Judas Iscariote, Ananías y Safira. En el caso de los últimos dos la Biblia dice que ellos ‘obraron con engaño’ para con el espíritu santo de Dios. Por lo tanto se debe tener gran cuidado para ver que nunca pequemos contra el espíritu de Dios. En el día de Jesús los fariseos hicieron exactamente eso al rechazar los milagros divinos, rechazando así la manifestación clara de la operación del espíritu. En vez de eso, uno debe gozosamente someterse, no oponerse ni resistir, a su dirección y consejo. Jamás estorbe ni limite al espíritu obrando contra su operación o viviendo de modo contrario a sus instrucciones.—Núm. 16:1-35; Jos. 7:1-26; Mat. 27:3-10; Hech. 5:3.

20. ¿Dónde halla uno el fruto del espíritu de Jehová, y por qué allí?

²⁰ “El fruto del espíritu,” dice Gálatas 5:22, 23, “es amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo.” ¿Dónde encuentra uno tal fruto deleitable hoy en día? ¿Entre los muchos ramos de las sociedades de este mundo? ¡Naturalmente que no! Allí halla uno fruto muy podrido—odios, guerras, prejuicios, mentir, robo, inmoralidad, etc. En contraste, uno halla que solo la sociedad del nuevo mundo de testigos de Jehová produce el hermoso fruto del espíritu de Jehová. Esto no es ningún secreto. Los observadores mundanos ven esta manifestación clara del espíritu santo; no obstante, extraño como parezca, no son impulsados a llegar a ser parte de esta organización unificada, feliz. Algunos que se han quedado pasmados por la paz, armonía y unidad de la organización visible de Jehová en realidad han peleado contra lo que ven y en contra de lo que se maravillan y que solo la energía dinámica de Jehová pudo haber producido. Caen en la misma categoría de los fariseos hipócritas, pecando contra el espíritu de Dios, y esto es un pecado imperdonable.—Mat. 12:32; Heb. 6:4-6; 10:26.

EL COMUNISMO VENCIDO CON LA FUERZA DE JEHOVÁ

21, 22. ¿De dónde reciben los testigos de Jehová la fuerza necesaria para aguantar la persecución comunista, y con qué resultados?

²¹ Otra evidencia del espíritu de Dios activando a su pueblo es la manera en que ha podido resistir la persecución prolongada de los gobiernos totalitarios. Con las palabras del salmista estos testigos perseguidos de Jehová cantan: “Para nosotros Dios es un refugio y fuerza, una ayuda que habrá de hallarse prontamente durante angustias. Por eso no temeremos aunque la Tierra sufra cambio y aunque las montañas tambaleen y caigan dentro del corazón del vasto mar; aunque sus aguas sean ruidosas, y hagan espuma, aunque las montañas bamboleen por su alboroto.”—Sal. 46:1-3.

²² En esta guerra contra los elementos totalitarios impíos el pueblo de Jehová continuamente saca de la Fuente celestial de su fuerza, diciendo: “El Dios verdadero es Aquel que me ciñe estrechamente con energía vital... tú me ceñirás con energía vital para la guerra.” (Sal. 18:32, 39; 2 Sam. 22:2, 3, 40) Equipados así, los testigos de Jehová detrás de la Cortina de Hierro, aunque están incomunicados de sus hermanos en otras partes del mundo, no obstante ellos mismos resultan ser muy superiores en aguante, vitalidad e impulso dinámico a sus atormentadores brutales. La obra que Dios les ha dado continúa creciendo y prosperando, para desaliento y consternación cabales de los dictadores tiranos.

23. Ahora, después de una consideración cuidadosa de los testigos fieles de Jehová, ¿a qué conclusión no pueden menos que llegar las personas pensadoras?

²³ Ustedes, personas pensadoras de todo el género humano, consideren cuidadosamente a los testigos de Jehová. Observen cómo han roto todas las barreras nacionales, raciales, sociales y religiosas que dividen. Noten su unicidad y unidad en actividad y forma de adoración. Vean cómo reciben oposición maligna de parte de todo el mundo, sin embargo cómo continúan reteniendo su integridad bajo prueba. Consideren su prosperidad de organización y su expansión en números. Observen su celo consumidor y amor al reino de justicia de Jehová. Consideren todo esto cuidadosamente y ustedes no podrán menos que conocer con certeza que una fuerza invisible poderosa, sí, el espíritu santo de Jehová, está activando a este pueblo. ¡Es una demostración de “la unidad del espíritu” en una grandiosa escala global!—Efe. 4:3.

24. (a) Si no es por fuerza militar ni poder humano, ¿de dónde viene la fuerza del cristiano? (b) ¿Por qué razón excelente tienen que depender los ministros de Dios de la fuerza que Jehová suple?

²⁴ Ahora bien, todo esto es exactamente como Jehová dijo hace mucho tiempo que sería: “‘No por una fuerza militar, ni por poder, sino por mi espíritu,’ ha dicho Jehová de los ejércitos.” Por eso el apóstol Pablo atribuyó su propia fuerza al poder de Jehová, diciendo: “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder.” Por eso que jamás un siervo de Jehová confíe en su propia fuerza ni en el poder de otros hombres, sino, en cambio, “si alguno ministra, ministre como dependiendo de la fuerza que Dios suple; para que en todas las cosas Dios sea glorificado.”—Zac. 4:6; Fili. 4:13; 1 Ped. 4:11.

25. ¿De qué grandiosas bendiciones disfrutan cabalmente ahora todos los que son activados por el espíritu de Jehová?

²⁵ Debido a que sus ministros dedicados hacen todas las cosas para que Jehová sea alabado y glorificado, él, en cambio, les concede muchas bendiciones. Entre estas bendiciones están el gozo y la felicidad. Aunque “ustedes aceptaron la palabra bajo mucha tribulación,” lo hicieron “con gozo de espíritu santo,” dicen las Escrituras. (1 Tes. 1:6) Además, la promesa es: “Felices son los hombres cuya fuerza está en ti... Andarán de energía vital a energía vital.” Este gozo y felicidad no es una alegría superficial inspirada por los “mimos” del mundo. Más bien, es un genuino, profundo, interior sentimiento de satisfacción y contentamiento de que se disfruta aun si a causa de dolor físico corren lágrimas por las mejillas a causa de ser uno golpeado despiadadamente en una bóveda a prueba de ruido de una prisión mohosa. Es la felicidad que viene a los que están haciendo feliz el corazón de Jehová, a los que participan en la vindicación de su gran Nombre y Santa Palabra.—Sal. 84:5, 7; Pro. 27:11.

Siguiendo tras mi propósito en la vida

Por C. E. Frost

EL Betel de Brooklyn es mi hogar, y me siento feliz al decir que lo ha sido por los pasados cuarenta y siete años. Esta es la colmena de actividad conocida como las oficinas internacionales de los testigos de Jehová. ¡Qué contraste con la vida en nuestra granja familiar cerca de Brazil, Indiana! Allí fue donde nací en diciembre de 1874, cuando Ulises S. Grant estaba en su segundo período como presidente de los Estados Unidos.

Nuestros padres concurrían a la iglesia metodista local y a los niños nos enseñaron esa religión. Cuando yo tenía unos veinte años de edad, una predicadora de la secta Santidad efectuó una reunión de reavivamiento espiritual en las cercanías y fui a escuchar. Ella consideró la santificación y el obtener el espíritu