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¿Alcanzan sus metas las prisiones?¡Despertad! 1972 | 8 de abril
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lo que habían esperado los reformadores, no están rehabilitando a los criminales para una vida más útil después de regresar a la sociedad. Como dijo el U.S. News & World Report del 27 de septiembre de 1971: “El fracaso de las prisiones para reformar a los delincuentes se patentiza por estadísticas que muestran que aproximadamente el 80 por ciento de todos los delitos graves los cometen ‘repetidores.’”
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¿Qué soluciones ofrecen?¡Despertad! 1972 | 8 de abril
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¿Qué soluciones ofrecen?
PUESTO que por lo general las prisiones no están reformando a los delincuentes, y ciertamente no están poniendo freno al esparcimiento de la delincuencia, ¿qué hay ahora? ¿Qué debe hacerse con la gente que comete delitos?
Las respuestas que provienen de oficiales, policía y el hombre común están en pugna. No hay un modelo consistente. Las autoridades mismas se contradicen unas a otras.
¿Más severas, o más clementes?
Una escuela de pensamiento es el dejar de “mimar” a los presos. Los que sustentan este punto de vista dicen que el castigo debería ser mucho peor, que las condenas de encarcelamiento deben ser más severas.
El Times de Londres hace notar que Police Review de la Gran Bretaña dice que “ha llegado el tiempo de colgar, azotar, matar de hambre o efectuar una variedad de cosas para hacer sufrir a ciertos criminales.” Dice que la gente se “está hartando” de la clemencia que se muestra a los criminales.
Hasta algunos presos concuerdan en el uso de castigo físico... con tal que esto signifique el abreviamiento de las condenas. Uno que había estado en la prisión de Alcatraz le dijo a un oficial de prisión: “Hay tres razones por las que los hombres son enviados a la prisión. Como castigo, para rehabilitación y para proteger al público. A veces, me parece que las últimas dos se pierden de vista al dictar condenas. Si un hombre pasa tres o cinco o diez años alejado de su familia y amigos, bajo trato más o menos imparcial y no obstante represivo, encerrado en una celda, privado de todos los privilegios de la vida normal, y obligado a seguir una rutina monótona, ¿no es eso demasiado?”
¿Qué recomienda? Este preso dijo: “Me parece que la mayoría de los presos dirían No a la reforma de las prisiones... dirían: ‘Sigan, hagan duras las prisiones, háganlas realmente duras, hasta brutales, pero abrevien la condena y así acaben de una vez.’ Nadie pensaría en azotar a un hombre, día tras día, mes tras mes, por el mismo delito. Pero los años de encarcelamiento son peores.”
Sin embargo, hay otros que dicen exactamente lo contrario. Dicen que la vida en las prisiones ya es demasiado brutal. Les gustaría que más dinero de los impuestos fuese dedicado a las prisiones para convertirlas en lugares donde los presos pudieran vivir decentemente y recibir trabajo productivo, estimulante que hacer. Quieren hacer más fácil, más feliz, la porción del preso.
Obviamente, no hay ningún acuerdo sobre el asunto. Pero hay una cosa que no debemos pasar inadvertida. En siglos
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