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Más delito y más violencia¡Despertad! 1980 | 8 de marzo
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Más delito y más violencia
IMAGÍNESE que está en la situación de cierto hombre de Italia que viajaba del trabajo a su hogar. Al salir de prisa del automóvil para comprar algo en una tienda de la vecindad, descuidadamente dejó sus llaves en el auto. Se ausentó del vehículo por solo unos minutos, pero cuando regresó... sí, acertó usted: ¡no halló el auto!
Después de pasar una noche intranquilo, ¡qué agradable sorpresa se llevó aquel hombre la mañana siguiente al encontrar su auto estacionado en el lugar acostumbrado enfrente de su casa! Una nota que halló debajo del limpiaparabrisas explicaba: “Lamento la molestia que le he causado. Fue una emergencia. Acepte mi agradecimiento y pase una noche agradable a cuenta mía.” Adjuntos había dos boletos de teatro para la función de aquella noche... los mejores asientos del teatro. Su fe en la humanidad le fue restaurada.
Al fin de una noche muy agradable en el teatro, el hombre regresó a su hogar con su esposa, momentáneamente buscó a tientas la llave de la casa, abrió la puerta y entró en... ¡un apartamento vacío! ¡Le habían llevado cuanto tenía! Su renovada confianza en la humanidad duró muy poco tiempo.
Aunque singular, esta historia de la vida real es solo una de las muchas historias que se pueden relatar para demostrar la desfachatez con que a menudo se cometen delitos. Por supuesto, este delito fue relativamente leve en comparación con otros, delitos o crímenes marcados por tal brutalidad y sadismo que uno quizás menee la cabeza en expresión de incredulidad al enterarse de ellos. No es de extrañar que muchas personas hayan perdido la confianza en la humanidad y vivan en temor.
Todos hemos sido víctimas del delito. El hampa mete la mano en el bolsillo de toda persona. Las autoridades de la ciudad estadounidense de Chicago calculan que, debido a extorsión directa por la Mafia o como resultado de los contratos adicionales de seguro contra robos y las fuerzas de seguridad adicionales que se necesitan para combatir las operaciones de la Mafia, el estadounidense promedio tiene que pagar dos centavos más por cada dólar que gasta.
La falta de honradez de los empleados y el hurto de mercancías obligan a los comercios a aumentar los precios para compensar las pérdidas. Uno paga por la falta de honradez de otras personas. Por ejemplo, la falta de honradez entre los empleados de la República Federal de Alemania cuesta a los contribuyentes mil millones de marcos (más de 500.000.000 de dólares [E.U.A.]) anualmente. El delito es verdaderamente costoso, si no para el delincuente, por lo menos para la víctima, puesto que la víctima siempre tiene que pagar.
Novedades perturbadoras
El delito no es cosa reciente. Pero últimamente ha adquirido nuevas dimensiones. El constante aumento en la ola de delitos y violencia, sin limitarse ya a un solo país o una sola localidad, ha hecho que tanto las agencias que se encargan del cumplimiento de la ley como el seglar en general hayan examinado con mayor seriedad el delito y lo que se puede hacer para combatirlo con éxito.
Con frecuencia cada vez mayor se cometen “delitos irracionales,” delitos sin verdadero móvil. Entre éstos pueden estar el simplemente manchar con garabatos la propiedad pública o arrancar las páginas de las guías telefónicas que usa el público.
Pero muchas veces estos delitos toman una forma más seria, una marcada por brutalidad injustificada. Por ejemplo, recientemente dos muchachos de 17 años de edad atacaron a un hombre de 33 años de edad a las afueras de una ciudad alemana y lo apuñalearon por turno; ¡más tarde la policía informó que a la víctima le habían infligido más de 80 heridas! Cuando se les preguntó: “¿Por qué lo hicieron?,” los dos jóvenes contestaron: “Simplemente porque teníamos muchas ganas de liquidar a alguien.” En otro caso un grupo de jóvenes de edad poco mayor que la de los anteriores atacó a un notario público de Cherburgo, Francia, y lo golpearon tan despiadadamente que el notario quedó inconsciente y murió tres días después. ¿Por qué? “Solo para divertirnos.”
Otra novedad perturbadora es que ahora son más las mujeres envueltas en actividades criminales. Por ejemplo, el terrorismo en Alemania es único en su clase por el hecho de que una proporción grande de los terroristas conocidos son mujeres. Hasta la fecha de febrero de 1979, 12 de los 16 supuestos terroristas en la lista de personas más buscadas por la policía eran mujeres.
Sin embargo, quizás lo que más preocupa en todo este asunto a los líderes judiciales y legislativos es el marcado aumento en la criminalidad entre los jóvenes. La revista Time, refiriéndose a la situación en los Estados Unidos, dijo: “La gente siempre ha acusado a los jóvenes de salirse con la suya hasta cuando cometen asesinato. Ahora todo esto es literalmente muy cierto. En todos los Estados Unidos ha surgido un patrón de delito que causa perplejidad y horror. Parece que muchos jóvenes roban y violan, mutilan y asesinan tan despreocupadamente como cuando van a ver una película o se unen a un grupo de personas para ir a un juego de béisbol.”
Esta tendencia entre los jóvenes no augura nada bueno para el futuro. El Hamburger Abendblatt, al comentar sobre la situación alemana, dijo: “Según las últimas estadísticas sobre la delincuencia, el número de sospechosos entre las edades de 14 y 18 años de edad arrestados desde 1975 ha aumentado en un 25,1%. En la categoría de jóvenes menores de 14 años de edad, el aumento ha sido de 30,8% . . . y no se ve el fin de esta tendencia. Podemos contar con que siga aumentando.”
No hay duda al respecto. El delito es un problema, y haríamos bien en tomarlo en serio. El gobierno francés lo consideró suficientemente serio como para autorizar el nombramiento de una comisión de 11 hombres para investigar el asunto. Estos hombres deliberaron por 16 meses antes de someter un informe de 700 páginas que contenía 103 recomendaciones para aliviar el problema.
La Organización de las Naciones Unidas consideró el problema lo suficientemente serio como para justificar el establecimiento de un Comité para la Prevención y Control del Delito, de 15 miembros, que patrocina un congreso mundial cada cinco años para examinar modos de hacer frente con éxito al delito en escala mundial. El tema general de la reunión de 1975 fue: “Prevención y control del delito... el reto de los últimos veinticinco años del siglo.” Se ha programado un sexto congreso que tendrá lugar este año en Sydney, Australia.
¿Qué significa el que constantemente haya más delito y violencia en la actualidad? ¿Aumentará la criminalidad hasta tal grado que no haya esperanza de recuperación? ¿O será que se está exagerando el problema? ¿Es de veras tan grave la situación? ¿Qué opina usted?
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La criminalidad... ¿es de veras tan grave la situación?¡Despertad! 1980 | 8 de marzo
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La criminalidad... ¿es de veras tan grave la situación?
ALGUNAS personas son optimistas de nacimiento. Sin importar lo malas que parezcan las cosas, siempre se las arreglan para dejar asomar una sonrisa y sostener que la situación pudiera ser peor. Mucho se puede decir en defensa del optimismo, pero nunca debe permitirse que éste oscurezca nuestra visión y nos impida ver las cosas con apego a la realidad. El hacer caso omiso de los problemas nunca los resuelve. El no reconocer algún problema aumenta la posibilidad de llegar a ser víctimas de éste.
Ahora, con relación al delito y la violencia, ¿es de veras tan grave la situación?
Las personas que dicen “No” se apresuran a señalar que el delito y la violencia no son nada nuevo. Sí, hasta el libro de historia de mayor antigüedad, la Biblia, nos dice que la mismísima primera familia humana experimentó violencia de la peor clase. Dice: “Caín procedió a atacar a Abel su hermano y a matarlo.” Además, al describir la condición que existió hace más de 4.000 años, en el día de Noé, ¿no dice ese libro que “se llenó la tierra de violencia”?—Gén. 4:8; 6:11.
“La criminalidad es hasta peor de lo que revelan las estadísticas”
Hay que admitir que el delito no es nada nuevo. Sin embargo, las estadísticas prueban que ahora la situación está empeorando. ¿Estadísticas? Puede ser que alguien nos recuerde que Oscar Wilde, famoso dramaturgo irlandés de fines del siglo diecinueve dijo una vez: “Hay tres clases de mentiras: las mentiras ordinarias, las mentiras piadosas y las estadísticas.” Lo que Wilde quiso decir fue que el confiar demasiado en las estadísticas puede ser engañoso. Se les puede interpretar de varias maneras, a veces hasta de maneras contradictorias. No obstante, el que frecuentemente se dé uso erróneo a éstas no es justificación para que las rechacemos totalmente.
Para nuestro propio beneficio, consideremos brevemente unos argumentos que presentan algunos para sostener que “en realidad la situación no es tan grave.” Entonces podremos formar nuestro propio juicio.
“El aumento de la población explica el aumento en la criminalidad”
Pocas personas pondrían en duda que hemos presenciado una explosión demográfica durante las últimas décadas. Mientras que tomó 4.200 años desde el diluvio del día de Noé (hasta 1830) para que la población mundial alcanzara mil millones de personas, solo tomó 100 años más alcanzar dos mil millones de personas en 1930. Se alcanzó la cifra de tres mil millones de personas en otros 30 años (1960) y la de cuatro mil millones en otros 15 años (1975). Ahora, cuando hay más de cuatro mil millones de personas en la Tierra, se calcula que para 1985 habrá casi cinco mil millones, y más de seis mil millones para fines del siglo.
Ciertamente el aumento de la población es un factor contribuyente al aumento en la criminalidad, pero no es la razón básica ni única del aumento. Si lo fuera, entonces cualquier aumento o disminución en la población lógicamente significaría un aumento o disminución similar en la criminalidad. Sin embargo, esto no siempre es así.
Considere a la República Federal de Alemania. Puesto que es uno de los pocos países del mundo donde recientemente ha habido una disminución en la población —entre 1975 y 1977 la población de este país disminuyó por más de 600.000 personas— debiera haber habido, para usar el argumento anterior, una disminución proporcional en la criminalidad. Sin embargo, fuentes gubernamentales dicen que en 1975 se informaron 2.919.390 delitos, mientras que en 1977 se informaron 3.287.642, un aumento de más de 12 por ciento. Esto muestra que la criminalidad está aumentando hasta en lugares donde la población está disminuyendo.
Y lejos de que tengan alguna base para complacencia los que dicen que el aumento en la criminalidad es solamente una consecuencia normal de la explosión demográfica, se encaran a perspectivas deprimentes para el futuro. De acuerdo con su propio argumento, la ola de crímenes actual continuará aumentando a la par con el crecimiento de la población mundial. ¿Precisamente cuán grave tiene que hacerse la situación antes de que ellos estén dispuestos a admitir: “De veras es grave”?
“Ahora se mantiene una tabulación más exacta de los delitos”
Es indudablemente cierto que hoy se lleva un registro más exacto de los delitos que hace 100 años. Por eso, sería imposible hacer una comparación exacta entre los delitos que se cometieron entonces y los que se cometen ahora. Pero este argumento difícilmente aplicaría si comparáramos los registros de 1977 con los de 1975, o hasta con los de 1970, ¿no cree usted? Y si, como se sostiene, se llevan mejores registros hoy, deberíamos preguntarnos: ¿Por qué? El mismo hecho de que exista la necesidad de mejorar la exactitud y minuciosidad de los archivos, ¿no sugeriría que las cosas han empeorado?
¿Cómo recopila la policía esos registros? Los oficiales de la policía mismos descubren e informan muy pocos delitos. Una encuesta que condujo el Instituto MaxPlanck, un instituto alemán, reveló que hasta el 90 por ciento de las tablas de criminalidad que tiene la policía se basan en informes que han dado a la policía la víctima o los testigos de algún delito. Por lo tanto, el llevar registros exactos depende menos de la policía que de lo presto y alerta del público en cuanto a informar los delitos que ve que se cometen.
¿Hay alguna indicación de que las personas ahora desplieguen más exactitud o sean más concienzudas al informar los delitos de lo que lo fueron en el pasado? No, si vamos a creer en los resultados de esta encuesta: ésta descubrió que solamente se había informado el 46 por ciento de los delitos que se habían cometido contra las personas entrevistadas. Más de la mitad no se habían informado, ya fuera debido a que la víctima creyera que la pérdida era demasiado pequeña para molestarse por ella, o a que creyera que había muy poca probabilidad de resolver la situación, o debido a otras razones personales.
Estas cifras, que no son inferiores a resultados similares en Suiza, los Estados Unidos, Canadá, Australia y Finlandia, indicarían que la criminalidad es hasta peor de lo que revelan las estadísticas. Esto lo respalda la revista alemana Der Spiegel, que dijo: “En verdad la cantidad [de robos con allanamiento de morada que se cometieron durante el año] es diez o doce veces mayor [que la cantidad que se informó].” La revista citó a Werner Hamacher, director de la Oficina de Investigación Criminal del Estado de Nordrhein-Westfalen, quien asemejó la cantidad de delitos informados a “difícilmente más que el más escaso bikini” en cuanto a que cubriera el cuerpo de la criminalidad total.
Entonces, ¿a qué conclusión llegamos, lógicamente? A la de que la tabulación o registro de los delitos todavía es muy incompleta y que las estadísticas, a lo más, solo pueden indicar ciertas tendencias. Pero lejos de exagerar los hechos, las estadísticas en realidad solo cuentan parte de la historia. Conque, ¿qué cree usted? ¿Es de veras tan grave la situación? ¿O es peor todavía?
“Puede que la criminalidad sea grave en algunos lugares, pero no donde yo vivo”
Si eso es cierto, agradézcalo. Las zonas rurales a menudo tienen proporciones de criminalidad más baja que las zonas urbanas, y en una ciudad puede que algunos sectores sean más propensos al delito y el crimen que otras. Cierto es que algunos países tienen una proporción de criminalidad más baja que otros. Pero, por supuesto, la cuestión no es si en su localidad hay tanta criminalidad como en otro lugar, sino si está aumentando donde usted vive.
¿Qué ha experimentado usted en su propia comunidad? ¿Qué dicen las personas de edad avanzada, personas que han podido ver la tendencia durante un largo período de tiempo? ¿Se cometen ahora más delitos que hace cinco años? ¿más que hace diez años? ¿Se van haciendo éstos más brutales?
En vista de la seriedad del problema, la siguiente pregunta es: ¿Cómo puedo protegerme, y proteger a mis amados? ¿Qué pasos prácticos puedo dar?
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El consejo sabio protege del delito¡Despertad! 1980 | 8 de marzo
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El consejo sabio protege del delito
MUCHÍSIMAS personas han escrito libros y artículos que ofrecen consejo sobre la mejor manera de enfrentarse al delito. Muchas de sus sugerencias prácticas son de verdadero valor, aunque actualmente no hay ninguna manera de asegurar seguridad o protección total. Pero esto no significa que no podemos hacer nada. Podemos, y en vista de la creciente ola de crímenes y violencia, debemos hacer algo.
Para conseguir algunas sugerencias muy prácticas, dirijámonos a un hombre que fue bendecido por Dios con “sabiduría y entendimiento en medida sumamente grande,” sí, una sabiduría que lo hizo “más sabio que todo otro hombre” de su época e hizo posible que ‘hablara tres mil proverbios.’ (1 Rey. 4:29, 31, 32) Quizás usted reconozca que este hombre fue el rey Salomón.
En cierta ocasión, con acierto el famoso
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