Los esfuerzos de muchos clérigos para llegar a ser más aceptables haciéndose “modernos,” al excusar o hasta recomendar la fornicación, el adulterio, la homosexualidad y el tomar drogas, resultan contraproducentes. Recientemente cuando a algunos jóvenes se les preguntó por qué ya no iban a la iglesia, uno contestó:

“Yo estaba en un grupo donde el ministro seguía hablándonos acerca de toda la gente que él conocía que fumaba marihuana. Los muchachos se reían a espaldas de él. Pensaban que era un hipócrita. Un ministro debe ser una persona que crea firmemente en la existencia de Dios y en las leyes morales que debemos seguir.”—Daily Star de Toronto, 8 de marzo de 1969.

Por consiguiente, hoy muchos jóvenes simplemente no respetan las religiones ortodoxas como lo hacían las generaciones anteriores. A los hippies les parece que los clérigos farisaicos que “dicen y no hacen” no practican la “regla áurea,” el hacer a otros como uno quiere que ellos le hagan a uno. (Mat. 23:3) Como le dijo un hippie a un entrevistador: “Un obispo es casi lo más alejado de Dios que yo puedo imaginarme que se pueda ser. No se veía a Jesús andando vestido de terciopelo mientras la gente se moría de hambre.”

No obstante, con todo este idealismo que se afirma tener, ¿están edificando los hippies una sociedad mejor para ellos mismos? ¿Tienen ellos las respuestas a los problemas que plagan a la humanidad? ¿Mejoran su felicidad?

“Hippies” que hablan claro

¿HAN hallado las respuestas los hippies? ¿Ha resultado ser su modo de vivir el camino a la felicidad? ¿Son sus tratos entre unos y otros genuinamente amorosos y edificantes? ¿Qué están segando de la vida que han sembrado?

A usted le interesará enterarse de lo que dicen personas que han sido hippies. Pueden hablar claro. Por supuesto, no todos han tenido las mismas experiencias. Sin embargo, las siguientes representan bien lo que muchos han dicho.

¿Hallando las respuestas?

Una joven de los Estados Unidos entró en el movimiento hippie con el mismo idealismo que otros. Quería respuestas. Escuche su experiencia según la relató a la revista ¡Despertad!:

“Lo que realmente estábamos haciendo todos al principio era tratar de hallar las respuestas a los problemas abrumadores de la vida. En esta búsqueda llegué a envolverme con las drogas y con la adoración del sexo. Más tarde llegué hasta a estar más envuelta con lo oculto, el misticismo y el demonismo.

“Sin embargo, con todo esto, nada tenía significado. Por medio de mi llamado ‘guru’ me envolví más en lo místico y oculto y en tomar drogas. Sin embargo, descubrí que todo se me estaba haciendo más difícil de aceptar. Empecé a sentir una depresión tan grande que más de una vez tuve que dominar el impulso de saltar desde un puente.

“Muchos de mis amigos eran ahora adictos a la heroína y alcohólicos. Uno usó una aguja