precursorado y ahora 17,955 están empleando tiempo cabal en este ramo de la actividad ministerial. Otros 1,004 trabajan en los hogares de las sucursales desempeñando trabajos de oficina, cuidando los edificios, mientras que otros de este número hicieron el trabajo de imprimir 4,955,201 libros, 13,604,283 folletos; 30,256,927 revistas La Atalaya y 21,422,620 revistas ¡Despertad! para los suscriptores y distribuidores, y 278,820,411 hojas sueltas, tratados, cartelones y formularios para oficina.

24. ¿Qué cosa agradecen los trabajadores en las sucursales y en la oficina principal, y cuál es nuestro privilegio bendito todavía?

²⁴ Todos los hermanos en los hogares de las sucursales y en la oficina principal en Brooklyn, Nueva York, se hallan gozosos de servir a sus hermanos en todo el mundo. Están agradecidos por la bondad inmerecida de Jehová para con ellos y para con los demás testigos de Jehová en todo el mundo. Y junto con sus hermanos en todo el mundo ellos seguirán esforzándose por “decir a los presos: Salid”, para que todos los amantes de la libertad puedan gozar de la bendita unidad en la organización visible de Dios. Es nuestro bendito privilegio ayudar a todos estos que han sido libertados a organizarse con nosotros para el ministerio.

“Sobre esta roca edificaré mi iglesia”

LA ORGANIZACIÓN religiosa católica romana alega que unos cuatrocientos millones de personas profesan su fe. Sobresaliente entre lo que enseña a estas multitudes es que Pedro fué el primer papa. Cuando alguno de éstos es instado para prueba bíblica inmediatamente se refiere a las palabras de Jesús dichas a Pedro: “Tú eres Pedro; y sobre esta roca edificaré mi iglesia.” (Mat. 16:18, Dy) Pero preguntamos, ¿Es esto lo que Jesús quiso decir con esas palabras, que Pedro es la roca sobre la cual Su iglesia es edificada? ¿Fué Pedro el primer papa? ¿Es cierto que Pedro estuvo alguna vez en Roma? ¿Cuáles son los hechos?

Primero que todo notemos que la iglesia de Cristo no es un edificio literal de piedra, porque, como Pablo les dijo a los atenienses, Dios “no habita en templos hechos a mano”. (Hech. 17:24, NM) La palabra griega original traducida “iglesia” en Mateo 16:18 es ecclesia y no se refiere a un edificio de piedra o madera sino a una congregación o asamblea de gente. Dios tuvo una iglesia o asamblea o congregación mucho antes del tiempo de Cristo, porque Esteban, cuando se refirió a la nación de Israel en el desierto, lo llamó una ecclesia o iglesia o asamblea o congregación. (Hech. 7:38; vea también la margen.) Ni aplica esta palabra sólo a asambleas religiosas. Lucas, al hablar de la chusma que se juntó en Éfeso en protesta a la predicación de Pablo, se refiere a ella como una ecclesia, una asamblea.—Hech. 19:29-41.

Note que esta iglesia o congregación se denomina por Jesús “mi iglesia”. No es la iglesia o congregación de Pablo, Apolo o Pedro, porque como Pablo bien declara, ninguno de éstos murió por los cristianos. (1 Cor. 1:12, 13) Es el cuerpo