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  • Mi carrera como bailarín
    ¡Despertad! 1978 | 8 de agosto
    • respondieron muy rápidamente. Con el tiempo cuatro se han bautizado y otros están estudiando. He sido nombrado siervo ministerial en la congregación cristiana a la cual asistimos, y de vez en cuando mi esposa tiene la oportunidad de servir de precursora auxiliar (compartir en la predicación de tiempo cabal). Nuestro matrimonio es más feliz ahora que nunca antes.

      Sentido apropiado de los valores

      ¿Bailamos todavía? Sí, aunque quizás no seamos los mejores, la gente sigue disfrutando de vernos bailar, y nuestro pequeño negocio de baile nos provee las necesidades materiales de la vida. Pero ahora tenemos lo que el baile profesional nunca pudo darnos, a saber, una excelente relación con Jehová Dios. A causa de esto tenemos paz mental y expectativas de un futuro mejor... vida eterna en el nuevo orden de Dios.

      Ya no estamos interesados en ganar trofeos corruptibles. No obstante, participamos en una carrera, una carrera por la vida eterna. (1 Cor. 9:24-26) Me gustaría preguntar a todos los que se están esforzando por llegar a ser el Número Uno en cualquier arte o deporte: ‘¿Vale la pena todo el trabajo duro, esfuerzo, dolores de cabeza y sacrificios el solo ganar un trofeo o medalla corruptible? ¿Por qué no envolverse en una carrera en la que todos los participantes fieles reciben un premio, una carrera que le traerá verdadera paz mental e incalculable felicidad?’

      Mi esposa y yo lo hemos hecho, y estamos determinados a seguir corriendo hasta que alcancemos nuestra meta prometida, la vida bajo el reino de Dios en una Tierra paradisíaca. Y la promesa de la Biblia respecto a esto no es una promesa vacía, pues Jehová Dios mismo, el Creador de los cielos y la Tierra, la ha hablado. (Rev. 21:3-5)—Contribuido.

  • El café ayer y hoy
    ¡Despertad! 1978 | 8 de agosto
    • El café ayer y hoy

      Por el corresponsal de “¡Despertad!” en el Brasil

      ¿QUÉ le parece un cafezinho, acabadito de hacer y muy caliente? Para algunas personas esta costumbre está decayendo, pero los brasileños todavía poseen la fama de tomar café desde temprano por la mañana hasta tarde por la noche.

      La inflación del precio del café no ha ocasionado un cambio súbito a otras bebidas. De hecho, la tercera parte de la población del mundo todavía son bebedores de café. Por ejemplo, cada año los belgas toman 149 litros de café, en comparación con solo seis litros de té. El norteamericano medio bebe 10 tazas de café por cada taza de té. En el mundo occidental, los únicos que rompen la regla general son los británicos quienes anualmente consumen seis litros de café por cada 261 litros de té.

      El Brasil es el campeón entre los productores y exportadores de café del mundo. Durante los primeros cuatro meses de 1977, los ingresos de exportación de este “oro pardo” alcanzaron el asombroso total de 1.000.000.000 de dólares por 4,5 millones de sacos, la mayor marca hasta ese entonces.

      Sin embargo, el café no es nativo del Brasil. ¿Le gustaría saber cómo se desarrolló el uso de esta bebida casi universal, dónde se originó, y cómo llegó al Brasil?

      Origen y uso

      La palabra “café” se deriva del vocablo arábigo qahwa, que significa fortaleza, y nos llegó del turco kahwé. El descubrimiento temprano del café está envuelto en un velo de leyenda. Un relato cuenta acerca de Kaldi, un joven cabrero árabe que notó las travesuras juguetonas que hacían sus cabras después de mordisquear los granos y hojas de cierto arbusto siempre verde. Instado por la curiosidad, él mismo trató algunos de los misteriosos granitos y quedó asombrado por el efecto estimulador. La palabra se regó y así nació el “café.”

      Originalmente el café se servía como alimento sólido, después como vino, más tarde como medicina y, por último, como una bebida corriente. Como medicina se le prescribía y todavía se le prescribe para el tratamiento de la jaqueca, las enfermedades cardiacas, el asma crónica y la hidropesía. (Sin embargo, el uso inmoderado puede formar un exceso de ácido gástrico, ocasionar nerviosismo y acelerar los latidos del corazón. A esto se le atribuye la “rescoldera” común.) Para servirlo de alimento, se trituraban los granos enteros, se les añadía grasa y se ponía la mezcla en moldes redondos. Hasta hoy día algunas tribus africanas “comen” café. Más tarde, de los granos de café se producía cierta clase de vino. Otros hacían una bebida derramando agua hirviente sobre las cáscaras secas. Aun más tarde, se hacía una bebida mezclando las cáscaras con las semillas que se habían secado y tostado. Por fin, a alguien se le ocurrió moler los granos en un mortero, el precursor de los molinillos de café.

      El café en el Brasil

      Aunque es probable que el café se haya originado en Etiopía, los árabes fueron los primeros que lo cultivaron, en el siglo quince. Pero el monopolio de ellos no duró mucho tiempo. En 1610, se plantaron los primeros cafetos en la India. Los holandeses comenzaron a estudiar su cultivo en 1614. En 1720, Gabriel Mathieu de Clieu, un oficial naval francés, viajó de París a las Antillas, y llevó algunos arbolillos o pies de café. Solamente uno de éstos sobrevivió y fue llevado a Martinica. De la Guayana Holandesa el café se esparció por todas las Antillas hasta la Guayana Francesa, y de allí Francisco de Melo Palheta, un oficial del ejército brasileño, lo introdujo en el Brasil por vía de Belém, alrededor del 1727. Durante la primera parte del siglo diecinueve, se comenzó a cultivar café en Campinas y en otras ciudades del estado de São Paulo, y pronto se esparció a otros estados, especialmente el de Paraná.

      Hoy día, los cafetales se planifican con rigidez técnica. En vez de plantar las semillas en el campo, se cultivan los pies en semilleros en los que se les resguarda de la luz. Unos 40 días después de plantarlos, germinan los granos de café. Después de un año de tratamiento cuidadoso en el vivero, se replantan los pies en el exterior.

      Por lo general se plantan en hileras curvas en las laderas de los cerros a fin de facilitar el trabajo mecanizado en el campo y para evitar la erosión del suelo. Cuatro años después de plantarlos los árboles están listos para la primera cosecha. Durante todo este tiempo el riego ha aumentado el crecimiento y el rendimiento hasta un 100 por ciento.

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