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Honrado por servir con la organización progresiva de JehováLa Atalaya 1968 | 15 de febrero
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disfrutamos en el glorioso tesoro de servicio que Dios nos ha concedido. Al observar la organización feliz y activa que Jehová ha reunido en estos “últimos días,” nos acordamos de que esto es en cumplimiento de la promesa de Dios: “El justo mismo florecerá como lo hace una palmera; como lo hace el cedro en el Líbano, él crecerá y se hará grande. Los que están plantados en la casa de Jehová, en los patios de nuestro Dios, florecerán. Todavía seguirán medrando durante la canicie, gordos y frescos continuarán siendo para anunciar que Jehová es recto. Él es mi Roca, en quien no hay injusticia.” (Sal. 92:12-15) La asociación con Su organización progresiva nos ha mantenido jóvenes de mente y espíritu. Que Jehová mismo sea alabado.
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Determinando los principios bíblicosLa Atalaya 1968 | 15 de febrero
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Determinando los principios bíblicos
“¡DECISIONES, decisiones, decisiones!” ¿Ha repetido usted recientemente esas palabras acerca de la necesidad cotidiana de tomar decisiones? Joven o anciano, hombre o mujer, usted regularmente tiene que considerar los hechos o factores de una situación y llegar a una conclusión, tomando una decisión. A veces solo es una decisión que envuelve un cambio pequeño en la marcha o actividad a medida que avanza en la carrera de la vida. En otras ocasiones usted se enfrenta a una bifurcación principal en el camino y necesita tomar una decisión que tendrá un efecto de largo alcance en su vida. En cualquier caso, ¿en qué se basa su decisión? ¿Determina usted los principios bíblicos que aplican y usa éstos como una guía?
Es fácil ver por qué muchas personas tienen dificultad cuando tratan de tomar decisiones sabias. ¿Qué tienen de guía? Quizás traten de utilizar una forma de lógica humana, como el tomar un proverbio humano o experiencia humana y usarlo como guía para sacar una conclusión acerca de su problema en particular. Pero, ¿cuán eficaz es el proverbio? O, ¿es la experiencia una que realmente resultará en una conclusión confiable en esta situación? Si éstas son defectuosas, entonces probablemente la decisión sea defectuosa también. Cuando las decisiones de uno a menudo conducen a resultados infelices, cuán entendible es el estribillo: “Decisiones, decisiones, decisiones.”
Podemos estar agradecidos de que los cristianos no son dejados en una posición bochornosa así cuando se trata de tomar decisiones. Tenemos una guía. ‘Ah,’ quizás usted piense, ‘tenemos la Biblia como un libro de reglas, y todo lo que tenemos que hacer es buscar la regla o ley que aplica.’ Sí . . . y no. Es verdad que hay varias leyes en la Biblia que aplican a los cristianos, como aquellas contra el asesinato, el hurtar y la idolatría. (1 Ped. 4:15; 1 Cor. 10:14) Sobre decisiones que envuelven conducta que es claramente correcta o incorrecta desde un punto de vista bíblico, la Biblia es un libro de reglas útil. Pero la mayoría de las decisiones a las que nos enfrentamos en la vida cotidiana aparentemente no envuelven tales cuestiones bien definidas; no son ni una cosa ni la otra, por decirlo así, sino, más bien, quedan en lo indefinido.
En tales ocasiones los principios bíblicos pueden venir a nuestro rescate. Por lo general los principios bíblicos vienen al rescate de uno debido a que uno se preparó con anticipación aprendiendo estos principios eternos, como un nadador pudiera colocarse un salvavidas que se puede inflar. Así los principios que se aprenden con anticipación están listos para usarse cuando se necesitan, cuando es necesario tomar una decisión.
Puede decirse que los principios de la Palabra de Dios son eternos, puesto que no pasan ni se hacen anticuados. Como comentó el historiador inglés, sir Juan Seeley: “Los principios duran eternamente; pero las reglas especiales pasan con las cosas y condiciones a las cuales se refieren.” De modo que, Jehová no requiere que los cristianos aprendan un interminable Talmud de reglas designadas para abarcar toda situación que pudiera suceder. En cambio, sabiamente suministró un número limitado de leyes básicas que tienen que obedecer los cristianos, y dio algunos principios generales que se pueden usar de guía en muchas situaciones, situaciones que ocurren en su vida cotidiana.—Sal. 119:129.
Estos principios son divinos y perfectos. No provienen de razonamiento humano imperfecto, sino del Creador sapientísimo y perfecto. Como Creador nuestro, ¿no es razonable que él conozca los mejores principios para la operación eficaz y feliz del mecanismo humano? ¡Por supuesto! Además, él ha observado las experiencias de millares de millones de humanos imperfectos. Por eso, obviamente se encuentra en la mejor posición de suministrar principios para la guía apropiada de nuestras vidas. Es exactamente como escribió el escritor que recibió un don de sabiduría especial de Jehová: “En todos tus caminos tómalo en cuenta [a Jehová], y él mismo hará derechas tus sendas.” (Pro. 3:6) O como dijo su padre: “He puesto a Jehová enfrente de mí constantemente. Porque él está a mi diestra, no se me hará tambalear.”—Sal. 16:8.
HALLANDO LOS PRINCIPIOS
Pero quizás usted se pregunte exactamente cómo puede uno hallar estos principios valiosos. Están en la Biblia, de modo que es vital un conocimiento de la Palabra de Dios. Un principio bíblico es una guía determinada de conducta; por consiguiente cuando leemos la Biblia debemos estar buscando tales principios, poniéndonos el salvavidas, por decirlo así, que se pueda usar en el futuro. Mientras más conozcamos de éstos, más estables estaremos y será menos probable el que tomemos decisiones imprudentes. Una breve ilustración de cómo determinar y aplicar tales principios será útil.
Al leer la declaración de nuevo de los Diez Mandamientos en Deuteronomio, capítulo cinco, encontramos estas palabras en el versículo nueve: “No debes inclinarte ante [imágenes talladas] . . . , porque yo Jehová tu Dios soy un Dios que exige devoción exclusiva.” Esta ley en contra de la idolatría se basa en el principio general de que Jehová exige devoción exclusiva. Ese es el principio que queremos considerar. Pero, ¿parece demasiado general? ¿Tendría usted dificultades en saber cómo y cuándo aplicarlo?
Jesús ilustró una aplicación de este principio general. Como la última de tres tentaciones, Satanás le dijo a Jesucristo: “Todas estas cosas [los reinos del mundo y su gloria] te las daré si caes y me rindes un acto de adoración.” En respuesta dijo Jesús: “¡Vete, Satanás! Porque está escrito: ‘Es a Jehová tu Dios que tienes que adorar, y es a él solo que tienes que rendir servicio sagrado.’” (Mat. 4:9, 10) Ahora bien, no había ninguna ley específica en las Escrituras
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