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Derechos o deberes... ¿cuáles?La Atalaya 1973 | 1 de agosto
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delantera entre ustedes, los cuales les han hablado la palabra de Dios, y al contemplar detenidamente en lo que resulta la conducta de ellos, imiten su fe.”—Heb. 13:7.
18 Luego pregúntese: ‘¿Con quiénes me clasifica mi estilo a los ojos de la gente en general? ¿Me identificaría como ministro de los testigos de Jehová alguna persona a quien yo visitara?’ ¿Por qué se sentiría usted raro entre asociados exteriores si no llevara el pelo largo? ¿Teme lo que tal vez digan? ¿Le parece que ellos esperan que usted, como testigo de Jehová, se vista como ellos? O, ¿cree usted que lo respetarían a usted más si, como ministro, usted se vistiera como ellos se visten?
19, 20. ¿Qué ejemplo es prudente seguir si los hermanos en la congregación recomiendan que efectuemos algún cambio en una moda o práctica que estemos siguiendo?
19 Si los hermanos responsables de la congregación recomiendan que usted cambie su estilo, o si a otros les parece que no cuadra con un ministro, ¿estaría dispuesto a cambiar? Quizás le parezca a usted que ellos están equivocados, o quizás que son anticuados, y que no hay necesidad de cambiar solo porque otros en la congregación están perturbados. Entonces, ¿aceptaría usted el ejemplo que Cristo mismo puso?
20 De Jesús, el apóstol Pablo dijo: “Porque aun Cristo no se agradó a sí mismo; sino que, así como está escrito: ‘Los oprobios de los que te vituperaban han caído sobre mí.’” (Rom. 15:3) Cristo no exigió sus derechos. Le hubiese sido mucho más conveniente emprender un proceder diferente. Pero, entonces, ¿de qué ayuda hubiese sido para nosotros?—Mat. 26:53, 54; 2 Cor. 5:14, 15.
21. ¿Cómo muestra el apóstol Pablo que no es cristiano el que un miembro de la congregación insista en alguna práctica que haga tropezar a otros?
21 ¿Qué hay si alguien le pidiera a usted que dejara de comer carne porque a algunos en la congregación se les hacía tropezar a causa de ello? ¿Qué? ¿Renunciar a un derecho tan fundamental como éste? Sin embargo el apóstol Pablo siguió el ejemplo de Cristo cuando escribió: “Por eso, pues, esforcémonos por alcanzar las cosas que contribuyen a la paz y las cosas que sirven para edificar los unos a los otros. Deja de estar derribando la obra de Dios simplemente por causa de alimento . . . Es bueno no comer carne, ni beber vino, ni hacer cosa alguna por la cual tu hermano tropiece.” Luego Pablo dice a uno cuya conciencia no fue molestada por el comer carne pero que se abstendría en el interés del bienestar de la congregación: “La fe que tienes, tenla de acuerdo contigo mismo a la vista de Dios.”—Rom. 14:19-22; compare con 1 Corintios 8:12, 13.
22. Dé otras razones por las cuales deberíamos cambiar una práctica o moda que nuestros hermanos crean que está desprestigiando a las buenas nuevas del Reino.
22 De modo que es mejor ceder y tener la satisfacción de saber dentro de uno mismo que está agradando a Dios aunque no esté plenamente de acuerdo con las opiniones de otros, aunque le parezca que lo que ahora está haciendo está bien. Después de todo, si uno se viste de algún modo que le agrada a uno, ¿quiénes lo ven más? ¿Quiénes saben cómo realmente se ve lo que uno lleva y pueden comparar su apariencia con la de otros? Uno no se ve a sí mismo, ¿verdad? No, son otros quienes lo ven a uno de todo ángulo. Si a sus hermanos les parece que la apariencia de uno causa impresión incorrecta a la gente, o presenta en falsos colores o desprestigia el mensaje que uno lleva, ¿por qué no cambiar, y ser feliz?
NO ESTILO, SINO SEPARACIÓN DE PRÁCTICAS MUNDANAS
23. ¿Cuál era la situación en Israel para el varón que prefería afeitarse bien en vez de dejarse crecer la barba?
23 Podemos considerar el asunto del estilo, o del vestir, desde otro punto de vista. Supongamos que usted, como hombre, hubiese vivido en tiempos de los israelitas, bajo la Ley, y no le agradara llevar barba. Quizás le gustara la apariencia de los egipcios, bien afeitados. ¿Qué haría usted? ¿Ejercería su derecho personal a afeitarse? No, porque no tendría tal derecho. Tendría que llevar barba, porque la Ley mandaba a todos los varones: “No deben cortar los mechones de sus lados de modo que queden cortos en derredor, y no debes destruir la extremidad de tu barba.”—Lev. 19:27; 21:5.
24. ¿Cuál era la razón de la ley que requería que los israelitas llevaran barba?
24 ¿Se dio esta Ley a causa de la moda? No. Fue para impedir que los israelitas imitaran la práctica de algunas de las naciones paganas a su alrededor. Sin embargo, los israelitas habrían de mantener sus barbas recortadas, nítidas, bien ciudadas. Una barba descuidada o afeitada significaba dolor y duelo a causa de alguna calamidad. (2 Sam. 19:24-28; Isa. 7:20) También se cortaba el cabello periódicamente, a menos que una persona estuviese bajo un voto de nazareo. En la profecía de Ezequiel a los sacerdotes se les manda que se recorten el pelo y no lo lleven suelto.—Eze. 44:15, 20.
25, 26. ¿Cómo nos da la Palabra de Dios su punto de vista en cuanto a la decencia de las modas del vestir?
25 También, Dios reconoció que una moda del vestir puede clasificar a una persona incorrectamente cuando mandó que “nada del ropaje de un hombre físicamente capacitado debe ser puesto sobre una mujer, ni debe un hombre físicamente capacitado llevar puesto el manto de una mujer; porque cualquiera que haga estas cosas es algo detestable a Jehová tu Dios.” (Deu. 22:5) ¿Por qué? Porque sería un aliciente a la inmoralidad.
26 Por eso, aunque hay algunas modas del vestir que tienen similitud, como los pantalones para caballeros y damas, no obstante por lo general hay una distinción definitiva en el estilo o la tela. Pero cuando una persona se pone ropa de modo que virtualmente no se le puede distinguir del sexo opuesto, esto es malo a los ojos de Jehová. Lo mismo aplica a la ropa que está tan ajustada o tan escasa que es conducente a la inmoralidad y clasifica al individuo con los que tienen una reputación de prácticas detestables. Si, pues, usted quiere insistir sobre cierto estilo de peinado o de vestir, o alguna práctica, pregúntese: ‘¿Estoy haciéndolo para imitar a mundanos?’
“LA NATURALEZA MISMA” NOS ENSEÑA
27, 28. (a) ¿Cómo nos da el apóstol Pablo una buena pauta en cuanto a qué es apropiado para el cristiano, en cuanto a moda? (b) ¿Qué dicen ciertos doctos bíblicos tocante a la palabra “naturaleza”?
27 En la Biblia no se manifiestan reglas específicas como, por ejemplo, cuán largo debería ser el pelo de uno, o lo largo de una falda. Pero el apóstol inspirado sí manifiesta buenas pautas que hacen posible que el cristiano sincero, dedicado, y la congregación, sepan cuándo es apropiado, adecuado, un estilo o costumbre. Dice: “¿No les enseña la naturaleza misma a ustedes que si el varón tiene cabello largo, es para él una deshonra; pero si la mujer tiene cabello largo, es para ella gloria? Porque se le da el cabello en lugar de mantilla.”—1 Cor. 11:14, 15.
28 Concerniente a estas palabras del apóstol, el docto bíblico Albert Barnes comentó:
“La palabra naturaleza . . . evidentemente denota el sentido de propiedad que tienen todos los hombres, y que se expresa en cualquier costumbre imperante o universal. . . . Es el que exige el sentido natural de idoneidad entre los hombres. . . . Por lo tanto la palabra en este lugar no significa la constitución de los sexos, . . . ni el uso y la costumbre sencillos, . . . sino que se refiere a un profundo sentido interno de lo que es apropiado y correcto.”
Y el docto en griego Dr. A. T. Robertson dice:
“Aquí significa sentido nativo de decencia (cf. Rom. 2:14) además de simple costumbre, pero un sentido que se apoya en la diferencia objetiva de la constitución de las cosas.”
29. (a) ¿Por qué no necesita reglas el cristiano en cuanto a qué hacer y qué no hacer? (b) Si, en algún caso, una persona no sabe, ¿qué debe hacer?
29 Por lo tanto, no se trata de que se le diga a uno exactamente qué hacer y qué no hacer, como por reglas. Si somos cristianos y nuestro corazón ama lo que es correcto, sabemos por naturaleza, en particular por nuestra conciencia entrenada, si una cosa aumenta la gloria de las buenas nuevas que predicamos o detrae de ellas. Sabemos si estamos edificando o derribando la reputación o la imagen de la congregación a los ojos de otros. Pero, si alguien no sabe, entonces debe permitir que lo dirija la buena conciencia de la congregación cristiana. Que acepte el buen consejo y confíe en el buen juicio de los hermanos responsables.—Pro. 12:15.
30. (a) ¿Qué están obligados a hacer todos los que tienen puestos de responsabilidad en la congregación? (b) ¿Por qué principio podemos guiarnos que nos mantendrá seguros? (c) ¿Por qué debemos interesarnos en deberes más que en derechos?
30 Los cristianos verdaderos se aman unos a otros, y los que están en puestos de responsabilidad están obligados a hacer únicamente lo que es para el mayor bien de sus hermanos, sea en el ejemplo que ponen, o el consejo que dan. Y las acciones de todos nosotros siempre deben estar guiadas por el principio: ¿Estoy ‘adornando la enseñanza de nuestro Salvador, Dios, en todas las cosas’? Si cuidamos de nuestros deberes, trabajando de toda alma como a Jehová, y no a los hombres, Jehová nos remunerará con bendiciones mucho mayores que cualesquier “derechos” que podamos establecer para nosotros mismos, junto con años de vida y paz.—Tito 2:10; Col. 3:23, 24; Pro. 3:1, 2.
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Un pueblo libre... pero obedienteLa Atalaya 1973 | 1 de agosto
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Un pueblo libre... pero obediente
“Sean como personas libres, y sin embargo teniendo su libertad, no como disfraz para la maldad, sino como esclavos de Dios. Honren a hombres de toda clase, ténganle amor a toda la asociación de hermanos, estén en temor de Dios.”—1 Ped. 2:16, 17.
1. ¿Qué libertad mostró el apóstol Pablo que tenían él y sus condiscípulos?
“CRISTO nos libertó. Por lo tanto estén firmes, y no se dejen restringir otra vez en un yugo de esclavitud.” Así escribió el apóstol Pablo después de describir la libertad de los hijos de Dios, que también eran hijos de Su organización celestial libre, “la Jerusalén de arriba,” su “madre.” Esta organización “madre,” que tiene la libertad de la relación perfecta con Dios, no obstante, fue representada como la ‘esposa’ de Jehová Dios. Por eso, como tal, su libertad era relativa. Estaba sujeta a la jefatura de su gran Esposo celestial. Y como hijos, Pablo y sus compañeros seguidores de Cristo tenían también una libertad relativa, porque estaban sujetos a su “Padre” y “madre” celestiales. Como hijos, estaban obligados a ser obedientes a ‘la disciplina de su padre y la ley de su madre.’—Gál. 5:1; 4:26; Pro. 1:8.
2. ¿Por qué son libres los del pueblo de Dios, y sin embargo por qué no es absoluta su libertad?
2 Hoy los del pueblo de Dios son libres porque ‘conocen la verdad, y la verdad los
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