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  • Nuevos sistemas de cosas
    La Atalaya 1951 | 15 de mayo
    • es la principal piedra del ángulo y todos sus seguidores espirituales son piedras vivas, edificadas sobre él como la fundación. Tenemos un nuevo sumo sacerdote, un nuevo sacrificio de una clase superior que realmente limpia los pecados por medio de su sangre, una nueva ley que no está inscrita en tablas de piedra sino en nuestro corazón, un nuevo mediador entre Dios y los hombres, un nuevo pacto. ¿Algo más? Sí, nuevo conocimiento, nuevas obras de Dios en cumplimiento de sus profecías, sombras y tipos del pasado, un nuevo ministerio, y una nueva relación para con Dios como su nueva nación del Israel espiritual y como sus hijos cuyo espíritu le clama, “¡Abba, Padre!” Los verdaderos cristianos, que han vivido en conformidad con sus privilegios, han gozado estas cosas por mucho tiempo a través de los siglos. Hoy un fiel resto de los coherederos de Cristo las está gozando. Todas estas nuevas cosas que han obrado juntas como nuevos sistemas de cosas desde el Pentecostés son preliminares y en preparación para el propio nuevo mundo de Dios. Constituyen una garantía absoluta de la venida cabal del nuevo mundo.

      22. ¿Por qué no tienen el espíritu de este mundo los que están bajo el nuevo pacto? ¿Quién es su madre, y por medio de qué?

      22 Desde la muerte, resurrección y ascensión de Cristo al cielo todas estas cosas han sido verídicas aun en medio de este viejo mundo. El nuevo pacto no es parte de los arreglos del viejo mundo sino que saca de este mundo a un pueblo para el nombre de Jehová. (Hech. 15:14) Estos ya no forman parte del viejo mundo, así como Jesús su Mediador nunca formó parte de él. Y Dios ha escogido para ser su pueblo a los que no son estimados por este mundo. Hablando de una manera figurada, ellos son empalados en lo que toca a este mundo y, en cambio, el mundo empalado en lo que toca a ellos y es como una cosa condenada a la destrucción. De manera que no tienen su espíritu, y no siguen su sabiduría. (Juan 8:23; 15:19; 17:6, 14, 16; 1 Cor. 1:27, 28; Gál. 6:14; 1 Cor. 2:12; 3:19) Ellos han “probado la palabra correcta de Dios y los poderes del venidero sistema de cosas”, según nos dice el apóstol. Él les dice a los que son hijos de Dios en el nuevo pacto que su madre no es la organización que estaba bajo el pacto de la ley mosaica y que fué prefigurada por la esclava Agar. Su madre es parecida a la mujer libre a quien Agar pertenecía, a Sara, la esposa verdadera de Abrahán. Abrahán, quien sacrificó a su hijo amado por mandato divino, prefiguró a Jehová Dios, y su esposa Sara prefiguró a la santa organización que es la madre o la que da a luz los hijos de Dios. Ella no forma parte de este viejo mundo, sino que se mantiene limpia y muy por encima de él. Ella es celestial, así como Dios, y está completamente sujeta a él y dedicada a sus propósitos. La Jerusalén terrestre no es un símbolo de ella. “Pero,” dice el apóstol Pablo a los cristianos que están en el nuevo pacto, “la Jerusalén que está arriba es libre, y ella es nuestra madre.” (Heb. 6:5 y Gál. 4:24-31, NM) Por medio del pacto nuevo ella produce los hijos espirituales de Dios que serán los coherederos con Jesucristo en el reino celestial.

      23. ¿Por qué no podemos designar el tiempo del nuevo pacto como “la edad del Evangelio”?

      23 El período de tiempo durante el cual está en vigor el pacto nuevo y durante el cual se predican las buenas nuevas del Reino por los que están en el pacto no podemos designarlo con nombres tales como “la edad del Evangelio”. Tengamos presente que las buenas nuevas no comenzaron a predicarse por primera vez cuando el nuevo pacto fué hecho. No; porque en Gálatas 3:8 (NM) leemos: “Ahora la Escritura, viendo de antemano que Dios declararía a gente de las naciones justa por causa de la fe, declaró las buenas nuevas con anterioridad a Abrahán, a saber, ‘Por medio de ti todas las naciones serán bendecidas.’” Tampoco podemos decir que el sistema de cosas del nuevo pacto terminará con la venidera batalla del Armagedón en la cual este mundo será destruído. Siendo que un resto de los hijos espirituales de Dios que están en el nuevo pacto sobrevivirá el Armagedón para entrar al nuevo mundo, entonces este sistema del nuevo pacto habrá de durar después del Armagedón. Este, juntamente con sus provisiones, tiene que durar hasta que el poder de Dios remueva a su fiel resto de la tierra para glorificarlo con Jesucristo en el reino celestial. De modo que el fin del arreglo del nuevo pacto no vendrá con el fin de este viejo mundo que está bajo el mando de Satanás. Todavía tenemos que esperar para ver cuándo será que Jehová Dios traerá el nuevo pacto a un fin triunfante. En ese tiempo él dará entrada a todos sus hijos espirituales dentro de los “venideros sistemas de cosas” en los cuales se manifestarán “las riquezas sobrepujantes de su bondad inmerecida en su benignidad para con nosotros en unión con Cristo Jesús”.—Efe. 2:7, NM.

      24. ¿Pondrá fin al pacto abrahámico la terminación del nuevo pacto? ¿Por qué?

      24 Una cosa es cierta: El fin del nuevo pacto no pondrá fin al pacto de Dios con Abrahán, a quien le declaró las buenas nuevas, “Por medio de ti todas las naciones serán bendecidas.” Ese pacto abrahámico es un “pacto eterno”. (Sal. 105:8-10) Se extenderá a través de los mil años del reinado real de Cristo para la bendición de todos sus súbditos terrestres, no importa de qué nacionalidad hayan sido en este viejo mundo.

  • Empezando la sociedad del nuevo mundo
    La Atalaya 1951 | 15 de mayo
    • Empezando la sociedad del nuevo mundo

      1. ¿De qué manera tendrá su sociedad el nuevo mundo? ¿De qué manera hemos sido afectados ya por el establecimiento del Reino?

      EL VIEJO mundo hace que su sociedad o sus gentes vivan conforme a ciertos arreglos sociales. El nuevo mundo, también, tendrá su sociedad, y todos los miembros de ésta vivirán en armonía con un arreglo justo. Satanás el Diablo, el dios de este presente inicuo sistema de cosas, es el gobernante invisible de la sociedad del viejo mundo, pero no será el dios del nuevo mundo. Su sistema inicuo será arrasado por la venidera “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso”, el Armagedón. (Apo. 16:14-16, NM) Jehová, cuya soberanía universal ha sido desafiada por Satanás, será el único Dios verdadero y viviente del nuevo mundo. Él gobernará por medio del gobierno teocrático de su Hijo fiel, Jesucristo el Rey. Ese reino introducirá nuevos sistemas de cosas, aquellos que la Biblia menciona como todavía venideros. De hecho, el mismo establecimiento del reino de Dios en los cielos que se efectuó por la entronización de su Hijo en 1914 resultó en un cambio radical en lo que concierne a las actividades de los hijos espirituales de Dios que estaban bajo el nuevo pacto. Ha alterado maravillosamente el mensaje que ellos predican en toda la tierra como un testimonio a todas las naciones. Sí, ha puesto un “cántico nuevo” en sus bocas, el cántico manifestando que el reino de Dios por fin ha nacido después de milenios de espera. (Apo. 14:3; 12:1-10) Los sistemas de cosas bajo los cuales hemos vivido en conformidad con el nuevo pacto han sido magníficos, tenemos que admitirlo; pero los que existirán en el nuevo mundo serán mucho más magníficos para toda su sociedad.

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