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Los duros cargos contra la religión mundial¡Despertad! 1972 | 8 de octubre
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Los duros cargos contra la religión mundial
EXACTAMENTE, ¿adónde guía la religión mundial a la humanidad? Puede ser que la respuesta a esta pregunta lo deje sorprendido, hasta pasmado.
Sin embargo, nos parece que el lector querría una consideración franca y directa del asunto.
Pero, ¿por qué he de estar interesado? quizás pregunte usted. Tal vez piense que en realidad el asunto no le afecta.
No obstante, ¿está usted interesado en sí mismo y en el bienestar de su familia? Sin duda que lo está. Entonces, prescindiendo de que concurra a la iglesia o no, usted está implicado a tal grado en la religión mundial que puede producir consecuencias trágicas tanto para usted como para sus seres queridos.
¿Cómo puede ser esto? ¿No es esto exagerar el asunto? Quizás piense que la religión no puede tener tanta influencia. Sin embargo, escuche uno de los cargos que Dios mismo lanza en contra de la religión mundial: “En ella se halló la sangre de . . . todos los que han sido muertos atrozmente en la tierra.”—Rev. 18:24.
¡Piense en eso! ¡La Palabra de Dios dice que la religión mundial tiene la principal culpa por todas las guerras que han causado la muerte atroz de tantos millones de personas a través de la historia!
La Biblia también representa a la religión mundial como a una ramera. Dice que ella ‘se ha acostado’ con los gobernantes de la tierra y que los que habitan en la Tierra han sido “emborrachados con el vino de su fornicación.” Esta mujer, la religión mundial, es llamada “la madre de las rameras y de las cosas repugnantes de la tierra.”—Rev. 17:2, 5.a
¿Le ofende esto? Sin embargo, eso es lo que la Palabra de Dios dice acerca de ella. ¿Y quién debería saber la verdad acerca de la religión mejor que Dios mismo?
Pero en realidad, ¿pueden achacarse los problemas del mundo a la religión? Por ejemplo, ¿qué hay del comunismo? ¿Y qué hay acerca de la opresión por los ricos que ha ocasionado que tantos hayan acudido al comunismo?
Josef Hromadka, decano de la facultad de teología Comenius en Praga, Checoslovaquia, dijo: “No soy comunista, soy cristiano. Pero sé que somos nosotros, y solo nosotros los cristianos, los que somos responsables por el comunismo. . . . Hemos ‘dicho, pero no hecho.’ . . . Recuerden que hubo un tiempo en que los comunistas fueron cristianos. Si ahora no creen en un Dios justo, ¿de quién es la culpa?”1b
No es solo la piedad hipócrita lo que ha hecho que millones se pongan en contra de las iglesias. Hay mucho más envuelto. Por lo general, ¿a quién ha apoyado la religión mundial? ¿No ha sido a los ricos opresores, a los terratenientes opulentos y a los poderosos intereses comerciales? Para encontrar alivio, muchos se han dirigido al comunismo.
Además, ¿qué hay acerca de la decadencia moral de la actualidad? ¿Sería posible que la religión cargue con la mayor culpa en esto también? ¿Es posible que en gran parte sea culpable por la fornicación, el adulterio, la homosexualidad y las enfermedades venéreas, que tan desenfrenadas están a través de la cristiandad?
Guerras, comunismo, inmoralidad... a muchas personas les será difícil creer que la religión mundial pueda ser la responsable de estar guiando a la humanidad a estas cosas. Sin embargo, recuerde que Jesucristo llamó a los guías religiosos de su día, “Guías ciegos.” Dijo: “Si, pues, un ciego guía a un ciego, ambos caerán en un hoyo.” (Mat. 15:14) Sí, aquellos guías religiosos estaban extraviando a la gente.
Jesús hasta mostró que aquellos guías religiosos eran precisamente los responsables de encaminar a los judíos hacia la terrible destrucción que le sobrevino a Jerusalén y Judea, menos de cuarenta años más tarde.—Mat. 23:29-36.
¿Hay un paralelo con eso hoy día? ¿Está la religión de la actualidad realmente guiando a las masas de la humanidad a una destrucción parecida? Quizás el meramente sugerir tal cosa le ofenda. Pero, ¿qué hay si eso es exactamente lo que dice la Palabra de Dios? Si así es, ¿no deberíamos por lo menos tomar el tiempo para considerar el porqué, y lo que podemos hacer acerca de ello?
Por lo tanto, examinemos adónde realmente está la religión guiando a la humanidad. Entonces veremos qué es lo que Dios se propone hacer en cuanto a ello. Además, se le hará claro cómo todo esto le afecta a usted y a sus seres queridos.
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¿Cómo guía la religión?¡Despertad! 1972 | 8 de octubre
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¿Cómo guía la religión?
A PRIMERA vista, parecería que los gobernantes políticos guían a las religiones. En algunas ocasiones ése ha sido el caso. Pero, ¿por qué es que algunos gobernantes han podido empuñar el poder, en particular los dictadores en países que afirman ser cristianos?
¿No es debido a la manera en que la religión ha encauzado el modo de pensar de la gente? La religión en realidad ha acondicionado la mente de la gente para que los dictadores puedan conseguir y mantener el poder. La ha guiado a confiar en que los gobernantes políticos realizarán las condiciones sociales que el pueblo desea.
Los mismos guías religiosos, con pocas excepciones, han alabado y seguido a los gobernantes políticos. En ocasiones el clero hasta se mezcla directamente en la política por medio de decirle a la gente cómo debe votar.
Por lo tanto, cuando surge un dictador y promete a la gente las cosas que ésta quiere, muchos lo siguen. Pero, ¿qué pasa si los recluta para la guerra? Las masas han sido acondicionadas por el clero para también obedecer en eso.
Algunas veces los gobernantes políticos se exceden. Hacen cosas que no son del agrado del clero. Pero, ¿quién fue responsable por la existencia de tal gobierno malo? Por ejemplo, ¿hubiera podido el gobierno de Hitler haber tenido tanto poder si la vasta mayoría del clero no hubiera dicho, o permitido, que su pueblo lo apoyase? ¿No fue fortalecida la posición del nazismo por el concordato entre Hitler y el Vaticano?
¿Podría haber llegado el comunismo al poder en Rusia si la iglesia en Rusia no hubiera apoyado a los opulentos terratenientes y otros elementos opresivos hasta el punto en que la reacción se hizo inevitable? ¿Hubiera podido el comunismo apoderarse del poder en China de no haber sido por el tratamiento que allí recibió el pueblo a manos de las naciones de la cristiandad?
Actualmente algunos de los clérigos más radicales hasta recomiendan la revolución. Pero al hacer esto, ¿están realmente cambiando sus métodos? ¿No están sencillamente dirigiendo a la gente hacia otra forma de gobierno egoísta, más bien que mostrarle la verdadera liberación que se enseña en la Palabra de Dios, la Biblia?
Además, ¿qué hay en cuanto a la moral? ¿Qué le sucede a los miembros de una iglesia que practican fornicación, adulterio, y perversiones sexuales? ¿No se les permite, en la mayoría de los casos, permanecer como miembros teniéndoseles en buen concepto? ¿No es este fracaso de la iglesia en dar disciplina y guía moral una de las causas principales del alarmante aumento en las enfermedades venéreas, en los nacimientos ilegítimos y en los abortos a través de toda la cristiandad?
La situación actual es exactamente igual a como era antes de que Israel fuera al exilio en Babilonia, y que su ciudad capital Jerusalén fuera destruida. Dice la Biblia acerca de esos tiempos: “Porque tanto el profeta mismo como el sacerdote mismo se han contaminado.”—Jer. 23:11.
¿En qué condiciones resultó eso? La Biblia nos contesta: “Hay la pronunciación de maldiciones y práctica de engaño y asesinato y robo y perpetración de adulterio que han estallado, y actos de derramamiento de sangre.”—Ose. 4:2.
La verdad es que el clero religioso del día actual no se ha mantenido fiel a Dios, de la misma manera en que no lo fue en el Israel antiguo. No han enseñado a sus rebaños las verdades de la Palabra de Dios, ni ellos mismos las obedecen. Han llegado a estar más interesados en hacer lo que ellos piensan, que en hacer lo que Dios dice que deberían hacer.
Esto no quiere decir que no ha habido clérigos que han desaprobado las cosas detestables que se han hecho en el nombre de Dios. También ha habido hombres honrados en los gobiernos que han tratado de remediar los asuntos. Pero el espíritu dominante de transigir y de egoísmo, y el sistema que se ha desarrollado a través de los siglos de pasar por alto los principios justos, han atado las manos de los que han intentado reformar a la cristiandad.
Tal vez la consecuencia más trágica del fracaso de la religión mundial sea en relación con las guerras. Es muy esclarecedor echar una mirada al registro. Por ejemplo, ¿cuál es el registro de la religión en relación con la guerra de Vietnam?
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La guerra de Vietnam... ¿adónde ha guiado la religión?¡Despertad! 1972 | 8 de octubre
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La guerra de Vietnam... ¿adónde ha guiado la religión?
MILES de jóvenes católicos, protestantes y miembros de otras religiones han peleado en Vietnam. Muchos todavía están peleando. Los clérigos ministran a los hombres en el mismo campo de batalla. ¿Ha tenido la religión una parte en guiar a los hombres a esta guerra?
¿Cuál es la posición actual de las religiones protestantes hacia el conflicto? El jesuita Robert Drinan en su reciente libro Vietnam and Armageddon señala hacia el “casi unánime sentimiento entre los teólogos protestantes de que la guerra de Vietnam es moralmente indefendible.”2 Recientemente varias confesiones protestantes han publicado declaraciones oponiéndose a la guerra.
Recientemente las organizaciones religiosas judías también se han opuesto a la guerra. Un titular en el Post de Washington en diciembre dijo: “RESOLUCIÓN DEL TEMPLO DE KENSINGTON INSTA QUE SE PONGA FIN A LA GUERRA DE VIETNAM.” La resolución instaba al presidente Nixon a “fijar y anunciar el retiro completo de todas las fuerzas norteamericanas operando en y sobre Vietnam, Laos y Camboya.”3
¿Qué hay acerca de la posición católica romana? El pasado noviembre los obispos norteamericanos se reunieron en una convención nacional, y los titulares de primera plana del Times de Nueva York informaron: “LOS OBISPOS CATÓLICOS DE U.S.A. PIDEN QUE SE PONGA FIN A LA GUERRA DE INDOCHINA.”4 La resolución adoptada por los obispos señalaba a “la destrucción de la vida humana y de los valores morales,” y decía: “Por lo tanto, es nuestra firme convicción que la rápida finalización de esta guerra es un imperativo moral de máxima prioridad.”5
Thomas Gumbleton, obispo auxiliar de Detroit, explicó que la resolución “significaba que la guerra es injusta.”6 Por lo tanto, dijo que cualquiera que comparte la posición católica “no debe participar en esta guerra.”7
De tales evidencias uno podría llegar a la conclusión de que la religión ha guiado a la humanidad a apartarse de la guerra. Pero, ¿por qué es que cientos de miles de jóvenes católicos y protestantes lucharon a través de los años en Vietnam? ¿Actuaron contrario a la guía que habían recibido de su religión?
Guía confusa
En realidad la oposición religiosa a la guerra de Vietnam no es tan definida como lo susodicho parece indicar. Por ejemplo, el arzobispo Philip Hannan de Nueva Orleáns dijo que él estaba entre “los muchos obispos que no apoyaban del todo la resolución,” recientemente adoptada por los obispos norteamericanos.8 ¡Así que es muy comprensible el que los católicos puedan estar confundidos en cuanto a la guía que hasta ahora se les ha dado!
Algo similar sucede con las religiones protestantes. En 1968 la Iglesia Luterana estadounidense adoptó la posición de aprobar oficialmente la objeción de conciencia, de manera selectiva. Sin embargo, desde entonces los luteranos también han hablado en apoyo de la lucha en Vietnam. Por ejemplo, en 1970, en la edición de primavera de la publicación luterana el Springfielder, el profesor-capellán Martin Scharlemann escribió:
“Oímos que se dice que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Por supuesto, eso es correcto. ¿Quién puede discutirlo, dado que es la palabra del Señor? Pero, hay más envuelto en esto. . . . Mi relación con un soldado del Vietnam del Norte no es un asunto de uno-a-uno. De por medio hay dos patrones de lealtad: La mía hacia mi país y la de él hacia su país. Tengo una responsabilidad hacia mi país que supera a mi preocupación por el país de él; y eso es cierto en lo que respecta a él también. Ahora bien, cuando él se encuentra herido y cuando necesita mi ayuda, entonces una vez más llega a ser mi prójimo en el sentido ético del Nuevo Testamento. La relación de uno-a-uno reaparece.”9
Así es que este ministro arguye que la lealtad a la nación anula el mandato de Cristo de amar al prójimo. Ciertamente debe ser muy confuso para las personas el que su iglesia apruebe a objetores de conciencia, y sin embargo un ministro estimule a pelear en la guerra!
Uno podría llegar a la conclusión de que los puntos de vista de este ministro luterano son la excepción hoy día, y que actualmente la religión está instruyendo a la gente a apartarse de luchar en Vietnam. Pero, ¿era eso cierto hace cinco o seis años?
Anterior punto de vista de la guerra
Hace cinco años los sacerdotes católicos romanos a través de los Estados Unidos fueron entrevistados por Catholic Polls, Inc. Se les preguntó: ¿Deberían los Estados Unidos adoptar una firme política de ganar la guerra de Vietnam?
Los sacerdotes respondieron: Sí... 2.706; No... 371.10
Con frecuencia los sacerdotes hablaron y actuaron en completo apoyo de los esfuerzos para la guerra. Por ejemplo, un periodista informó que un sacerdote y otros dos clérigos trataron de “convencer a un grupo de estudiantes de Brooklyn de que el precepto bíblico en contra de matar no aplicaba a la guerra de Vietnam.” Robert J. McNamara, un sacerdote, arguyó que: “Lo que estamos haciendo allí es necesario para impedir la oligarquía.”11
Algunos sacerdotes tomaron una parte aún más activa en la guerra. Una gran foto de página y media de un sacerdote apareció en la revista Life con un título en letra negra que decía: “Un valiente sacerdote lucha por su propia cuenta.” El artículo decía: “En medio de la guerra, la figura encasquetada, blandiendo el arma que se ve arriba es un fenómeno extraño y animador... un sacerdote católico que está conduciendo su propia guerra privada en contra del Viet Cong.”12
¿Por qué estuvieron los sacerdotes casi unánimemente a favor de que los Estados Unidos obtuvieran una victoria en Vietnam? Sin duda una poderosa influencia fue la guía que sus obispos les dieron. En noviembre de 1966 los obispos de los Estados Unidos dijeron en una declaración oficial: “Es razonable argüir que nuestra presencia en Vietnam está justificada. . . . Encomiamos el valor de nuestros hombres en las fuerzas armadas, y les expresamos nuestra deuda de gratitud. . . . concienzudamente apoyamos la posición de nuestro país en las circunstancias actuales.”13
Algunos obispos hablaron casi como si la guerra fuera una cruzada sagrada. El fallecido cardenal Francis Spellman dijo que las tropas de los Estados Unidos eran “soldados de Cristo”14 que estaban peleando una guerra por la civilización, y que algo “menos que la victoria es inconcebible.”15 A los que ponían en duda la legitimidad de la causa de Estados Unidos, Spellman contestó: “Mi país, con razón o sin ella.”16
Acerca de la llamada para la “victoria” que hizo Spellman, George R. Davis, ministro de la Iglesia Cristiana de la Ciudad Nacional, en Washington, D.C., dijo: “Estoy de acuerdo.”17 Otros ministros protestantes mostraron su aprobación de diversas maneras.
Robert Mummey, un ministro de la Ciencia Cristiana, arguyó a favor de la guerra, diciendo a un grupo de estudiantes universitarios: “El matar debe hacerse con un corazón puro, de otra manera se comete una matanza inmoral. Si nuestros soldados fueran indoctrinados para odiar al enemigo, entonces el matarlo sería un acto inmoral.”18
Los clérigos también mostraron su apoyo a la guerra dando honra a los que murieron en acción. Martin Haerther, un pastor luterano de Des Moines, Iowa, dijo en un funeral: “Cuando un soldado muere en cumplimiento de su deber en una guerra justa [Vietnam], no se trata solo de una muerte gloriosa en el servicio de su nación, sino también de un final bendito para él . . . Estoy seguro de que los ángeles estuvieron presentes para llevar su alma al cielo y que ahora él está disfrutando de paz.”19
Adónde ha guiado la religión
Llega a ser muy obvio que las iglesias de los Estados Unidos le dieron su apoyo a la guerra de Vietnam durante sus primeras etapas. ¿Y a qué llevó esto?
Entre otras cosas llevó a que miembros de la misma religión se mataran unos a otros en el campo de batalla. Por ejemplo, se calcula que hay un millón de católicos en Vietnam del Norte. ¿Qué posición tomaron los sacerdotes allí? El Times de Nueva York informó: “El pastor de la Iglesia de San Antonio de Padua en Hanoi, el reverendo Joseph Nguyen Van Que, . . . dijo que él acostumbraba bendecir a los jóvenes católicos que se unían a las fuerzas armadas [de Vietnam del Norte].”20 ¡Así es que miembros de la misma religión se han matado los unos a los otros en los campos de batalla de Vietnam, y lo han hecho con la bendición del clero!
Sin embargo, como se mencionó antes, recientemente ha habido un cambio. De hecho, se publicó una proclama interreligiosa, “Una llamada a la penitencia y a la acción,” la cual insta a poner fin a la guerra.21
Pero, ¿a qué se debe el que los líderes religiosos cambiaran su punto de vista? La respuesta a esta pregunta ayudará a revelar lo que a menudo determina la posición que la religión toma en los asuntos, y por lo tanto hacia dónde guía a la humanidad.
[Ilustración de la página 6]
Algunos sacerdotes tomaron parte activa en la guerra, como lo hizo éste, cuya fotografía apareció en la revista “Life”
[Ilustración de la página 7]
Hablando de la guerra de Vietnam, el cardenal Spellman dijo que las tropas de los Estados Unidos eran “soldados de Cristo”
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¿Qué determina la dirección que toma la religión?¡Despertad! 1972 | 8 de octubre
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¿Qué determina la dirección que toma la religión?
POR medio de excusar al principio la guerra de Vietnam, las iglesias guiaron a mucha gente a pensar que era correcto luchar en ella. Pero ahora algunas organizaciones religiosas y sus oficiales condenan la guerra. Dicen que participar en ella es incorrecto.
¿A qué se debe el cambio? ¿Están las iglesias guiando ahora a sus miembros a vivir en armonía con las enseñanzas de la Biblia, o es que tal vez son otros los factores que determinan la guía que la religión provee?
El Journal de Oregón recientemente declaró que ‘los clérigos sencillamente van tras la multitud.’22 Así es que cuando la gente manifestaba poca oposición a la guerra, las iglesias la apoyaban. Pero cuando el público llegó a disgustarse con la propagación de la lucha y el derramamiento de sangre, entonces el clero comenzó a oponerse a la guerra.
Alden Munson, redactor de United Methodist, una publicación de la Iglesia Metodista, explicó:
“Una acumulación de asuntos turbios como el de My Lai, y la mejor abarcación noticiera de guerra de la historia han tenido su efecto sobre la entera nación, y por fin la iglesia está yendo en pos del sentimiento antibélico. . . . Se calcula que las bajas civiles en Vietnam de 1965 en adelante alcanzan de 1 a 4 millones de hombres, mujeres y niños, pero es solo ahora que las iglesias están comenzando a expresar horror.”23
Sí, no fue sino hasta que la guerra llegó a hacerse ‘impopular’ que el grito por “paz” de la religión llegó a hacerse audible. Se ha notado que las iglesias determinan lo que corrientemente es popular, y entonces deciden la posición que adoptarán en armonía con ello. El clérigo Robert J. McCracken, de la ciudad de Nueva York, admitió: “Nos aseguramos de no adoptar una posición a menos que sepamos en qué dirección está soplando el viento.”24
Esfuerzo por demostrar guía consistente
La Iglesia Católica recientemente indicó que no había cambiado su posición acerca de la guerra. Aseveró que la dirección católica nunca apoyó la guerra de Vietnam. De hecho, esta declaración apareció en un documento puesto en circulación el año pasado por la Conferencia Católica de los Estados Unidos (USCC), el instrumento administrativo de la Conferencia Nacional de los Obispos Católicos.
Sin embargo, aun los teólogos católicos prominentes dicen que los obispos, en vez de oponerse a la guerra, la apoyaron. De hecho, alrededor del mismo tiempo en que se daba a conocer el documento de la USCC, el sacerdote católico Peter J. Riga, profesor de religión en el Colegio La Salle, escribió:
“Debido al enorme fracaso en lo que respecta a dirección moral en la cuestión moral más grave de nuestro tiempo, los obispos católicos norteamericanos que han apoyado esta guerra (cerca del 95 por ciento) deberían renunciar en masa porque ya no llenan los requisitos para el puesto; . . . el que tiene las manos embarradas de sangre no está capacitado para ser un ministro. Yo digo que los obispos católicos norteamericanos, debido a su fracaso moral, tienen las manos embarradas de sangre humana.”25
¿No hacen estas acusaciones hechas por los propios católicos que uno tenga dudas en cuanto a la veracidad de lo que los obispos han publicado?
Tergiversando la verdad
La revista católica Commonweal consideró este asunto. El escritor católico Gordon Zahn, profesor y sociólogo, después de estudiar el documento de la USCC, declaró lo siguiente:
“Debo desafiarlo como un evidente intento deliberado de crear, por medio de un enfoque histórico cuidadosamente selectivo, una falsa impresión de que la directiva formal de la iglesia ha sido una fuente consistente, aunque prudentemente restringida, de oposición a la guerra.”26
Como ilustración del “enfoque histórico cuidadosamente selectivo” del documento está la ausencia de declaraciones de líderes católicos que expresaron su apoyo a la guerra. La omisión más notable de todas, son las declaraciones apoyadoras del fallecido cardenal Spellman.
De hecho, las declaraciones de los guías de la iglesia en apoyo de la guerra, que se omiten en este documento, son tan numerosas que el Commonweal declaró: “Uno sospecha que los investigadores de la USCC podrían haber compilado por lo menos una cantidad igual de declaraciones episcopales en apoyo de la guerra tan solo de los archivos de la arquidiócesis de Nueva York.”27
¡Pero toda esa evidencia fue deliberadamente excluida! Sin embargo, la “sencilla honradez,” dice Commonweal, debería requerir la inclusión de tales declaraciones, “embarazosas como pueden parecer ahora que la total medida de la inmoralidad de esa guerra está clara ante la vista de todos.”28
¿No es evidente que el documento de la USCC es un esfuerzo obvio de querer cubrir el apoyo que al principio prestó la religión a lo que ahora resulta ser una guerra impopular? Quizás usted quede sorprendido ante tal falta de honradez.
Lo que determina hacia dónde guía la religión
Es cierto que a menudo los ministros usan la Biblia para enseñar ‘paz en la tierra’ y ‘amor al prójimo.’ De esto uno pudiera asumir que la religión guía a la humanidad a vivir en armonía con las enseñanzas bíblicas y a apartarse de la guerra y la violencia.
Sin embargo, es un error considerar solamente lo que la religión dice. Más bien, es de vital importancia también examinar lo que la religión en realidad hace. ¿Qué es lo que la religión hace cuando los líderes nacionales deciden que es en interés de la nación librar una guerra?
En estas circunstancias, ¿llaman atención las iglesias a las palabras de Jesús: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos”? (Juan 13:35) ¿Explican a sus adeptos que el verdadero amor cristiano no es afectado por las fronteras nacionales? ¿Ponen en claro que todos los verdaderos seguidores de Cristo se aman mutuamente sin importar cuál sea el país en el que vivan o la raza a la que pertenezcan?
Además, ¿enfatizan las iglesias a sus miembros las palabras de Juan, el apóstol de Jesús: “Tengamos amor los unos para con los otros; no como Caín, que se originó del inicuo y mató atrozmente a su hermano”? (1 Juan 3:10-12) ¿Explican ellos que matar a sus semejantes humanos en el campo de batalla, y especialmente a miembros de su propia religión, no es mostrar amor por ellos? ¿Recalcan que el que hace esto, de hecho, está sirviendo “al inicuo,” Satanás el Diablo?
Es bastante claro de que cuando las naciones se preparan para la guerra las iglesias hacen caso omiso de esas enseñanzas bíblicas. Un bien conocido clérigo protestante, el fallecido Harry Emerson Fosdick, admitió:
“Nuestra historia occidental ha sido una guerra tras otra. Hemos criado a hombres para la guerra, hemos entrenado a hombres para la guerra; hemos glorificado la guerra; hemos hecho de los guerreros nuestros héroes y aun en nuestras iglesias hemos puesto nuestras banderas de guerra... Con un extremo de nuestra boca hemos alabado al Príncipe de Paz y con el otro extremo hemos glorificado la guerra.”29
El hecho es que no es lo que la Biblia dice, sino lo que los líderes nacionales dicen y lo que corrientemente es popular con la gente lo que determina adónde guía la religión. Comentando en su editorial acerca de la guerra de Vietnam, el Sun de Vancouver indicó: “Tal vez es una debilidad de toda religión organizada de que la iglesia sigue en pos de la bandera . . . ¿Qué guerra jamás fue peleada sin que se haya alegado que Dios estaba a favor de cada bando?”30
¿Apoyan solamente “guerras justas”?
La excusa que a menudo dan las religiones por respaldar las guerras de sus países es de que la causa de su nación es justa... su nación solo pelea “guerras justas.” Por lo tanto, se arguye que es la obligación de la religión el apoyar los esfuerzos bélicos nacionales.
Pero piense en esto por un momento. ¿No alega cada nación que se envuelve en una guerra que su causa es “justa”? Es tal como lo declara una moderna enciclopedia: “Las causas de guerra pueden ser egoístas, bajas, o hasta inicuas, pero por lo general las razones declaradas son elevadas y nobles. Ambos bandos en una guerra pueden mostrar razones que consideran válidas.”31
Por lo tanto, basándose en lo que se considera como ‘razones válidas,’ cada nación, aunque la gente de esas naciones quizás tenga puntos de vista completamente opuestos, pelea lo que llama una “guerra justa.” El patriotismo florece, y las iglesias son arrolladas, cada religión ‘siguiendo en pos de la bandera.’ El prominente guía religioso protestante, Martin Niemoeller, dijo que desde los días de los emperadores romanos ésta ha sido la norma de la cristiandad. “La iglesia nunca ha conocido una guerra injusta,” explicó, “sino que siempre ha justificado la guerra de su propio soberano y Estado.”32
El historiador católico E. I. Watkin escribió:
“A pesar de ser una admisión dolorosa, no podemos en el interés de una falsa edificación o de una lealtad falta de honradez, negar o pasar por alto el hecho histórico de que los obispos han apoyado consistentemente todas las guerras que los gobiernos de sus países han peleado. De hecho, no sé de un solo caso en el que la jerarquía nacional haya condenado como injusta alguna guerra . . . Prescindiendo de la teoría oficial, en práctica ‘mi país siempre está en lo correcto’ ha sido la máxima seguida en tiempos de guerra por los obispos católicos. . . . en lo que se refiere al nacionalismo belicoso, ellos han hablado como los portavoces del César.”33
¿Es verdaderamente cierto que las iglesias han “apoyado consistentemente todas las guerras que los gobiernos de sus países han peleado”? ¿Solo ha pretendido la religión ser una fuerza para el bien, pero en realidad ha sido un respaldo para la guerra y la violencia? ¿Qué revelan los hechos de la historia?
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