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Santificación: un requisito cristianoLa Atalaya 1954 | 1 de enero
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raíces o palabras más pequeñas que significan “no de la tierra”; y por consiguiente, “dedicado a Dios en las alturas.” En cada caso en el “Nuevo Testamento” del Rey Jaime la palabra griega por “santo” es hagios. Lo mismo también es cierto de la palabra “santo” en la expresión “espíritu santo.” Los cristianos por lo tanto son santos, apartados para el servicio de Dios.
Es Jehová Dios quien santifica o, aparta al cristiano, así como Cristo testificó concerniente a sí mismo: “¿Me dicen ustedes a mí, a quien el Padre santificó y despaché al mundo: ‘Usted blasfema,’ porque yo dije: Soy Hijo de Dios”? (Juan 10:36, NM) En el caso de los seguidores de Cristo, Dios hace esto mediante Cristo Jesús: “Tanto el que está santificando eomo los que estén siendo santificados, todos proceden de uno solo.”—Heb. 2:11, NM.
Estos santificados o “santos” no están limitados a unos-cuantos taumaturgos, sino que incluyen a todo el cuerpo espiritual de Cristo. Por eso Pablo repetidamente dirige sus cartas a los santificados, llamados a ser “santos.”—Vea Romanos 1:7; 1 Corintios 1:2; Efesios 1:1; Filipenses 1:1; Colosenses 1:2.
¿Sobre qué base santifica Jehová Dios a éstos? Sobre la base del sacrificio de rescate de Cristo: “Hemos sido santificados por medio del ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo una vez para todo tiempo.” “Por esto Jesús también, para santificar al pueblo con su propia sangre, sufrió.” (Heb. 10:10, 29; 13:12, NM) La Palabra de verdad de Dios también desempeña un papel vital en la obra de apartar a éstos para el servicio de Dios. Por eso Cristo oró: “Santifícalos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad.” (Juan 17:17, NM) Adicionalmente la fuerza activa o poder de Dios en acción se necesita, y por eso leemos que los cristianos son ‘santificados con espíritu santo.’—Rom. 15:16, NM.
Jehová Dios y Cristo Jesús hacen su parte en la santificación del cristiano mediante la sangre de Cristo, la verdad de la Palabra de Dios y el espíritu santo. Pero no resultará en santificación a menos que el cristiano también haga su parte. Ante todo tiene que ejercer fe, porque se nos dice que los cristianos son “santificados por su fe en” Cristo; por su “fe en la verdad.”—Hech. 26:18; 2 Tes. 2:13, NM.
Además, el cristiano también tiene que separarse del mundo impuro; no mediante el entrar a un monasterio o convento, sino mediante el no mancharse con el comercio egoísta, la política corrompida y las religiones falsas de este mundo. (Sant. 1:27; 1 Juan 2:15-17, NM) Y él también tiene que mantenerse limpio moralmente, como Pablo recalcó en su carta a los Tesalonicenses y a Timoteo: “Porque esto es la voluntad de Dios, la santificación de ustedes, que ustedes se abstengan de la fornicación; que cada uno de ustedes sepa tomar posesión de su propio vaso en santificación y honra, no en codicioso apetito sexual.” “[Sé] vaso para propósito honroso, santificado, útil a su dueño, preparado para toda buena obra. De modo que, huye de los deseos incidentales a la juventud, mas sigue tras la justicia, la fe, el amor, la paz, junto con los que invocan al Señor de un corazón limpio.”—1 Tes. 4:3-5; 2 Tim. 2:21, 22, NM.
Dichas palabras de Pablo también nos comunican el propósito de la santificación, a saber, el ser un instrumento útil a Dios, preparado para hacer su obra. Sí, aunque el mantenerse limpio en conformidad con eso es el requisito de todos, es especialmente obligatorio para los cristianos el hacerse limpios, porque ellos tienen el privilegio y la responsabilidad de llevar los vasos de Jehová, las verdades de la Palabra de Dios y los privilegios de servicio que acompañan al entendimiento de ellas.—Isa. 52:11.
La santificación principalmente atañe a los cristianos que tienen una esperanza celestial, a los que, debido a su fe y dedicación a hacer la voluntad de Dios en el “tiempo aceptable,” han sido declarados justos por Jehová Dios y han recibido una esperanza celestial. (Rom. 5:1; 2 Cor. 6:2, NM) Se hace referencia a ellos como la “manada pequeña”; como “la novia, la esposa del Cordero”; como de “la simiente de Abrahán,” que ha de bendecir a todas las familias de la tierra. (Gén. 22:17, 18; Luc. 12:32; Gál. 3:29; Apo. 21:9, NM) Se les llama una manada pequeña, porque su número se limita a 144,000 como Apocalipsis 7:4-8 y 14:1, 3 claramente lo demuestran. Es sólo a éstos que las palabras de Pablo se dirigen: “Busquen la paz con toda persona, y la santificación sin la cual nadie verá al Señor.”—Heb. 12:14, NM.
Sin embargo, la Biblia también demuestra que hay “otras ovejas,” una “grande muchedumbre” de cristianos dedicados que tienen una esperanza terrestre. (Juan 10:16; Apo. 7:9-17) ¿Una esperanza terrestre? Sí, porque la Palabra de Dios nos asegura que la tierra permanece para siempre y fué creada para ser habitada; que es el lugar de los pies de Dios y que él la hará gloriosa. (Ecl. 1:4; Isa. 45:18; 60:13; 66:1) En esa gloriosa tierra nueva los hombres edificarán casas y las habitarán, plantarán viñas y comerán el fruto de ellas; los hombres estarán en paz unos con otros y con los animales inferiores; y gradualmente la muerte y todos sus males concomitantes de enfermedad, pena y dolor serán suprimidos.—Isa. 65:17-25; Apo. 21:4.
En los días de la teocracia típica de Israel Dios tuvo una sola ley para el nacido en casa y el extranjero en un gran número de cosas. Lo mismo es cierto hoy, en cuanto a varias diferentes cosas Dios tiene una sola ley para su Israel espiritual y los “extranjeros,” los cristianos que se han dedicado a Jehová Dios pero que tienen una esperanza terrestre. Aunque no se consideran estrictamente como santificados o “santos,” éstos no obstante se benefician en la actualidad mediante el sacrificio de rescate de Cristo, tienen la verdad de la Palabra de Dios y reciben de su fuerza activa o espíritu santo. Ellos también tienen que ejercer fe, mantenerse separados del mundo y limpios moralmente a medida que sirven como instrumentos de Dios para dar a conocer sus verdades a otros.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1954 | 1 de enero
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Preguntas de los lectores
● Mateo 5:22 declara: “Todo aquel que se aira sin causa contra su hermano, quedará expuesto al juicio; y el que dijere a su hermano ¡Imbécil! quedara expuesto al concilio; y el que le dijere: ¡Insensato! quedara expuesto al fuego del infierno.” ¿Cuáles son los tres peligros de los cuales se amonesta aquí a los que causan e1 agravio? —T. C., Pensilvania.”
La Traducción del Nuevo Mundo muestra que “juicio” y “concilio” se refieren a tribunales y “fuego del infierno” se refiere al valle de Hinnom, o Gehena: “Todo el que continúa airado con su hermano será responsable al tribunal de justicia; pero quienquiera que se dirija a su hermano con una execrable palabra de desdén será responsable al Tribunal Supremo; mientras que quienquiera que diga: ‘¡Despreciable insensato!’ estará expuesto al Gehena ardiente.” Las transgresiones aumentan en gravedad en el orden nombrado, y lógicamente aquellos a quienes los transgresores son responsables o el trato al que quedan expuestos aumentan proporcionadamente en autoridad o gravedad.
El tribunal de justicia parece ser lo mismo que los tribunales locales mencionados en Mateo 10:17 y Marcos 13:9, y la nota al pie de la página de la Traducción del Nuevo Mundo sobre “tribunales locales” en estos textos los identifica como “Sinedrios inferiores.” Sanhedrín o Sinedrio significa una asamblea o concilio. La Ley mosaica hizo provisión para tribunales locales donde hombres competentes oían causas a las puertas de las ciudades. Deuteronomio 16:18 ordenó: “Jueces y magistrados pondrás para ti en todas tus ciudades que Jehová
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