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  • Arroz... del arrozal a la olla
    ¡Despertad! 1979 | 22 de julio
    • Lave bien el arroz bajo agua fría corriente, y deje que el agua pase por el arroz hasta que corra clara. Ponga el arroz en un colador y deje escurrir el agua por una hora antes de cocerlo. La cantidad de agua que se usa depende de la clase de arroz. Como guía aproximada, use 1 1⁄4 tazas de agua para una taza de arroz asiático, y 1 3⁄4 tazas de agua para cada taza de arroz europeo o americano. La experiencia será su mejor maestra.

      Ahora ponga el arroz y el agua juntos en una cacerola fuerte y cúbrala con una tapa pesada. Haga que el arroz hierva rápidamente, entonces disminuya el calor y deje que el contenido hierva a fuego lento por 20 minutos o hasta que se haya absorbido toda el agua. Dejando puesta la tapa, aumente el calor por unos 20 ó 30 segundos antes de remover la cacerola del calor. Deje pasar de 10 a 20 minutos antes de servirlo. Estos últimos minutos de dejar el arroz en el vapor que proviene del calor que la olla retiene ayuda a hacerlo esponjoso.

      Ahora demos atención a los elementos alimenticios que se necesitan para una vida saludable. Los tímidos pueden aquietar sus temores puesto que la cocina japonesa no es más difícil que cualquier otra y, en realidad, es mucho más fácil que algunas. En este país, la cena básica más sencilla consiste en un caldo claro con bocaditos flotando en él o una sopa espesa que contenga miso (pasta de judía), seguido por un plato principal y terminado con arroz hervido y encurtidos.

      Un almuerzo o bocadillo

      La palabra japonesa donburi significa “una escudilla china,” pero ahora ese nombre se emplea para la clase de alimento que tan a menudo se sirve en la escudilla. Y ¿qué es eso? Arroz caliente con diferentes remates sobre el cual se vierte una salsa. La economía y la facilidad con que se prepara este plato hace de él un bocadillo favorito. Le permite a las amas de casa japonesas usar los sobrantes, puesto que se puede usar casi cualquier clase de carne, pescado u hortaliza en el remate.

      Un favorito es oyako donburi, que significa “escudilla de padre e hijo,” el “padre” consiste en pollo y el “hijo” es un huevo. ¿Por qué no lo prueba?

      Para servir a seis personas, necesita 3 tazas de arroz crudo, 350 gramos de pollo deshuesado, 2 naganegi (cebollas verdes largas y gruesas) o un manojo pequeño de cebollas de la primavera, 4 huevos, 3 tazas de caldo de pollo, 3⁄4 de taza de salsa de soya liviana y 3⁄4 de taza de vino blanco barato o corriente. Cueza el arroz de la manera básica. Corte el pollo en trocitos de tamaño mediano, y corte las cebollas, incluso la parte superior verde, en rebanadas pequeñas. Ponga el caldo en una olla y añada la salsa de soya y el vino. Caliéntelo, y cuando empiece a hervir añada el pollo. Deje que hierva a fuego lento por cinco minutos, añada las cebollas y cuézalo por otro minuto. Pruébelo para ver si necesita algún condimento y corrija el sabor si es necesario. Ahora quiebre los huevos en un tazón grande y bátalos bien. Haga que el caldo vuelva a hervir y vierta los huevos en él suavemente pero de una sola vez. Siga calentando la mezcla hasta que empiece a hervir por las orillas de la olla. Entonces reduzca el calor lo más posible y póngale la tapadera. Después de tres minutos apague el calor. Los huevos se habrán coagulado y formado una masa blanda parecida a huevos revueltos. Ponga el arroz caliente en las escudillas individuales y, empleando un cucharón, sirva la mezcla de pollo, huevo y caldo encima del gohan. De paso, el perejil picado hace un buen aderezo decorativo.

      Un favorito con los japoneses

      Si se siente con ganas de emprender algo más difícil, pudiera tratar de hacer chirashi-zushi (sushi no en tortas). Empiece por medio de preparar suficiente arroz hervido para cuatro personas; los otros ingredientes son vinagre, sal, azúcar, sakí (aguardiente de arroz), 2 huevos, 100 gramos de cada uno de los siguientes: judías tiernas, zanahorias, raíces de loto (si están disponibles), jengibre rojo encurtido o la raíz del jengibre fresco, 200 gramos de pequeños camarones cocidos (que han sido pelados y desvenados) y 4 setas u hongos secos.

      Ponga el arroz en una olla grande y aderécelo con 2 cucharaditas de sal, 2 cucharadas de azúcar y 2 1⁄2 cucharadas de vinagre, y mézclelo bien. Rebane las judías tiernas y hiérvalas por unos cuantos minutos, teniendo cuidado de no cocerlas demasiado. Quíteles el agua y aderécelas con 1⁄4 de cucharadita de sal y 1⁄2 cucharadita de azúcar; mézclelo y déjelo a un lado. Haga una base concentrada para cocer en ella casi todo, pero no todo a la misma vez, dejando las setas hasta lo último. Para hacer la base concentrada, use 1 taza de agua hirviente. A esta añada 1⁄2 taza de salsa de soya, 1⁄4 de taza de sakí y 1⁄2 taza de azúcar. Cuando esto llegue al punto de ebullición apague el fuego. Rebane o pique las zanahorias y cuézalas en la base concentrada hasta que estén tiernas. Sáquelas y ponga en la base concentrada las raíces de loto peladas y picadas, y deje que éstas hiervan a fuego lento hasta que estén cocidas. Ponga una cucharada de salsa de soya en un tazón, añada los huevos y bátalos juntos. Fría los huevos en una capa muy delgada y córtela en tiras. Rebane las setas remojadas y cuézalas en la base concentrada por 2 minutos. Ahora corte el jengibre en las tiritas más delgadas posible. Mezcle en el arroz los camarones, zanahorias y setas. Entonces divida la mezcla de arroz en cuatro platos, amontonándolo hasta cierto punto. Arregle el resto de los ingredientes encima de manera decorativa, reservando el jengibre para el pináculo.

      Ahora disfrute de ello. Y esperamos que su aprecio por la labor de los granjeros de arroz aumente a medida que saboree el contenido delicioso de la olla.

  • Una mirada a la antigua Chipre
    ¡Despertad! 1979 | 22 de julio
    • Una mirada a la antigua Chipre

      Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Chipre

      LA ISLA de Chipre se encuentra en el extremo nordeste del Mediterráneo, aproximadamente a 72 kilómetros al sur de Asia Menor y a unos 108 kilómetros al oeste de la costa siriaca.

      Es interesante el hecho de que la Biblia menciona a Chipre varias veces. Evidentemente la “Kitim” de las Escrituras Hebreas se refiere a esta isla. (Isa. 23:1, 12; Dan. 11:30) Debido a su ubicación geográfica, Chipre llegó a ser blanco de conquista para muchos imperios mundiales. Allá por 47 E.C. cuando el apóstol Pablo y su compañero Bernabé llegaron a Chipre para efectuar obra misional cristiana, la potencia mundial dominante era Roma. Pablo y Bernabé visitaron dos ciudades de Chipre que son de interés especial para los cristianos, a saber, Salamina en la costa oriental y Pafos en la occidental.

      Según informes Salamina fue fundada aproximadamente en el siglo XII a. de la E.C. por Teucro, un héroe de la guerra de Troya. Teucro llevó su religión nativa a Chipre. De ese modo Zeus llegó a ser uno de los principales dioses a quienes se adoraba en esta isla en tiempos antiguos.

      Durante el reinado del rey Evágoras (410?—374 a. de la E.C.), Salamina disfrutó de una era de oro. Oradores distinguidos de Atenas emigraron a Salamina. El rey Evágoras fomentó las artes y respaldó el comercio, y se consideraba que el pueblo “era sin par entre las ciudades griegas en cuanto a civilización.”

      Una flota chipriota de 120 naves acaudillada

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