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  • Cómo beneficia la resurrección a todos los muertos que están en el infierno
    La Atalaya 1973 | 15 de abril
    • a fin de ser atormentado allí para siempre en lugar del género humano? No podrían haber querido decir eso, porque en las palabras que siguen inmediatamente después decían: “al tercer día resucitó de entre los muertos.” Por lo tanto ellos mismos, así como también el apóstol Pedro, confiesan que, en el caso de Jesucristo, el “infierno” (infernus) no es un lugar del cual los humanos muertos, una vez que hayan entrado en él, no puedan salir nunca. Jesús no sintió tormento alguno allí.

      30, 31. (a) Según Eclesiastés 9:5, 10, ¿cuál fue la experiencia de Cristo allá abajo en el “infierno,” y por lo tanto él estaba como si estuviera haciendo qué? (b) Puesto que a Jesucristo se le llama “las primicias” de los muertos en el “infierno,” esto significa ¿qué? para todos los otros que están allí.

      30 Jesucristo estuvo en el “infierno” (Hades o Seol) durante partes de tres días (Nisán 14-16, 33 E.C.). Como nos dice Eclesiastés 9:5, 10, mientras estuvo allí no estaba consciente de nada. Allí no halló trabajo, razón, sabiduría ni conocimiento. Aunque realmente estaba muerto, estaba como si estuviera dormido, inactivo, inconsciente de todo. Por eso el apóstol cristiano Pablo escribe lo siguiente acerca de la resurrección de Cristo de entre los muertos: “Pero ahora Cristo se ha levantado de entre los muertos, las primicias de los que duermen.” (1 Cor. 15:20, Douay) Entonces la resurrección realmente benefició a Jesucristo, que estaba muerto en el “infierno” (Hades o Seol). Y por esa razón Dios el Todopoderoso tiene propuesto que la resurrección beneficie a todos los otros muertos que están en ese “infierno.” Jesucristo solo fue “las primicias” de los que duermen allí en la muerte. Se despertará a la cosecha cabal de muertos humanos y se les hará salir al tiempo señalado de Dios. Esta es la idea clave en las inspiradas palabras del apóstol Pablo:

      31 “Pues por un hombre vino la muerte, y por un hombre la resurrección de los muertos. Y como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados.”—1 Cor. 15:21, 22, Douay.

      32. El hecho de que el “infierno” es un lugar del cual hay liberación lo indican ¿qué palabras de Jesús en Revelación 1:17, 18?

      32 El hecho de que el “infierno” (Hades o Seol) es el lugar del cual todos los muertos han de ser soltados por una resurrección nos lo aseguran las palabras del resucitado Jesucristo. Alrededor del año 96 E.C., o treinta y dos años después de la quema de Roma por el emperador Nerón, el resucitado Jesucristo se le apareció al apóstol Juan en una visión. Se expone esta visión en el último libro de la Biblia, que se llama el Apocalipsis o la Revelación, y en ella Jesús le dice al apóstol Juan: “Yo soy el primero y el último, y estoy vivo, y estuve muerto, y he aquí que estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del infierno [latín, infernus].”—Apo. Rev. 1:17, 18, Douay.

      33, 34. (a) ¿Qué muestra si los parientes y amistades tendrán que pagarle dinero a Jesucristo antes que él use las llaves para librar a los que están en la muerte y en el infierno? (b) ¿De qué fue librado Jesucristo mismo, y por qué le ha encomendado Dios las “llaves”?

      33 Puesto que tiene las “llaves de la muerte y del infierno,” ¿es el propósito del resucitado Jesucristo mantener a los que están en la muerte y en el infierno encerrados para siempre? ¿O primero tendrán que pagarle dinero los parientes o amistades de los difuntos antes que él use las llaves y deje salir a los que están en la muerte y en el infierno? ¡Qué egoísta y mercantilista sería el que se aprovechara así de tener las “llaves de la muerte y del infierno”!

      34 Rechazando por completo semejante idea, Jesús dijo a sus apóstoles: “El Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir, y para dar su vida como redención por muchos.” (Mat. 20:28, Douay) Cuando Jesucristo estuvo en la Tierra como hombre, nunca cobró ni una sola moneda denario de plata por levantar de entre los muertos a cualquiera de las personas muertas que él hizo volver a la vida. No el mantener a los muertos encerrados para siempre, sino el librarlos amorosa y gratuitamente, ése es el propósito del resucitado Jesucristo respecto al uso de las “llaves de la muerte y del infierno.” Dios mismo, que resucitó a su Hijo Jesucristo del “infierno,” le encomendó esas “llaves” con ese mismísimo propósito.

      35. (a) ¿Qué dijo Jesús respecto al tiempo gozoso en que ha de usar la llave del “infierno”? (b) ¿Por qué o de qué manera es beneficioso el propósito de la resurrección?

      35 Esperando con interés ese tiempo que será gozoso para él, Jesucristo les dijo a los judíos: “Como el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado al Hijo también tener vida en sí mismo. Y le ha dado poder para ejecutar juicio, porque es el Hijo del hombre. No os maravilléis de esto; porque viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán la voz del Hijo de Dios. Y los que han hecho cosas buenas, saldrán a la resurrección de vida; pero los que han hecho mal, a la resurrección de juicio.” (Juan 5:26-29, Douay) Claro está que esa resurrección de todos los muertos que están en el “infierno” es para beneficio de ellos. Solo es después que cualesquiera de los que hayan sido resucitados del “infierno” vuelvan voluntariosamente a la comisión de maldades que el haber sido resucitado vendrá a parar en el caso de ellos en un juicio de condenación a la destrucción eterna. De modo que el propósito de la resurrección es beneficioso; tiene en mira el beneficio eterno de los muertos. Les hace accesible la oportunidad de disfrutar de la vida eterna en el nuevo orden de Dios.

      36, 37. ¿A quién se le dio una visión del tiempo en que ya no habrá “infierno,” y qué descripción dio él de la escena?

      36 En esa misma Revelación o Apocalipsis que el apóstol Juan recibió, el resucitado Jesucristo dio un cuadro del tiempo en que ya no habrá “infierno.” Esto es después que haya sido destruido este viejo sistema mundano de cosas, y Dios crea nuevos cielos y una nueva tierra, es decir un nuevo gobierno celestial y una nueva sociedad humana terrestre. Describiendo la maravillosa escena, Juan escribe:

      37 “Y vi un gran trono blanco, y a uno que estaba sentado sobre él, de cuyo rostro huyó la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie en la presencia del trono, y fueron abiertos los libros; y fue abierto otro libro, que era el libro de la vida; y los muertos fueron juzgados por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el infierno [latín, infernus] entregaron sus muertos.”—Apo. Rev. 20:11-13, Douay.

      38. (a) Así que, ¿cómo será puesto fuera de existencia el “infierno,” y cómo representa esto la Revelación? (b) ¿Cómo se hará que cesen la “muerte” y la iniquidad?

      38 Ah, sí, cuando el “infierno” (Hades o Seol) haya entregado el último muerto que haya en él, por la resurrección de todos los muertos por quienes Jesucristo dio su vida humana como redención, entonces ya no habrá más infierno. En toda la redondez de la Tierra, los habitantes no verán ni un solo cementerio ni un marcador sepulcral. El sepulcro común del género humano habrá sido destruido para siempre. Por eso Apocalipsis Rev. 20:14, 15, Douay, pasa a decir: “Y el infierno [latín, infernus] y la muerte fueron arrojados al estanque de fuego. Esta es la muerte segunda. Y cualquiera que no se halló escrito en el libro de la vida, fue arrojado al estanque de fuego.” ¡Qué glorioso día de juicio será ése! Al “infierno” se le dará el golpe de muerte. A la muerte que todo el género humano ha heredado de los pecaminosos Adán y Eva se le hará morir, dejará de existir porque se habrá hecho que toda la humanidad obediente alcance la perfección de vida humana en un paraíso de placer restaurado. Se hará que cese el cometer maldades por medio de destruir a todos los que se vuelvan voluntariosamente inicuos y que tendrán que sufrir la pena de la muerte segunda.

  • Los que se benefician de ser resucitados del “infierno”
    La Atalaya 1973 | 15 de abril
    • Los que se benefician de ser resucitados del “infierno”

      1, 2. (a) ¿Qué patriarca hebreo dijo que esperaba ir al “infierno”? (b) Cuando Jesús defendió la doctrina de la resurrección, ¿cómo afirmó la certeza de que Jacob se beneficiaría de ella?

      ENTRE los que están muertos en el “infierno” y a quienes la resurrección de entre los muertos beneficiará, ¿quiénes se contarán? Recordamos que el patriarca Jacob esperaba ir al “infierno” o el Seol. (Gén. 37:35) ¿Se contará él entre los que serán beneficiados? Sí. Recordamos las palabras de Jesucristo, quien, antes de levantar a su amigo Lázaro de su estado de muerte que duró cuatro días, dijo a la hermana Marta: “Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.” (Juan 11:25, Douay) Solo unas semanas después de eso, Jesús tuvo que defender la enseñanza de la resurrección ante incrédulos judíos, los saduceos. Al hacerlo se refirió a Jacob. En respuesta a la pregunta entrampadora que le plantearon los saduceos, Jesús dijo:

      2 “Ahora bien en cuanto a que los muertos vuelven a levantarse, también Moisés lo mostró, junto a la zarza, cuando llamó al Señor, El Dios de Abrahán, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob; pues él no es el Dios de los muertos, sino de los vivos: pues para él todos viven.”—Luc. 20:37, 38, Douay.

      3. (a) ¿Desde el punto de vista de quién están vivos ahora Abrahán, Isaac y Jacob, y por qué? (b) ¿De qué clase de personas es Jehová el Dios?

      3 Por lo tanto, desde el punto de vista de Dios, Abrahán, Isaac y Jacob vivían en aquel entonces. La resurrección de estos fieles patriarcas era cosa tan segura al tiempo señalado de Dios, que Dios se refirió a esos tres hombres como si estuvieran vivos entonces, aunque entonces estaban muertos, inconscientes, en el “infierno,” en el Hades o Seol. Si habían de permanecer muertos para siempre y nunca salir del “infierno” (Hades o Seol), Jehová jamás le hubiera dicho al profeta Moisés al hablar con él junto a la zarza ardiente en el desierto de Sinaí que él era el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob. Por eso Jesús dijo que el haber hecho Dios esta declaración era prueba de que habría una resurrección de Abrahán, Isaac y Jacob, y, por supuesto, de todos los otros que estuvieran con ellos en el “infierno.” Jehová no es un Dios pasado de gente del pasado muerto, sino el Dios de sus adoradores fieles que vivirán en el futuro por medio de la resurrección de los muertos.

      4. ¿Cómo prueba Hebreos 11:17-19 que Abrahán creía en una resurrección para su hijo Isaac?

      4 El patriarca Abrahán creía en una resurrección para su hijo Isaac. Como prueba de esto tenemos las inspiradas palabras de Hebreos 11:17-19: “Por fe Abrahán, cuando fue probado, ofreció, por decirlo así, a Isaac, y el que gustosamente había recibido las promesas trató de ofrecer a su hijo unigénito, aunque se le había dicho: ‘Lo que será llamado “descendencia tuya” será por Isaac.’ Pero estimó que Dios podía levantarlo aun de entre los muertos; y de allí lo recibió también a manera de ilustración [figurativamente, The Jerusalem Bible; como tipo, Catholic Confraternity Version].”

      5. ¿Cómo indica el capítulo 11 de Hebreos que hombres aun antes de Abrahán, Isaac y Jacob, y hombres de fe después de ellos, creían en la resurrección de los que están en el “infierno”?

      5 Evidentemente antes del tiempo de Abrahán, Isaac y Jacob, los hombres de fe que se llamaban Abel, Enoc y Noé creían en la resurrección de los muertos del “infierno,” porque están alistados entre la “tan grande nube de testigos” que se mencionan en el capítulo 11 de Hebreos. (Hebreos 11:1 a 12:1) Cuando el escritor inspirado se refiere al hecho de que el profeta Elías levantó a la vida al hijo de la viuda de Sarepta y que el profeta Eliseo levantó a la vida al hijo de la mujer hospitalaria de Sunem, dice: “Mujeres recibieron a sus muertos por resurrección; pero otros fueron atormentados porque rehusaron aceptar la liberación por algún rescate, con el fin de alcanzar una resurrección mejor. . . . Y no obstante todos éstos, aunque se dio testimonio de ellos por su fe, no obtuvieron el cumplimiento de la promesa, puesto que Dios previó algo mejor para nosotros, para que ellos no fueran hechos perfectos aparte de nosotros.” (Heb. 11:35-40) De modo que tenemos la prueba inspirada de que, antes de la venida de Jesucristo, hombres y mujeres de fe en el Dios Todopoderoso Jehová esperaban con confianza la resurrección de los muertos del “infierno” o el Seol.

      6. ¿Cómo expresaron Marta de Betania y Ana la madre de Samuel fe en la resurrección de los que están en el “infierno”?

      6 Por eso la mujer Marta de Betania le dijo a Jesús, antes que él le levantara a su hermano Lázaro de entre los muertos: “Yo sé que volverá a levantarse, en la resurrección en el último día.” (Juan 11:24, Douay) Por eso, también, la mujer Ana que vivió más de mil años antes, dijo al tiempo de presentar su hijo Samuel al sumo sacerdote de Israel: “El Señor mata y hace vivir, hace bajar al infierno [latín, inferi; hebreo, Seol] y hace volver de nuevo.”—1 Rey. 2:6 (o, 1 Samuel) 2:6, Douay.

      LA IGLESIA VERDADERA VUELVE DEL “INFIERNO”

      7, 8. (a) ¿De qué manera no prevalecerán las “puertas del infierno” contra la congregación verdadera de Cristo? (b) ¿De qué manera requiere Revelación 2:10 que Jesús prevalezca contra las puertas del infierno?

      7 No solo fue Jesucristo mismo al infierno y volvió a salir de allí, sino que aseguró a sus apóstoles que la Iglesia verdadera, la congregación cristiana verdadera, lo imitaría en cuanto a esto. Al hablarle al apóstol Pedro, y estando presentes oyendo los otros apóstoles, Jesús dijo: “Tú eres Pedro [griego, Petros]; y sobre esta roca [griego, petra] edificaré mi iglesia y las puertas del infierno [griego, Hades; latín, infernus] no prevalecerán contra ella.” (Mat. 16:18, Douay) Por medio de morir los miembros de la congregación cristiana verdadera pasarían por las puertas del “infierno” y entrarían en él. (Isa. 38:10, 18, Douay) Pero esas “puertas del infierno” no prevalecerían sobre la congregación cristiana permaneciendo cerradas para siempre sobre la congregación. ¿Por qué no? Porque el resucitado Jesucristo, quien tiene las “llaves de la muerte y del infierno,” usará la llave y abrirá esas puertas y dejará salir a su congregación por medio de una resurrección.

      8 Así las “puertas del infierno” no prevalecerán sobre la congregación de Cristo, sino que Cristo prevalecerá sobre las “puertas del infierno” a favor de su congregación. Esto explica por qué le dijo a la congregación: “Sé fiel hasta la muerte: y yo te daré la corona de la vida.”—Apo. Rev. 2:10; 1:17, 18, Douay.

      9. ¿De cuántos se compondrá esta congregación cristiana, y qué es lo “algo mejor” que “Dios previó” para ellos?

      9 A esta congregación verdadera que se compone de solo 144.000 miembros fieles se le hace salir del “infierno” (Hades o infernus) a una resurrección espiritual, celestial. Así llegan a ser “la novia, la esposa del Cordero.” (Apocalipsis Rev. 21:9 a 22:17, Douay) Lo mismo que una esposa fiel, están unidos al Novio celestial Jesucristo en matrimonio para siempre. En cuanto a su resurrección está escrito: “Se siembra cuerpo natural, se levantará cuerpo espiritual.” (1 Cor. 15:42-44, Douay) Esta condición espiritual y celestial es el “algo mejor” que “Dios previó” para la congregación de fieles seguidores e imitadores de su Hijo Jesucristo.—Heb. 11:39, 40.

      LOS MUERTOS DE LA HUMANIDAD REDIMIDOS SALEN DEL “INFIERNO”

      10. (a) ¿A favor de quiénes más prevalecerá Jesús sobre las puertas del infierno, y cómo? (b) ¿Qué fue, pues, lo que el apóstol Juan vio acontecer en visión que otros verán acontecer en realidad?

      10 El resucitado Jesucristo hará más que prevalecer contra las “puertas del infierno” a favor de su congregación novia. También prevalecerá contra esas “puertas” a favor de toda la humanidad por quien dio su vida como redención. (Mat. 20:28, Douay) Usará sus “llaves de la muerte y del infierno” y abrirá esas “puertas” simbólicas y dejará salir a todos estos de la humanidad por medio de una resurrección a vida en la Tierra bajo el reino celestial de sí mismo y su novia espiritual. A los que tuvieron un sepulcro acuoso en el mar se les hará volver a la vida en tierra seca. A los que fueron enterrados en la tierra en sepulcros individuales, o cementerios, también se les hará salir a vida en la Tierra bajo el nuevo gobierno, el reino celestial de Dios por su Hijo Jesucristo. Centenares de miles de personas que viven hoy sobrevivirán a la venidera “grande tribulación” para ver en realidad lo que el apóstol Juan vio meramente en la visión apocalíptica, la cual él describe, diciendo: “Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie en la presencia del trono, . . . y el mar entregó los muertos que había en él, y la muerte

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