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El principal evento deportivo del mundo¡Despertad! 1978 | 22 de diciembre
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American Annual para 1970, bajo el encabezamiento “La ‘guerra futbolística,’” informa que más de 2.000 soldados y civiles fueron muertos.
Es cierto que estos ejemplos son extremos, pero la violencia futbolística no es rara de ninguna manera. En Inglaterra, según un informe, uno de cada cuatro entusiastas varones ha estado envuelto en violencia. Además se informa que cada semana 100 aficionados llegan a parar en la cárcel por rufianismo futbolístico.
El 1975 Britannica Book of the Year reconoció la “triste saga de violencia en el campo y fuera de él,” y dijo: “Se emplearon trincheras, fosos, barricadas y otros medios impeditivos.” Pero a pesar de medidas como ésas, la violencia todavía es un rasgo de muchos juegos de fútbol.
¿A qué se deben estos problemas con los deportes? ¿Es que tiene, por ejemplo, algo fundamentalmente malo el fútbol que cause estas terribles consecuencias?
Un deporte llamativo
Cuando uno simplemente observa jugar el fútbol, se le hace incomprensible cómo el deporte mismo pudiera ser el origen de tales dificultades. Básicamente, es un juego sano y libre de complejidades. Cada equipo tiene 11 jugadores, lo mismo que en el fútbol norteamericano, y el campo o la cancha es más o menos del mismo tamaño que el de éste. En cada extremo del campo hay un arco o portería de siete metros de ancho y 2,4 metros de altura con una red que detiene la pelota. El objetivo del juego es impulsar la pelota redonda de modo que pase al arquero o portero defensivo y entre en la portería para marcar un gol. Gana el equipo que marca el mayor número de goles después de noventa minutos de juego.
El portero es el único jugador que puede usar las manos. Los otros 10 jugadores de cada partido solo pueden tirar la pelota con los pies o darle con la cabeza o cuerpo cuando está en acción. Es notable la habilidad con que los jugadores diestros pueden driblar con el balón, pasarlo con exactitud e impelerlo para un gol sin usar las manos. Emplean los pies para hacer que un pase a la altura del pecho baje obedientemente al suelo y luego avanzan driblando con la pelota como si la tuvieran atada a los pies con un cordón. Y en el caso de un pase sobre la cabeza, el jugador, con un fuerte cabezazo al saltar, puede impulsar el balón hasta la portería y así marcar un gol.
A muchos les gusta el fútbol porque el jugarlo no encierra tanto peligro como algunos otros deportes. “El fútbol es un juego de más fineza y requiere más perseverancia,” comentó un padre que se alegra de que sus hijos hayan escogido jugar fútbol más bien que el fútbol norteamericano. Por supuesto, hay cierto grado de peligro de lastimarse al jugar fútbol, así como lo hay, por ejemplo, al jugar baloncesto. Esto es especialmente cierto cuando se participa en el juego con indebida intensidad, resueltos a ganar a toda costa. Por eso se debe usar buen juicio al jugar.
Otra ventaja del fútbol es que personas de tamaño medio pueden sobresalir en él. Por ejemplo, Pelé, a quien se considera el mejor futbolista de todos los tiempos, tiene solo 175 centímetros de altura y pesa 75 kilos. Además, aparte de la pelota, se necesita poco equipo para jugarlo. Por lo tanto, los gastos son mínimos.
Por fin el fútbol se está haciendo popular en los Estados Unidos. El 14 de agosto de 1977 una muchedumbre de 77.691 llenó de bote en bote el estadio Giants en los Meadowlands de Nueva Jersey para ver un juego. Un factor que ha contribuido mucho a este aumento de popularidad son los muchos jugadores famosos que han venido a los Estados Unidos, atraídos por tremendos salarios. Por ejemplo, los Cosmos de Nueva York le pagaron 4,75 millones de dólares a Pelé del Brasil para que jugara por tres años, y a Franz Beckenbauer, que condujo a Alemania al campeonato mundial en 1974, 3 millones de dólares por cuatro años. Pero lo que promete hacer del fútbol un deporte principal y permanente en los Estados Unidos es el hecho de que está teniendo excelente aceptación en el nivel de las “raíces mismas.” Unas 5.000 escuelas de segunda enseñanza y 700 universidades ya tienen equipos.
Tal vez se cuente usted entre los centenares de millones de individuos que o juegan fútbol, asisten a los juegos, o los ven en su televisor. ¿Le afecta beneficiosamente? ¿Cómo puede evitar efectos adversos?
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¿Cómo le afecta a usted?¡Despertad! 1978 | 22 de diciembre
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¿Cómo le afecta a usted?
¿VE USTED el fútbol u otros deportes en la televisión? ¿Vio usted los juegos este año en que Argentina ganó la Copa Mundial? ¿Hasta qué grado está dispuesto a esforzarse por ver los partidos? ¿Cuánto le importan los resultados?
Para muchos, el que su equipo gane es más importante que casi toda otra cosa. Las rivalidades entre países pueden alcanzar una intensidad increíble y resultar en fuertes sentimientos de nacionalismo. “Para muchos,” notó el Times de Nueva York, “el fútbol es una forma simbólica de guerra.” Para ilustrar su punto, hizo la siguiente descripción de los resultados del juego que colocó al Perú en las finales para la Copa Mundial de 1970:
“Al terminar el juego, la mayor parte de la población de Lima salió a las calles. Un muchacho andrajoso salió corriendo . . . , abrazó a un enorme perro negro y gritó: ‘¡Qué felicidad! ¡Qué día más lindo para el Perú! ¡Ganamos, Pepito! ¡Ganamos!’
“Lima se hallaba presa de columnas de automóviles decorados extravagantemente y muchedumbres que cantaron y bailaron y siguieron haciéndolo toda la noche. Miles de personas marcharon a la casa del presidente Velasco, quien salió y subió al techo e hizo ondear una bandera grande. El Presidente, con la voz ronca por la emoción, participó en el canto. En un discurso improvisado, le dijo a la muchedumbre que se debió al mal manejo de las administraciones anteriores que los partidos de fútbol no hubiesen tenido éxito.”
Lo antedicho es típico de los sentimientos intensos de muchos aficionados a los deportes. La victoria los eleva a las alturas del éxtasis, pero la derrota puede arrojarlos a las profundidades de la desesperanza. Esto puede llevar a terribles consecuencias, como hicimos notar en el artículo previo. ¿Lo afecta a usted el espíritu de competencia? Cuando juega un partido que usted favorece, ¿se envuelve usted emocionalmente, tal vez hasta expresando el desafío: ‘Ahora les mostraremos quiénes son los mejores’?
La Biblia nos da dirección sabia en cuanto a esto. Si la aplicamos, no podemos menos que beneficiarnos. Note lo que dicen las Escrituras: “No nos hagamos egotistas, promoviendo competencias unos con otros, envidiándonos unos a otros.” (Gál. 5:26) ¿Qué quiere decir esto?
“Promoviendo competencias”
Según los lexicones griegos-ingleses, la palabra griega que se ha vertido aquí “promoviendo competencias” quiere decir “hacer salir,” “desafiar a combate o a concurso con uno.” Por eso, una traducción al inglés, The Bible, An American Translation, dice: “No estemos en nuestra vanidad desafiándonos unos a otros.” Y una nota en la edición de 1950 de la New World Translation of the Christian Greek Scriptures
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