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  • Evitándolo dentro de las ciudades de refugio
    La Atalaya 1956 | 15 de junio
    • Evitándolo dentro de las ciudades de refugio

      1. ¿Por qué necesitamos un lugar de refugio en el Armagedón, y cómo lo representó Dios proféticamente para nosotros?

      LA CULPABILIDAD por derrame homicida de sangre está pegada a todo el mundo. Aunque aparentemente se esfuerza por lograr la paz internacional a su propia manera, la cristiandad a la misma vez lleva la delantera en la preparación de la guerra más sangrienta de todo tiempo. ¿Dónde hay un lugar adonde podamos ir para escaparnos de tener parte alguna en la culpabilidad que por derrame homicida de sangre tiene el mundo al tiempo del Armagedón, para que no se demande de nosotros nuestra vida en conformidad con el pacto de Jehová respecto a la santidad de la sangre? Jehová ha provisto el único lugar de escape y refugio, y él nos lo representó proféticamente en las ciudades de refugio para las que él hizo arreglos en la tierra de Israel.

      2. ¿Qué eran los lugares de asilo entre las naciones paganas, y por qué fué reducido finalmente el número de ellos?

      2 Estas no eran como los lugares de refugio que estaban de boga entre las antiguas naciones paganas. Esos lugares eran lugares religiosamente sagrados, tales como arboledas, templos y altares, y a éstos se les daba el derecho de asilo, es decir, el derecho de suministrar abrigo con protección contra castigo por cualquier mal que se hubiera cometido. El poder protector que se daba a estos lugares abarcaba un área de considerable extensión alrededor del lugar santo y éste se vigilaba y preservaba rigurosamente por medio de castigar severamente a los que violaban la protección que se ofrecía en el lugar. Sin embargo, estos lugares de refugio o asilo eran lugares donde, bajo la cubierta de religión, tanto el culpable como la persona desafortunada podía hallar abrigo y protección contra los oficiales de la ley o contra los que querían hacerse justicia por sí mismo e imponer el castigo. El famoso templo de Ártemis (o Diana) en Éfeso era un lugar de refugio o asilo pagano y sus privilegios en conexión con esto se extendieron con el transcurso del tiempo. Con el tiempo el número de estos lugares de asilo se multiplicó en gran manera entre los griegos y romanos, pero se abusó mucho del privilegio de asilo y esto dió por resultado un gran aumento en el número de criminales. Por eso el emperador romano Tiberio, del tiempo de Jesús, hizo que se llevara a cabo una investigación solemne en cuanto a los efectos de estos asilos, y esto resultó en reducir el número de los asilos y limitar sus privilegios.

      3. ¿Se permitió que aumentara el número de ciudades de refugio en Israel, y cuándo fué que por primera vez Jehová mencionó un lugar futuro de asilo para Israel?

      3 Las ciudades de refugio de la tierra de Israel estaban limitadas en cuanto a número y éstas no proveían asilo al que era culpable de haber dado muerte a alguien, sino que proveían asilo sólo al que había dado muerte a alguien sin intención. Algunos entienden que, durante los cuarenta años que los israelitas anduvieron vagando por el desierto antes de entrar en la Tierra Prometida de Palestina, se proveyó asilo entre el campamento de los siervos del templo a quienes se conocía como levitas, grupo al cual pertenecían el sumo sacerdote y su cuerpo de sacerdotes subalternos. Al principio cuando dió la ley al profeta Moisés en el monte Sinaí, Jehová Dios hizo mención de un lugar futuro de asilo, al decir: “Al que hiera a un hombre de modo que verdaderamente muera se le ha de dar muerte sin falta. Pero cuando uno no acecha y Dios permite que ocurra a mano de él, entonces debo arreglarte un lugar adonde pueda huir. Y en caso de que un hombre se acalore contra su semejante al grado de matarlo con astucia, has de llevarlo, aun de estar a mi altar, a morir.”—Éxo. 21:12-14, NM.

      4. ¿Qué se quiere decir por llevarse a alguien culpable de asesinato hasta de estar al altar de Jehová?

      4 Es posible que esta última declaración signifique que aun si un hombre es un sacerdote que sirve en el altar de Dios no se le ha de tratar como inculpable, sino que ha de ser llevado a la ejecución por un asesinato planeado con astucia. O si algún asesino intencional huyera al altar como asilo y se prendiera de uno de sus cuernos con la esperanza de ser protegido por lo sagrado del altar, ha de ser llevado y ajusticiado como merece. Dios no protege a los criminales intencionales ni por su ley ni por cosas santas de su organización. Un ejemplo de esto es el caso del general Joab. Durante el tiempo en que David era rey Joab fué culpable de derramar la sangre de hombres inocentes porque fué impulsado por venganza y envidia. A esto él agregó el crimen de prestar apoyo a un usurpador del trono de David en vez de a aquel que Dios había escogido para el trono, a saber, a Salomón, el hijo de David. Cuando el que intentó la usurpación todavía manifestó ambiciones de ocupar el trono y el rey Salomón hizo que lo mataran, el general Joab huyó y se prendió de los cuernos del altar y rehusó apartarse, diciendo: “¡No! Porque aquí es donde moriré.” De consiguiente el rey Salomón hizo que lo ejecutaran allí, diciendo: “Jehová ciertamente volverá su sangre sobre su propia cabeza, porque él cayó sobre dos hombres más justos y mejores que él y procedió a matarlos con la espada, cuando mi padre David mismo no había sabido de ello.” (1 Rey. 2:28-34, NM) Ningún asesino o persona que intencionalmente participa en derramar sangre puede esperar que el sacrificio del gran altar de Jehová, a saber, Jesucristo, expíe su crimen o tome parte en un crimen.

      5. ¿Cuántas ciudades de refugio habían de ser designadas, y por qué no eran ciudades comunes?

      5 En el año cuadragésimo de su viaje errante los israelitas llegaron a los llanos de desierto de Moab al este del río Jordán frente a la ciudad de Jericó. Entonces a Jehová Dios le fué grato mandar que ellos separaran seis ciudades de refugio, tres al lado oriental del río y tres al lado occidental. Estas no eran simplemente ciudades comunes, sino ciudades que pertenecían a los siervos especiales de Jehová asignados a su templo; una ciudad, Hebrón, era ciudad de sacerdotes y las cinco otras pertenecían a los levitas. En armonía con el hecho de que éstas servían como lugares de refugio donde al refugiado no lo podía tocar el verdugo, se les dió un estado sagrado. De modo que leemos de la asignación de las ciudades: “Dieron estado sagrado a Cades . . . y a Siquem . . . y a Kiryat-arba, es decir, Hebrón, . . . a Bezer . . . y a Ramot en Galaad . . . y a Golán.” (Jos. 20:7, 8, NM) Por lo tanto las ciudades de refugio tuvieron el reconocimiento especial de Dios, y era correcto el que se les respetara el poder que tenían de proveer refugio.

      6. ¿Con el propósito de que se evitara qué cosa se establecieron las ciudades de refugio, y qué resultaría si los israelitas trataran de desviarse de esta ley o pasarla por alto?

      6 Las ciudades de refugio tenían como propósito impedir el que la tierra fuera corrompida con sangre inocente, no la sangre de la persona a quien alguien matara sin intención, sino la sangre del que la matara sin intención que era inocente por no tener malas intenciones: “para que no se derrame sangre inocente en medio de tu tierra que Jehová tu Dios te está dando como herencia y no tenga que haber sobre ti ninguna culpa por derrame homicida de sangre.” (Deu. 19:10, NM) Además de eso, si los israelitas dejaran de cumplir la ley de las ciudades de refugio y trataran de echar a un lado o pasar por alto la ley, tal cosa resultaría en corromper la tierra con la sangre de la persona inocente, fuera que se le hubiera dado muerte intencionalmente o sin intención. “No deben corromper la tierra en que están, porque es la sangre lo que corrompe la tierra y para la tierra no puede haber expiación respecto a la sangre que se ha derramado en ella salvo por la sangre del que la derrame. Y no debes contaminar la tierra en que están morando, en medio de la cual yo estoy acampando en tiendas, porque yo Jehová estoy acampando en tiendas en medio de los hijos de Israel.”—Núm. 35:33, 34, NM.

      7. Para vengar la sangre derramada, ¿a quién se hizo a la imagen de Dios, y adónde había de huir un homicida para escapar de este?

      7 Jehová reconocía el derecho del pariente más cercano de la persona inocente que había sido muerta de matar al que le dió muerte cuando lo alcanzara. Jehová reconocía a este pariente más cercano como el vengador de la sangre y por lo tanto le asignó a él el derecho y poder de verdugo. De esa manera Dios hizo al vengador de la sangre “a la imagen de Dios,” porque Dios mismo tiene el derecho y poder de ajusticiar a los asesinos. (Gén. 9:6, NM) La ley de Dios decía: “El vengador de la sangre es el que dará muerte al asesino. Cuando suceda que se encuentre con él él mismo le dará muerte.” (Núm. 35:19, NM) Sin embargo, pudiera suceder que un hombre matara a otra persona o causara la muerte de otro accidentalmente, sin intención, sin premeditación maliciosa. Para proteger al hombre que se hallara en dichas circunstancias Dios proveyó las ciudades de refugio, para que se salvara la vida del hombre que había dado muerte a otro sin intención hasta que tuviera su juicio y probara que no había tenido ninguna intención de matar ni ningún odio asesino. (Jos. 20:9) Así que a la ciudad de refugio de su distrito podía huir el que había dado muerte a otro inocentemente. “Y deben escoger ciudades que les sean convenientes. De ciudades de refugio les servirán a ustedes, y debe huir allí el homicida que hiera fatalmente a un alma sin intención. Y las ciudades deben servirles como refugio del vengador de la sangre, para que el homicida no muera sino hasta que comparezca ante la asamblea para juicio. Y las ciudades que darán, las seis ciudades de refugio, estarán a disposición de ustedes.”—Núm. 35:11-13, NM.

      8. ¿Qué arreglo de la cristiandad católica no fué tipificado por las ciudades de refugio, y por qué se abolió al fin ese arreglo?

      8 El pacto de la ley que Jehová hizo con el Israel natural tenía ciudades de refugio literales. El nuevo pacto de Jehová con el Israel espiritual hace provisión para un refugio parecido. De modo que las ciudades de refugio israelitas representaron o prefiguraron algo bueno que había de venir, que tenía que ver con Cristo. (Col. 2:16, 17; Heb.10:1) ¿Qué fué lo que representaron o prefiguraron? No los edificios de iglesia y recintos católicos romanos donde solía proveerse asilo a los que violaban la ley. Cuando los que pretendían ser cristianos empezaron a adoptar las cosas del paganismo y darles una apariencia cristiana, la costumbre pagana de conceder el derecho de asilo en lugares santos fué trasladada a la cristiandad. Ya en el tiempo del emperador Constantino de Roma las iglesias católicas romanas fueron hechas asilos donde personas desafortunadas podían refugiarse cuando las perseguían oficiales de la ley o enemigos poderosos vengativos. En 681 el sínodo de Toledo ensanchó el derecho de asilo para que abarcara hasta treinta pasos desde cada iglesia. Desde ese tiempo el privilegio eclesiástico predominó en toda la cristiandad católica y continuó, por lo menos en Italia, durante todo el tiempo que el papa permaneció independiente y tuvo su propiedad. Pero esta arrogación eclesiástica tendía a trasladar poder del magistrado civil al sacerdocio y trabajaba contra la ley y la debida administración de la justicia. Ayudaba al culpable o a los aprobadores del culpable a abusar del privilegio. Dice la Encyclopedia Americana: “Fué los abusos que este sistema suscitó en el sentido de que tendía a vencer los fines de la justicia, lo que resultó en su abolición en todos los países cristianos.”—Tomo 24 bajo Sanctuary (Asilo).

      9. ¿Desde cuándo tienen su cumplimiento antitípico las ciudades de refugio, y por qué hay ahora gran necesidad de un antitipo tal?

      9 Las ciudades de refugio típicas tienen su cumplimiento antitípico desde que nació el reino de Dios en los cielos en 1914 (d. de J.C.), puesto que éste ha de efectuar la venganza de la sangre de todos los que han sido muertos injustamente. Se acerca el tiempo en que debe vengarse la sangre inocente y hace mucha falta la ciudad de refugio antitípica, puesto que desde 1918, cuando el Señor Jehová vino con su Ángel del pacto al templo espiritual, ha estado en progreso el tiempo de juicio para decidir en cuanto a la culpabilidad de la humanidad por derrame homicida de sangre.

      10. ¿Qué constituye la antitípica ciudad de refugio hoy? ¿Con quiénes se encuentra, y para el beneficio de quiénes es?

      10 ¿Qué cosa es la ciudad de refugio antitípica hoy día? Así como las ciudades de refugio típicas fueron ciudades de los siervos del templo, incluyendo al sumo sacerdote de Jehová, la ciudad antitípica tiene que ser la provisión que Jehová ha hecho para protegernos de la muerte por haber violado el pacto divino respecto a la santidad de la sangre por medio de venir nosotros y permanecer bajo los beneficios del servicio activo de Jesucristo, el Sumo Sacerdote de Jehová. Esa provisión de protección se hallará unida a la organización teocrática del pueblo de Jehová. Es únicamente para los que fueron prefigurados por el que mataba a otro accidentalmente o sin intención: “Cuando hiera a su semejante sin saberlo y no le tuviera odio anteriormente, . . . él mismo debería huir a una de estas ciudades y debe vivir. De otro modo, puede que el vengador de la sangre, porque le arda el corazón, persiga al homicida y ciertamente lo alcance, dado que el camino es grande, y puede que él en verdad hiera su alma fatalmente, cuando el caso es que no hay sentencia de muerte para él, porque no le tenía odio anteriormente.”—Deu. 19:4-6, NM.

      CULPA COLECTIVA DE DERRAME HOMICIDA DE SANGRE

      11. ¿Desde cuándo se ha derramado más sangre que nunca antes, y especialmente debido a qué gran punto en disputa?

      11 Desde que el reino de Dios mediante Cristo nació en 1914 se ha derramado más sangre que en cualquier otro tiempo de la historia humana, no sólo en matanzas individuales, particulares y muertes que se han dado accidentalmente sino especialmente en destrozos colectivos, en las dos matanzas más grandes de toda la experiencia humana, las Guerras Mundiales núms. I y II. Ambas facciones de las desenfrenadas orgías de carnicería humana tratan de justificarse y tratan de lavarse las manos y dejarlas limpias de culpabilidad de derrame homicida de sangre en el agua de diferentes argumentos con que buscan disculparse. Pero sabemos que ambas facciones participaron en la matanza en masa por el punto en disputa de la dominación del mundo, aunque el pueblo de Jehová les informó antes de 1914 y más especialmente desde 1914 respecto al fin en ese año del “tiempo señalado de las naciones” y el establecimiento del reino de Dios a ese tiempo. Estas guerras se pelearon con un esfuerzo bélico total, porque para que se consiguiera la victoria en la prosecución de ellas se movilizó a toda la nación y a todos los ciudadanos se les hizo contribuir su parte al esfuerzo nacional; y los centros poblados no militares detrás de las líneas llegaron a ser puntos de bombardeo estratégico.

      12. De modo que, ¿qué textos bíblicos deben recordar las organizaciones mundanas que tratan de justificarse a sí mismas, y por qué no está limpia en este respecto la religión?

      12 Por eso que las naciones y las organizaciones mundanas que no tienen ningún sentido de culpa ante Dios recuerden las palabras de Pablo: “Yo no estoy consciente de cosa alguna en mi contra. Sin embargo por esto no quedo vindicado, sino que el que me examina es Jehová.” (1 Cor. 4:4, NM) También el proverbio: “Todos los caminos del hombre son rectos en su propio concepto; pero Jehová pesa los corazones.” (Pro. 21:2) También las palabras apostólicas: “Porque no el que se recomienda a sí mismo es aprobado, sino el hombre a quien Jehová recomienda.” (2 Cor. 10:18, NM) A los ojos de Dios, el Dador y Sostenedor de la vida, yace sobre la humanidad una culpabilidad de derrame homicida de sangre que abarca a todos, tanto a los que derramaron la sangre directamente como a los que prestaron su apoyo moral o materialmente. En este respecto las faldas de la religión no están limpias, puesto que en estas matanzas los líderes religiosos de todas las naciones que participaron en las guerras, aun el clero de la cristiandad, han orado a sus dioses religiosos pidiendo la bendición del cielo para sus propios ejércitos militares. Por eso aplican a la cristiandad las palabras proféticas que se dirigieron a la Jerusalén infiel: “También en tus faldas ha sido hallada la sangre de la vida de los inocentes pobres.”—Jer. 2:34.

      13. ¿Qué ilustración típica dió Jehová de que él coloca una responsabilidad de copartícipes sobre la gente en cuanto a la sangre derramada?

      13 Nos es preciso recordar que el Dios de justicia impone sobre la gente una responsabilidad de copartícipes respecto al derramamiento de sangre. Este punto él lo hizo muy definido y claro en su ley a Israel respecto a una persona que fuera muerta y cuyo asesino nunca fuera descubierto: “En caso de que se hallara a alguien muerto en el suelo que Jehová tu Dios te está dando para que tomes posesión de él, caído en el campo, y no se haya llegado a saber quién le hirió fatalmente, entonces tus hombres de mayor edad y tus jueces deben salir y medir hasta las ciudades que están todo alrededor del muerto, y debe resultar ser la ciudad más cercana al muerto.” Al absolverse de culpa los hombres más ancianos de la ciudad aparentemente culpable tenían que sacar una vaca joven con la cual no se hubiera trabajado y quebrarle la cerviz en un valle de torrente donde no se hubiera sembrado, y tenían que hacerlo ante los sacerdotes levitas, “porque ellos son los que Jehová tu Dios ha escogido para que le ministren a él y para bendecir en el nombre de Jehová y de cuya boca debería ponerse fin a toda disputa sobre todo acto violento.” Los hombres de mayor edad de esa ciudad entonces se lavaban las manos sobre la vaca de la cerviz quebrada y tenían que decir: “Nuestras manos no derramaron esta sangre, ni la vieron ser derramada nuestros ojos. No lo cargues en la cuenta de tu pueblo Israel a quien redimiste, oh Jehová, y no pongas la culpa de sangre inocente en medio de tu pueblo Israel.” Únicamente entonces, decía la ley de Dios, “no debe cargarse en su cuenta la culpa de derrame homicida de sangre. Y tú—tú quitarás la culpa de sangre inocente de en medio de ti, porque harás lo que es correcto a los ojos de Jehová.”—Deu. 21:1-9, NM.

      14. Así que, ¿cómo participan hoy todas las gentes en una comunidad de responsabilidad por la sangre que ha empapado la tierra?

      14 Así que todos los pueblos, especialmente en estos días de guerra total, de movilización nacional, y de amistades, tratados y tráfico internacionales, participan en una comunidad de responsabilidad por la sangre que ha empapado la tierra, toda la cual se ha derramado porque las naciones han rehusado reconocer la soberanía universal de Jehová e inclinarse pacíficamente ante Jesucristo, el Rey entronizado de Jehová, buscando su favor.

      15. ¿Quiénes hoy son como el homicida de Israel que mató sin saberlo o sin odio anterior, y cómo es eso?

      15 ¿Quién está libre de culpa por derrame homicida de sangre hoy día, ya sea directamente o por asociación, ya sea en tiempos de guerra o en tiempos de paz? Puede que algunos hayan matado a alguien por descuido al conducir un automóvil o por algún otro accidente o intencionalmente. Después se han arrepentido y, aunque tal vez la ley haya impuesto sobre los culpables un castigo que tiene que pagarse para que “devuelvan, por lo tanto, las cosas de César a César,” sin embargo han rogado por la misericordia de Dios el Dador de vida. Tal vez otros hayan participado en matanzas colectivas, creyendo concienzudamente que éste era su deber, o lo hayan hecho al ser persuadidos por los líderes y maestros religiosos de que era la voluntad de Dios y que el hacerlo era rendirle servicio sagrado a Dios. Desde entonces han confesado que cometieron un error y ven cuánta falta les hace la misericordia divina. Otros han sido incitados por los siseos serpentinos venenosos del clero de la cristiandad u otros líderes religiosos a tomar parte en la persecución de los testigos de Jehová, persecución que ha resultado en la muerte de miles de ellos por causa de su integridad a Dios. Ahora se dan cuenta de los errores que les enseñaron y cómo los desviaron y cuánta falta les hace la misericordia de Dios, lo mismo que sucedió con Saulo de Tarso. Probablemente todos estamos conscientes de alguna responsabilidad de comunidad por la pérdida violenta de vidas humanas. Creemos que, si hubiéramos estado más bien enterados y hubiéramos recibido instrucción mejor, no lo habríamos hecho o tenido parte alguna relacionada con ello. Todo fué accidental o sin intención debido a nuestra falta de conocimiento y entendimiento de la ley y voluntad de Dios. Todos los que se hallan en circunstancias como ésas son semejantes a la persona en el Israel antiguo “que mata a su semejante sin saberlo, cuando no le tenía odio anteriormente.”

      16. (a) ¿Qué representa el huir a una ciudad de refugio? (b) ¿Para qué nacionalidades eran las ciudades de refugio de Israel?

      16 El huir a una ciudad de refugio representa que vamos lo más pronto posible, sea que nos hayamos dedicado a Dios o no, y le confesamos nuestro pecado de culpabilidad por derrame homicida de sangre y le rogamos que tenga misericordia de nosotros por medio de su gran Sumo Sacerdote Jesucristo, quien proveyó el sacrificio de rescate para toda la humanidad. Desde entonces en adelante nos esforzamos por probarle a Dios que nuestro arrepentimiento es genuino apegándonos estrechamente a nuestro refugio dentro de su provisión y organización teocrática. Nos es preciso tener presente para quiénes eran las antiguas ciudades de refugio, para poder apreciar quiénes pueden sacar provecho de su antitipo hoy día. La ley de Jehová decía: “Como ciudades de refugio servirán. Para los hijos de Israel y para el residente temporario y para el poblador en medio de ellos estas seis ciudades servirán como refugio, para que huya allí cualquiera que hiera fatalmente a un alma sin intención.” “Estas llegaron a ser las ciudades designadas para todos los hijos de Israel y para el residente temporario que reside por un tiempo en medio de ellos, para que huya allá cualquiera que hiera fatalmente a un alma sin intención, para que no muera por la mano del vengador de la sangre hasta su comparecencia ante la asamblea.”—Núm. 35:14, 15 y Jos. 20:9, NM.

      17. ¿Quiénes, entonces, fueron los primeros que se aprovecharon de la protección divina para los homicidas no intencionales, y por qué fué eso así?

      17 Así que los miembros del cuerpo espiritual de Cristo, la congregación de cristianos ungidos, necesitan esta provisión, también, puesto que ellos son los “hijos de Israel” antitípicos; son miembros del Israel espiritual. Los miembros originales de este resto pasaron a través de los años de la I Guerra Mundial, durante los cuales entraron en cautiverio al mundo babilónico porque se dejaron llevar por el temor a los hombres que estaban en puestos encumbrados y su manera de proceder no estuvo del todo limpia y separada de este mundo, no estuvo enteramente neutral en cuanto a los combates mortales de este mundo. Cuánta culpabilidad por derrame homicida de sangre juzgó Jehová en su templo que estaba sobre ellos, no sabemos definitivamente. Pero después que él los libró de su cautiverio a Babilonia en 1919 ellos se arrepintieron de cualquier medida de pecado que en respecto alguno pudieran tener, confesaron su culpa y se esforzaron por limpiar la adoración que le rendían a él bajo su guía por Cristo. Además, desde entonces, y especialmente hasta 1931, miles de personas que definitivamente estaban manchadas con la culpabilidad por derrame homicida de sangre oyeron el mensaje del Reino y del Armagedón que venía y empezaron a huir a la ciudad de refugio antitípica. Se arrepintieron y se volvieron a Dios en busca de misericordia. Con fe en su Sumo Sacerdote Jesucristo se dieron a Dios en una dedicación cabal a él para hacer su voluntad desde entonces y para siempre y para quedarse estrictamente dentro de sus provisiones misericordiosas para ser protegidas de la ejecución que habrá en el Armagedón de todos los culpables de derrame homicida de sangre. En este tiempo de ‘acortar los días de la tribulación por causa de los escogidos’ los israelitas espirituales fueron los primeros que se valieron de esta protección divina para el que hubiera matado a alguien sin intención.

      18. ¿Para quiénes más es la ciudad de refugio antitípica, según predijo el tipo, y qué prueba esto en cuanto al tiempo del cumplimiento del tipo?

      18 Pero las antiguas ciudades de refugio también eran “para el residente temporario y para el poblador” de Israel. Puesto que éstos no eran israelitas, representan a los que no son del Israel espiritual, los que no son del resto espiritual hoy día, pero que se vuelven al Dios del Israel espiritual y quieren valerse de sus arreglos misericordiosos por medio de su Sumo Sacerdote. Se les han abierto los ojos de modo que vean la culpabilidad que tiene todo el mundo por derrame homicida de sangre y no quieren tener más parte en ella ni en pagar la pena por ella con este mundo en el Armagedón. De modo que ellos, también, están huyendo de la ejecución inminente y están entrando en la ciudad de refugio antitípica bajo el Sumo Sacerdote Jesucristo. Al huir a ésta muestran que su arrepentimiento es sincero y que se fían de la misericordia de Dios, de que Él les salvará la vida mediante Cristo. ¿Cómo? Dedicándose a Dios para estar sujetos a la voluntad divina desde ahora en adelante hasta la eternidad. Por eso hoy día, para ser protegidos de la muerte que les vendrá a los que son culpables de derrame homicida de sangre, se hallan centenares de miles de refugiados de la clase del “residente temporario” y el “poblador” dentro de la provisión de Jehová en compañía con los miembros del resto, dentro de la sociedad del Nuevo Mundo. Ahora es el tiempo, desde 1931, para que estas “otras ovejas” del Señor Jesús sean recogidas a su redil, para formar “un solo rebaño” junto con el resto del Israel espiritual. Este hecho hace más definitiva la prueba de que ahora, desde 1914, es el tiempo de la aplicación de este cuadro profético de las ciudades de refugio.

  • Quedándose dentro de los confines de refugio
    La Atalaya 1956 | 15 de junio
    • Quedándose dentro de los confines de refugio

      1, 2. ¿Bajo qué restricciones se ponía al refugiado en la ciudad de refugio, y por cuánto tiempo?

      EL FUGITIVO que huía del vengador de la sangre tenía que probar que era inocente, que no tenía ninguna intención de matar a la persona que había matado accidentalmente. La ciudad de refugio a la que él huyera primero tenía que devolverlo a la ciudad en la cual o en cuya vecindad había acontecido la muerte. Allí la asamblea tenía que juzgar su causa y establecer el hecho de que merecía disfrutar de la protección de una ciudad de refugio. “Entonces la asamblea debe juzgar entre el heridor y el vengador de la sangre de acuerdo con estos juicios. Y la asamblea debe librar de la mano del vengador de la sangre al homicida y la asamblea debe devolverlo a su ciudad de refugio a la cual él había huído, y él debe morar en ésta hasta la muerte del sumo sacerdote que fué ungido con el aceite santo.” (Núm. 35:24, 25, NM) Puesto que Hebrón, una de las ciudades de refugio era la ciudad del sumo sacerdote y sus sacerdotes subalternos, los hijos de Aarón, esto nos recuerda que el Sumo Sacerdote de Jehová, Jesucristo, es el que ha sido ungido para examinar la causa y decidir si lo ha hecho con mala intención o no el que le haya causado pérdida de vida a otro. Él es quien decide si debe admitírsele en el lugar de refugio de Jehová en su sociedad del Nuevo Mundo y dejar que se quede allí o no.

      2 Puesto que era una expresión de misericordia salvar al refugiado de la muerte, era perfectamente correcto imponerle restricciones, el que se le limitara en cuanto a su libertad. Tenía que quedarse en los confines de su ciudad de refugio y sus mil codos de tierra abierta todo alrededor de la ciudad. Más allá de ese límite estaba en peligro la vida que le habían salvado. “Pero si el homicida de manera alguna saliera del límite de su ciudad de refugio a la cual él puede huir, y el vengador de la sangre lo encuentra fuera del límite de su ciudad de refugio y el vengador de la sangre mata al homicida, él [el vengador de la sangre] no tiene culpa de derrame homicida de sangre. Puesto que él [el homicida] debería morar en su ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote y después de la muerte del sumo sacerdote el homicida puede volver a la tierra que es posesión de él. Y no deben aceptar un rescate por uno que haya huído a su ciudad de refugio para que vuelva a morar en la tierra antes de la muerte del sumo sacerdote.” (Núm. 35:26-28, 32, NM) De modo que tenía que morir el sumo sacerdote durante cuyo ministerio activo había ocurrido el homicidio involuntario antes de que el homicida involuntario pudiera volver a su propia ciudad o a su herencia de tierra, sin tenerle temor al vengador de la sangre. Por eso si el sumo sacerdote israelita mismo matara a alguien accidentalmente él no podía salir de su ciudad de refugio durante toda su vida. Si un levita mataba a alguien accidentalmente, no podía salir de su ciudad de refugio para subir al templo de Jehová y cumplir sus deberes de levita allí hasta después que muriera el sumo sacerdote. Esto mostraba cómo el sumo sacerdote gobernaba la vida y libertad de los refugiados.

      3. De modo que, ¿por medio de quién se ofrece hoy protección a los refugiados manchados de sangre, y de qué manera deja uno la ciudad de refugio antitípica, y con qué consecuencias?

      3 Esto muestra, también, que la protección que Jehová da ahora a los refugiados manchados de sangre contra la ejecución durante el acto de vengar la sangre inocente en el Armagedón se les concede por medio de su Sumo Sacerdote Jesucristo, quien dió su propia vida humana para rescatar aun a homicidas arrepentidos, además de los pecadores de toda otra clase. El salir de la ciudad de refugio antes de que muriera el sumo sacerdote de Israel, por lo tanto, representa que el que disfruta de la misericordia y protección de Dios se rebela contra las limitaciones que Dios le ha impuesto. Pierde su aprecio de lo que Dios ha hecho para él mediante Cristo y por qué es que Dios le ha impuesto restricciones. Se hace como Simei, que maldijo a David cuando huía de su hijo Absalón y a quien el sucesor de David, el rey Salomón, puso bajo restricciones en la ciudad de Jerusalén. Simei puso al rey Salomón a la prueba, salió de Jerusalén para recobrar dos esclavos de él, y al regresar fué muerto por haber egoístamente violado las restricciones. (1 Rey. 2:36-46) De modo que el que abandona el refugio se sale de debajo de la cubierta expiatoria del sacrificio de Cristo, dejando de confiar en su mérito o no sintiendo que lo necesita para estar protegido contra la pena divina por el pecado. Se descuida en cuanto a cumplir los requisitos de Jehová y humillarse bajo la mano poderosa de Dios, y desarrolla una confianza en la justicia de su propia causa y confía en que ésta lo librará. Pone a Dios a la prueba en demasía, empalando a Jesucristo de nuevo para sí mismo y perdiendo todo sentido de arrepentimiento. Hallándose fuera del refugio misericordioso de Jehová está seguro de quedar expuesto a la ejecución cuando en el Armagedón se vengue toda culpabilidad de derrame homicida de sangre que no esté cubierta. No sobrevivirá.

      4, 5. (a) ¿Qué preguntas surgen en cuanto al cumplimiento de la muerte del sumo sacerdote de Israel? (b) ¿Por cuánto tiempo, entonces, tendrán que permanecer los miembros del resto del Israel espiritual en su ciudad de refugio?

      4 El Sumo Sacerdote Jesucristo, desde su resurrección de entre los muertos, tiene el “poder de una vida indestructible” y “ya no muere,” porque “la muerte ya no se enseñorea de él” sino que él es un “sacerdote para siempre” a semejanza de Melquisedec. (Heb. 7:15-17 y Rom. 6:9, NM) ¿Cómo, pues, puede él cumplir el cuadro acerca de la muerte del sumo sacerdote de Israel? ¿Y cómo, pues, le sería posible a persona alguna salir de la ciudad de refugio antitípica en la sociedad del Nuevo Mundo? ¿Cuánto tiempo tendrán que quedarse allí los refugiados del día moderno? Nos es menester recordar que el sumo sacerdote de Israel, cuando moría, dejaba de servir como sumo sacerdote y ofrecer expiación por el homicida accidental. De modo que los miembros del resto que están dentro de la ciudad de refugio antitípica tienen que quedarse allí mientras vivan en la tierra. Ellos esperan sobrevivir la batalla del Armagedón y entrar en el nuevo mundo de Dios, pero aun después de esa batalla y la ejecución en ella de los culpables de derrame homicida de sangre ellos necesitarán el mérito expiatorio de su Sumo Sacerdote celestial. ¿Por qué? Porque todavía están en la carne imperfecta.

      5 Sin embargo, cuando terminen sus deberes terrestres después del Armagedón y mueran y al instante sean resucitados a la vida como criaturas espirituales divinas en los cielos, ya no necesitarán los servicios expiatorios del Sumo Sacerdote de Jehová, porque entonces habrán dejado para siempre la carne, sacrificada en vindicación de la soberanía universal de Jehová. Todo lo que está relacionado con la carne imperfecta, incluyendo la culpabilidad por derrame homicida de sangre accidental, se les habrá removido. Así el Sumo Sacerdote habrá muerto en una capacidad expiatoria, protectiva, en cuanto a ellos. Pero a través del Armagedón y hasta que su tabernáculo carnal, su casa o tienda terrestre, sea disuelta en la muerte y ellos consigan un “edificio procedente de Dios, una casa no hecha con manos, eterna en los cielos,” ellos se habrán quedado dentro de la ciudad de refugio bajo el Sumo Sacerdote inmortal.—2 Cor. 5:1, NM.

      6. ¿Cómo permanecen los sobrevivientes del Armagedón que no sean del Israel espiritual en su ciudad de refugio hasta la muerte antitípica del Sumo Sacerdote, y por qué podrían morir después de eso?

      6 Pero ¿qué hay de los refugiados modernos que son “residentes temporarios” y “pobladores”? Ya que ellos se quedarán en la carne para siempre, ¿cuándo les será posible a ellos salir de su ciudad de refugio y ser libres de la culpabilidad por derrame homicida de sangre accidental? Ellos no pueden salir de la ciudad de refugio bajo Cristo inmediatamente después del Armagedón, porque ellos, también, igual que el resto sobreviviente, estarán en su carne imperfecta, infestada de pecado. De modo que ellos tendrán que quedarse bajo la protección expiatoria del Sumo Sacerdote; al no ser así el vengador de la sangre los mataría. Por medio de valerse de ésta a través de los mil años de su reinado y sacerdocio ellos por fin serán elevados a la inculpabilidad o perfección humana. Al fin de los mil años él los entregará a Jehová Dios junto con todo el resto de la humanidad elevada y edificada para una prueba final y eternamente decisiva de su integridad, esto por medio de soltar a Satanás y sus demonios por un corto tiempo. Por pasar esta prueba con aprobación divina, Jehová Dios los justificará para vida eterna en la “nueva tierra” paradisíaca del nuevo mundo. Pero cuando el Sumo Sacerdote los entregó en perfección humana él de hecho murió en cuanto a ellos como Sacerdote expiatorio que los cubría, porque salieron de debajo de su cubierta protectiva en la ciudad de refugio y fueron colocados ante Dios para que su propio mérito fuera puesto a prueba. Si mueren algunos después de eso, no será a manos del vengador de la sangre, ni por causa de algún delito anterior por algún homicidio accidental, sino que será porque voluntariosamente fracasaron en la prueba de su integridad debido a algún egoísmo.—Apo. 20:1-6, 11-15, NM.

      ‘PREPARANDO EL CAMINO’

      7. ¿Cómo actuaba la antigua ciudad de refugio con el homicida accidental, y cómo tenía él que comportarse en ella?

      7 La antigua ciudad de refugio había de abrir sus puertas y darle buena acogida al homicida accidental. “Y él debe huir a una de estas ciudades y quedarse en la entrada de la puerta de la ciudad y hablar sus palabras a oídos de los hombres de mayor edad de esa ciudad, y ellos deben recibirlo a ellos mismos en la ciudad y darle un lugar y él debe morar con ellos. Y en caso de que el vengador de la sangre lo persiga, entonces no deberían entregar al homicida a manos de él, puesto que fué sin saberlo que él hirió a su semejante fatalmente y no lo estaba odiando anteriormente. Y él debe morar en esa ciudad hasta su comparecencia delante de la asamblea para juicio, hasta la muerte del sumo sacerdote, del que lo sea en esos días. Es entonces que el homicida puede volver y debe entrar en su ciudad y en su casa, en la ciudad de la cual él había huído.” (Jos. 20:4-6, NM) Mientras estaba en la ciudad de refugio se le negaba al refugiado la libertad de subir al templo de Dios, pero estaba estrechamente en contacto con los siervos del templo, los levitas, y en Hebrón con los sacerdotes y aun con el sumo sacerdote, cuya muerte temprana, sin embargo, él no debía de anhelar, puesto que eso sería inclinarse al espíritu de asesino y rebelión contra las restricciones de Dios. No debía estar ocioso, creyendo que la ciudad le debía su subsistencia, y así hacerse una carga económica a los levitas y sacerdotes. Más bien tenía que aprender un oficio y hacerse un contribuidor al bienestar y prosperidad de la ciudad.

      8. Así pues, ¿cómo deben comportarse los que huyen a la ciudad de refugio del cristiano, y en qué resulta esto?

      8 Igualmente los que huyen a la ciudad de refugio del cristiano no pueden estar ociosos dentro de la sociedad del Nuevo Mundo. Tienen que mostrar aprecio por la misericordia divina que se les ha expresado y mantenerse en contacto con el resto del “sacerdocio real” y especialmente con el Sumo Sacerdote bajo cuya cubierta ellos hallan protección. No deben ser cargas, ni rastras o trabas, para con la sociedad del Nuevo Mundo, atrasando su actividad, agotando su prosperidad espiritual. Tienen que aprender un oficio en esa organización, y tomando en cuenta las obligaciones divinas que se le han impuesto a ésta el único “oficio” apropiado dentro de esa organización es el aprender a predicar el mensaje del Reino y declarar el “día de la venganza de nuestro Dios.” (Mat. 24:14; Isa. 61:1, 2) Esto hace que el tiempo dentro de los confines vuele muy felizmente antes del Armagedón en alabanza a Jehová y resulta en salvación para el refugiado y también para otros.

      9. Para mantenerse libres de culpa por derrame de sangre, ¿de parte de qué se han declarado los refugiados y de parte de qué pacto han manifestado estar?

      9 De modo que aquí nos hallamos ahora en nuestra ciudad de refugio, y aquí estamos resueltos a permanecer hasta la “muerte” del Sumo Sacerdote. Porque los testigos de Jehová están resueltos a quedarse dentro de los confines en la misericordiosa ‘ciudad de refugio’ de Jehová bajo su Sumo Sacerdote, estos testigos se declararon, el 1 de noviembre de 1939, a favor de mantener una neutralidad absoluta en cuanto a los combates sanguinarios de este mundo. Además ellos se han declarado de parte del pacto de Dios respecto a lo sagrado de la sangre, de no violarlo por la administración de transfusiones de sangre, las cuales han resultado en tantas muertes que no se han dado a saber, para así guardarse de tener alguna culpabilidad voluntaria en conexión con el derrame homicida de sangre a los ojos de Dios. El asesino intencional no hallaba asilo en la antigua ciudad de refugio, sino que lo entregaban al vengador de la sangre para morir justamente a manos de él. No queremos persona alguna de esa clase voluntariosa en la sociedad del Nuevo Mundo.—Núm. 35:16-21, 30, 31; Deu. 19:11-13.—Vea La Atalaya de marzo de 1940; 15 de noviembre de 1945.

      10. ¿Qué ayuda para una huída de éxito tenía que ser preparada para el homicida involuntario, y cómo se hacía esto en el tipo?

      10 Los sacerdotes y levitas de las ciudades de refugio tenían que estar muy dispuestos a ayudar a los que se refugiaban entre ellos y a quienes se daba abrigo seguro. Además, ellos y todo Israel tenían que estar muy interesados en ayudar a los fugitivos necesitados a llegar dentro de los recintos seguros de la ciudad de refugio antes que el vengador de la sangre, para así impedir el que se derramara la sangre inocente del que había muerto a otro accidentalmente. Decía la ley misericordiosa de Jehová: “Apartarás tres [otras] ciudades para ti [Israel] en medio de tu tierra que Jehová tu Dios te está dando para que tomes posesión de ella. Te prepararás el camino y debes dividir el territorio de tu tierra que Jehová tu Dios procedió a darte como posesión en tres partes [al oeste del río Jordán], y debe ser para que huya allá cualquier homicida.” (Deu. 19:2, 3, NM) Esto de ‘preparar el camino’ significaba que los caminos principales de huída a las ciudades de refugio tenían que ser convertidos en caminos donde se pudiera avanzar velozmente; los montecillos tenían que ser allanados, las piedras de tropiezo tenían que ser quitadas, a los ríos tenía que ponérseles puentes, los caminos tenían que ser ensanchados aun hasta treinta y dos codos o cuarenta y ocho pies para que el tránsito aglomerado no le impidiera el paso al fugitivo, y en las encrucijadas tenían que colocarse señales que dijeran “¡Refugio! ¡Refugio!” para señalar la dirección a la ciudad de asilo. Cada división de la tierra, tres al este del Jordán y tres al oeste del río, tenía su propia ciudad de refugio, para que la huída no fuera demasiado larga al hombre que residiera en el distrito que fuera. Cada uno conocía su propia ciudad de refugio.

      11. ¿Debido a qué provisión pueden todas las naciones alegrarse con el pueblo espiritual de Jehová hoy?

      11 ¡Qué ilustración más excelente es ésta de la manera en que ha tenido que prepararse el camino para los que son culpables de derrame homicida accidental de sangre hoy día, especialmente los “residentes temporarios” y “pobladores” antitípicos, las “otras ovejas,” que no son israelitas espirituales sino que son de todas las naciones! Así que estas naciones ahora pueden alegrarse con el pueblo de Jehová, el resto del Israel espiritual. Mirando al futuro, al castigo que en el Armagedón les traerá a los culpables de derrame homicida de sangre, Jehová canta: “Embriagaré con sangre mis flechas, mientras que mi espada comerá carne, con la sangre de los muertos y de los cautivos, con las cabezas de los caudillos del enemigo. Alégrense, oh naciones, con su pueblo, porque él vengará la sangre de sus siervos, y retribuirá venganza a sus adversarios y de seguro hará expiación para el suelo de su pueblo.”—Deu. 32:42, 43, NM.

      12. (a) ¿Por qué es urgente el que mantengamos el “camino” en excelente condición, y cómo hacemos eso? (b) De otro modo, ¿cómo podríamos incurrir en culpabilidad por derrame de sangre en lo futuro, lo que resultaría en nuestra propia destrucción?

      12 Puesto que Jehová ha concedido sólo un “breve período de tiempo” hasta el momento de vengar la sangre inocente en el Armagedón, y puesto que ese período de tiempo desde 1918 ha sido reducido tanto para esta fecha, se ha hecho sumamente urgente el que mantengamos en condiciones excelentes el camino que se ha preparado a la ciudad de refugio del día actual. De esa manera haremos fácil la huída veloz de un sinnúmero de otros que se dan cuenta de su culpabilidad por derrame homicida accidental de sangre ante Dios y su Sumo Sacerdote, y que se despiertan para enterarse del peligro de la venganza de sangre por todo el mundo en la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso.” Tenemos que darles la advertencia por una declaración denodada y constante del “día de la venganza de nuestro Dios.” Tenemos que ayudarlos a huir velozmente al único lugar de refugio bajo el Sumo Sacerdote de Jehová. Tenemos que hacernos como postes de guía por todo el camino que anuncien: “¡Refugio! ¡Refugio!,” y que señalen al único lugar donde puede hallarse ahora. Cada uno tiene que servir de esta manera salvadora de vidas en su propia división de territorio. No nos atrevemos de ningún modo a faltar en nuestro deber como atalayas, señalando a la espada amenazante de ejecución y advirtiendo a la gente que está en peligro que huya. Si faltamos en nuestro deber por dejar de dar la advertencia, entonces nuestro lugar actual de refugio no nos servirá en el tiempo crítico, puesto que Jehová Dios demandará de nuestra mano la sangre de los que pudiesen haberse escapado si hubieran recibido la debida advertencia. (Eze. 33:1-9) Por eso vigilemos contra incurrir de esta manera en culpabilidad de derrame homicida de sangre en lo futuro, lo cual resultaría en nuestra propia destrucción.

      EL PISADOR DEL LAGAR

      13, 14. (a) ¿Quién, entonces, es el “vengador de la sangre” antitípico, y por qué? (b) ¿Cuándo y dónde alcanzará él a los asesinos culpables de derrame homicida de sangre?

      13 Pero ¿quién es el “vengador de la sangre” ante quien se debe huir? ¿Quién es este pariente más cercano de los que han sido muertos y que ha sido hecho “a la imagen de Dios” para servir como Su verdugo contra el que derramó sangre humana? (Gén. 9:6 y 2 Sam. 14:6, 7, 11, NM) Para estar capacitado para vengar a los muertos de toda la tierra y especialmente a los testigos de Jehová Dios a que se ha dado muerte, este vengador tiene que ser un pariente de todo el género humano y especialmente de los testigos de Jehová. ¿Quién debe ser ése? ¿Quién pudiera ser aparte del Hijo unigénito de Dios, el que vino a ser el hombre Cristo Jesús? Él es el pariente más cercano del género humano, puesto que nació de una mujer, nació como hombre perfecto con una vida tan valiosa que podía ofrecerse en sacrificio para todo el género humano para rescatarlo de la muerte eterna. Vino a ser hermano de los que han seguido sus pisadas, de modo que lo que se hace al menor de estos hermanos se hace a su hermano mayor Jesucristo; de modo que el que mata a uno de sus fieles seguidores mata a un hermano de Cristo y muestra que se lo haría a Cristo mismo, también. (Heb. 2:11-17; Mat. 25:40, 45) Sin embargo, como Sumo Sacerdote él ya está a punto de aplicar el mérito de su sacrificio de expiación a favor de todas las criaturas humanas obedientes, para hacerlas sus hijos y llegar a ser él el Padre Eterno de ellas. De modo que, cualquiera que mata a uno de estos “residentes temporarios” o “pobladores” antitípicos que se han asociado con la sociedad del Nuevo Mundo mata a un hijo probable de Cristo, una de las “otras ovejas” sobre las cuales él es el Único Pastor, el Pastor Propio que dió su propia alma por todas sus ovejas.—Juan 10:16, NM.

      14 Por eso él, “el hombre Cristo Jesús,” está en el debido parentesco para vengar, no la sangre de uno de los que han sido muertos, sino la sangre de todos ellos, obrando con la velocidad de un vengador de la sangre al ir en pos de toda esa cuadrilla asesina. Alcanzará a todos ellos en el campo del Armagedón. A todos ellos los hallará fuera de la ciudad de refugio antitípica, puesto que ésta no les dará abrigo alguno.

      15, 16. (a) ¿Quién, entonces, es propiamente el que ha de pisar el lagar en el Armagedón? (b) No obstante, en la profecía de Isaías, ¿quién se pinta a sí mismo pisando el lagar, y en qué palabras?

      15 Correctamente, entonces, Jesús es el que pisa el gran lagar de la ira de Dios en el Armagedón, porque allí el exterminar por estrujamiento la vida del mundo culpable de derrame homicida de sangre se efectuará como acto de vengar la sangre inocente que el mundo ya ha derramado y todavía derramará hasta que el Vengador lo llame a cuentas y lo obligue a pagar. Pero en la profecía Jehová se representa a sí mismo como el que pisa el gran lagar para estrujar a los que no manifestaron amor fraternal a su pueblo, a saber, Edom, los descendientes del hermano gemelo de Jacob (Israel). La profecía nos da el diálogo entre el profeta Isaías y Jehová en estas palabras:

      16 “¿Quién es éste que viene de Edom, con ropas teñidas, desde Bozra [ciudad capital de Edom]; éste tan magnífico en su traje, caminando majestuosamente en la grandeza de su poder? ¡Yo, que hablo en justicia, poderoso para salvar [a mi pueblo]! ¿Por qué es rojo tu traje, y tus ropas, como del que pisa el lagar? Pisado he yo solo el lagar, y de los pueblos no había hombre de mi parte [ya que ningún testigo de Jehová tiene que participar en la acción violenta para ayudarlo en el Armagedón, y ningún inicuo podrá mantenerse en pie ante Él]: yo pues los seguí pisando en mi ira, y los hollaba en mi indignación; de modo que su sangre fué salpicada sobre mis ropas, y tengo teñido todo mi traje. Porque el día de venganza [contra mis enemigos] estaba en mi corazón, y el año de mis redimidos [mi pueblo redimido] había llegado. Y miré en derredor, mas no hubo quien ayudase, y quedé asombrado por no haber quien sostuviese; por tanto mi propio brazo me salvó, y mi indignación misma me sostuvo: y pisoteaba los pueblos en mi ira, y embriaguélos en mi indignación; y derramaba por tierra su sangre.”—Isa. 63:1-6.

      17. ¿A quién, sin embargo, usa Jehová para pisar el lagar en el Armagedón, y cómo describe Juan la visión que de antemano tuvo él de esto?

      17 Pero al pisotear el lagar en el Armagedón Jehová usa al Pariente más cercano de todo el género humano, el Vengador de la Sangre que tiene el derecho de pisar el lagar para su Padre celestial, a saber, “el hombre Cristo Jesús.” Al apóstol Juan se le dió una visión anticipada en la que vió a Cristo entrar en el lagar lleno en el Armagedón y pisarlo junto con una tropa de compañeros celestiales: “Y vi el cielo abierto, y, ¡miren! un caballo blanco. Y uno que va montado en él se llama Fiel y Verdadero, y juzga y lleva a cabo guerra en justicia. . . . él está ataviado con una vestidura exterior salpicada de sangre, y el nombre por el cual se le llama es La Palabra de Dios. También los ejércitos que estaban en el cielo le seguían en caballos blancos, y estaban vestidos de lino fino, blanco y limpio. Y de su boca sale una espada larga y filosa, para que hiera con ella a las naciones, y él las pastoreará con una vara de hierro. Él pisa, también, el lagar del vino de la cólera de la ira de Dios el Todopoderoso. Y en su vestidura exterior, aun sobre su muslo, tiene un nombre escrito, Rey de los reyes y Señor de los señores.”—Apo. 19:11-16, NM.

      18. ¿Por qué podemos esperar que a la cristiandad se le pida cuenta de “toda la sangre justa derramada en la tierra” desde la destrucción de Jerusalén?

      18 En este lagar del Armagedón la corriente de sangre procedente de las naciones heridas será una inundación. Hace diecinueve siglos, en el templo de Jerusalén, Jesús dijo a los líderes religiosos, maestros y gobernantes judíos: “Estoy enviándoles a ustedes profetas y sabios e instructores públicos. A algunos de ellos ustedes los matarán y empalarán, y a algunos de ellos los azotarán en sus sinagogas y los perseguirán de ciudad en ciudad; para que venga sobre ustedes toda la sangre justa derramada sobre la tierra desde la sangre del justo Abel [el primer testigo de Jehová que fué martirizado] hasta la sangre de Zacarías hijo de Baraquías, a quien ustedes asesinaron entre el santuario y el altar. Verdaderamente les digo: Todas estas cosas vendrán sobre esta generación.” (Mat. 23:34-36, NM) ¿Vinieron sobre esa generación? Sí; porque treinta y siete años después que la chusma inspirada por los sacerdotes clamó ante el gobernador Poncio Pilato: “Recaiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos,” los mismos compatriotas de Pilato, los romanos, destruyeron a Jerusalén y su templo tras un sitio de cuatro meses y el número de muertes que causaron ascendió a 1,100,000 y desparramaron los 97,000 sobrevivientes hasta los cabos de la tierra para que murieran como esclavos. (Mat. 27:24, 25, NM) Entonces, ¿hemos de esperar que “toda la sangre justa derramada sobre la tierra” desde ese tiempo venga sobre la infiel cristiandad, lo que corresponde hoy día a la Jerusalén anticristiana? ¡Sí!

      19. En conexión con eso, ¿qué podemos esperar en cuanto a Babilonia la Grande?

      19 Además, ¿qué hemos de esperar que le suceda a esa ramera que cuenta con cuatro mil años de edad, Babilonia la Grande, embriagada de la sangre de los santos y de los testigos de Jesús, aquella en quien se halló también la sangre de los profetas y de todos los que han sido degollados sobre la tierra? Porque, como dice la Biblia, ella domina a todos los pueblos de la tierra, ella y todos los pueblos bajo ella, incluyendo a la cristiandad, serán lanzados al lagar de Dios que circunda a todo el globo. Entonces puede esperarse que la sangre fluya a torrentes.

      20. En el Armagedón, ¿por quién y cómo es pisado el lagar, y hasta qué profundidad llegará el jugo de la “vid de la tierra”?

      20 En el Armagedón ya cercano viene el tiempo de la siega, luego el tiempo de los pisadores del lagar. Jehová el Vengador Supremo da la señal, y con gritos de exultación Jesucristo y su tropa de pisadores entran con ímpetu en el lagar, no descalzos, sino a caballo, en caballos de la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” para estrujar la tremenda “vid de la tierra” y su sobrecarga de fruto inicuo. Describiendo lo tremendo que será el degüello del Armagedón, dice la Revelación en Apocalipsis: “Gritó con voz fuerte al que tenía la hoz aguda, diciendo: ‘Echa tu hoz aguda y vendimia los racimos de la vid de la tierra, porque sus uvas se han madurado.’ Y el ángel metió su hoz en la tierra y vendimió la vid de la tierra, y la lanzó al gran lagar de la ira de Dios. Y fué pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta tan alto como los frenos de los caballos, por una distancia de mil seiscientos estadios [sí, doscientas millas].”—Apo. 14:18-20, NM.

      21. (a) ¿Qué representa la profundidad del jugo de uvas, y qué indica el que el lagar sea pisado “fuera de la ciudad”? (b) ¿Cómo, pues, puede alguna persona evitar el lagar de la ira de Dios?

      21 El gran lagar del Armagedón será pisado “fuera de la ciudad” y los caballos bajo Cristo y sus tropas celestiales positivamente vadearán, casi nadarán, a través de sangre, tantos serán los que estarán opuestos a Jehová Dios y su Rey de los reyes. ¡No piense escépticamente que esto es demasiado horripilante para llegar a realizarse! Es una profecía pictórica de la Palabra de Dios y su Palabra siempre se cumple, y hay todo motivo para que este cuadro se cumpla. ‘Pisado fuera de la ciudad’ quiere decir que será pisado fuera de la Nueva Jerusalén, fuera de la organización teocrática, por eso fuera de la ciudad de refugio cristiana y fuera de la sociedad del Nuevo Mundo. ¿Hay quiénes ahora quieran evitar el que sean lanzados al lagar de la ira de Dios para ser estrujados? Entonces no demoren en escaparse del Vengador divino de la sangre. Tomen el camino marcado “¡Refugio! ¡Refugio!” y huyan a la ciudad de refugio bajo el Sumo Sacerdote Jesucristo. ¡Entonces con determinación, sabiduría y agradecimiento permanezcan en ella hasta el Armagedón!

  • No demasiado jóvenes para ‘escuchar y aprender’
    La Atalaya 1956 | 15 de junio
    • No demasiado jóvenes para ‘escuchar y aprender’

      De la siguiente experiencia conmovedora que relata un misionero de Corea se destaca que los niños pueden escuchar y aprender a una edad muy tierna: “Hace unos dos meses que tres muchachitos (de 5, 7 y 9 años de edad) empezaron a asistir a nuestras reuniones. Nunca faltaban y pronto los tres tenían su propia Biblia y Atalaya. A medida que se citaba un texto tras otro enterraban sus naricitas en su Biblia para seguir con los ojos la lectura del que leía en voz alta. Al principio ninguno de los hermanos parecía saber cosa alguna acerca de ellos. Yo traté de hablar con ellos varias veces, pero no pude lograr que me contestaran. Por fin nos enteramos de las circunstancias. Los padres de los chicos habían muerto durante la guerra y desde entonces ellos casi siempre han tenido que mirar por sí mismos. Viven juntos en un lugar pequeñito y el mayor es la ‘madre.’ Son chicos muy bien parecidos pero no tienen la apariencia de niños. Esto es cosa común aquí donde la guerra ha despojado a tantos de su niñez. El jueves pasado por la noche el de siete años de edad pronunció su primer discurso en la escuela del ministerio teocrático. Se veía muy arreglado, tan aseado que resplandecía, y se veía que los otros dos estaban orgullosos de él. Leyó como una flecha, como acostumbran hacerlo aquí, y el oír las palabras de vida salir de ese corazoncito tan precioso me costó una lágrima o dos. Después de la reunión hablé con los tres y les dije cuánto gusto le daba a Jehová darles la bienvenida a su ‘familia,’ y por primera vez los vi sonreírse.”

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