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  • ¿Puede la evolución hacer frente a los verdaderos desafíos del día?
    ¡Despertad! 1974 | 22 de enero
    • ¿Por qué? Varias razones se citan, pero la revista Science declaró francamente:

      “La búsqueda de material que contiene carbono sobre la superficie lunar no es solo una parte componente del estudio del origen de la historia de la Luna, sino un importante paso en nuestra comprensión de las primeras etapas de la evolución química que llevó al origen de la vida.”

      Sí, se reconoce indirectamente que una de las principales razones por las que se han gastado millones de dólares es para demostrar que la teoría de la evolución es verdad. Pero no se ha encontrado evidencia de vida en evolución fuera de la Tierra.

      Considere cómo se podría haber gastado el mismo dinero. Dice Hans Gaffron de la Universidad Estatal de Florida:

      “Otras maneras de gastar todos estos miles de millones de dólares serían eliminar la mayoría de los focos de pobreza en este país . . . Se hubiera podido darle un enérgico comienzo a un programa para equilibrar a la población, y de ese modo acercar más a su fin la época de la política de poder despiadado y las guerras de inimaginable estupidez, beneficiando así a toda la humanidad.”

      Además, con los hombres concentrando su atención, no en “guerras de inimaginable estupidez,” sino en los problemas de salud y enfermedad, ¿no se hubieran por lo menos éstos reducido? Un anterior director del Centro Norteamericano para el Control de la Enfermedad afirma que: “dos o tres años de razonable estabilidad en las relaciones internacionales podrían producir la erradicación de las viruelas en este planeta.” Aunque tal predicción fuera exagerada, enfatiza que los recursos podrían haberse usado más sabiamente.

      Otro gran desafío al que se enfrenta el mundo hoy día es de naturaleza no científica, sino moral. El historiador británico Arnold Toynbee declara: “Es trágico pensar que hemos tenido tanto éxito en el campo tecnológico, cuando nuestro registro de fracasos morales casi es inconmensurable.” En realidad la evolución ha empeorado el problema.

      Un ejemplo se halla en el campo del entrenamiento de los niños. Muchos expertos han aconsejado en contra de disciplinarlos. Su teoría está respaldada por la evolución. Dice el libro Pre-School Education Today al poner en duda esta opinión:

      “Así es que, cada vez que el pequeño Juanito hace algo ‘malo,’ [se] explica el comportamiento señalando que es solo una etapa por la cual está pasando. Además, según la parábola [de un evolucionista] de la cola del renacuajo —al que no se le desarrollan las patas traseras si se le amputa la cola— no debe estorbarse la conducta no deseada de Juanito, para que no deje de aparecer alguna característica deseable futura.”

      Pero, ¿cuál ha sido el resultado de aceptar pasivamente “la conducta no deseada de Juanito” como solo una “etapa” por la cual está pasando? En 1971 los arrestos juveniles en los Estados Unidos aumentaron en más del 50 por ciento sobre los de 1966. Australia informa que los crímenes violentos cometidos por jóvenes que viven en el estado de Victoria aumentaron en más de 187 por ciento desde 1960; la población juvenil aumentó solo 29,6 por ciento durante ese mismo período. Las teorías de la crianza de niños empañadas por la evolución no han producido buen fruto.

      Por supuesto, la evolución ha contribuido a este derrumbe moral de otros modos: Ha desanimado la fe en Dios y en la Biblia. A su vez, muchas personas han abandonado el código moral bíblico que prohíbe el adulterio y el robo. Pero, ¿no era eso de esperarse? Porque, según la enseñanza evolucionaria, ¿no es el hombre realmente un animal? ¿Por qué no se ha de esperar que se comporte como tal?

      Esa sería la conclusión lógica. Pero los evolucionistas ponen reparos, diciendo, ‘¡No! El hombre es más que un animal.’ El prominente evolucionista George Gaylord Simpson declaró: “Él tiene atributos esenciales además de los de los animales . . . La esencia de su naturaleza singular yace precisamente en esas características que no comparte con ningún otro animal . . . El hombre es un animal moral.”

      ¡Qué dilema desconcertante le presenta la naturaleza moral del hombre al evolucionista! Él dice que el hombre ha evolucionado de los animales. ¡Sin embargo también dice que el hombre tiene cualidades morales que los animales no tienen! ¿De donde sacó el hombre estos “atributos esenciales”? Tienen que haber venido de alguna parte. Confesó un conocido evolucionista: “El hombre no puede ser un Melquisedec moral ‘sin genealogía.’”

      En un esfuerzo por superar este problema hace varios años sir John Arthur Thomson, un evolucionista, reconoció lo siguiente: “Con demasiada frecuencia, en lo que respecta al hombre, el evolucionista recae en la idea de la creación, tratando de hacer facultades de la nada.” Los evolucionistas están dispuestos a hacer lo imposible con tal de que Dios no figure en el asunto como la explicación de la naturaleza moral del hombre. El autor de African Genesis ilustra esto cuando habla del “guardián de los géneros”:

      “¿Quién es? No lo sabemos. Ni lo sabremos nunca. Es una presencia, y eso es todo . . . Su presencia se hace sentir en todas las cosas que han existido, y en todas las cosas que jamás existirán. Y puesto que su mandamiento es incontrovertible, su identidad es imposible de conocer. Pero su preocupación más antigua es el orden.”

      ¿No han llegado a ser el “guardián de los géneros” y similares expresiones vagas sencillos sustitutos por “Dios”? Al rehusar reconocer la mano del Todopoderoso en la hechura física y moral del hombre los evolucionistas han deificado su propia teoría. Pero, como hemos visto, este dios evolucionario es un dios desilusionador.

      La evolución no se ha aplicado con buen éxito a los verdaderos desafíos del día. . . sociales, técnicos o morales. En algunos casos, ha creado o agravado problemas que ya existían. Pero, ¿qué hay acerca de la Biblia... le ayudará con buen éxito a hacer frente a los verdaderos desafíos de nuestro día?

  • ¿Contesta la Biblia las preguntas de la vida?
    ¡Despertad! 1974 | 22 de enero
    • ¿Contesta la Biblia las preguntas de la vida?

      SÍ, LA Biblia contesta las preguntas de la vida y ayuda a hacer frente a sus desafíos. ¿Cómo?

      Para comenzar, por medio de explicarnos la fuente de la vida. Dice el salmista: “Oh Jehová . . . contigo está la fuente de la vida.” (Sal. 36:5, 9) Jehová Dios da la vida. La persona que cree en la Biblia no queda con los dilemas del evolucionista. Ni tampoco tiene que argumentar que la vida siempre viene de una fuente viva y entonces decir que originalmente la vida vino de la nada.

      El que cree en la Biblia sabe quién es el responsable de la armonía y de la belleza que se halla en el universo y en la Tierra. Sabe que un Dios bueno, amoroso, Jehová, lo hizo de esa manera.

      Pero algunos quizás se opongan a esto alegando que la armonía y belleza son solo imaginarias y no reales. Por ejemplo, Bertrand Russell dijo una vez:

      “No entiendo dónde se supone que se encuentre esta ‘belleza’ y ‘armonía.’ Por todo el reino animal, los animales se devoran despiadadamente los unos a los otros.”

      Es cierto que algunos animales se comen a otros. Pero a diferencia de los hombres, los animales no matan por deporte ni en guerras de gran escala. Por lo general los animales matan para comer. Ni siquiera

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