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Viviendo como quienes pertenecen a JehováLa Atalaya 1978 | 15 de agosto
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Viviendo como quienes pertenecen a Jehová
“Tanto si vivimos como si morimos, pertenecemos a Jehová.”—Rom. 14:8.
1. ¿En qué asuntos debe estar en unidad la congregación cristiana?
LOS cristianos verdaderos están interesados en vivir en paz con las demás personas. (Rom. 12:18) Los miembros de la congregación cristiana hacen esto por medio de dar atención a las cosas más importantes y minimizar las cosas que no son esenciales para promover la fe. (1 Tim. 1:4) Entre las cosas importantes, se esfuerzan por tener unidad de fe y acción. Como ilustración de esta unidad, el apóstol Pablo señala al cuerpo humano. Tal como los miembros de un cuerpo saludable funcionan de manera unificada para el bien del cuerpo entero, lo cual le permite efectuar una obra que vale la pena, así sucede en la congregación cristiana. No debe haber divisiones en este “cuerpo,” sino que ‘sus miembros deben tener el mismo cuidado los unos de los otros.’—1 Cor. 12:25.
2. Aunque hay unidad, ¿por qué no ven y hacen todas las cosas del mismo modo los cristianos?
2 Sin embargo, esta unidad no es uniformidad. El hecho de que todos los cristianos creen en el único Dios Todopoderoso y en su Hijo Jesucristo, quien es Cabeza sobre la congregación, no hace que se parezcan cada uno a otro “como dos gotas de agua,” ni les hace hablar mecánicamente, como si fueran autómatas. No, cada uno tiene su personalidad singular, su propio punto de vista en asuntos que no son esenciales para la salvación. Cada uno difiere de los demás, más o menos, en su manera de arreglar los asuntos y de hacer las cosas, hasta en rutinas diarias del trabajo, en el esparcimiento y la diversión. Esto se debe, en gran medida, al hecho de que las circunstancias y los antecedentes de los individuos varían extensamente.
3, 4. ¿Cómo ‘vive para Jehová’ el cristiano verdadero?
3 No obstante, hagan lo que hagan los cristianos, han de hacerlo de todo corazón como para Jehová Dios. Un cristiano quizás no entienda plenamente por qué otro ve o hace las cosas de cierta manera. Pero se da cuenta de que Dios es el Juez de sus siervos. Y, tal como el cristiano trata de hacer todas las cosas como mejor entiende y puede, para agradar a Jehová, así atribuye a sus hermanos los mismos motivos guiados por la conciencia. El apóstol Pablo dice lo siguiente sobre esto:
“Ninguno de nosotros, de hecho, vive con respecto de sí mismo únicamente, y ninguno muere con respecto de sí mismo únicamente; pues tanto si vivimos, vivimos para Jehová, como si morimos, morimos para Jehová. Por consiguiente, tanto si vivimos como si morimos, pertenecemos a Jehová.”—Rom. 14:7, 8.
4 Hasta el cristiano más sincero y concienzudo tiene imperfecciones y faltas y por lo tanto no siempre permanece libre de hechos egoístas. Pero no es el gran fin suyo en la vida el hacerse rico o entregarse a una vida de placeres y comodidad. No está viviendo respecto de sí mismo o para sí mismo solamente. Lo que principalmente busca en la vida es agradar a Dios por medio de hacer Su voluntad. Está dispuesto a morir en cualquier tiempo si su muerte puede ser útil con relación al propósito de Dios. Y tal como ha vivido su vida como quien pertenece a Dios, así en la muerte Jehová lo cuenta como Suyo. De hecho, al afrontar la muerte ese cristiano está seguro de recibir la resurrección, porque Jehová ve como vivos, no como muertos, a los que lo hacen su Dios.—Mat. 22:31, 32; Rom. 4:17.
PERMITA QUE CADA UNO RIJA SUS ASUNTOS PERSONALES
5. (a) ¿Cuál es la obra más importante? (b) ¿Cómo debe el cristiano ver la manera en que otra persona usa su tiempo y energías?
5 La obra más importante que cualquiera puede hacer es ayudar a otros a obtener y mantener una buena posición o reputación ante Dios y Cristo. Pero también es necesario hacer otras cosas. El hombre que dedica tiempo a proclamar las “buenas nuevas” quizás decida construir un nuevo hogar, o ensanchar su hogar, para su familia. Por el hecho de que él dedica tiempo y dinero a hacer esto, otros cristianos no deberían concluir que necesariamente él sea materialista. Lo están juzgando si dicen: ‘Se está “enfriando” en su amor a la verdad.’ El hombre quizás haga esto debido a que cree que es un deber cristiano tener un hogar presentable, respetable, a la vista de la comunidad. Puede que use este hogar como lugar de reunión para un grupo de la congregación.
6. ¿Cómo pudiera ser posible que uno se hallara actuando como juez de su hermano, incorrectamente, respecto a formas de esparcimiento?
6 “Otro cristiano que obra a conciencia quizás escoja cierta forma de esparcimiento que no es incorrecta en sí misma. Él la mantiene en posición secundaria al servicio que rinde al Reino. Otros cristianos quizás no seleccionarían esa manera particular de recrearse como refrescante para ellos, sino que la considerarían una pérdida de tiempo. Pero estarían juzgando al cristiano si dijeran que él vive para sí mismo y no con relación a Jehová, o que está dividido entre ‘servir a Dios y las riquezas.’—Luc. 16:13.
7. ¿Por qué no puede el cristiano prescribir lo que es mejor para otra persona respecto a posesiones materiales?
7 Cada uno de nosotros tiene su propio punto de vista en cuanto a las cosas materiales que necesita o puede tener, mientras continúa poniendo en primer lugar los intereses del Reino, participando celosamente en la obra urgente de proclamar las “buenas nuevas” a otras personas. (Mat. 6:33; Mar. 13:10) Un hombre quizás posea una buena cantidad de bienes mundanos y todavía retenga el mando sobre ellos, de modo que los use para la alabanza de Jehová. Otro quizás sea de una naturaleza que no le permita controlar las riquezas y por eso se vea bajo la tentación de dejar que ellas lo aparten de las cosas espirituales. Tiene que ‘aporrear su cuerpo’ y aprender a ejercer dominio de sí mismo, teniendo presente su obligación principal de proclamar “las buenas nuevas.” (1 Cor. 9:16, 27) Pero otro cristiano no debe presumir de juez con relación a esta persona ni obrar como “conciencia” para ésta, aunque pudiera ofrecer ayuda bondadosa y consejo al que estuviera sucumbiendo a un amor al dinero.—1 Tim. 6:17.
NO MIRE A NADIE “SEGÚN LA CARNE”
8. ¿Cómo pueden tanto el pobre como el rico alborozarse en cuanto a sus posiciones respectivas en la verdad?.
8 Santiago el medio hermano de Jesús dice, a este respecto: “Que el hermano de condición humilde se alboroce a causa de su ensalzamiento, y el rico a causa de su humillación, porque cual flor de la vegetación pasará.” (Sant. 1:9, 10) El de condición humilde, que no tiene posesiones ni prominencia en este sistema de cosas, puede alborozarse porque en el mundo se le pasaba por alto, pero ahora se le considera como en el mismo nivel que el rico en el juicio de Dios y de sus compañeros cristianos. Es ‘conciudadano de los santos y miembro de la casa de Dios.’ (Efe. 2:19) Tiene las riquezas sobrepujantes de servir a Dios, y le espera la recompensa de la vida. El rico puede alborozarse por el hecho de que se le ha permitido ver que es inútil para él el gastar sus energías en la acumulación de riquezas. Desde su nueva posición en semejanza de Cristo, y humilde, puede comprender “el poder engañoso de las riquezas” y lo insensato que es confiar en ellas. (Mar. 4:19) Sabe que “las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” Ahora espera la misma recompensa que aguarda el de condición humilde.—2 Cor. 4:18.
9. ¿Por qué no deberíamos ‘conocer a ningún hombre según la carne’?
9 Con estas verdades como fundamento, el apóstol da la regla excelente para todos los cristianos: “[Cristo] murió por todos para que los que viven no vivan ya para sí mismos, sino para el que murió por ellos y fue levantado. Por consiguiente, de ahora en adelante nosotros no conocemos a nadie según la carne.” (2 Cor. 5:15, 16) Lo que cuenta con Dios es lo que el hombre es espiritualmente, no lo que parece que es desde un punto de vista carnal, material. Debemos apegarnos a esta manera de evaluar los asuntos.
10. ¿Por qué debemos tener presente que Cristo es Señor sobre los muertos y los vivos?
10 El hecho de que no sería correcto que el verdadero cristiano considerara los asuntos de ninguna otra manera lo muestran también las palabras del apóstol. Después de decir: “Pertenecemos a Jehová,” continúa: “Porque con este fin murió Cristo y volvió a vivir otra vez, para ser Señor tanto sobre los muertos como sobre los vivos.” (Rom. 14:9) Ahora como Señor, él puede ayudar a los cristianos a vivir su vida con buen éxito para las cosas de Dios. Puesto que él ha “vencido al mundo,” así también ellos pueden vencer. (Juan 16:33; Heb. 7:25) Como Señor sobre los muertos, Cristo tiene la autoridad y el poder de darles vida de nuevo. Consoladoramente, durante toda una vida de servir a Dios, y hasta en la muerte, jamás se les abandona.—Rom. 8:31-34, 38, 39.
11. ¿Por qué está completamente de más el que los cristianos se pongan a juzgar a sus hermanos?
11 Pablo no está diciendo estas cosas simplemente para repetir la esperanza que el cristiano ya debe poseer. Está usando este argumento como prueba de que está de más el que el cristiano juzgue a su hermano, porque ese hermano pertenece totalmente a Dios. Él presenta el punto de su argumento en unos cuantos versículos siguientes, diciendo:
“Pero, ¿por qué juzgas a tu hermano? ¿O por qué también menosprecias a tu hermano? Pues todos estaremos de pie ante el tribunal de Dios; porque está escrito: ‘“Vivo yo,” dice Jehová, “que ante mi toda rodilla se doblará, y toda lengua hará reconocimiento abierto a Dios.”’ De manera que cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios. Por lo tanto ya no andemos juzgándonos los unos a los otros.”—Rom. 14:10-13.
PRINCIPALMENTE, EVITE CAUSAR TROPIEZO
12, 13. ¿Cómo señalan tanto el apóstol Pablo como Jesucristo lo que cada uno debe hacer, en vez de hacerse juez?
12 En la congregación de Roma algunos habían estado juzgando las acciones y motivos de otros que tenían opiniones diferentes y escrúpulos de conciencia diferentes. Esto era incorrecto y peligroso para todos los que tenían que ver con ello. No le era agradable al gran Juez, delante del cual ninguno tenía una posición de preferencia. Pablo muestra un camino mucho mejor. A los que se inclinaban a juzgar, ahora dice: “Más bien hagan que esto sea la decisión suya [o “juzgad,” Valera]: el no poner delante de un hermano tropiezo ni causa para dar un traspié.”—Rom. 14:13.
13 Podían sacar buen provecho de la propensión que tenían a juzgar a otros por medio de juzgarse a sí mismos en vez de eso y resolverse a supervisar su propio comportamiento más de cerca. Jesús había advertido: “Dejen de juzgar para que ustedes no sean juzgados; porque con el juicio con que ustedes juzgan, serán juzgados. . . . ¿Cómo puedes decir a tu hermano: ‘Permíteme extraer la paja de tu ojo’; cuando ¡mira! hay una viga en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Primero extrae la viga de tu propio ojo, y entonces verás claramente cómo extraer la paja del ojo de tu hermano.”—Mat. 7:1-5; compare con 1 Corintios 11:31; 2 Corintios 13:5.
14. ¿Qué significa el hacer que un hermano ‘tropiece’? Dé un ejemplo.
14 El hacer que otro tropezara sería incitarlo a pecar, puesto que en la Biblia el pecado se representa como una caída. (1 Cor. 10:12; 1 Tim. 6:9; compare con Mateo 5:27-30.) Un cristiano pudiera hacer que un hermano tropezara de este modo: Pudiera hacer algo para lo cual tiene libertad cristiana, sin primero asegurarse de si esto pudiera herir la conciencia del hermano. Por ejemplo, puede ser que este hermano tenga escrúpulos de conciencia con relación a las bebidas alcohólicas. Pero el cristiano quizás beba delante del hermano, o le ofrezca una bebida. El hermano pudiera pensar: ‘Bueno, él es un cristiano maduro, así que quizás yo pueda seguir el ejemplo que me pone.’ De modo que se envalentona, y lo hace. Pero al mismo tiempo su conciencia le está diciendo que no es correcto. Lo está condenando. Él no está obrando por fe, ni como para Dios. Por lo tanto, se le ha causado tropiezo. Su conciencia está herida y él se siente abatido porque le parece que ha pecado. Puede hacérsele difícil recobrarse.—1 Cor. 8:12, 13; Rom. 14:23.
15. ¿Qué pecado por parte de un compañero de creencia pudiera ser causado por la insistencia del cristiano en hacer algo porque tiene “derecho” a hacerlo?
15 O pudiera suceder que la acción del cristiano al insistir en la “libertad” que tiene para hacer algo que bajo circunstancias normales tiene el derecho de hacer llevara al que tiene la conciencia débil a hacerse juez de él. Su imprudente ejercicio de tal “libertad” pudiera hacer que el más débil empezara a abrigar falsas sospechas y celos. Esto pudiera poner en peligro la paz y unidad de la congregación.
16. ¿Por qué se retrae un cristiano de hacer algunas cosas que otro considera perfectamente correctas?
16 Pablo da la razón por la cual un cristiano pudiera decidir no hacer algo que para el otro es perfectamente correcto hacer: “Yo sé y estoy persuadido en el Señor Jesús de que nada de sí mismo es contaminado; solo donde el hombre considera que algo es contaminado, para él es contaminado.”—Rom. 14:14.
17, 18. (a) ¿Qué amplia libertad tiene el cristiano, como lo ilustra el apóstol Pablo? (b) ¿Por qué no podían ejercer esta libertad plenamente algunos cristianos primitivos?
17 El apóstol muestra la amplia libertad que los cristianos realmente tienen cuando habla de los alimentos, que, dice él, “Dios creó para que participen de ellos con acción de gracias los que tienen fe y conocen la verdad con exactitud.” “La razón de esto,” continúa, “es que toda creación de Dios es excelente, y nada ha de desecharse si se recibe con acción de gracias, porque se santifica por medio de la palabra de Dios [que la aprueba] y oración tocante a ello.”—1 Tim. 4:3-5.
18 Lo que Dios ha creado y designado con cierto propósito, como los alimentos, es cosa excelente, y el cristiano puede comer cualquier alimento sin pecar... es limpio. Pero algunos individuos, especialmente de entre los miembros judíos de la congregación cristiana primitiva, tenían conciencias débiles con relación al punto de los alimentos que habían sido prohibidos bajo la ley mosaica. (Hech. 10:14, 15) Aunque otros cristianos explicaban el asunto, el uso por largo tiempo y la costumbre hacían que fuera difícil para la conciencia de ellos considerar limpio aquel alimento. Por supuesto, ellos no tenían que comerlo. Pero otra persona pudiera darse cuenta de que Dios había declarado que la Ley estaba abolida con el sacrificio de Jesús como base, y que por lo tanto todos los alimentos eran “legales” y limpios. Por eso podía comer con sinceridad, dando gracias a Dios por sus provisiones.
19, 20. (a) Describa la diferencia entre las cosas que hay que hacer y las cosas que son opcionales para el cristiano. (b) ¿Cómo puede el cristiano que está resuelto a ejercer su libertad cristiana ‘no estar andando ya según el amor’?
19 Sin embargo, ¿debería el cristiano que tuviera este conocimiento comer en presencia del cristiano judío? Pablo responde: “Si por causa de alimento se contrista tu hermano, no andas ya de acuerdo con el amor. No arruines por tu alimento a aquel por quien Cristo murió.”—Rom. 14:15.
20 Aunque el ejemplo que se usa aquí es el de alimento, el principio abarca cualquier cosa que tuviéramos derecho a hacer, y que sin embargo fuera asunto opcional. Sin embargo, hay cosas que por mandato de Dios hay que hacer, y que tienen que ver con la integridad, la justicia y la obediencia. Estas son las ‘cosas importantes.’ (Fili. 1:10) Ningún cristiano puede, apropiadamente, transigir ni fracasar con relación a estos puntos. Pero el seguir adelante tercamente en asuntos de preferencia u opinión personal, sin tomar en consideración los sentimientos de otros cristianos, no es obrar en armonía con el amor. Lo que no se hace por amor no tiene valor para el que lo hace.—1 Cor. 13:1-3.
21. ¿Qué efecto pudiera tener en otra persona la acción que despliega falta de consideración?
21 Además, sería muy imprudente una acción que desplegara testarudez. Pudiera causar dolor a otro hermano, aunque la opinión del hermano de que el acto fuera incorrecto no tuviera buena base. Él pudiera desanimarse, encolerizarse, hasta quedar asqueado. El daño pudiera llegar hasta el extremo de arruinar su fe. Cristo, quien dio su vida por la humanidad, es el Dueño de él. (Jud. 4) Él cuenta a este hermano, comprado por Su sangre, como precioso a él, y ciertamente no se complacerá con el que, por insistir en su propia opinión, o juzga a su hermano, o da causa para que él dé un traspié.—Compare con Mateo 18:6, 14.
22. Entonces, ¿qué proceder deberíamos estar resueltos a adoptar?
22 Por vivir para Jehová, pues, sabemos que “todas las cosas [que Dios ha provisto para que las usemos o hagamos] son lícitas; pero no todas las cosas son ventajosas [depende del tiempo, las circunstancias, y lo que sea para el bienestar de otros]. Todas las cosas son lícitas; pero no todas las cosas edifican. Que cada uno siga buscando, no su propia ventaja, sino la de la otra persona.”—1 Cor. 10:23, 24.
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Adorne la enseñanza de Dios en todas las cosasLa Atalaya 1978 | 15 de agosto
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Adorne la enseñanza de Dios en todas las cosas
“El reino de Dios no significa el comer y el beber, sino justicia y paz y gozo con espíritu santo.”—Rom. 14:17.
1. ¿Qué factores que pudieran ser fuente de dificultades existen en toda congregación cristiana?
EN CUALQUIER grupo de personas existen diferencias de opinión, gusto y modo de pensar o de sentir interior. Esto es cierto también entre los cristianos sinceros. Estas variaciones pueden perturbar la paz y unidad de la congregación si sus miembros ven su propia opinión como superior o como la opinión a la cual todos deben amoldarse.
2, 3. (a) ¿De qué clase eran las diferencias que existían en la congregación de Roma? (b) En esencia, ¿cuál fue el consejo que dio Pablo a las personas de la congregación que diferían en ciertas opiniones?
2 En el capítulo 14 de Romanos, el apóstol Pablo trata de las diferencias de opinión que había en la congregación cristiana de Roma. Estas tenían que ver con cosas que afectaban la conciencia... diferencias que algunos pensaban que tenían que resolverse definitivamente, fuera de un modo o de otro, para que se llevara a cabo la verdadera adoración de Dios. Las enseñanzas fundamentales de la Biblia no estaban envueltas en esto. Los asuntos en disputa tenían que ver con interpretaciones de conciencia sobre actividades cotidianas de la vida, cosas que eran de menor importancia. El apóstol señaló que los cristianos maduros tienen amplia latitud o libertad en estas cosas. Pero también advirtió contra el ejercicio desenfrenado de esta libertad o el que un cristiano intentara imponer restricciones a la libertad de otro.
3 En armonía con su conciencia, un cristiano pudiera haber pensado que tenía libertad para ejercer cierto derecho. Sin embargo, Pablo estimuló a tal persona a mantener bajo control sus acciones si sabía que éstas ofendían la conciencia de un hermano. Viendo el asunto desde el otro lado, al que tuviera una conciencia demasiado tierna en algunos respectos se le aconsejaba que no condenara a su hermano por hacer lo que las Escrituras permiten, aunque él mismo no pudiera hacerlas con conciencia tranquila.
PUDIÉRAMOS PERJUDICAR NUESTROS PROPIOS INTERESES
4. ¿Qué bien trata de hacer el cristiano?
4 El apóstol entonces dice: “No dejen, pues, que del bien que ustedes hacen se hable con daño para ustedes.” (Rom. 14:16) El cristiano se esfuerza mucho por hacer el bien, por ‘en todas las cosas adornar la enseñanza de nuestro Salvador, Dios,’ ante los ojos de toda persona, para que todos consideren con el mayor respeto la enseñanza cristiana. (Tito 2:10) Él desea que su vida sea un testimonio vivo a favor de lo que él y la congregación enseñan, como aconseja el apóstol Pedro: “Tengan una buena conciencia, para que en aquello mismo en que hablen contra ustedes queden avergonzados los que hablan con desprecio de su buena conducta en lo relacionado con Cristo.”—1 Ped. 3:16.
5. ¿Cómo pudiera ser que de algo “bueno” que el cristiano hiciera se hablara para perjuicio de él?
5 Pues bien, habiendo sido tan cuidadoso el cristiano en todos estos asuntos relacionados con el vivir cristiano, ¡qué lástima sería destruir esta buena influencia a favor de la adoración verdadera por medio de insistir en hacer algo que en sí mismo es enteramente correcto —“bien”— pero que parece incorrecto a los ojos de un hermano cristiano extremadamente sensitivo! El hermano pudiera tender a hablar con desprecio acerca de esto a otros. O pudiera suceder que algún acto que el cristiano hiciera fuera interpretado mal por la comunidad entera. Este acto no sería uno que fuera incorrecto en sí mismo. Pero, debido a que otros lo condenan, ellos pudieran perjudicar la buena reputación del cristiano. Esto pudiera reflejarse en oprobio al mensaje de las “buenas nuevas,” que la congregación proclama y enseña con esfuerzos tan grandes por parte de ella. Por esta razón, sería mejor que el cristiano se restringiera de participar en el disfrute o práctica de ciertas libertades, hasta libertades correctas, cuando en este punto la conciencia de otro cristiano pudiera ser débil.
6. ¿Qué consejo se da al cristiano que tiene una conciencia extremadamente escrupulosa?
6 Por otra parte, también es esencial que el cristiano que tenga una conciencia extremadamente escrupulosa se restrinja de criticar a otro, que está usando su libertad, y en realidad no está cometiendo un mal. Él está juzgando a su hermano. Debe ajustar su punto de vista. (Compare con 2 Corintios 13:11.) Pues, si no hace esto, continuará perturbando la paz de la congregación. Porque juzga a su hermano, tiene que llevar gran parte de la culpa por la dificultad que cause su actitud de criticar. En vez de eso, debería esforzarse por llegar a ser plenamente maduro y estar firmemente establecido, de modo que su fe llegue a estar fuerte en todo punto; para que no esté inclinado a tropezar o a condenar a otros. Si no progresa de este modo, puede ser una fuente constante de dificultades y puede causar oprobio a las “buenas nuevas.”—Heb. 5:12-14: Sal. 119:165.
EL REINO DE DIOS CONSISTE DE COSAS MÁS IMPORTANTES
7, 8. ¿Qué quiere decir esta declaración del apóstol Pablo: “El reino de Dios no significa el comer y beber”?
7 El apóstol llega al punto de importancia central del asunto cuando dice: “Porque el reino de Dios no significa el comer y el beber, sino justicia y paz y gozo con espíritu santo.” (Rom. 14:17) La adoración verdadera y lo que se relaciona con el reino de Dios y su congregación no tienen como centro estos asuntos físicos. Como dijo Jesús: “Nada hay que entre en el hombre de fuera de él que pueda contaminarlo; mas las cosas que proceden del hombre son las cosas que contaminan al hombre.”—Mar. 7:15.
8 Esto se puede decir de muchas otras cosas de la vida. El vestido y el arreglo personal, el entretenimiento, el empleo y otros asuntos personales no son las cosas esenciales “para el adelantamiento de las buenas nuevas.” (Fili. 1:12) Si no hay violación efectiva de las Escrituras y si se despliega moderación por medio de evitar los extremos o envolvimientos con los malos hechos mundanos, entonces estos asuntos de la vida cotidiana no están dentro de la esfera de lo que debería llevarnos a ser juzgados por nuestros hermanos.—Compare con Proverbios 11:2.
9. ¿Cómo es el reino de Dios “justicia y paz y gozo con espíritu santo”?
9 Es la enseñanza acerca del reino de Dios lo que lleva a la producción del muy superior fruto de la justicia en sus proclamadores y en los que oyen el mensaje. (Tito 2:12; 1 Ped. 2:11) Cada persona debe estar dispuesta a ceder en lo referente a su propia voluntad y deseos y las cosas de que particularmente disfruta por la paz de la congregación. Si un cristiano realmente permite que el espíritu santo trabaje en él y lo dirija, tendrá gozo debido a que puede confiar en que está agradando a Dios. El designio del reino de Dios es promover estas cosas vitales del espíritu.—Rom. 8:6, 13.
10. En vista de lo que el reino de Dios significa, ¿de qué manera es a este respecto aceptable a Dios y aprobado por los hombres el cristiano que sirve como esclavo de Cristo?
10 El cristiano maduro, en vista de que tiene estas metas majestuosas, concentra su atención en los asuntos que verdaderamente tienen que ver con las características y principios del reino de Dios. “Pues el que en este respecto sirve al Cristo como esclavo es acepto a Dios y tiene aprobación entre los hombres.” (Rom. 14:18) Si sirve como esclavo para Cristo en la promoción de estas cosas importantes, ciertamente tendrá la aprobación de Dios, y otros cristianos lo amarán por lo razonable que es y el buen sentido que despliega. Su derrotero de vida lo recomendará a la gente de afuera. Aunque algunos quizás no deseen hacerse cristianos, la conducta de él se recomendará a sus conciencias.—2 Cor. 4:2.
BUSQUE LA PAZ DE LA CONGREGACIÓN
11. En vez de criticarse unos a otros, ¿a qué deben dar toda su energía los miembros de la congregación?
11 “Por eso, pues,” dice el apóstol, “esforcémonos por alcanzar las cosas que contribuyen a la paz y las cosas que sirven para edificar los unos a los otros.” (Rom. 14:19) Así, él aconseja a los de la congregación que pongan a un lado toda causa de contienda y que vivan en armonía unos con otros. Lo que pide de ellos es que hagan las cosas que llevan a la edificación de unos a otros espiritualmente, en vez de criticar o, por otra parte, insistir tercamente en un derecho personal... las cosas que derriban a otros. Pablo recomienda que obren de tal manera que todos puedan “alcanzar la unidad en la fe y en el conocimiento exacto del Hijo de Dios, a un hombre hecho, a la medida de estatura que pertenece a la plenitud del Cristo,” y “por el amor crezcamos en todas las cosas en aquel que es la cabeza, Cristo.” Entonces todos pueden participar juntos en unidad y, con verdadero vigor y eficacia, llevar el mensaje de la salvación a la humanidad.—Efe. 4:13, 15.
12. ¿Cómo puede el cristiano evitar ‘derribar la obra de Dios’?
12 Los que han llegado a tener conocimiento de la verdad son la obra de Dios. Los siervos de Dios también han dedicado mucho tiempo y esfuerzo a enseñar a éstos, con gran cuidado y ternura. Ellos son el “campo de Dios bajo cultivo, edificio de Dios.” (1 Cor. 3:9) ¿Pudiera cualquier cristiano ser tan irrespetuoso y destructivo como para derribar esta obra? El apóstol advierte: “Deja de estar derribando la obra de Dios simplemente por causa de alimento. Cierto, todas las cosas son limpias [porque la ley mosaica respecto a cosas limpias e inmundas fue abolida por medio de Cristo], pero le es perjudicial al hombre que con ocasión de tropiezo come. Es bueno no comer carne, ni beber vino, ni hacer cosa alguna por la cual tu hermano tropiece.” (Rom. 14:20, 21) Al conducir a otra persona, por nuestro ejemplo, a adoptar un proceder que sea contrario a su conciencia, o al tratar de obligar a otra persona a seguir nuestra manera preferida de hacer las cosas, podemos derribar toda la buena obra que el espíritu de Dios ha logrado en esa persona, aunque nosotros mismos no nos demos cuenta del daño que estamos haciendo.—Compare con 1 Corintios 3:17.
BUSQUE LA GLORIA DE DIOS, NO AGRADARSE A SÍ MISMO
13. ¿Cómo debe uno tener su fe ‘de acuerdo con uno mismo a la vista de Dios’?
13 La conclusión a que hay que llegar, pues, es ésta: “La fe que tienes, tenla de acuerdo contigo mismo a la vista de Dios.” (Rom. 14:22) La fe que se menciona aquí se refiere al asunto que se está considerando. Obviamente, no significa fe en el reino de Dios y las cosas importantes que están relacionadas con él, porque esta fe debe proclamarse abiertamente a todos. (Mat. 28:19, 20) Pablo se refiere a la fe que el cristiano tiene en que el sacrificio de Cristo nos ha librado de restricciones anteriores, tales como el comer ciertos alimentos y observar ciertos días... cosas que no son los verdaderos elementos del reino de Dios, sino que ahora son sencillamente asuntos de preferencia u opinión personales. (Gál. 4:8-11) De modo que el consejo es: ‘No obligue a otros a adoptar su opinión.’ Si usted sabe que en la mente de algunos hay una duda en cuanto a lo correcto de cierta cosa que usted sabe que no es incorrecta, usted no debe esforzarse por vencerlos, o hacer un despliegue de su propia “libertad.” Entonces Dios respetaría la actitud de consideración que usted manifiesta. Entendería por qué usted se retrae de ejercer lo que en realidad es un derecho cristiano. Pero si usted supiera que el hacer tal cosa no causaría dolores de conciencia en otros, usted pudiera proceder a hacerla. Dios comprendería que usted tiene una conciencia bien entrenada y despliega buen juicio. De una manera o de la otra, Dios vería la sinceridad de su fe. El juicio de él es lo que cuenta. Él ve que usted obra tanto por conciencia como con amor en el ejercicio de su fe.
14. ¿Por qué es feliz el hombre que “no se impone juicio por lo que aprueba”?
14 Ahora bien, al otro que por conciencia vacila en cuanto a dar cierto paso, el apóstol pasa a decir: “Feliz es el hombre que no se impone juicio por lo que aprueba.” (Rom. 14:22) Al nunca ir contra su conciencia, el cristiano tendrá tranquilidad mental, paz mental. Pero si tiene dudas acerca de cierto proceder, entonces, sin vacilar debe rechazarlo o abandonarlo. Sea lo que sea que la persona apruebe, tal cosa no debe violar su conciencia, por atractiva que sea, o prescindiendo del argumento que otra persona quizás presentara. Por otra parte, si uno descubre que el argumento se basa en las Escrituras y se convence cabalmente de que es correcto, entonces puede ajustar en armonía con eso el punto de vista que abriga, que se amolda a su conciencia.—Rom. 14:5.
15. (a) ¿Cómo se condena el hombre si sigue adelante y hace algo cuando tiene dudas en cuanto a que sea correcto? (b) ¿Cómo puede mejorar la calidad de su conciencia? (Efe. 3:14-19; 1 Tes. 5:11)
15 “Mas si tiene dudas, ya es condenado si come, porque no come por fe. En realidad, todo lo que no es por fe es pecado.” (Rom. 14:23) El apóstol dirige esta declaración a los que afirman que son cristianos, no a incrédulos. Lo que la persona hace debe ser algo que de ninguna manera produzca incomodidad en su conciencia. Si su conciencia le molesta, la persona está condenada en sí misma. Y debe constantemente esforzarse por tener un cuadro claro de la fe cristiana, para lograr una conciencia más equilibrada. Aunque no todo lo que el cristiano hace tiene conexión directa con la proclamación de las “buenas nuevas,” lo que hace, hasta en la recreación y el esparcimiento, lo hace con el punto de vista de edificarse a sí mismo y edificar a otros.
16. Para ‘hacer todas las cosas para la gloria de Dios,’ ¿qué debe hacer el cristiano antes de dar cualquier paso?
16 Resumiendo, el consejo sabio del apóstol es: “Hagan todas las cosas para la gloria de Dios.” (1 Cor. 10:31) Antes de dar cualquier paso, pregúntese: ‘¿Hará esto que haya paz en la congregación, de modo que el espíritu de Dios funcione libremente entre todos?’ ‘¿Será mi acción de tal índole que no cause oprobio al nombre de Dios y Cristo?’ ‘¿Edificará y no derribará la obra de Dios en la congregación?’ Ciertamente feliz es el cristiano que puede mantener su vida en plena armonía con una conciencia correcta, equilibrada, limpia, delante de Dios. Ese cristiano es una bendición a la congregación de Dios.
[Ilustración de la página 20]
En vez de persuadir a otro para que obre en contra de su conciencia, debemos dejar que espíritu santo lo guíe mientras estudia la Palabra de Dios
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