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  • Gobernantes para los intereses de la gente
    La Atalaya 1974 | 15 de julio
    • en armonía con su personalidad justa.—1 Cor. 1:10.

      Jesús reveló el principio por el cual operarán sus gobernantes asociados cuando corrigió un espíritu incorrecto en sus apóstoles, diciendo: “Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y a los que tienen autoridad sobre ellas se les llama Benefactores. Ustedes, sin embargo, no han de ser así. Antes el que sea mayor entre ustedes hágase como el más joven, y el que actúe como principal como el que sirve. Porque, ¿cuál es mayor, el que se reclina a la mesa o el que sirve? ¿No es el que se reclina a la mesa? Mas yo estoy en medio de ustedes como el que sirve.”—Luc. 22:24-27.

      Estos asociados, mientras están en la Tierra, reciben su entrenamiento para gobernación sirviendo de embajadores del reino de Dios a la gente. Siguen a su Caudillo, Cristo, que sirvió de Embajador directo de Dios a la gente. No vino a la Tierra con una misión política, sino para hacer lo que ningún gobernante político puede hacer o ha hecho, a saber, reconciliar a gente de todas las naciones a Dios, traerlos de vuelta a relaciones pacíficas, amigables con el gran Dador de Vida, Jehová.—Rom. 5:8-11.

      Puesto que hacen la misma obra que Cristo hizo, estos gobernantes asociados pueden decir: “Somos por lo tanto embajadores sustituyendo por Cristo, como si Dios estuviera haciendo súplica por medio de nosotros. Como sustitutos por Cristo rogamos: ‘Reconcíliense con Dios.’”—2 Cor. 5:20.

      UNA OBRA APOLÍTICA HOY DÍA

      Por ser embajadores de esta índole no van a las naciones políticas, tratando de lograr de una vez la reconciliación de toda una nación, tampoco se entremeten en asuntos políticos. Más bien, van directamente a la gente... a individuos. Pero no tratan de dirigir a los individuos hacia algún gobernante terrestre, ni tratan de ganárselos a alguna ideología política. Confiesan: “Nuestra ciudadanía existe en los cielos, lugar de donde también esperamos con ansia a un salvador, el Señor Jesucristo.” (Fili. 3:20) Piden a la gente que acuda al reino de Dios por alivio. Por consiguiente, si se envolvieran en los asuntos de este mundo, participando en actividades políticas, ocupando cargos o votando, perderían su posición de embajadores y hermanos de Cristo, y jamás alcanzarían la gobernación celestial con él.

      Hoy vemos que el nacionalismo aumenta en todos los países. Se ejerce cada vez más presión sobre la gente para que rinda adoración a la “bestia salvaje,” la organización política humana de este mundo bajo la influencia y control de Satanás el Diablo. (Rev. 13:1, 2, 11, 12) Pero los embajadores del Reino y gobernantes en perspectiva con Cristo no adoran a esta “bestia salvaje,” pues saben que pronto será destruida, eliminada, para que el Reino pueda tener pleno dominio sobre la Tierra durante mil años. (Rev. 19:19-21; Dan. 2:44) No obstante, respetan a los gobiernos de la Tierra mientras Dios permita que subsistan estos gobiernos. Esto se debe a que respetan las posiciones responsables que ocupan los gobernantes y el poder y la oportunidad que tienen de hacer lo bueno a sus súbditos.

      Por lo tanto estos “embajadores” siguen el mandato de Dios en Romanos 13:1-7 de mostrar “sujeción a las autoridades superiores” de este mundo, pagando sus impuestos y obedeciendo las leyes de las naciones. Solo cuando los gobernantes llegan hasta el grado de hacer o ejecutar leyes que chocan con las leyes y disposiciones del Dios Altísimo rehúsan obedecer estos cristianos. Hacen esto sobre el principio y conforme al modelo que establecieron los apóstoles del Señor Jesucristo cuando comparecieron ante el Tribunal Supremo en Jerusalén. Cuando se les dijo que dejaran de predicar las buenas nuevas del Reino, abandonando así su cargo de embajadores ordenados por Dios, contestaron: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres.”—Hech. 5:29.

      Por lo tanto los 144.000 fieles no introducirán nada de la inmundicia política de este mundo egoísta en el reino celestial del Cristo. Han pasado por pruebas severas en la Tierra y se han mantenido firmes a favor de la soberanía de Dios y de su reino, predicando sus bendiciones venideras a la gente. De ellos, se declara: “Estos son los que no se contaminaron con mujeres; de hecho, son vírgenes.” (Rev. 14:4) Sí, son fieles a Cristo, no adúlteras, como les advirtió a algunos el discípulo Santiago: “Adúlteras, ¿no saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, por lo tanto, que quiere ser amigo del mundo está constituyéndose enemigo de Dios.”—Sant. 4:4.

      También se declara de estos gobernantes asociados: “No se halló en su boca falsedad; son sin tacha.” (Rev. 14:5) Hoy la falsedad se considera casi como “útiles indispensables” de los gobernantes políticos. Esto ha ocasionado mucha corrupción y ha arruinado la credibilidad de ellos entre la gente. Pero los gobernantes asociados de Cristo no pueden seguir este modelo y ser aprobados por Cristo. Han demostrado ser habladores de la verdad. Todas estas declaraciones acerca de ellos, inspiradas por Dios mismo, suministran seguridad absoluta de que no se interesan en su propio engrandecimiento y gloria (de hecho, como gobernantes celestiales no podrían desear ninguna cosa material de parte de sus súbditos), sino que se preocupan de los intereses y bienestar eterno de la gente.

      Los individuos que quieren la vida como súbditos de ese reino justo, al oír lo que dicen estos “embajadores” de Dios, tienen que hacer más que asentir mentalmente, más que simplemente esperar que el Reino aplaste el sistema de cosas de este mundo. Se requiere acción movida por el corazón. Todos los que creen que Dios proveerá a la humanidad gobernantes para los intereses de la gente tienen que apoyar la obra de estos “embajadores,” compartiendo con otros las buenas nuevas del Reino. Es una actividad salvavidas que ningún sincero creyente en Dios puede rehuir.

  • La honradez evita una golpiza
    La Atalaya 1974 | 15 de julio
    • La honradez evita una golpiza

      ◆ En Nigeria un predicador de tiempo cabal de los testigos de Jehová estaba dando el testimonio en una aldea. Dos opositores jóvenes decidieron adelantarse a él y esconderse para que cuando pasara pudieran saltar y golpearlo. Al ir por el camino a uno de ellos se le cayó su bolsa. El Testigo, que iba detrás, la recogió y llamó al dueño. Al examinar la bolsa, el dueño encontró que todo su contenido estaba intacto. Entonces los dos muchachos le dijeron al Testigo lo que habían pensado hacer, pero ahora habían cambiado su plan. En vez de golpear al Testigo, el que dejó caer su bolsa disfruta ahora de un estudio bíblico conducido por el Testigo.

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