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  • El entender la Palabra de Dios significa vida
    La Atalaya 1954 | 1 de diciembre
    • Los siguientes versículos, Hechos 8:32-35 (NM), nos dicen: “Ahora, el pasaje de la Escritura que estaba leyendo en voz alta era éste: ‘Como oveja fué conducido al degüello, y como cordero que es mudo ante su esquilador, así él no abrió la boca. Durante su humillación la justicia fué quitada de él. ¿Quién dirá los detalles de su manera de vida? Porque su vida es quitada de la tierra.’ En respuesta el eunuco dijo a Felipe: ‘Le ruego, ¿Acerca de quién dice esto el profeta? ¿Acerca de sí mismo o acerca de algún otro hombre?’ Felipe abrió la boca y, empezando por este texto de la Escritura, le declaró las buenas nuevas acerca de Jesús.”

      Con sólo leer esta profecía no se hizo cristiano este prosélito judío, pero al explicarle Felipe su significado él entendió y creyó y aceptó el cristianismo y se dedicó a hacer la voluntad de Dios, bautizándose en el nombre de Cristo Jesús sin más demora.

      Ahora, ¿no es razonable concluir que así como Dios suministró ayuda para los que deseaban entender su Palabra en ese entonces él haría lo mismo ahora? Ciertamente que sí. Él ha suministrado un instrumento, una organización, que sirve como siervo suyo para traer a la gente luz sobre la Biblia. En realidad, Jesús, en su gran profecía concerniente a su segunda presencia y el fin de este viejo mundo o sistema de cosas, predijo que habría tal organización haciendo obra de siervo. Mateo 24:45-47 declara: “¿Quién es verdaderamente el esclavo fiel y discreto, a quien su amo asignó sobre sus domésticos para darles el alimento al debido tiempo? Feliz es aquel esclavo si al llegar su amo le hallare haciéndolo así. De cierto les digo: Lo nombrará al cargo de todos sus bienes.”

      Ese siervo u organización semejante a esclavo ha publicado y continúa publicando, no sólo Biblias, sino también muchas ayudas de estudio bíblico con el propósito de ayudar a todos los hombres de buena voluntad a leer sus Biblias con entendimiento. La principal entre estas ayudas es La Atalaya, un ejemplar de la cual usted tiene en la mano. Estúdiela y entérese de la provisión que Dios ha hecho para vida eterna.

  • La muerte—¿una puerta a qué?
    La Atalaya 1954 | 1 de diciembre
    • La muerte—¿una puerta a qué?

      ¿Es la muerte un enemigo o un amigo? ¿Un callejón sin salida o una puerta a la vida? ¿Qué condiciones aguardan a los muertos? ¿Son bendecidos? O ¿están angustiados? O ¿están en paz? ¿Quiénes, si es que algunos, van al cielo? ¿Ha vuelto alguna vez alguien de la región misma de la muerte para describirla? ¿Hay esperanza de que alguien vuelva de allí alguna vez? Muchas y variadas son las opiniones de los hombres, pero ¿qué dice la Biblia? Este artículo da la respuesta autorizada de ésta.

      “LA MUERTE es algo para lo cual la mayor parte de nosotros no estamos preparados. Es algo que simplemente no está en armonía con nuestro arreglo de cosas.” Así habló el eminente deán Pike, de la catedral de San Juan el Divino de Nueva York, en un sermón dominical al principio de este año. Y es cierto, la mente humana retrocede instintivamente al sólo pensar en la muerte u oírla mencionar. Continúa el deán Pike: “Disimulamos nuestra inquietud empleando frases gratas al oído—‘ella pasó a mejor vida’ o ‘pasó de esta existencia’—o mediante la bondadosa jerigonza del empresario de pompas fúnebres profesional que establece una bruma de vaguedad con habla acerca de ‘sueño’ y habla acerca de ‘paraíso’ sin ninguna definición cuidadosa.”

      Una muestra de las definiciones que se han tratado de dar describe un cuadro vívido de la mente humana en busca de alguna escapatoria de lo inevitable. La muerte ha sido llamada una “aventura gloriosa . . . un adelantamiento divino,” “la entrada a otra forma de existencia,” “la puerta abierta a la libertad eterna.” Otros aseguran osadamente: “Creo que el estado consciente personal sobrevive al choque de ese episodio físico que llamamos muerte.” “No moriré en ninguna parte de mí, de ningún modo. El conjunto de Mí, del verdadero Mí, Mí mismo, escapará de la muerte.” “Por lo tanto puedo tener esperanza y aun creer . . . que ‘no hay muerte—lo que parece serlo es transición.’”

      “Y, exactamente, ¿cómo se propone usted escapar de la muerte?” pregunta el escéptico. Con una sonrisa benigna su amigo religioso le informa: “Pues, mi buen hombre, usted no muere verdaderamente. El usted interior, su alma inmortal, esa chispa inmortal de Dios dentro de usted, vive eternamente.” Dice una autoridad católica: “El alma es la diferencia entre un cadáver y un ser viviente . . .. Está dotada de facultades espirituales, . . . las cuales la capacitarán a vivir y funcionar cuando se separe del cuerpo. No siendo material, jamás puede ser destruída.” Entonces, ¿qué le sucede en la muerte? Dice una autoridad presbiteriana: “Las almas de los justos, siendo entonces hechas perfectas en santidad, se reciben en los cielos más altos, . . . y las almas de los inicuos son arrojadas al infierno.” Y ¿qué les aguarda allí? Contesta el evangelista Billy Graham: “El cielo es un lugar literal, . . . cuán glorioso lugar será—con calles de oro, las puertas de nácar . . . y el árbol dando una clase diferente de fruto cada mes.” En cuanto al infierno: “Habrá lloro y lamento y crujido de dientes. Creo . . . que hay fuego literal en el Infierno, pero si no hay fuego literal en el Infierno, entonces la Biblia está hablando acerca de algo mucho peor cuando habla de las llamas del Infierno. No importa lo que sea, será algo tan horrible que no puede expresarse en el lenguaje del hombre.”

      Pero muchas personas se encuentran atrapadas en medio, por decirlo así, creyéndose indignas del cielo y seguramente como no merecedoras del infierno. Para éstas, la doctrina católica suministra un nicho conveniente: “Es un pensamiento mucho más agradable,” opinan, “el que haya personas que no sean lo bastante buenas para el cielo, y sin embargo no sean lo bastante malas para el infierno, y que a éstas se les envíe al purgatorio hasta que se les purifique suficientemente para el cielo.”

      ¿Qué prefiere usted? ¿Cuál de estas ideas le estimula más a usted a llevar una vida religiosa? La amenaza de un futuro ardiente se considera indispensable por muchas organizaciones para conseguir y retener conversos. Por ejemplo “el detallado cuadro del Cielo” que Billy Graham pintó y al que ya se hizo referencia “hizo que 145 oyentes se pusieran de pie para comprometerse a Cristo. Pero 350 se alistaron en la noche que describió el Infierno.”

      ¿Cómo lo dejan a usted tales enseñanzas? ¿Satisfecho? O ¿temeroso? Quizás alguien pregunte: “¿Cómo puede un Dios de amor atormentar a los hombres, aun a los inicuos, eternamente?” Al notar como se horrorizó el mundo civilizado por la locura maniática de Hitler, que asaba a la gente viva en enormes hornos, se pregunta: “¿Es Dios peor que Hitler? Por lo menos las víctimas de éste con el tiempo sucumbían al olvido misericordioso. Se nos dice que Dios ni siquiera permite eso a sus víctimas ¡sino que tienen que asarse y freirse y cocerse y chamuscarse

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