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  • La mejor manera de restaurar la salud mental
    ¡Despertad! 1975 | 22 de julio
    • aplicar en su vida la sabiduría divina de la Biblia. También se pueden indicar otras medidas; una importante que merece pronta atención es un completo examen físico. Ha habido casos, por ejemplo, en que se ha hallado que algo tan simple como una muela impactada afecta el cerebro, causando aberraciones mentales, aunque no le causaba al paciente ningún dolor físico. Cuando se alivió la presión removiendo el diente, cesó el disturbio mental.

      En otros casos graves, puede ser necesario el uso de ciertas drogas prescritas por el médico para ayudar a aliviar el desequilibrio mental. Y no debe pasarse por alto lo que se ha dicho del papel que puede desempeñar la nutrición.

      Sin embargo, basándonos en lo que ha mostrado la experiencia, podemos confiar en que las personas mental o emocionalmente perturbadas serán ayudadas especialmente por medio del consejo y la guía provenientes de la Palabra de Dios. Es el deseo de los testigos de Jehová hacer asequibles los efectos calmantes y curativos de esta Palabra Divina a tantas personas como sea posible en este angustiado mundo de la humanidad. Si usted quiere esa ayuda, o sabe de alguien que la quiera, tenga la bondad de comunicarse con los testigos de Jehová. Ellos se complacerán en visitar y ayudar a las personas a beneficiarse, por medio de aplicar en su vida los principios bíblicos sanos y edificantes.

  • Un sorprendente programa tras los muros de la prisión
    ¡Despertad! 1975 | 22 de julio
    • Un sorprendente programa tras los muros de la prisión

      EL LUGAR: La Penitenciaría Estatal de Luisiana en Angola, la segunda entre las prisiones estatales de los Estados Unidos, con unos 4.000 reclusos. Tiempo: El sábado por la noche del 5 de octubre de 1974. La ocasión: Los funcionarios de la prisión la llamaron “Asamblea Bautismal de los Testigos de Jehová.”

      Ocho presos que habían impresionado favorablemente a los funcionarios de la prisión debido a los cambios notables en sus vidas, iban a ser bautizados esa noche. Amigos y parientes tanto de adentro como de afuera de la prisión habían sido invitados a asistir.

      Los que llegaron de afuera crearon una vista poco usual, insólita. En total, 337 se reunieron a las puertas de la prisión. Formaban una muchedumbre de hombres, mujeres y niños nítidamente vestidos, tanto blancos como negros. Algunos habían viajado hasta 1.150 kilómetros para concurrir.

      A medida que se verificaban sus nombres en una lista, se les admitía a través de las puertas. Los autobuses los llevaron a unos tres kilómetros dentro del enorme complejo penal. Al descender, pasaron a través de puertas de acero a un gran auditorio.

      Asamblea y asociación saludable

      Una vez adentro se desvaneció rápidamente la sensación de estar en la prisión. Los noventa y cinco reclusos presentes estaban vestidos en su mayor parte con blue jeans, o pantalones de mezclilla, un jersey de mangas largas o una camisa deportiva, en vez de las ropas grises del penal. Todos se mezclaron libremente, disfrutando de la oportunidad de llegar a conocerse.

      Varios padres habían traído a sus hijitos; cuando se le preguntó a una mujer por qué lo había hecho, dijo: “No pensé que hubiera ningún peligro. Me figuré que estaría con mis hermanos y hermanas, y que esto sería como otras asambleas cristianas.” ¡Y así fue!

      El programa empezó a las 6:30 de la tarde con cántico y oración. Luego un anciano de la Congregación cercana de los Testigos de Jehová en New Roads, Luisiana, pronunció un discurso de treinta minutos explicando el significado bíblico del bautismo. Mostró que el bautismo en agua es un símbolo visible de que uno ha dedicado su vida a servir al Dios Todopoderoso.

      Al concluir su discurso, el orador les pidió a los ocho candidatos al bautismo que estaban sentados en la primera fila que se levantaran. Después les hizo dos preguntas, una con respecto a si se habían arrepentido de sus pecados y cambiado el derrotero de su vida, y la otra con respecto a si se habían dedicado sin reservas a Dios para hacer su voluntad.

      Al unísono los hombres respondieron, “Sí,” a cada pregunta. Luego, después de una breve oración, se dieron vuelta y se dirigieron a la pileta de bautismo que había sido colocada a unos seis metros de la plataforma del orador. Mientras cada uno, a su turno, trepaba a la pileta y era sumergido en el agua, la muchedumbre aplaudía. A algunos les corrían lágrimas de gozo por la cara porque estos hombres estaban emparentados con ellos, y los habían visto cambiar completamente sus vidas para conformarse a las normas bíblicas.

      Los presos habían puesto mesas para servir emparedados de jamón y otros refrescos y, a continuación del programa todos descansaron y disfrutaron de la asociación. ¡Una familia, veintiuno en total, había viajado desde Wichita, Kansas! ¡La madre estaba especialmente feliz puesto que su duodécimo hijo había aceptado aquí en la prisión la verdad de Dios y al fin estaba unido con los otros en el servicio de Jehová Dios!

      “Ahora nos sentimos como una familia completa,” exclamó. “Esta ha sido para nosotros una reunión familiar, aunque sea en una cárcel. Las cartas de Donaldo nos han alentado a todos, y todos nosotros hemos estado escribiéndole para mantenerlo animado.”

      Al mirar alrededor era difícil concebir que muchos de estos hombres habían sido criminales peligrosos. Algunos están cumpliendo condenas de treinta, cincuenta años, y hasta sentencias de cadena perpetua por sus crímenes. Pero ya se habían bautizado más de doce, incluso los ocho de esa noche. Otros reclusos, también, han comenzado a estudiar la Biblia y les están hablando a otros acerca de lo que aprenden.

      Cómo se sintieron los nuevos Testigos reclusos

      Uno de los que acababan de bautizarse, que ahora está cumpliendo el octavo año de su sentencia de cincuenta, dijo: “Las verdades bíblicas que he aprendido me han dado paz interior y felicidad. Y el sentir el gran amor que los testigos de Jehová del territorio de Luisiana me han mostrado es un gran honor. Es sencillamente hermoso.”

      Otro de los reclusos recién bautizados exclamó después: “Jamás experimenté un gozo tan grande como al estar entre este gran grupo de testigos de Jehová. Las sonrisas de sus caras, la felicidad, el gozo que infundieron en nosotros... fue una gran emoción. Ahora que soy testigo de Jehová no creo que haya nada que pueda apartarme de las verdades bíblicas que he aprendido.”

      No les fue fácil a estos hombres cambiar su vida para cumplir con los requisitos justos de Dios. Algunos tenían disposiciones violentas y otros tenían rasgos de personalidad que necesitaban corrección. En particular para algunos ha sido un gran problema librarse de su afición al tabaco. Sin embargo un recluso que está en la cárcel por robo armado e intento de asesinato

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