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Dios lo hizo primero¡Despertad! 1982 | 8 de febrero
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Dios lo hizo primero
Los humanos son imitadores
No honran a Dios por sus invenciones, pero sacan patentes para las de ellos
TERMÓMETROS
El hombre ha fabricado termómetros muy sensibles y otros instrumentos para medir la temperatura, pero son rústicos si se les compara con las habilidades intraconstruidas que ciertas serpientes han empleado por miles de años. Por ejemplo, una serpiente de cascabel puede detectar un cambio de temperatura que corresponde a una milésima de un grado Celsius. A una boa constrictor le toma 35 milisegundos reaccionar ante un cambio de temperatura, mientras que a un instrumento sensible hecho por el hombre le toma un minuto medir el mismo cambio de temperatura. Dichas serpientes usan esta facultad que tienen de percibir los cambios de temperatura para buscar en la oscuridad víctimas de sangre caliente y capturarlas. Los detectores de temperatura también indican de qué dirección proviene lo que produce el calor.
HIPOTERMIA
Hoy día los cirujanos disminuyen la temperatura del cuerpo y reducen el ritmo cardiaco y respiratorio para efectuar ciertas intervenciones quirúrgicas, pero mucho antes de esto, los animales hibernantes empleaban la hipotermia. Por ejemplo, cuando la diminuta ardilla terrestre de pelaje rayado lleva a cabo su actividad de verano, su ritmo cardiaco es de centenares de palpitaciones por minuto y respira cientos de veces por minuto. No obstante, durante el sueño invernal, las palpitaciones del corazón de la ardilla se reducen a una o dos por minuto e inhala aire lentamente cada cinco minutos. La temperatura del cuerpo baja a casi la misma temperatura del frío invernal que hace afuera. Sin embargo, a pesar de estos cambios, la sangre sigue circulando, la tensión arterial permanece normal, no se interrumpe el suministro de oxígeno y se conserva el tono muscular.
ELECTRICIDAD
Impulsado por el tratado que escribió Luigi Galvani sobre la electricidad animal, el físico y químico italiano Volta inventó la primera pila eléctrica artificial de corriente continua. No obstante, miles de años antes, unas 500 variedades de peces eléctricos tenían pilas. El siluro africano puede producir 350 voltios, la gigantesca raya torpedo del norte del Atlántico produce pulsaciones de 60 voltios cuya intensidad alcanza 50 amperios, y las descargas que produce la anguila eléctrica de América del Sur han medido hasta 886 voltios. Las corrientes se producen mediante series de placas eléctricas... en efecto, pilas voltaicas. Cada placa eléctrica es una celda electroquímica individual que solo produce una pequeña fracción de un voltio. Pero cuando miles y a veces millones de ellas están conectadas de diversas maneras, en circuitos en serie y en paralelo en las creaciones de Dios, el resultado es una pila eléctrica natural.
GUERRA QUÍMICA
Las granadas de gases neurotóxicos tienen dos botes que contienen sustancias químicas que son relativamente inofensivas, pero cuando se dispara la granada, las sustancias químicas se mezclan y tras la explosión se libera el mortífero gas neurotóxico. Mucho antes de esto, y estrictamente para fines de defensa, el escarabajo escopetero o artillero había usado repelentes químicos. Las glándulas producen dos sustancias químicas diferentes, que están almacenadas en cámaras diferentes separadas por válvulas musculares. Cuando se le ataca, el escarabajo abre las válvulas y las dos sustancias químicas fluyen hacia una tercera cámara de paredes muy resistentes. Allí, una enzima provoca una reacción explosiva, con un estallido audible, y de una torreta que el escarabajo puede apuntar en cualquier dirección sale disparado un rocío nocivo. El escarabajo escopetero puede disparar repetidas veces, docenas de veces en cuestión de minutos, y las hormigas, las arañas, las santateresas, las aves o las serpientes huyen sofocadas.
ORDENADORES
Los ordenadores o computadoras hacen cosas fantásticas, pero no se les puede comparar al cerebro de los humanos. El cerebro humano... misterio que pesa menos de kilo y medio, que equivale al 2 por ciento del peso del cuerpo, usa el 20 por ciento de la sangre y el 25 por ciento del suministro de oxígeno. Los cálculos que se han hecho de la cantidad de neuronas que éste tiene fluctúan entre 10.000 millones y 100.000 millones, y la cantidad de conexiones de neuronas (sinapsis) fluctúa entre 100 billones y 500 billones. El cerebro recibe cien millones de detalles cada segundo, se explora a sí mismo cada décima de segundo y opera con una potencia de 20 vatios. El cerebro humano recibe, trata y evalúa información, toma decisiones, establece metas, inicia acciones, crea música y arte. Es solo en el cerebro humano donde pueden hallarse sistemas programados para el habla. Y es solo en el cerebro humano donde existe la necesidad innata de creer en un poder supremo y de adorarlo.
Es tal como dijo un científico: “Cualquiera que se refiera a un ordenador como un ‘cerebro electrónico’ nunca ha visto un cerebro.” No es de extrañar que el Dr. Richard Restak diga que el cerebro humano es “inmensamente más complicado que cualquier otra cosa en el universo conocido.” Y, en cierta ocasión, el antropólogo Henry Fairfield Osborn declaró: “Mi opinión es que el cerebro humano es el objeto más maravilloso y misterioso de todo el universo.”
EL SINFÍN DE ORIGINALES DE DIOS
Los murciélagos y delfines usan el sonar; los pulpos la propulsión a chorro; los mosquitos agujas hipodérmicas; las avispas hacen papel; los castores construyen represas; las hormigas hacen puentes; las abejas y los termes usan aire acondicionado; los peces, gusanos e insectos producen luz fría; los pájaros tejen, atan nudos, construyen incubadoras, hacen trabajos de albañilería, edifican sasa de apartamentos, desalan el agua de mar, tienen brújulas y relojes internos y navegan; los escarabajos usan escafandras autónomas; las arañas usan campanas de buzo, hacen puertas, son aeronautas; algunos peces y escarabajos tienen lentes bifocales; las tortugas mordedoras y los escorpiones de agua usan tubos de respiración; los ojos de los animales, al igual que las células solares del hombre, convierten la luz en electricidad; las hormigas son jardineras y ganaderas; un escarabajo poda árboles... la lista de los mecanismos de la creación que los inventores humanos copian es interminable. De las obras del hombre se dice que se deben al ingenio de éste; las de Dios son negadas con la aseveración de que se deben a la casualidad ciega... al menos, los evolucionistas hacen eso. ¡Increíble!
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El diseño exige un diseñador¡Despertad! 1982 | 8 de febrero
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El diseño exige un diseñador
“Sí” y “No,” dicen los evolucionistas
“Toda casa es construida por alguien, más el que construyó todas las cosas es Dios.”—Hebreos 3:4
NINGÚN evolucionista afirmaría que una casa inanimada puede construirse por sí sola. Sin embargo, los evolucionistas adoptan una actitud dogmática al argüir que esto sucedió en el caso del universo inanimado... un universo compuesto de incontables millones de galaxias, cada galaxia formada por incontables millones de estrellas, todo moviéndose magníficamente con pasmosa precisión de fracciones de segundo.
Y mucho más que eso. Los evolucionistas dicen que, en la Tierra, todas las miríadas de organismos vivos se construyeron a sí mismos como formas derivadas de sus antepasados, en un proceso que se remonta hasta un primer progenitor original de todo, que se construyó espontáneamente a sí mismo de sustancias químicas inanimadas. Y el evolucionista no se retrae de este proceder ni ante la pasmosa complejidad y el intrincado y significativo diseño que se halla en todas estas cosas vivientes.
Nos maravillan los inventos ingeniosos de los diseñadores humanos, pero la obra más impresionante de ellos es insignificante cuando se le compara con el más sencillo organismo. Con toda la tecnología científica del siglo veinte, los diseñadores humanos no pueden siquiera comenzar a construir una pequeña amiba unicelular. Sin embargo, no se les hace difícil asignar a la casualidad ciega —mutaciones que se efectúan al azar con la ayuda discutible de la selección natural— el poder de construir toda forma de vida que existe en la Tierra.
En esto resalta una inconsecuencia evidente. Los evolucionistas pueden asignar despreocupadamente a la casualidad el poder de diseñar todas las complejas criaturas vivientes, y al mismo tiempo insistir en que objetos extremadamente sencillos requieren la existencia de un diseñador inteligente.
Por ejemplo, un científico excava en escombros antiguos, halla una piedra oblonga que tiene una ranura circular en el centro, y anuncia con confianza que en ésta se encajaba un palo y que el hombre primitivo usaba el instrumento resultante como martillo o arma. Una criatura inteligente la diseñó con propósito. Sin embargo, dicen lo contrario en el caso de la pluma de un ave. Una pluma de vuelo o remera puede tener un cálamo o astil del cual crecen miles de barbas, centenares de miles de bárbulas que salen de las barbas, y millones de barbicelas, o ganchitos, para mantener a todas estas partes juntas de manera que el ave pueda volar. Si las barbas se separan, el pájaro puede unirlas con el pico como si fueran una cremallera. Cremalleras... ¡muchísimo antes que el hombre las “inventara”!
¿Es esto el producto de un diseñador inteligente? No para el evolucionista, quien dice: “¿Cómo evolucionó esta maravilla estructural? No se requiere gran imaginación para ver en una pluma una escama modificada, básicamente semejante a la de un reptil... una escama alargada y un poco suelta, cuyas orillas exteriores se deshilacharon y se abrieron hasta que la escama se convirtió mediante el proceso evolutivo en la estructura sumamente compleja que es en la actualidad.”—Life Nature Library, The Birds, pág. 34.
Otro ejemplo de la arbitrariedad del evolucionista: el evolucionista halla una piedra plana con el borde afilado, y está seguro de que un hombre inteligente de la edad de piedra diseñó esto para usarlo como cuchillo o raspador. Sin embargo, el evolucionista nos dice que no hace falta un diseñador para diseñar al pequeño escarabajo que vive en el árbol de mimosa. La hembra de este escarabajo trepa el árbol de mimosa, se arrastra hasta la punta de la rama, corta una hendidura en la corteza y pone sus huevos allí. Luego se arrastra hasta el centro de la rama, roe alrededor de la rama con suficiente profundidad como para cortar a través del cambium, y el extremo de la rama muere y se desprende. Los huevos del escarabajo se esparcen y al tiempo los escarabajos salen, y el ciclo comienza de nuevo. En cambio, el árbol de mimosa se beneficia. Se le poda, y debido a esto vive 40 ó 50 años... el doble de lo que viviría de otro modo. De hecho, el árbol de mimosa despide un olor para atraer al escarabajo de la mimosa, y este pequeño escarabajo no puede reproducirse en ningún otro árbol. La piedra afilada y plana requirió un diseñador; el escarabajo de la mimosa simplemente apareció. Bueno, eso nos dice el evolucionista.
Otra comparación: un pedacito de pedernal afilado en la forma de punta de flecha convence al evolucionista de que el hombre la diseñó para usarla en la extremidad de una flecha o de una lanza. El evolucionista concluye que tales cosas, que muestran diseño y propósito, no pueden surgir por casualidad. No obstante, dice que el caso de las arañas es diferente. Considere la araña Aranea. Tiene seis pezones, cada uno con 100 grifos, cada grifo conectado por su propio tubo a una glándula individual dentro de la araña. Esta araña puede hacer hilos separados o unirlos para producir una ancha banda de seda. Las arañas fabrican siete clases de seda. Ninguna especie produce las siete; todas producen por lo menos tres clases, y la Aranea produce cinco. No todos sus 600 tubos producen seda; algunos segregan pegamento para que parte de la telaraña sea pegajosa. Sin embargo, Aranea se aceita las patas y nunca queda pegada. ¿De dónde vinieron estos órganos hiladores? Los evolucionistas dicen que unas patas de araña se convirtieron en estos órganos.
Medite en esto: La araña tiene el laboratorio químico que necesita para producir la seda, el mecanismo físico que le permite hilarla y la sabiduría instintiva que le hace posible tejer la telaraña. Ninguna de estas cosas por sí sola sirve de nada sin las otras dos. Todas tienen que evolucionar por casualidad, al mismo tiempo, en la misma araña. Los evolucionistas creen que esto fue lo que sucedió. ¿Cree usted eso? ¿Cuál tendría más probabilidad de simplemente suceder?... ¿el pedacito de pedernal afilado, o la araña?
Entremos en la era espacial y escuchemos al Dr. Carl Sagan, de la Universidad de Cornell. “Es fácil crear un mensaje radiado interestelar,” dice él, “que pueda ser reconocido sin ambigüedades como procedente de seres inteligentes.” El cree que, “con mucho, el método más prometedor es enviar imágenes.” Se ha sugerido enviar un cuadro en el cual haya un hombre, una mujer, un niño, el sistema solar y varios átomos... logrado todo por medio de enviar una serie de puntos y rayas, cada uno llamado un “trocito” de información; el retrato requiere un total de 1.271 trocitos.
Piense en esto. Si 1.271 trocitos de información en cierta secuencia dan a entender que hay orden y diseño, y prueban “sin ambigüedades” que lo enviado ha provenido “de seres inteligentes,” ¿qué hay de los aproximadamente 10 mil millones de trocitos de información codificados en los cromosomas de cada célula viviente? Los evolucionistas dicen que los 1.271 trocitos de información ‘prueban sin ambigüedades que hay un diseñador inteligente,’ pero descartan la idea de que 10 mil millones de trocitos de información necesiten un diseñador, pues dicen que eso simplemente sucedió.
¿No le parece que tal manera de razonar es ilógica, arbitraria y que hasta muestra prejuicio? Si diseños sencillos exigen un diseñador, ¿no exigirían, con mucha más razón, un diseñador superior los diseños extremadamente complejos? El teórico británico Edward Milne, al considerar el origen del universo, llegó a esta sabia conclusión: “El cuadro que tenemos está incompleto sin Él.”
[Ilustración en la página 15]
Una punta de flecha exige un diseñador, ¿pero no el ADN?
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El instinto... sabiduría programada antes del nacimiento¡Despertad! 1982 | 8 de febrero
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El instinto... sabiduría programada antes del nacimiento
Cerebros diminutos, hazañas colosales
“Son instintivamente sabias.”—Proverbios 30:24
EL VIAJE INCREÍBLE
No parece muy probable que un pajarillo de nombre científico Dendroica straita ‘desafiara’ a la institución evolucionista... pero lo hace. Este pájaro cantor de Norteamérica pesa solo 20 gramos y mide tan solo 13 centímetros de largo. No obstante, realiza colosales hazañas migratorias.
Cuando se acerca el otoño, parte desde su lugar de veraneo en Alaska y cruza volando hacia el sudeste el continente Norteamericano hasta llegar a la costa del Atlántico, come vorazmente durante todo el trayecto, pues éste es tan solo el comienzo de su viaje.
A lo largo de la costa de Nueva Inglaterra, este pajarillo se detiene y observa las condiciones atmosféricas. De alguna manera sabe exactamente qué clase de tiempo desea... un poderoso frente frío que sople hacia el sudeste a través de la costa y pase al Atlántico.
Cuando llega el frente frío, esta criaturita alada emprende su viaje, ayudada por los vientos favorables mientras vuela hacia el sudeste... en dirección al mar. El frente frío también significa que probablemente no tenga que enfrentarse a tormentas tropicales durante el trayecto... ¡una sabia selección de condiciones meteorológicas!
Al volar hacia el sudeste el pajarillo se pone rumbo al África, que está a distancia desanimadora y además no es su destino. Pero este viajero no cambia de dirección. Sin hacer escala, vuela hasta más allá de las islas Bermudas, y sube a alturas de 6.400 metros al acercarse a Antigua. Hace frío, y a esta altitud el oxígeno es escaso. ¿Por qué se encuentra allá arriba el pajarillo? Porque allá encuentra los vientos dominantes que lo empujan hacia el oeste a su verdadero destino: Sudamérica. Después de hacer un vuelo sin escala de más de 3.850 kilómetros en poco más de tres días y tres noches, llega a otro continente, ¡precisamente su objetivo!
Los científicos se maravillan de la hazaña que este pajarillo ejecuta cada año. ¿Cómo sabe exactamente qué condiciones atmosféricas necesita? ¿Cómo sabe exactamente cuándo cambiar de altitud para encontrarse con los vientos que lo llevan a Sudamérica? ¿Cómo sabe seleccionar exactamente el rumbo aeronáutico apropiado que le permita cruzarse con esos vientos en el lugar debido sobre el océano? Los científicos no pueden explicar esto. Ciertamente no puede explicarlo la teoría de la evolución.
No obstante, hay una buena razón por la cual la Dendroica sigue esa extraordinaria ruta. Su ruta oceánica a Sudamérica es mucho más corta de lo que sería un trayecto que la llevara “de isla en isla,” y además hay pocos animales de rapiña por los cuales preocuparse. El metabolismo especialmente diseñado de esta ave migratoria es lo que le permite hacer su vuelo sin escala, hazaña que equivale al logro de un caballo de carrera que efectuara carreras consecutivas de poco más de kilómetro y medio cada dos minutos por espacio de 80 horas. “Si [este pajarillo] estuviese utilizando gasolina en vez de la reserva de grasa que tiene en el cuerpo,” comenta un científico, “¡podría jactarse de conseguir 720.000 millas por galón [más de 306.100 kilómetros por litro]!”
LOS COMEJENES... INGENIEROS DEL AIRE ACONDICIONADO
Si los comejenes le están causando algún problema, no es probable que usted se compadezca mucho de las debilidades físicas de estos insectos. Tienden a ser blandos y débiles, de modo que es preciso que estén bien controladas la temperatura y la humedad del lugar donde viven. Parecería que estos insectos jamás podrían sobrevivir en el clima extremo de los trópicos. No obstante, abundan allí. ¿Cómo?
La respuesta tiene que ver con la aptitud que los comejenes poseen en los campos de la arquitectura e ingeniería. En los países tropicales los nidos de los comejenes consisten en montículos de barro que son tan duros que pueden hacer salir chispas de un hacha. Algunos comejenes de Australia construyen un montículo cuneiforme largo y angosto en el cual un lado siempre está dirigido hacia el norte y el otro siempre hacia el sur, lo cual evidentemente sirve de protección contra el sol caliente del mediodía. Otras especies edifican montículos que de lejos parecen casuchas hechas por seres humanos.
Aunque el exterior de un nido de comejenes tal vez esté demasiado caliente para que uno lo toque, por dentro hay una temperatura cómoda de 30 grados Celsius. ¿Cómo se controla la temperatura? Para esto, son útiles las paredes gruesas, pero eso no es todo. ¡Algunos comejenes cavan túneles de 40 metros en la tierra, debajo del nido, para obtener agua, la cual utilizan tanto para refrescar el nido mediante un proceso de evaporación como para mantener la humedad apropiada, aun en el aire seco y caluroso del desierto! Otros comejenes edifican nidos que tienen “sótano” y “desván.” Para que haya un cambio de aire, la parte exterior del montículo está horadado por canales vacíos que controlan la temperatura y aseguran que haya bastante aire fresco dentro del nido. Se ha observado que los comejenes atienden constantemente estos canales, y por medio de abrirlos y cerrarlos pueden ajustar el aire acondicionado a la perfección.
¿Quién enseñó a los comejenes a ser aptos en la arquitectura e ingeniería? ¿Fue la evolución ciega, o fue un Diseñador Maestro que desplegó discernimiento?
LAS ABEJAS QUE BAILAN Y VOTAN
Tal vez usted haya oído acerca de las hazañas instintivas que ejecutan las abejas melíferas. A menudo estas criaturitas desempeñan muchas diferentes tareas durante su corta vida, pues empiezan por servir de enfermeras a la reina y a las larvas, entonces ascienden a ser constructoras de panales, guardias de la colmena y conserjes. Pero las abejas maduras son las que reciben la asignación arriesgada de ir en busca del néctar y de otras sustancias que se necesitan, y las aptitudes instintivas de éstas son lo que inspira el mayor grado de admiración.
Cuando una abeja que ha salido en busca de néctar halla una nueva fuente de esta sustancia, regresa a la colmena para compartir las buenas noticias con las demás abejas. Comparte la información mediante un baile. La velocidad del baile y el patrón de éste (sea en forma de círculo o de número ocho), y también la cantidad de movimiento del abdomen de la abeja mientras baila, informan a las demás abejas a qué distancia está la fuente del néctar. El baile también indica en qué dirección se encuentra el néctar con relación al Sol. “El lenguaje de las abejas parece increíble,” admite el libro “The Insects,” “no obstante, ha sido confirmado por un sinnúmero de experimentos.”
Cuando la colmena llega a estar atestada, algunas de las abejas siguen a la vieja reina a un nuevo hogar. ¿Cómo saben a dónde ir? Abejas exploradoras del nuevo enjambre vuelan en toda dirección. Pero ahora no están buscando flores. Están buscando huecos en los árboles, grietas en las paredes... sitios donde puedan establecer un nuevo hogar. Al regresar, las exploradoras bailan para indicar dónde están estos nuevos sitios, de manera muy parecida a como bailan para indicar dónde hay una flor. Las exploradoras que han hallado buenos sitios bailan muy entusiásticamente, a veces hasta por horas, y su enérgico baile estimula a muchas otras abejas que salen a echar un vistazo. Las exploradoras que han hallado sitios menos deseables no bailan por tanto tiempo ni con el mismo entusiasmo, y menos abejas se sienten estimuladas a investigar.
Gradualmente las abejas reducen la selección a unos cuantos lugares, y, finalmente, a uno solo, a medida que un número creciente de abejas da su apoyo al mejor sitio a consecuencia de los bailes entusiásticos de abejas que han vuelto de éste después de comprobar su idoneidad. En realidad, el enjambre de abejas está considerando varios lugares en perspectiva y votando por el que más les gusta. ¡Puede que todo el proceso tome cinco días, después de lo cual, ya que reina acuerdo unánime, el enjambre vuela a su nuevo hogar!
¿Podrían mutaciones accidentales y sucesos aleatorios producir hazañas tan maravillosas y semejante armonía social? ¿Acaso producen armonía los accidentes y el caos en cualquier otra sociedad?
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