísimos instrumentos y accesorios de la adoración demoníaca a un uso evangélico’ y que muchas de las costumbres de su iglesia ‘son todas de origen pagano, y, santificadas por su adopción en la Iglesia.’ Las prácticas navideñas llegaron a los romanos desde el pasado a través de Grecia, y se remontan a Persia, Egipto, Asiria y finalmente a Babilonia y Nemrod deificado como el Sol divino.

      La Navidad no tiene nada que ver con Jesucristo. Está saturada de demonismo. Ninguno de estos hechos hará que desaparezca. Sobrevive y se extiende debido a que es comercial. Queda cada vez más claro que Santa Claus y San Nicolás se están convirtiendo en “San Dame.”

  • “Paz entre los hombres que tienen su aprobación”
    La Atalaya 1979 | 1 de diciembre
    • “Paz entre los hombres que tienen su aprobación”

      ¡EL NACIMIENTO DE JESÚS FUE UN ACONTECIMIENTO DE ENORME IMPORTANCIA, PERO SOLO UN COMIENZO!

      EN EL año 2 a. de la E.C., alrededor del primero de octubre, un hombre y su esposa habían viajado a Belén para registrase de acuerdo con un decreto emitido por César Augusto. La mujer estaba en estado avanzado de gravidez. “Mientras estaban allí, se le cumplieron a ella los días para dar a luz. Y dio a luz su hijo, el primogénito, y lo envolvió con bandas de tela y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en el lugar de alojamiento.”—Luc. 2:6, 7.

      Muchas cosas que tuvieron que ver con este nacimiento fueron poco comunes, y un anuncio que se dio a este nacimiento también fue extraordinario: “También había pastores en ese mismo país que vivían a campo raso y guardaban las vigilias de la noche sobre sus rebaños. Y de repente el ángel de Jehová estuvo de pie junto a ellos, y la gloria de Jehová centelleó en derredor de ellos, y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: ‘No teman, porque, ¡miren! les declaro buenas nuevas de un gran gozo que todo el pueblo tendrá, porque les nació hoy un Salvador, que es Cristo el Señor, en la ciudad de David.’”—Luc. 2:8-11.

      ¡Estas eran noticias de tremenda importancia! Los judíos estaban a la mira de la venida del Mesías. ¿Realmente podían creer estos pastores que este bebé recién nacido era él? El ángel continuó diciendo: “Esto les servirá de señal: hallarán un nene envuelto ‘en bandas de tela y acostado en un pesebre.” De repente apareció una hueste de ángeles que alababan a Dios y declaraban: “Gloria en las supremas alturas a Dios, y sobre la tierra paz entre los hombres que tienen su aprobación.” Los pastores se fueron apresuradamente a Belén... sabían que ésta era la ciudad de David, donde había de nacer el Mesías. Hallaron al bebé en el pesebre... la señal que les había dado el ángel. Así llegaron a ser testigos oculares del cumplimiento de la profecía respecto al nacimiento humano del Mesías. Llenos de alegría, los pastores volvieron a sus rebaños, glorificando y alabando a Dios.—Luc. 2:12-20, nota al pie de la página de la New World Translation; Miq. 5:2; Mat. 2:4-6.

      Este nacimiento es el que muchas naciones celebran actualmente el 25 de diciembre. El hecho de que esa fecha no podría ser la fecha correcta lo manifiestan las siguientes palabras del Clarke’s Commentary respecto a Lucas 2:8:

      “Los judíos tenían la costumbre de enviar sus ovejas a los desiertos, alrededor de la pascua, y traerlos de vuelta al comienzo de la primera lluvia: durante el tiempo que estaban afuera, los pastores las vigilaban noche y día. Puesto que la pascua ocurría en la primavera, y la primera lluvia empezaba a principios del mes de Marchesvan, que corresponde a parte de nuestros octubre y noviembre, colegimos que se mantenía a las ovejas al raso durante todo el verano.”

      Ningún rebaño estaría a campo raso de noche en.diciembre, de modo que el Comentary concluye:

      “Es precisamente por esta razón que se debe abandonar la idea de la natividad en diciembre.”

      Es posible llegar a una fecha más exacta para el nacimiento de Jesús que simplemente calculando el tiempo en que los pastores pasaban la noche a campo raso con sus rebaños. Jesús empezó su ministerio cuando cumplió 30 años de edad; continuó en él por tres años y medio, cuando se le dio muerte en el madero de tormento a la edad de 33 1/2 años.a El medio año significa que su nacimiento tendría que haber ocurrido seis meses antes de una pascua, o en el otoño, alrededor del 1 de octubre. Sin embargo, el hecho de que no se da la fecha exacta del nacimiento de Jesús indica que no se espera que los cristianos lo celebren. Su nacimiento solo fue el principio.

      SU MUERTE ES MÁS IMPORTANTE

      “Mejor es el fin de un asunto posteriormente que su principio.” (Ecl. 7:8) De seguro esto fue cierto en el caso de la vida de Jesús aquí en la Tierra. Jesús mismo consideró que el suceso importante que debería conmemorarse era su muerte, no su nacimiento. Su muerte señaló la conclusión acertada del propósito por el cual Jehová envió a Jesús a la Tierra. Por la muerte de Jesús se proveyó un rescate para toda la humanidad redimible. Por su muerte Jesús mantuvo su integridad bajo las pruebas más severas y probó que Satanás es mentiroso. Por su muerte consiguió el reino que acabará con la iniquidad e introducirá paz duradera. En Filipenses 2:5-11 se describe la buena disposición que manifestó Jesús en cuanto a dejar el cielo, venir a la Tierra y padecer una muerte de sacrificio, y después su ensalzamiento al poder del reino:

      “Retengan en ustedes esta actitud mental que también hubo en Cristo Jesús, quien, aunque existía en la forma de Dios, no dio consideración a un arrebatamiento, a saber, que debiera ser igual a Dios. No, antes bien se despojó a sí mismo y tomó la forma de esclavo y vino a estar en la semejanza de los hombres. Más que eso, hallándose en estilo de hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, sí, muerte en un madero de tormento. Por esta misma razón también Dios lo ensalzó a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está por encima de todo otro nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo y de los que están sobre la tierra y de los que están debajo de la tierra, y reconozca abiertamente toda lengua que Jesucristo es Señor para la gloria de Dios el Padre.”

      Jesucristo llega a ser el Príncipe de Paz de quien se habla en Isaías 9:6, y como rey de justicia de Jehová introducirá las condiciones de paz que se describen en Salmo 72:6, 7: “Descenderá como la lluvia sobre la hierba cortada, como chaparrones copiosos que mojan la tierra. En sus días el justo brotará, y la abundancia de paz hasta que la luna ya no sea.” Por lo tanto, fue apropiado que el ángel que anunció el nacimiento de Jesús a los pastores se haya referido a él como aquel que traería “paz entre los hombres que tienen su aprobación.” Todo esto nos aclara el hecho de que la muerte de Jesús es lo de importancia. Su nacimiento fue necesario como preludio de su muerte, pero su muerte fue lo que logró tanto y merece conmemoración. Por eso la fecha de su nacimiento ni siquiera está registrada, pero la fecha de su muerte es conocida y se manda recordarla.—Luc. 22:7, 19, 20.

      “LOS HOMBRES QUE TIENEN SU APROBACIÓN”

      Jehová prohíbe el que uno mezcle la adoración de él con la que se da a dioses demoníacos. “No has de celebrar un pacto con ellos ni sus dioses,” dijo él a su pueblo Israel. “No deben ellos morar en tu tierra, para que no te hagan pecar contra mí. En caso de que sirvieras a sus dioses, eso llegaría a ser un lazo para ti.” (Éxo. 23:32, 33; 1 Sam. 5:1-4) Se repite esta restricción a los cristianos: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos. Porque ¿qué consorcio tienen la justicia y el desafuero? ¿O qué participación tiene la luz con la oscuridad? Además, ¿qué armonía hay entre Cristo y Belial?”—2 Cor. 6:14, 15.

      El artículo anterior mostró las raíces no cristianas de la Navidad. Se funda en la adoración del Sol que muchos pueblos de la antigüedad practicaban. Hasta se remeda o parodia la obra de rescate y reconciliación que la muerte de Jesús logró. Como mediador, Jesús resucitado reconcilia a la humanidad pecaminosa con Dios. El muérdago que se usa en las costumbres relacionadas con Navidad es la representación pagana de un mesías falso que reconcilia al hombre con Dios. La obra The Two Babylons (Las dos Babilonias), de Hislop, comenta sobre esto y sobre el beso que los celebrantes de algunos países acostumbran darse bajo el muérdago:

      “Considere el lector la práctica singular de besarse bajo una rama de muérdago que todavía se observa en el Sur en Nochebuena. En la superstición druídica, que, como hemos visto, provino de Babilonia, esa rama de muérdago era una representación del Mesías, ‘El hombre la rama.’ Se consideraba el muérdago como una rama divina... una rama que había venido del cielo, y crecido sobre un árbol que brotó de la tierra. Así, al injertarse la rama celestial en el árbol terrestre, el cielo y la Tierra, que habían sido separados por el pecado, fueron unidos, y así la rama del muérdago llegó a ser el símbolo de la reconciliación divina con el hombre, ya que el beso es el símbolo bien conocido de perdón y reconciliación.”—Págs. 98, 99.

      Los hombres y mujeres que tienen la aprobación de Jehová y por lo tanto disfrutan de la paz que él ha prometido evitan las celebraciones paganas, aunque éstas estén disfrazadas y se les dé la apariencia de honrar el nacimiento de Jesús. Además, la grosera comercialización de la Navidad es una descarada violación del espíritu de Jesús.

      EL DAR EN NAVIDAD CONTRA EL DAR CRISTIANO

      Vez tras vez se oyen lamentos por el aspecto comercial de la Navidad, pero algunos insisten en que el mucho dar que se efectúa durante esa época sirve de compensación. Esto da al día festivo un sabor cristiano, puesto que Jesús dio mucho énfasis al asunto de dar. Eso es lo que se alega. Sin embargo, en muchos casos se trata más bien de un intercambio de regalos, de esperar algo de vuelta de la persona a quien uno ha hecho un regalo. Si el que da un regalo no recibe uno de vuelta, el nombre del que dejó de corresponder se elimina de la lista de Navidad y no se le envía un regalo el año siguiente. Esto es precisamente contrario al proceder que Cristo Jesús recomendó. Él nos indicó el espíritu correcto con estas palabras:

      “Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos. Quizás alguna vez ellos también te inviten a ti en cambio y esto llegue a ser tu pago correspondiente. Pero cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás feliz, porque ellos no tienen con qué pagártelo. Pues se te pagará en la resurrección de los justos.”—Luc. 14:12-14.

      Se refleja el mismo espíritu en el consejo que se da en Proverbios 19:17: “El que está mostrándole favor al de condición humilde le está prestando a Jehová, y Él le pagará de vuelta su trato.” Tanto este texto como el que se citó precisamente antes muestran que Jehová paga o recompensa. Tal vez la persona a quien usted da algo también quiera darle algo a usted. No hay nada malo en esto, pero el punto es éste: el motivo de usted al dar no es recibir un regalo de vuelta. Quizás su dar estimule una acción correspondiente, como indicó Jesús: “Practiquen el dar y se les dará. Derramarán en sus regazos una medida excelente, apretada, remecida y rebosante. Porque con la medida con que ustedes miden, se les medirá a ustedes en cambio.” Aun así, usted da porque el dar le produce felicidad. “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.”—Luc. 6:38; Hech. 20:35.

      Practique el dar durante todo el año. Ese dar beneficia a otros. Le ocasiona felicidad a usted. Agrada a Jesús mucho más que el apartar un día de fiesta mundano en nombre de él para el intercambio de regalos. Y gana la aprobación de Jehová, quien pagará al dador alegre con paz bajo el reino de Dios mediante Cristo.

      [Nota]

      a Vea Aid to Bible Understanding, pág. 921, para la prueba bíblica de que su ministerio duró tres años y medio.

  • Ponderando las noticias
    La Atalaya 1979 | 1 de diciembre
    • Ponderando las noticias

      ¿Unidad en la desunión?

      ● El presidente de la Iglesia Luterana Americana, el clérigo David Preus, dice que no tiene que haber unidad entre los cristianos. Aseverando que la Biblia apoya este punto de vista, señaló a los saduceos, fariseos y escribas con sus diferentes enseñanzas y declaró: “Diferían entre sí, pero mantenían la unidad de la familia.”

      Sin embargo, el cristianismo verdadero no es solo un asunto de unidad de familia, puesto que hasta los ateos pueden lograr eso. El ejemplo de los saduceos, fariseos y escribas, lejos de apoyar la desunión, la condena, porque Jesús les dijo: “¿Por qué es que ustedes también traspasan el mandamiento de Dios a causa de su tradición? . . . Han invalidado ustedes la palabra de Dios a causa de su tradición.” Así, Jesús rechazó la forma de adoración de ellos, y declaró: “Es en vano que siguen [adorando a Dios], porque enseñan mandatos de hombres como doctrinas.”—Mat. 15:3-9.

      El apóstol Pablo mostró claramente que verdaderos cristianos ‘todos deberían hablar de acuerdo, y que no debería haber divisiones entre ellos.’—1 Cor. 1:10.

      ¿Es pecado casarse?

      ● Hace unos meses, cuando murió en Chicago Walter Imbiorski, ex sacerdote católico romano, oficiales de la jerarquía católica le negaron una misa de cuerpo presente. ¿Por qué? ¿Qué “pecado” había cometido? El National Catholic Reporter explicó: “Había dejado el sacerdocio en 1975 y se había casado.”

      El matrimonio existe por disposición divina. (Gén. 2:18-25) Por eso la Palabra de Dios dice que los que ‘hubieran de prohibir el matrimonio’ habrían abandonado “la fe, por dar oídos a inspiraciones erróneas y enseñanzas de demonios, de impostores hipócritas, embotados de conciencia,” como lo expresa la versión católica Nueva Biblia Española. (1 Tim. 4:1-3) ¡Cuán impropio, pues, el expresar desaprobación del matrimonio, algo que es legal a la vista de Dios!

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