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Dedicación... ¿a quién? ¿por qué?La Atalaya 1982 | 15 de febrero
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romano llamado Cornelio, que manifestaba una actitud de amabilidad para con los judíos. Estos gentiles deben haber aceptado el testimonio acerca de Jehová Dios y su Mesías glorificado, porque el espíritu santo cayó sobre ellos y empezaron a hablar en lenguas. En su misericordia, Dios había empezado a conceder “también a la gente de las naciones arrepentimiento con la vida como objeto,” por medio de Jesucristo, “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” (Hechos 11:18; Juan 1:29) Además, Jehová los había aceptado y admitido en su nación espiritual sobre la base de la dedicación a él que habían hecho en su corazón. Espíritu santo corroboró esto. Por eso, ninguno de los judíos convertidos al cristianismo que acompañaban a Pedro pudieron oponerse al mandato que él dio de que fueran “bautizados en el nombre de Jesucristo.” Eso dio principio a “la conversión de la gente de las naciones.” (Hechos 10:1-48; 15:3) Desde entonces todos los que han deseado servir a Dios, sean judíos o gentiles, han tenido que hacer en su corazón una dedicación a Jehová. Y, en cuanto a su bautismo en agua, se presentan para hacer la voluntad de Dios para ellos, en imitación de Jesús.
18. ¿Qué preguntas, que han de considerarse en el estudio que sigue, se presentan ahora?
18 Pero, ¿cuán importante es la dedicación, de la cual el bautismo en agua es símbolo? ¿Cómo está relacionado esto con la salvación, especialmente en vista de que el día de la ira de Dios está cerca? ¿Tienen que bautizarse los que no son parte de la nación espiritual de Jehová, pero que esperan vivir en la Tierra para siempre?
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La dedicación y lo que la simbolizaLa Atalaya 1982 | 15 de febrero
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La dedicación y lo que la simboliza
1. ¿Cómo puede una señal de la identidad de alguien ser algo provechoso, como en el caso de judíos sinceros de antes de la destrucción de Jerusalén en 607 a. de la E.C.?
UNA señal o símbolo de la identidad o el puesto oficial de alguien puede ser algo provechoso, sí, algo necesario. Por ejemplo, cuando Jerusalén estaba a punto de ser destruida en 607 a. de la E.C., se envió a un “hombre” simbólico para que marcara la frente de los israelitas de corazón recto con el fin de protegerlos de recibir muerte. Solo las pocas personas a quienes indignaban ‘las cosas detestables
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