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Quejosos infelicesLa Atalaya 1953 | 15 de marzo
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Moisés escogió a uno de cada una de las doce tribus y los envió a espiar la tierra. Recuerde que Dios les había dicho: ‘Se la voy a dar a ustedes. Es el mejor terreno en esa parte de la tierra el que ustedes están heredando.’ Pero cuando los doce regresaron, diez de ellos dijeron: ‘No, nosotros no queremos subir a ese lugar. Es un país terrible, habitado por gigantes. Sería mejor regresar a Egipto y ser esclavos. Todo lo que puede suceder es que seamos destruídos, porque la gente de esa tierra es más poderosa que nosotros.’ Fué un informe malo el que se dió sobre la tierra que Dios había dado a los israelitas. De los doce espías sólo dos, Josué y Caleb, regresaron con un informe bueno. Estuvieron agradecidos por lo que Dios había provisto, y ellos trajeron prueba de que era una tierra próspera. Ellos aconsejaron: ‘¡Subamos ahora mismo!’ Pero la mayoría dijo: ‘Oh, no, nosotros nos quedamos aquí mismo. Estamos satisfechos con las cosas de la manera en que están.’ Los israelitas y diez de los espías que reconocieron la tierra fueron demasiado indiferentes para trabajar por la herencia que Dios les había prometido. Los diez espías de poca fe influyeron en toda la nación, y como resultado la generación adulta jamás entró a la Tierra Prometida. En vez de ella fueron sus hijos quienes recibieron la promesa, y Caleb y Josué entraron con ellos en la Tierra Prometida porque ellos fueron fieles y dieron un informe verdadero.
15. Por eso ¿a qué preguntas pertinentes nos enfrentamos hoy, y cómo las contestaremos?
15 ¿Tiene usted fe en las provisiones de Dios hoy? ¿Está usted anuente a proseguir bajo la dirección de Dios? ¿Prefiere usted permanecer en este viejo mundo moribundo y corrupto o más bien quiere usted asociarse con gente como Caleb y Josué, hombres que miran hacia adelante, que son luchadores por el nuevo mundo? Si usted prefiere seguir la dirección de Jehová, entonces usted predicará este evangelio del Reino en todo el mundo para dar un testimonio, y practicará la adoración verdadera del Altísimo.—Núm. 13:1-33; 14:1-3.
16. ¿Cómo se quejaron los israelitas en Cades, y por qué?
16 Escuche una vez más a los quejosos israelitas en Cades en el año cuadragésimo de su viaje: “¿Por qué nos sacaste de la tierra de Egipto, para traernos a un lugar tan horrible como éste, que ni puede sembrarse, ni tiene viñas, ni higueras, ni granados, y donde ni agua siquiera hay para beber?” (Núm. 20:5, NC) Los israelitas no se habían muerto de hambre hasta ese entonces en su viaje. Sus zapatos ni siquiera se habían gastado, y no se habían muerto de sed. Pero allí estaban, quejándose de nuevo. No, ellos no podían esperar a que Jehová actuara. El gran punto en cuestión era agua. Ellos querían gran cantidad de agua, y la querían en seguida para ellos mismos y para su ganado. Así que se quejaron.
17. ¿Cómo muestran falta de fe hoy algunos que tienen poco tiempo en la verdad, y por qué no son felices ellos?
17 Nosotros encontramos a gente como ésa hoy, aun asociada con la organización de Dios. Algunos han estado con la organización por seis meses, otros por un año, cuando pronto los oímos quejarse y empezar a decir: ‘No está pasando nada. Yo creí que ustedes me dijeron que no faltaba mucho para el Armagedón. Ya he sabido acerca de esto por un año entero y el Armagedón no ha llegado todavía. ¿Piensan ustedes que yo voy a quedarme en esta organización toda mi vida?’ Unos cuantos tienen la idea de que a menos que Dios dirija las cosas al modo de ellos, ellos no permanecerán en ella. Pero Dios no nos ha pedido que le aconsejemos. Nosotros debemos estar agradecidos a Jehová por lo que nos ha dado. Entendemos sus verdades y apreciamos sus promesas, y las creemos. Somos felices en nuestra adoración y servicio y tenemos el privilegio de traer mucho consuelo a las personas de buena voluntad. Los que pueden ver esto están regocijándose en su obra al tiempo presente, mientras que la persona novicia o dada a la crítica quizás no lo haya aprendido todavía; quizás ni siquiera haya dedicado tiempo a estudiar. Ella sólo quiere quejarse. Esas personas son muy parecidas a los israelitas que nunca pudieron esperar a Jehová. Como resultado no tienen felicidad, ni aprecian las provisiones que Dios hizo en tiempos pasados y todavía está haciendo. Ellas quieren las cosas a su manera, no a la manera de Dios.
18. ¿Por qué no entró Moisés a la Tierra Prometida, y cómo nos sirve esto de amonestación hoy?
18 Regresando al relato de los israelitas cuando se quejaron acerca de la falta de agua: Moisés entonces les dijo que sí obtendrían el agua, pero él no dió la alabanza al que le dió el poder de producir el agua. Lea el relato en Números 20:10-13 (UTA): ‘Entonces Moisés y Aarón reunieron a la asamblea en frente de la roca, y él les dijo: “Escuchen, rebeldes; ¿es de esta roca que tenemos que producir agua para ustedes?” Y levantando la mano, Moisés golpeó la roca con su báculo dos veces, después de lo cual brotó agua en abundancia, y la comunidad y su ganado bebieron. Pero Jehová dijo a Moisés y Aarón: “Porque ustedes no confiaron en mí dándome el honor debido en presencia de los israelitas, por eso ustedes no traerán a esta comunidad a la tierra que le he dado.” Estas son las aguas de Meriba [criticar], donde los israelitas criticaron a Jehová, pero donde él se vindicó entre ellos.’ Por no santificar a Jehová delante de los israelitas que se quejaron en esa ocasión Moisés no recibió la herencia que el Señor Jehová les había prometido. Tampoco heredarán las bendiciones del nuevo mundo los que hoy se quejan acerca de la manera en que Dios dirige las cosas y quienes no dan a Dios la gloria. Ellos lo perderán todo antes de eso, aun cuando estén tan cerca.
19, 20. ¿Cuál debe ser, y es, la actitud de los testigos de Jehová respecto al dar Dios más “agua de verdad” a la gente?
19 Moisés como siervo de Dios para la congregación ciertamente tuvo allí una oportunidad maravillosa para honrar a Jehová y dirigir la mente de los israelitas al único Dios verdadero. Pero Moisés estaba muy enfadado con el pueblo; él los consideró como rebeldes y olvidó que Dios estaba tratando con ellos. Él no debería haberlos regañado de la manera que lo hizo. Aun cuando eran quejumbrosos, ellos todavía eran la organización de Dios y le tocaba a Jehová tratar con ellos de la manera que él quisiera. Si Él quería dar a los israelitas agua, ésa era su responsabilidad, y no le tocaba a Moisés dejar a Dios fuera de la transacción. Si Jehová hoy quiere dar a más personas la oportunidad de oír la verdad para que aprendan el camino a la vida antes de que el Armagedón estalle, entonces no es bueno que persona alguna entre nosotros se queje. Más bien, nosotros debemos regocijarnos de que haya más tiempo en el cual predicar el evangelio. Por supuesto, algunos dirán que Dios es lento; pero ¿no se debe a la paciencia de Dios en estos últimos días el que miles de personas hayan sabido de la salvación? Lea el relato en 2 Pedro 3:15 para usted mismo.
20 Siempre hay algunos que se quejarán y criticarán. Pero ¿por qué asociarse con quejumbrosos y llegar a su mismo estado de ánimo? Si Dios quiere dar la verdad a más gente y juntar todavía a más de las otras ovejas, entonces nosotros debemos tener gusto. Los testigos de Jehová en estos días ciertamente son felices porque todavía tienen la oportunidad de predicar las buenas nuevas. No hay razón para que los testigos de Jehová se quejen porque tienen más tiempo para predicar, sino más bien ellos deben estar felices porque se les permite continuar en adoración verdadera. Con gozo deben decir: ‘Nosotros recibimos gratis, demos gratis.’
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Disipando el espíritu de quejaLa Atalaya 1953 | 15 de marzo
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Disipando el espíritu de queja
1. ¿Están interesados los testigos de Jehová en criticar a la gente? Y ¿qué muestra si lo están o no?
LOS que se dedican a servir a Dios tienen que cuidar de los intereses del reino de Dios y la vindicación de Su nombre. Jamás deben hincharse o ensoberbecerse por tener la verdad o por saber el camino a la vida. El simplemente tener este conocimiento no los hace mejores que alguna otra persona. Pero ellos son lo bastante sensatos como para adquirir este conocimiento de verdad, obtener el entendimiento que es asequible a ellos, y trabajar en los intereses de Jehová. Ellos están agradecidos a Jehová. Los testigos de Jehová no están interesados en criticar a las personas que les piden visitarlas en sus hogares. Más bien se sienten felices por la oportunidad y preguntan a las personas de buena voluntad si les estará bien que ellos vengan y estudien con ellas. Están ansiosos de compartir con la gente de lo que ellos han recibido. Teniendo la verdad, ellos quieren darla a todos los que tienen un oído que oye, ya sea por la mañana, por la tarde o por la noche—a cualquier tiempo que le sea conveniente al oyente. Jehová dice que su pueblo cantará sus alabanzas día y noche en su templo, y esto significa que los testigos de Jehová deben efectuar adoración verdadera día y noche, sirviéndole mediante el predicar las buenas nuevas.
2. ¿Cuál fué la fuente de las dificultades para los israelitas en el desierto, y cómo podemos mostrar fe y conseguir felicidad hoy?
2 Cuando consideramos las experiencias infelices de los israelitas en el desierto, encontramos que las dificultades se debieron a los quejosos y criticones. Pero ¡qué felicidad hubieran tenido si hubieran observado los arreglos de Dios! Fe era todo lo que ellos necesitaban; así de sencillo era el asunto. Y lo mismo es cierto hoy. Si nos adherimos a los arreglos que Dios está haciendo para nosotros, mostramos nuestra fe. Podemos dar la verdad a otros mediante nuestra testificación de casa en casa, y procediendo así podemos conseguir felicidad. No hay razón para que no seamos felices en nuestra vida.
3. ¿Cómo pueden resolverse las dificultades en una casa misionera?
3 Veamos las cosas de manera práctica. Unos estudiantes se gradúan en la Escuela Bíblica de Galaad de la Wátchtower, y se mudan a una casa misionera. No hay razón para que no se lleven bien con felicidad, porque ellos podrán dedicar todo su tiempo a dar la verdad a otros en su nueva asignación. Si surgen dificultades y problemas insignificantes allí en la casa entre los hermanos, podemos estar seguros de que por lo menos uno de ellos tiene la culpa. Pero ¿quién es? No hay duda de que la dificultad está en los que están altercando; de modo que lo que debe hacerse es juntarlos y averiguar qué hay en el fondo de toda la dificultad. Si cada uno da o cede un poco, es decir, si se da un poco desde ambas partes, la dificultad probablemente podrá allanarse y no se dirá nada más de ella.
4. ¿Qué tenemos que hacer para llevarnos bien al vivir juntos, y por qué debemos hacerlo así?
4 Si se arreglan las dificultades pero quedan rencores de ambas partes, todavía no habrá felicidad. En una casa misionera usted debe querer llevarse bien con sus hermanos y hermanas. Esto es cierto, también, en cualquier casa; tiene que haber el deseo de llevarse bien unos con otros. Recuerde que todos son siervos de Dios igual que usted. Todos ustedes tienen mucho por qué vivir debido a su conocimiento de la verdad de la Palabra de Dios. Todos ustedes quieren más conocimiento. Ya usted ha recibido mucha información y ciertamente conoce la Palabra de Dios como resultado de su estudio diligente. Pero usted todavía quiere estudiar; todavía goza de la lectura de Su Palabra, y quiere mostrar su fe en ella mediante el comunicar estas buenas nuevas a otros. Ahora bien, si todos ustedes tienen esta misma disposición y están predicando la Palabra de Dios en el campo, ¿por qué no pueden estar de acuerdo en cuanto a otras cosas? ¿Por qué no vamos a poder vivir como Dios quiere que vivamos: con felicidad, no quejándonos los unos a los otros? Todo lo que tenemos que hacer para que la vida sea satisfactoria es dar o ceder un poco. Todos los que están en la organización de Jehová tienen que rendir su adoración verdadera a él. También tienen que mostrar amor a su prójimo y luchar para tener contento en la vida.
5. ¿Por qué están creyendo una falsedad los arrogantes, y por qué no son felices ellos?
5 El salmista dijo: “Cuán feliz el hombre que ha hecho a Yahveh [o, Jehová] su confianza, quien no se ha vuelto al arrogante, ni se ha extraviado a la falsedad.” (Sal. 40:4, Ro) Un hombre orgulloso jamás tiene felicidad. Él sólo piensa en sí mismo, no en su prójimo, y especialmente olvida a Jehová su Dios. Cuando María y Aarón se hicieron arrogantes para con Moisés su hermano, ellos fueron humillados; y hoy nosotros nunca nos haremos arrogantes si nos damos cuenta de nuestra posición ante Jehová, el Superior. Nosotros somos los inferiores; por eso no hay razón para que nos enorgullezcamos o envanezcamos. Tan pronto como lo hacemos estamos creyendo una falsedad; pensamos que somos importantes. No recordamos que el gran punto en cuestión es la vindicación del nombre de Jehová y la predicación de su mensaje en todo el mundo. Mediante nuestro servicio cotidiano mostremos que ésta no es la manera en que consideramos el asunto, sino vivamos de manera que honremos el nombre y propósito de Jehová.
NO CRITICANDO A CAUSA DE LA OPOSICIÓN Y PERSECUCIÓN
6. ¿Por qué no debemos ser infelices por la represión de los testigos en algunos países, sino más bien qué debemos hacer?
6 Los testigos de Jehová no están desanimados en este tiempo debido a los sucesos del mundo. Estamos en medio de una organización inicua, ‘el mundo del Diablo,’ como la Biblia la llama. Este mundo está lleno de pesar y dolor y está en un estado miserable; pero no hay razón para que los testigos de Jehová sean infelices aunque viven en él. Aunque estamos en él, no tenemos que ser parte de él. Cuando miramos a la organización de Jehová, nos maravillamos de su prosperidad y su crecimiento a pesar de toda la presión a que la han sometido los que se oponen a las buenas nuevas. Los testigos de Jehová han visto su obra detenida o estorbada en muchos países, pero eso no los desanima. ¿Vamos ahora a quejarnos a Dios y decirle que él no sabe dirigir sus asuntos? ¿Vamos a mirar a Rusia y decir: “Dios, ¿por qué no has podido introducir misioneros de los testigos de Jehová en ese país para predicar?” Nosotros no podemos dictar a Dios porque ciertas experiencias infelices ocurran a los testigos de Jehová detrás de la Cortina de Hierro. Los testigos de Jehová que están allí tienen la misma Palabra de Dios, y continúan predicando las buenas nuevas fielmente. Los testigos de Jehová en otros países donde hay mayor libertad deben salir a predicar el mensaje del reino de Dios aun más extensamente y estar agradecidos de que ellos tienen tal oportunidad. No descuide la libertad que tiene de hablar en su territorio. A veces nuestros hermanos en países democráticos donde hay libertad de palabra no muestran tanto celo para ir de casa en casa como los publicadores que viven en países donde hay oposición continua.
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