BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • De condición como de muerte a una nueva vida
    La Atalaya 1969 | 1 de diciembre
    • celo por Jehová. No obstante, no trataron de presentarme estorbos. Y ha sido mi gozo continuar en la predicación de tiempo cabal hasta este día. A Jehová se le da el crédito, porque de él ha venido la medida de fuerzas físicas y espirituales que he necesitado durante estos maravillosos veinte años.

      Fue en Barranquilla donde pasé los primeros siete de esos años. ¡Qué gozo fue ver el crecimiento teocrático desde solo diez publicadores del Reino a cuatro congregaciones de testigos de Jehová! Y hoy hay veinte congregaciones en esta ciudad. De esta ciudad, también, cuarenta de nosotros, como delegados colombianos, nos emocionamos al asistir a la gran asamblea internacional que se celebró en el Estadio Yanqui de la ciudad de Nueva York en 1953. No hay palabras que expresen lo que sentimos al ver aquellos miles y miles de Testigos, y los cartelones grandes que anunciaban los saludos de nuestros hermanos cristianos del Brasil, Ecuador, China, Colombia, etc. Cuán oportunas las palabras del apóstol Juan de Revelación 7:9: “Vi, y, ¡miren! una grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones.”

      Al terminarse la asamblea lo que más deseaba era regresar a Colombia para contarles todo en cuanto a ella a las personas con quienes tenía estudios bíblicos. Era necesario que supieran que los testigos de Jehová no eran simplemente unas cuantas personas que iban de casa en casa en su propia población o aldea. En realidad, los colombianos desde entonces han aprendido esto por experiencia. Las asambleas de circuito, de distrito y nacionales se han hecho cada vez más grandes. Y en nuestra asamblea internacional (1966-1967) en Barranquilla hubo casi 6.000 asistentes. Eso verdaderamente nos dio gran placer a nosotros, porque tuvimos muy agradable asociación con Testigos de varios países.

      PREDICANDO DE CIUDAD EN CIUDAD

      Cali fue la siguiente ciudad colombiana a la que fui asignada. Es maravilloso pensar que ahora hay allí cinco congregaciones. Y fue aquí donde tuve el privilegio gozoso de vivir con un grupo de misioneros y misioneras en el hogar misional. ¡Cuán segura y contenta podía sentirme, bajo la superintendencia espiritual de hermanos maduros en la fe! Fue magnífico, también, el poder ayudar a nuevos misioneros a aprender español. Pero podía discernir que el factor principal que hacía que progresaran bien y empezaran pronto a pronunciar sermones en español era el espíritu de Jehová.

      En 1960 surgió la necesidad de más trabajadores de tiempo cabal en Bogotá. Sucedió que yo podía ir, y pronto estuve trabajando allí con otros cinco “precursores.” En los años que siguieron, nuestro servicio allí fue verdaderamente bendecido, porque ahora hay diez congregaciones en Bogotá.

      Fue en Bogotá donde me di cuenta de la necesidad de perseverar en colocar un fuerte cimiento para la fe de aquellos a quienes enseñamos. Estudiaba con una señora joven, sus tres hijos y los padres de ella. El esposo se oponía, y la amenazaba con quitarle los hijos. Una noche después de una parranda con sus amigotes, vino a casa con un revólver en la mano y, en presencia de los niños, amenazó con matarla si rehusaba renunciar a los estudios de la Biblia. Los niños, del todo alarmados, con lágrimas en los ojos suplicaban a favor de su madre. Pero ella se enfrentó a él tranquila y valerosamente, diciendo: “Puedes matarme, pero no dejaré de estudiar la Palabra de Dios. Primero, debes saber que nuestros hijos serán testigos de tu acto, y ante todo tendrás que responder al Dios Todopoderoso por la sangre que estás por derramar.” Ante eso, él salió de la casa a grandes trancos. Con el tiempo ella se bautizó, y ahora está activa predicando y asistiendo a las reuniones en el Salón del Reino con sus hijos. Su esposo jamás volvió a prohibirle que estudiara.

      Hace tres años vine a Medellín. Esta, que es la segunda ciudad del país, está situada a gran altura en los Andes. Aquí, también, tengo el privilegio de vivir con misioneros que se graduaron en la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower. Ese es un gran consuelo, porque ahora tengo más de setenta y nueve años de edad y ya no tengo las fuerzas físicas de las que disfruté por largo tiempo. No tenemos automóvil y tenemos que caminar mucho para llevar a cabo nuestro ministerio. Sin embargo, varias de las personas con quienes estudio la Biblia son tan apreciativas que vienen a “mi casa” para cada sesión semanal. Así puedo conservar mi energía y cumplir con mi meta de 100 horas cada mes. Y la bendición de Jehová ciertamente se ve sobre nuestras labores, pues la congregación aquí creció tanto que se hizo necesario dividirla en tres congregaciones separadas. En cada reunión vemos nuevas caras.

      Una mirada retrospectiva hace patente que estos veinte años como ministra “precursora” han sido felices para mí, años que han estado llenos de trabajo duro, pero que también me han producido profundas satisfacciones. ¡Cuán maravilloso se me hace el que Jehová me haya sacado de una condición como de muerte y me concediera un nuevo principio en la vida! Aun ahora a medida que mis fuerzas físicas se reducen, mantiene abierto el camino para que yo sirva de alguna manera pequeña los magníficos intereses de su reino. ‘No me desecha en el tiempo de la vejez,’ ni me deja ‘porque mi poder está fallando.’ (Sal. 71:9) ¡Siempre están debajo los brazos eternos! En cuanto a mí, estoy resuelta a ser ‘constante, inmovible, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor.’—1 Cor. 15:58.

  • “¡Dejé de fumar!”
    La Atalaya 1969 | 1 de diciembre
    • “¡Dejé de fumar!”

      EN EL primer siglo Santiago el medio hermano de Jesús escribió una carta inspirada a los que estaban esparcidos que deseaban servir a Jehová. Entre otros puntos, aconsejó: “Háganse hacedores de la palabra, y no solamente oidores, engañándose a ustedes mismos con razonamiento falso.”—Sant. 1:22.

      Tal como en aquel siglo, hoy las personas que aprenden en cuanto a la voluntad de Dios están llegando a ser “hacedores de la palabra, y no solamente oidores.” Dos experiencias que se relataron en las asambleas de los testigos de Jehová el verano antepasado ilustran esto.

      Una Testigo de Misisipí recibió de una amiga una carta en la cual ésta le pedía que visitara a una señora que vivía en aquella sección. La Testigo hizo la visita y pudo hacer arreglos para celebrar un estudio bíblico con la familia. La ministra informa: “Después del primer estudio sobre el Dios verdadero y los ídolos, ella desechó un cuadro religioso grande que había ocupado un lugar prominente en la habitación. Con el tiempo les ayudé a ver la importancia de ir al Salón del Reino. Pero, ¡ay!, en el transcurso de una semana se mudaron a treinta y dos kilómetros en la región rural, y no quisieron dejarme ir por ellos por ser tan lejos. Finalmente obtuvieron un auto. Aquella misma semana asistieron a la reunión del domingo en el Salón del Reino.

      “¿Cuál fue el resultado? Una familia cambiada. Estaban firmemente convencidos de que ésta era la verdad de la Biblia y se asombraron por la amigabilidad de todos. La hija de cuarenta años quedó tan impresionada que comenzó a sentirse incómoda debido a sus hábitos malos. Después de su primera reunión dijo: ‘¡Dejé de fumar!’ Más tarde comentó: ‘Después que Jehová me había dado tanto, ¿cómo podía volver a casa y hacer algo que él desaprueba? Tuve temor de esperar. Nunca sabemos lo que sucederá mañana, y si esperaba quizás jamás tuviese la oportunidad de dejar el hábito y probar mi amor a Jehová.’”

      La Testigo agregó: “Lo asombroso es que esta señora está inválida. Los cigarrillos han sido como una muleta para ella durante todos esos años, pero por lo que aprendió en el Salón del Reino en una sola reunión recibió el estímulo necesario para renunciar al mal hábito. En la segunda reunión me mostró la mano y dijo: ‘¿No está bonita? Ya no está parda ni manchada por el tabaco.’ Ahora asiste con regularidad.”

      En una asamblea de Rochester, Nueva York, un matrimonio explicó acerca de un estudio

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir