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  • Felices son aquellos a quienes Dios corrige
    La Atalaya 1981 | 1 de noviembre
    • congregación y en el servicio del campo. Por eso, bien puede ser que se le presente la oportunidad de cumplir con la otra obligación envuelta en ‘señalar’ a esta persona: “No estén considerándolo como enemigo, sino continúen amonestándolo como a hermano.” (2 Tes. 3:14, 15) Si usted no cumpliera la responsabilidad que tiene en cuanto a este aspecto del consejo de Dios, sino que tratara a la persona ‘señalada’ como enemigo, el proceder de usted pudiera ser tan falto de amor como el de ella.

      21. ¿Qué objetivo tiene este arreglo bíblico? (Núm. 35:12; Deu. 19:11, 12)

      21 Es de esperarse que la persona ‘señalada’ se avergüence. Tal vez se de cuenta de que la instrucción bíblica es lo que hace que usted esté evitando su compañía en el aspecto social. Esta disciplina puede ayudar a esa persona a ‘enderezar las manos que cuelgan y las rodillas debilitadas, . . . para que lo cojo no sea descoyuntado, sino más bien sea sanado.’ En vista de las grandes cantidades de hermanos leales que hoy día están asociados con la congregación de Dios, es probable que los cristianos rara vez se vean obligados a ‘señalar’ a un hermano desordenado. Pero cuando esto sí sucede, tal vez la corrección, combinada con la amonestación continua, ‘dé fruto pacífico, a saber, justicia.’—Heb. 12:11-13.

      LA REUNIÓN CON EL COMITÉ DE ANCIANOS

      22, 23. ¿Cómo han de manejarse los casos de pecado craso?

      22 Como hemos hecho notar (en el párrafo 7), la persona que ‘ha cometido pecados serios’ necesita la atención de “los ancianos de la congregación.” (Sant. 5:14, 15) Estos hombres se hallan en buena posición para ofrecer corrección piadosa a la persona que se ha dejado vencer por la tentación y ha caído en pecado grave. Pueden proveerle la ayuda espiritual que precisa.—Pro. 6:23.

      23 Por lo general, se designa un comité de tres ancianos para que se encargue de un caso en que se ha cometido un mal serio. Estos ancianos no obran simplemente como jueces o ‘policías espirituales.’ Son pastores del rebaño, y demuestran que lo son cuando tratan con el malhechor individual. El pastor de ovejas literales no despliega un espíritu vengativo, áspero ni criticón. Tampoco deben hacerlo los ancianos. Su deber es el de ayudar, no condenar. (Jud. 23) Su meta es la de hacer que el pecador se vuelva de su camino, si es posible.—Sant. 5:19, 20.

      24. ¿Qué tratan de hacer los ancianos por el pecador?

      24 Sin embargo, al tratar con el pecado grave los ancianos tienen que ‘adherirse firmemente a la fiel palabra,’ y poder “exhortar por la enseñanza que es sana y también censurar a los que contradicen.” (Tito 1:9) Por eso no deben retraerse de mostrar al equivocado, directamente de las Escrituras, lo incorrecto de su proceder y por qué es necesario que corrija su modo de ser. Quieren que se arrepienta y llegue a estar de nuevo en paz con Dios.—1 Ped. 3:10-12.

      25. ¿Qué asuntos tenemos que estudiar todavía?

      25 Pero, ¿cómo deben los ancianos censurar a los malhechores? ¿Qué es el arrepentimiento piadoso? ¿Cómo se manifiesta? ¿Cómo deben los ancianos tratar con casos de pecado craso cuando sí se manifiesta arrepentimiento? ¿Hay que censurar al malhechor delante de toda la congregación? Estos asuntos se consideran en el artículo siguiente.

  • El arrepentimiento que conduce de regreso a Dios
    La Atalaya 1981 | 1 de noviembre
    • El arrepentimiento que conduce de regreso a Dios

      “La cualidad bondadosa de Dios está tratando de conducirte al arrepentimiento.”—Rom. 2:4.

      1, 2. ¿Qué debemos comprender acerca del pecado y de cómo Dios lo ve?

      CADA uno de nosotros puede recibir estímulo de las siguientes palabras del salmista David:

      “Jehová es misericordioso y benévolo,

      Tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa.

      No ha hecho con nosotros aun conforme a nuestros pecados;

      Ni conforme a nuestros errores ha traído sobre nosotros lo que merecemos.

      Como un padre muestra misericordia a sus hijos,

      Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen.

      Pues él mismo conoce bien la formación de nosotros,

      Acordándose de que somos polvo.”—Sal. 103:8, 10, 13, 14.

      2 Aunque Dios reconoce que todos somos pecadores, él quiere ayudarnos y está dispuesto a perdonar. (Sal. 32:1, 2) Sin embargo, el concepto que tenemos de Dios no sería exacto si no aceptáramos su entero modo de ver el pecado. Aunque el Salmo 103 nos asegura que Jehová “está perdonando todo [nuestro] error,” también indica las obligaciones que tenemos, al decir: “La bondad amorosa de Jehová es desde tiempo indefinido aun hasta tiempo indefinido para con los que le temen, . . . para con los que se acuerdan de sus órdenes para llevarlas a cabo.”—Sal. 103:3, 17, 18.

      3. ¿Por qué es vital el arrepentimiento?

      3 ¿Qué hay si una persona comete pecado serio, y no se arrepiente y busca la misericordia paternal de Dios, sino que sigue en pos del pecado? Éxodo 34:6, 7 nos da una descripción de Jehová. Después de subrayar la misericordia de Dios y el hecho de que es tardo para la cólera y está dispuesto a perdonar el error, añade: “Pero de ninguna manera dará exención de castigo.” (Compare con Números 25:1-5; Ezequiel 33:12, 13.) Por lo tanto, no debemos abusar de su misericordia ni darla por sentado. Entonces, ¿qué debe hacer el adorador verdadero si cae en el pecado?

      DANDO PASOS DE REGRESO A DIOS

      4. ¿Cómo podemos conseguir perdón? (2 Cró. 7:13, 14)

      4 El cristiano que ha pecado contra la ley de Dios necesita perdón. ¿Quién puede extendérselo? En realidad, solamente Dios puede hacer eso. El apóstol Juan escribió: “Si confesamos nuestros pecados [a Dios], él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda injusticia.”—1 Juan 1:9; 2:1.

      5, 6. ¿Qué consejo se da en Santiago 5:14–16, y por qué es razonable que siga ese consejo el que ha cometido un mal?

      5 En el caso de haberse cometido un pecado serio, Dios aconseja prudentemente que el cristiano ‘que confiesa sus pecados’ debe dar un paso adicional. En un contexto que patentemente se refiere a enfermedad espiritual relacionada con “pecados,” el discípulo Santiago escribió: “¿Hay alguno enfermo entre ustedes? Que mande llamar a los ancianos de la congregación, y que ellos oren sobre él, . . . Y la oración de fe sanará al indispuesto, y Jehová lo levantará. También, si hubiere cometido pecados, se le perdonará.”—Sant. 5:14-16.

      6 Este paso es razonable, porque el cristiano que ha sucumbido al pecado serio manifiesta hasta cierto grado debilidad espiritual, y que necesita ayuda. Podría derivar provecho de las oraciones de fe de los “ancianos de la congregación.” Además, estos hermanos están capacitados para ofrecerle consejo y ayuda de la Biblia para que pueda recobrar su fuerza espiritual. Adicionalmente, algunas transgresiones vienen a ser pecados contra la congregación cristiana, puesto que acarrean vituperio y causan tristeza al pueblo de Dios. Cuando esto sucede es más apropiado aún que el pecador busque la ayuda de los ancianos.—2 Cor. 2:10.

      7. ¿Cómo se alerta a los ancianos al hecho de que se ha cometido un mal, para que puedan prestar ayuda? (Pro. 28:23; 29:24)

      7 Manifiesta sabiduría y humildad de parte del cristiano culpable de algún pecado grave el que él se acerque por su propia cuenta a los ancianos. “El que está encubriendo [“que oculta,” Nácar-Colunga] sus transgresiones no tendrá éxito, pero al que las está confesando y dejando se le mostrará misericordia.” (Pro. 28:13) A veces, debido a vergüenza, a un sentimiento de culpa o por falta de tristeza sincera el pecador no se acerca a los ancianos, como aconseja Santiago que lo haga. Cualquier cristiano que esté enterado del pecado debe animar al malhechor a apartarse de su error y a buscar la ayuda espiritual que necesita. Si el malhechor todavía rehúsa ir a los ancianos, el otro cristiano debe alertar a éstos para que puedan proveer la ayuda que se necesita. Todos los cristianos deben querer hacer “volver a un pecador del error de su camino” y así ‘salvarle de la muerte el alma.’—Sant. 5:19, 20.

      CENSURANDO CON LA PALABRA DE DIOS

      8. ¿Cómo proceden los ancianos al encargarse de una reunión de comité?

      8 Cuando el comité judicial se reúne para considerar algún mal que se haya cometido, acuden a Jehová en oración para conseguir su guía. De la manera apropiada para pastores amorosos, los ancianos pacientemente consideran con la persona qué problema parece haber, o qué mal se ha cometido. (Efe. 5:1, 2; 1 Ped. 5:2, 3) Aun cuando haya testigos que establezcan el hecho de que se ha cometido el mal, el comité judicial anima a la persona a considerar francamente, no solo el mal que haya cometido, sino también lo que la haya llevado a hacerlo y lo que piensa acerca de ello. (Deu. 19:15; Juan 8:17) ¿Por qué es necesario esto?

      9, 10. Cuando hay una audiencia de comité respecto a un mal que se haya cometido, ¿qué están esforzándose por hacer los ancianos? (Sal. 51:13)

      9 Aunque los ancianos que escuchan el caso establecen la culpa o convencen a alguien de que ha cometido un mal, están principalmente interesados en ayudar a su hermano cristiano que se ha descarriado. Quieren moverlo a arrepentirse para que ‘venga refrigerio de parte de la persona de Jehová.’ (Hech. 3:19) Si la persona no confiesa el mal, no reconoce la naturaleza grave de lo que ha hecho ni ve la necesidad de arrepentirse, es posible que los ancianos tengan que presentar evidencia convincente respecto al pecado de ésta y respecto a la justicia.’ (Compare con Juan 16:8.) Pero al dar esa censura que está en armonía con la voluntad de Dios no deben ser vengativos ni ásperos. La Biblia insta: “Censura, corrige, exhorta, con toda gran paciencia y arte de enseñar.” (2 Tim. 4:1, 2) Puede que los ancianos, por su modo de censurar firme, bondadoso y paciente, logren llegar al corazón del pecador, y así ayudarlo a odiar el mal y volverse a Dios.—Jer. 3:12, 13.

      10 Podemos aprender del ejemplo que nos dio Esdras. Él mostró claramente a los judíos el error que habían cometido. No lo hizo principalmente para avergonzarlos, sino para conseguir que desistieran, para llegar al corazón de ellos e incitarlos a odiar el mal y a arrepentirse. Era preciso que hicieran una confesión a Jehová y que obraran de acuerdo con ella por medio de hacer lo que pudieran para anular el efecto de su mal. (Esd. 10:7-14) Así mismo, el comité que está encargado de un caso de pecado craso quiere ayudar al malhechor a ver la seriedad del mal y a sentir en su corazón la necesidad de arrepentirse.—Isa. 1:18.

      “CENSURA DELANTE DE TODOS LOS PRESENTES”

      11. ¿Quiénes necesitan censura bíblica?

      11 Con respecto a las reuniones judiciales que se celebran con los malhechores, los ancianos aplican estas palabras del apóstol Pablo a Timoteo: “Censura delante de todos los presentes [literalmente, “a la vista de todos”] a las personas que practican el pecado, para que los demás también tengan temor.” (1 Tim. 5:20) Estos malhechores son personas que “persisten en pecar” (Versión Valera de 1960) o “que siguen pecando” (Versión Popular) hasta el mismo tiempo en que realmente se da la censura.

      12. ¿Cómo aplica el comité judicial el consejo que se da en 1 Timoteo 5:20?

      12 En el primer siglo, Timoteo, como delegado autorizado del apóstol Pablo, podía cumplir personalmente, ‘a la vista de todos’ los que tenían que ver con el caso, y estando presente el malhechor, aquella instrucción escrita. Hoy día cuando hay que dar esta clase de censura, generalmente la provee un comité de ancianos designado, en vez de una sola persona. Es posible que el asunto no tenga que ver necesariamente con la congregación entera. Hacia el fin de la reunión del comité judicial, después que se haya establecido la culpa, los ancianos ofrecen censura bíblica respecto al mal que se haya cometido. Tienen presentes allí a los testigos que hayan testificado acerca del pecado, y se invita a estas personas informadas a oír la censura bíblica. Así se ofrece la censura “delante de todos los presentes” o ‘a la vista de todos.’ De este modo se puede ayudar a éstos, “los demás” mencionados en 1 Timoteo 5:20, a tener un temor sano respecto al pecado, a ver la necesidad de evitar el pecado y las circunstancias que pueden conducir a cometerlo.

      ¿ESTÁ ARREPENTIDO?

      13. ¿A qué desafío se enfrentan los ancianos al tratar con el pecado serio?

      13 Entre los mayores desafíos a los que se enfrentan los ancianos encargados de casos en que se ha cometido un mal está el de decidir si el pecador muestra verdadero arrepentimiento. Es preciso que no juzguen simplemente por las apariencias superficiales. Por lo tanto, puesto que no pueden leer los corazones, tienen que ejercer gran discernimiento, equilibrio y sabiduría al evaluar el mal, la relación de éste con la ley de Dios y lo que el pecador dice y hace.

      14, 15. ¿Por qué deben tener cuidado los ancianos al decidir si alguien está arrepentido o no?

      14 Los ancianos no deben llegar apresuradamente a la conclusión de que existe arrepentimiento. ¿Por qué? Pues, si equivocadamente juzgan que el pecador se ha arrepentido, eso puede tener un efecto perjudicial en todo el rebaño. Pero, en contraste, sírvase notar un ejemplo bíblico en el cual estuvo envuelto un malhechor de la congregación corintia. Después de haber pasado cierto tiempo expulsado, fue restablecido porque estaba verdaderamente arrepentido. Entonces, ¿cómo tratarían con él los hermanos? Puesto que los corintios confiaban en el juicio a que se había llegado de que él estaba arrepentido, se les animó bondadosamente a ‘perdonarlo y consolarlo,’ ‘confirmando su amor para con él.’ (2 Cor. 2:6-8) Lo mismo es cierto hoy día cuando el comité concluye que el malhechor está arrepentido. Pero si se hubiesen equivocado al juzgar el asunto y hubiesen traído de vuelta a la congregación un malhechor que no hubiese estado verdaderamente arrepentido, habrían estado poniendo en peligro la pureza moral y espiritual del rebaño entero.—1 Cor. 5:6.

      15 ¿Qué puede esperar ver el comité en el malhechor para determinar si el malhechor está verdaderamente arrepentido? La persona que está arrepentida no trata de minimizar ni justificar su mal proceder. En su mente reconoce lo malo que ha sido lo que ha hecho, y en su corazón siente profunda pena por haber pecado contra Dios. (Jer. 3:25; Hech. 3:19) Se ve, pues, que los ancianos encargados del caso tienen que asegurarse de que exista esta pena o tristeza.

      16, 17. (a) ¿Qué diferencia hay entre la “tristeza del mundo” y la ‘tristeza piadosa’? (Heb. 12:16, 17) (b) ¿Cómo influirán en el juicio que emitan los ancianos las lágrimas o señales de emoción?

      16 Tal vez los ancianos tengan que distinguir entre la “tristeza del mundo” y la “tristeza de manera piadosa [que] obra arrepentimiento para salvación.” (2 Cor. 7:10) Una persona culpable de haber cometido algún mal pudiera sentir cierta tristeza ante el fracaso personal, o vergüenza debido a que su falta haya quedado

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