-
Educación dadora de vida en Costa RicaLa Atalaya 1979 | 15 de agosto
-
-
Años después, hallamos que dos de los guardias en los cuales habíamos sembrado las primeras semillas del Reino habían llegado a ser testigos de Jehová también. Debido a mi conducta, mi sentencia se fue acortando y acortando y recibí la libertad después de solo tres años y medio.” Estos dos jóvenes continuaron progresando fuera de la prisión, se bautizaron, y hoy sirven a Jehová fielmente.
Después de disfrutar de la asamblea de Puntarenas, nos dirigimos hacia el norte en dirección a la frontera con Nicaragua. Vamos a asistir a una asamblea de circuito en la Provincia de Guanacaste, una provincia en la cual hay grandes haciendas y terreno para ganado vacuno. Hay vaqueros en esta zona, y por lo general la gente es muy generosa y hospitalaria. Suele suceder que mientras los hermanos testifican de casa en casa se les invite a sentarse y disfrutar de pinolillo, una bebida fría hecha de maíz molido. Muchos de estos humildes campesinos jamás han tenido la oportunidad de aprender a leer y escribir. Pero más abunda el “analfabetismo” bíblico, y los testigos de Jehová están esforzándose en gran manera aquí por ayudar a la gente a mejorar en ambos respectos.
Nuestro viaje a esta asamblea nos ha llevado a un pueblo pequeño en las colinas que se hallan al pie del volcán Miravalles. Tres horas de sacudidas y polvo en un vehículo de tracción en las cuatro ruedas quedan como nada en comparación con los esfuerzos que hacen muchos de nuestros hermanos para llegar a esta asamblea. Un matrimonio hizo un viaje de dos días a caballo. Otras personas caminaron 19 kilómetros o más para subir a un autobús. Algunas vendieron un becerro o un cerdo para conseguir dinero para el pasaje. Sin embargo, a las 300 personas que concurrieron les pareció que el programa de la asamblea valió el esfuerzo que hicieron para asistir a ella.
Nos interesó una experiencia acerca de tres jóvenes hermanos carnales cuyos padres no son testigos de Jehová. Sin embargo, los jóvenes aceptaron la verdad seriamente, hasta el punto de bautizarse. Entonces, en vez de aumentar sus posesiones materiales por medio de llenar de ganado una finca que habían recibido, la vendieron y usaron el dinero para mantenerse en la obra docente como trabajadores de tiempo completo. Ahora, como precursores especiales, Abner, Ezer y Eliud se encuentran felices mientras ayudan a establecer congregaciones del pueblo de Jehová en partes aisladas del país.
Ciertamente consideramos muy galardonador nuestro viaje de cuatro semanas con el superintendente viajante. Nos ha ayudado a apreciar el bosque tropical virgen, los volcanes altos y envueltos en brumas, las verdes plantaciones bananeras y la amarilla yerba seca de las grandes haciendas. Especialmente hemos disfrutado de llegar a conocer mejor al pueblo pacífico de Costa Rica, este país de muchos contrastes. Además, nos ha beneficiado nuestra asociación con los testigos cristianos de Jehová. Ellos participan en la más importante obra docente de la Tierra hoy. Los que responden favorablemente a esa obra son “enseñados por Jehová,” y su paz será abundante.—Isa. 54:13.
-
-
Un proverbio sabioLa Atalaya 1979 | 15 de agosto
-
-
Un proverbio sabio
“El sacrificio de los inicuos es cosa detestable a Jehová, pero la oración de los rectos le es un placer.”—Pro. 15:8.
Estas palabras se escribieron en un tiempo en que la adoración de Jehová tenía como centro el templo ubicado en Jerusalén, donde se ofrecían sacrificios animales. Al israelita podía costarle una considerable cantidad de dinero la compra de un toro o un cordero para sacrificarlo. Sin embargo, este proverbio revela que Dios prefería oír la oración sincera que no cuesta nada, hecha por una persona recta, a recibir el sacrificio animal que le ofreciera una persona inicua. Como se ve, el criterio de Dios no es el gasto en el cual incurra el individuo al practicar la religión, sino la condición del corazón y el patrón de vida general de éste. El versículo que sigue dice: “El camino del inicuo es cosa detestable a Jehová, pero al que sigue tras la justicia él lo ama.”—Pro. 15:9.
-