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Manteniéndonos en posición correcta con DiosLa Atalaya 1964 | 1 de febrero
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dijo a un auditorio de 1,000 estudiantes de la Universidad de Colombia Británica no hace mucho tiempo. En una encuesta reciente de veintiuna escuelas de California se averiguó que algunas de las muchachas consideraban la preñez como “un símbolo de posición.” En una escuela de muchachas en Inglaterra se descubrió que las estudiantes llevaban un distintivo amarillo para anunciar que ya no era vírgenes. Y en otra escuela en Oxford, Inglaterra, un examen hecho por sorpresa a las bolsas de mano reveló que el 80 por ciento de las muchachas llevaba contraceptivos.
El Daily Star de Toronto (9 de marzo de 1963) informa que “tantas muchachas de secundaria de Winnipeg [Canadá] están llegando a hallarse encinta que las tres principales casas de la ciudad para madres solteras están buscando maneras de enviar a las muchachas a escuelas especiales . . . El año pasado, la ciudad tuvo 537 nacimientos ilegítimos.”
Se ha averiguado que las orgías sexuales de aun los jóvenes de hoy día rivalizan con los ritos desenfrenados de los antiguos baalitas adoradores del sexo. Sir Juan Charles, principal oficial médico retirado de Inglaterra, del Ministerio de Educación, citó un caso en que el abogado acusador habló de la “precocidad y depravación espantosas” de jovencitos de solo catorce y quince años de edad.
A través de la cristiandad los ‘clubs sexuales’ y los ‘clubs de cambiar esposas’ efectúan un negocio floreciente. Apenas la pasada primavera el Chronicle de San Francisco llevaba el encabezamiento: “Moda de cambiar esposas—en toda la zona de la bahía.” El periódico declaró que un anuncio de ocho líneas “atrajo una avalancha de respuestas de parte de parejas casadas que buscaban sexo fuera de su matrimonio.” “Se están reuniendo en grupos de dos o más parejas en hogares, hoteles y moteles para participar en ‘fiestas de cambiar’ que a menudo asumen proporciones de orgías,” informó el periódico. Al contrario de lo que algunos pudieran pensar, en estas orgías participan ciudadanos respetados para quienes aparentemente su conducta es compatible con su religión. De hecho, uno de ellos dijo: Jamás “cambiamos” los sábados por la noche porque “tenemos que levantarnos temprano los domingos para ir a la iglesia.”—Números fechados el 3 y el 6 de abril de 1963.
Tal inmoralidad llega a lugares encumbrados. Recientemente la inmoralidad de funcionarios gubernamentales prominentes ha sido puesta de manifiesto, particularmente en Inglaterra. “Las olas de asombro” que se originaron allí “saltaron el Canal hasta Europa, y fueron algo más que perceptibles hasta en los salones con brillo de vidrio (aunque prosaicamente no de espejos) de las Naciones Unidas en Nueva York,” informó la revista Newsweek. “Una serie de otros escándalos sexuales y de espionaje estaban repercutiendo en Estocolmo y El Cairo.”
En todo el mundo, entre los ricos y los influyentes, así como entre la gente común y los jóvenes, la inmoralidad sexual ha llegado a ser el modo de vivir. Como declaró un ministro: Ahora los adolescentes consideran el sexo “tan casualmente como el comer y el beber.” (El Daily Star de Toronto, 8 de febrero de 1963) Aunque el coito sexual extramarital está contra la ley de Dios, hoy día la gente raciocina como aparentemente raciocinaron los israelitas antiguos: ‘Todo el mundo lo hace; por eso, ¿por qué ser diferentes?’ Aun algunos caudillos religiosos condonan la inmoralidad del día presente.
Como se informó en el Daily Express de Londres del 11 de marzo de 1963, D. A. Rhymes, clérigo de la Iglesia de Inglaterra, dijo a su congregación que el código bíblico de la castidad está “siendo pasado por alto porque ya es anticuado.” Dijo que tenía que ser reemplazado con un código moral que satisficiera mejor las necesidades de la gente. Y en armonía con este mismo razonamiento, un ensayo de setenta páginas presentado al público por un grupo de los cuáqueros más influyentes de la Gran Bretaña dijo que “la moralidad, como el sábado, fueron hechos para el hombre, no el hombre para la moralidad,” y que, por lo tanto, aun la expresión de cariño homosexual no era moralmente incorrecta. Este ensayo intitulado “Hacia un punto de vista cuáquero del sexo” “rechaza casi completamente el acercamiento tradicional de la iglesia cristiana organizada a la moralidad,” declaró el Globe and Mail de Toronto el 19 de febrero de 1963.
EVITANDO LA INMORALIDAD
¡Cuán peligrosas son estas filosofías mundanas sobre la moralidad! Si uno les presta atención ciertamente perderá su posición correcta con Dios. Las leyes de Dios están al día y aplican ahora como en el día en que fueron escritas. A los que tal vez piensen que pueden desviarse de ellas para satisfacer su apetito sexual uno de los apóstoles de Cristo les dice que consideren lo que les sucedió a los israelitas que fueron seducidos por las moabitas adoradoras de Baal:
“Ni practiquemos fornicación, como algunos de ellos cometieron fornicación, de modo que cayeron, veintitrés mil de ellos en un día. Pues bien, estas cosas siguieron aconteciéndoles como ejemplos, y fueron escritas para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado. En consecuencia, el que piensa que está en pie, cuídese que no caiga.”—1 Cor. 10:8, 11, 12.
Los cristianos deben guardarse a todo tiempo para no ser entrampados por este mundo enloquecido por el sexo como los israelitas lo fueron por sus vecinos sensuales. “Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su cuerpo,” escribió el apóstol Pablo a los cristianos primitivos, “en lo que toca a fornicación, inmundicia, apetito sexual . . . Desnúdense de la vieja personalidad con sus prácticas, y vístanse de la nueva personalidad, que por medio de conocimiento exacto va haciéndose nueva según la imagen de Aquel que la creó.”—Col. 3:5-10.
Para evitar la inmoralidad uno debe llenar su mente y corazón con las leyes justas de Dios, y a todo tiempo esforzarse por vivir en armonía con ellas. Esto significa que “fornicación e inmundicia de todo género o avaricia ni siquiera se mencionen entre ustedes, así como es propio de personas santas; tampoco comportamiento vergonzoso, ni habla necia, ni bromear obsceno, cosas que no son decorosas, sino más bien el dar gracias. Porque ustedes saben esto, reconociéndolo ustedes mismos, que ningún fornicador . . . tiene herencia alguna en el reino del Cristo y de Dios.”—Efe. 5:3-5; Fili. 4:8.
Por lo tanto, la ley de Dios es clara. Las prácticas inmorales como fornicación, adulterio, homosexualidad y bestialidad acarrean sobre la persona el disfavor de Dios. Es cierto que antes de aprender los requisitos justos de Dios, y mientras todavía vivían como la gente de las naciones, muchos practicaban estas cosas. Pero si una persona desea verdaderamente conseguir y mantener una posición correcta con Dios, ahora tiene que ‘abstenerse de la fornicación’ y “tomar posesión de su propio vaso en santificación y honra, no en codicioso apetito sexual tal como también tienen las naciones que no conocen a Dios.”—1 Tes. 4:3-5; 1 Cor. 6:9-11.
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“Trivialidades y tonterías”La Atalaya 1964 | 1 de febrero
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“Trivialidades y tonterías”
● Según informó el Press-Enterprise de Riverside, California, en su número del 30 de septiembre de 1962, el clérigo Enrique J. Stokes dijo: “Nuestra actual inquietud y trastorno en toda esfera; la opinión que va cobrando auge en el mundo observador de que la iglesia no tiene nada de importancia que ofrecer con sus trivialidades y tonterías de mucho estar activos; y el darse cuenta de que las relaciones humanas en cuyo bienestar se interesa vitalmente Cristo han desenmascarado nuestra superficial comprensión del verdadero testimonio. Estas y otras cosas penosas hacen de los requisitos para la predicación una asignación casi imposible de desempeñar. En todo ello, el predicador no puede agradar a Dios y al hombre. Por lo general no agrada a ninguno de los dos.”
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