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  • La campaña de la Unión Soviética para aplastar a la religión
    ¡Despertad! 1973 | 22 de julio
    • del pueblo por los zares. Por su propia ventaja egoísta, los clérigos por siglos satisficieron los gustos de los gobernantes, pasaron por alto las necesidades del pueblo y lo mantuvieron en la ignorancia. Se mantenía a la mayoría de la gente en virtual esclavitud a los gobernantes y a las clases ricas. El clero trabajó para que las cosas siguieran así. Muchos clérigos llegaron a ser avarientos, inmorales y hambrientos de poder.

      Los historiadores reconocen que la Iglesia Ortodoxa en particular fue crasamente corrupta. En House Without a Roof Maurice Hindus escribe:

      “El batushka [sacerdote] de la aldea a menudo era él mismo un hombre ignorante, aficionado al vodka y anuente a seducir una atractiva feligresa. . . .

      “El muzhik [campesino] . . . aprendía más acerca del mal y el bien de los cuentos y de las baladas de los mendigos y peregrinos ambulantes que del sacerdote parroquial. . . .

      “El riesgo fatal que corrió la Iglesia Rusa fue su completa subordinación y servilismo al estado zarista, lo cual en las palabras de Milyukov ‘paralizó todo brote vivo de religión.’”

      Este autor también hizo notar las palabras del crítico literario ruso Vissarion Byelinsky, quien escribió: “A los ojos de todos los rusos, ¿no es el sacerdote el símbolo viviente de glotonería, avaricia, servilismo [egoísta] y desvergüenza?”

      Comentando acerca de cómo usó la Iglesia Ortodoxa el poder armado de los zares para lograr sus propios fines, el fallecido filósofo ruso N. Berdyaev escribió en el libro The Origin of Russian Communism:

      “¿Pueden los jerarcas justificar esa ‘política’ anticristiana? ¿Por qué recurren a la fuerza más bien que a hechos de amor? . . . Observamos con asombro la unión de la Iglesia y el Estado en esta odiosa obra. Es este mismo servilismo de la Iglesia al Estado lo que ha resultado en que tanta gente pierda la fe.”

      El que los pecados de la religión fueron grandemente culpables de lo que sucedió en Rusia lo reconocen hasta los mismos guías religiosos. Un teólogo en un país comunista dijo en un informe publicado por la revista Harper’s:

      “Yo no soy comunista, soy cristiano. Pero sé que somos nosotros, tan solo nosotros los cristianos, los que somos responsables del comunismo. Teníamos una obligación que cumplir con el mundo, y Jesucristo no nos dejó lugar a dudas en cuanto a ésta. Hemos fracasado. ‘Dijimos, pero no hicimos.’ . . . Recuerden que los comunistas en un tiempo fueron cristianos. Si no creen en un Dios justo, ¿de quién es la culpa?”

      Sin duda, la corrupción de las Iglesias en Rusia alejó a mucha gente de Dios, de la Biblia, y del cristianismo. Razonaron: ‘Si esta es la religión de Dios, entonces preferimos creer que no hay Dios.’

      Por lo tanto, hubo razones para la feroz oposición de los guías de la Unión Soviética en contra de la religión. Pero, desafortunadamente, no distinguieron entre la verdadera fe en Dios y la religión hipócrita. En su resentimiento, decidieron desechar toda religión.

      El clero transige

      Al principio, muchos clérigos resistieron los avances que los comunistas estaban haciendo en contra de la religión. Pero a medida que el tiempo pasaba, el clero transigía más y más y llegaba a ser un instrumento del gobierno comunista. Pero, puesto que ese gobierno estaba determinado a enterrar a la religión, ¡este clero transigente, de hecho, estaba asistiendo a su propio funeral!

      Un ejemplo de esto fue el patriarca Tikhon. A diferencia de Jesucristo, que estuvo dispuesto a morir antes de comprometer la verdad, Tikhon transigió. En 1923, después de ser soltado de la prisión, firmó una declaración en la que prometía no participar en nada que fuera perjudicial a los intereses del Estado. Poco antes de su muerte en 1925 hizo un llamamiento a todos los rusos “a apoyar sinceramente el poder soviético y para trabajar por el bienestar común y condenar cualquier agitación abierta o secreta en contra del nuevo orden del Estado.”

      Después de su muerte, no se le permitió a la Iglesia elegir otro patriarca. Pero por lo general otros altos funcionarios eclesiásticos siguieron su guía. Esto se hizo evidente en 1927 cuando Sergei, un metropolitano (el que sigue en rango al patriarca) publicó una proclamación. El libro The First Fifty Years señala que en ella Sergei “prometió el apoyo y la cooperación política de la Iglesia y sus seguidores.” Hizo un llamamiento a los clérigos a dar garantías escritas de su lealtad al gobierno o enfrentarse a ser expulsados de la Iglesia.

      A pesar de todas las concesiones que el clero estaba haciendo, los comunistas continuaron con su campaña multilateral en contra de la religión. Especialmente durante las purgas políticas de 1936 hasta 1938 las Iglesias fueron atacadas salvajemente. Aunque en 1930 Sergei había afirmado el apoyo leal de 163 obispos, para 1939 quedaban menos de 12. Se dijo que 40 obispos habían sido fusilados. Y se calculaba que 10.000 iglesias fueron cerradas. Como dice The First Fifty Years: “La Iglesia en 1939 estaba a punto de derrumbarse.”

      Pero en 1939 algo aconteció que iba a traer un cambio. Estalló la II Guerra Mundial. Esto afectó las relaciones entre el gobierno soviético y la religión.

  • La II Guerra Mundial trae un cambio
    ¡Despertad! 1973 | 22 de julio
    • La II Guerra Mundial trae un cambio

      LA II Guerra Mundial estalló en septiembre de 1939. En menos de dos años los ejércitos de Hitler invadieron Polonia occidental, Francia, varios otros países europeos y gran parte de los Balcanes. Entonces, en 1941, los victoriosos nazis dirigieron su atención hacia el este.

      En junio de aquel año, los ejércitos alemanes se precipitaron sobre la Unión Soviética. Para diciembre habían capturado casi toda la parte occidental del país y habían llegado a las afueras de Moscú. La supervivencia de la nación estaba en balanza.

      Sin embargo, el crudo tiempo invernal y la determinada resistencia de parte de las tropas soviéticas y los guerrilleros detuvieron la marea alemana para fines de ese año. Pero era evidente que en la próxima primavera sobrevendrían más asaltos. El gobierno soviético sabía que su pueblo tenía que ser animado para enfrentarse a lo que estaba por venir. Se necesitaba un esfuerzo máximo.

      Algo que facilitó esta tarea fue la saña de los invasores alemanes. La devastación que ocasionaron, su matanza de millones de personas, sus afirmaciones de superioridad racial y su claro intento de exterminar a muchos de los eslavos, enardecieron a los soviéticos.

      No obstante, se necesitaba un móvil aun mayor. Para poder reunir todos los recursos de la nación y para obtener la plena cooperación de toda la gente, el gobierno tenía que tener el apoyo de los guías religiosos. ¿Por qué era éste el caso?

      El gobierno necesitaba el apoyo de los guías religiosos porque todavía había decenas de millones de personas religiosas en el país. Es verdad que el comunismo había ejercido el control de la nación por veinticuatro años. Pero eso no era ni aproximadamente el tiempo suficiente para criar varias generaciones más jóvenes de

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