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  • ¿Qué dice el movimiento de Liberación de la Mujer?
    ¡Despertad! 1972 | 22 de agosto
    • ¿Qué dice el movimiento de Liberación de la Mujer?

      “EN LA actualidad el estado de ánimo subyacente de la mujer en los Estados Unidos es uno de conflicto, frustración, profunda división y cambio.”

      Esa conclusión es el resultado de una encuesta efectuada entre hombres y mujeres. Refleja el estado de ánimo entre las mujeres de varias partes del mundo, especialmente en los Estados Unidos.

      ¿Significa esto que antes de nuestra época todas las mujeres estaban contentas con su suerte en la vida? No, porque por siglos muchas de ellas se han quejado. Entonces, ¿cómo es diferente la situación hoy?

      Lo relativamente nuevo es la amplitud y los muchos aspectos de la vida abarcados por los agravios, así como lo persistente del clamor. Además, comenzando con la segunda mitad de los años 1960 muchas mujeres comenzaron a organizarse y a tomar acción definida como nunca antes lo habían hecho. Ahora exigen cambios para corregir lo que consideran injusticias ampliamente esparcidas en contra de su sexo. Dicen que ya pasó el día en que se sometían pasivamente a la injusticia.

      A este movimiento generalmente se le llama “Liberación de la Mujer.” Un diccionario define la palabra liberación, como la acción de ser puesto en libertad de un cautiverio, la cualidad o estado de ser libre, teniendo los derechos legales y políticos de un ciudadano. A las que apoyan la liberación de la mujer a veces se les llama “feministas.”

      ¿Qué clase de libertades desean las mujeres que integran este movimiento? Aunque las libertades deseadas varían en detalle de un grupo a otro, existen varias tendencias principales entre la mayoría de las que apoyan el movimiento. Una es resentimiento a ser tratadas por los hombres como meros objetos de placer sexual. Además se oponen a la excesiva o ciega creencia en la superioridad masculina, tildándola de “patriotería masculina.”

      Otra fuerte objeción es en contra del hecho de que cuando las mujeres trabajan por un salario, por lo común no obtienen la misma paga que los hombres reciben cuando hacen el mismo trabajo. También, consideran injusto el que las mujeres sean excluidas de muchas ocupaciones y puestos acaparados por los hombres.

      Algunas de las mujeres demandan los mismos derechos en el hogar. Quieren que el esposo comparta de manera equitativa en los quehaceres domésticos para que la esposa pueda tener un empleo. Ellas consideran que el trabajo de la casa es ‘inferior’ y prefieren trabajar fuera del hogar en trabajos que consideran más interesantes, desafiantes, o aun más ‘fascinantes.’

      Muchas mujeres exigen el derecho de tener un aborto legal si deciden terminar con una preñez. Piensan que esto las liberta de entrar en esclavitud a otra persona, el niño indeseado.

      Otra demanda pide que las agencias gubernamentales establezcan centros para el cuidado de los niños. Las madres que trabajan como único sostén de la familia quieren que alguien cuide sus hijos. Prefieren trabajar por un sueldo razonable más bien que aceptar una asistencia social que apenas les permita existir.

      Decenas de miles de mujeres ya han marchado por las calles de las ciudades para dar a conocer sus demandas. En Nueva York, alrededor de sesenta mujeres ‘se apoderaron’ de la Estatua de la Libertad y la cubrieron con un estandarte que decía: “¡Mujeres del mundo, uníos!” Según una de las mujeres, escogieron a la Srta. Libertad porque “es irónico el que una mujer simbolice la idea abstracta de la libertad, puesto que en realidad nosotras no somos libres.”

      En los Países Bajos un grupo de mujeres prendió fuego a un corsé delante de la estatua de una famosa sufragista holandesa. Entonces irrumpieron en los lavabos públicos para hombres para dramatizar su queja de la falta de tales lavabos para mujeres. Silbaron a los hombres en las esquinas de las calles y discutieron en voz alta sus puntos buenos y malos. Las mujeres holandesas exigieron el mismo salario, división equitativa de los quehaceres domésticos, legalización del aborto, educación sexual en las escuelas y píldoras anticoncepcionales para las adolescentes.

      Las mujeres noruegas dejaron pasmados a los hombres de su país al aparecerse en grandes números para votar por sus propias candidatas femeninas durante las elecciones locales. En las zonas donde la mayoría de sus candidatas ganaron, varios consejos municipales llegaron a estar bajo el control de las mujeres.

      Sin embargo, no debemos pensar de la liberación de la mujer como un movimiento unido, internacional, dirigido por un control central. Hay muchos grupos e individuos incluidos y existen amplias diferencias de opinión entre éstos. Hay desacuerdos entre las mujeres de diferentes países y distintos antecedentes raciales. Aun dentro de una misma nación o grupo racial hay amplias zonas de desacuerdo.

      Por ejemplo, algunas quieren poner a las mujeres en posiciones de poder en la sociedad actual por medio de colaborar con “El Establecimiento.” Pero otras quieren desmantelar por completo la sociedad establecida y reemplazarla con un orden distinto. Mientras algunas quieren más igualdad en el matrimonio, otras quieren abandonar por completo el matrimonio. Están las que quieren completa libertad sexual, y la aceptación del lesbianismo para las mujeres y la homosexualidad para los hombres. Pero otras se oponen a eso.

      Las mujeres en este movimiento no están seguras en cuanto a qué dirección política adoptar. The National Observer declaró acerca de las reuniones de miembros del movimiento de liberación de la mujer: “Los talleres de trabajo vibraban con argumentos. En uno, un grupo de mujeres jóvenes . . . entabló una discusión a gritos con delegadas de mayor edad acerca de procedimientos y estrategia política.” Una mujer protestó: ‘Miren, no manejé 900 kilómetros para venir a discutir.’

      Aunque los desacuerdos son comunes, al mismo tiempo las mujeres advierten que no debe menospreciarse la profundidad y extensión de sus sentimientos. Otros están de acuerdo. The National Observer hizo notar: “Ya es hora que los que todavía no lo han hecho, tomen en serio la liberación de la mujer.”

      Esto se debe a que, aunque hay muchos desacuerdos entre los que favorecen la liberación de la mujer, son más los puntos en los que existe acuerdo. Por ejemplo, en Europa el clamor es el mismo que en los Estados Unidos: que las mujeres son ciudadanos de segunda clase y que sufren discriminación en el matrimonio, educación, entrenamiento vocacional y empleos. También, exigen una misma paga por un mismo trabajo, reforma a los abortos, escuelas para niños pequeños y centros para el cuidado diurno de los niños.

      ¿Qué hay entonces de las demandas de las que apoyan el movimiento de liberación de la mujer? ¿Tienen razón? ¿Hay verdad en lo que están diciendo?

  • ¿Hay verdad en lo que dicen?
    ¡Despertad! 1972 | 22 de agosto
    • ¿Hay verdad en lo que dicen?

      SERÍA fácil pasar por alto el asunto de la liberación de la mujer como solo el producto de mujeres quejumbrosas. Muchos hombres lo consideran así.

      Sin embargo, un sabio escribió: “Cuando alguien está respondiendo a un asunto antes de oírlo, eso es tontedad de su parte y una humillación.”—Pro. 18:13.

      Si usted tuviera un dolor en su cuerpo, ¿apreciaría usted a un médico que lo despidiera diciendo que usted no es nada más que una persona quejumbrosa? O más bien ¿querría que él analizara el problema y le dijera cuál es la causa y si hay remedio?

      Otro principio bíblico dice: “En cuanto a cualquiera que tapa su oído al clamor quejumbroso del de condición humilde, él mismo también clamará y no se le responderá.”—Pro. 21:13.

      Por lo tanto, la persona que es sabia, escucha. Pesa los hechos para discernir si una queja es válida o no. Entonces toma acción de acuerdo con esto.

      Si usted echa una mirada objetiva a la historia, se verá impulsado a reconocer que las mujeres han tenido muchas razones para quejarse.

      A través de la historia, el poder político, económico y religioso ha estado principalmente en las manos de los hombres. Pero el resultado ha sido una repugnante repetición de brutalidad. De tan solo la II Guerra Mundial, el World Book Encyclopedia declara: “Se ha calculado que el número de muertos de militares y no militares llegó a 55 millones. . . . Los no militares sufrieron las mayores pérdidas. . . . por bombardeos, matanzas, migraciones forzosas, epidemias, e inanición.”

      Por supuesto, uno no puede decir que las cosas hubieran ido mejor de haber tomado las mujeres todas las decisiones. Cuando las mujeres sí gobernaron algunos países, en realidad las cosas no fueron diferentes. Lea la historia acerca de Cleopatra de Egipto, Zenobia de Palmira, María I (“María la Sanguinaria”) de Inglaterra, o María, reina de Escocia. Encontrará que el gobierno de ellas no fue mejor.

      Sin embargo, permanece el hecho de que los hombres han sido los principales responsables por las guerras. Además, las armas de guerra en su mayor parte han sido inventadas por los hombres. Las mujeres han visto a sus hogares destrozados, a sus amados muertos o mutilados. Y a medida que los ejércitos avanzaban sobre grandes zonas, millones de mujeres fueron maltratadas. Incontable número de ellas han sido violadas.

      Por otra parte, ¿cuánto protestan las mujeres en ambos bandos durante la guerra? Por ejemplo, en ambas guerras mundiales, ¿no estaban las mujeres alemanas ayudando industriosamente los esfuerzos militares de la misma manera que lo estaban haciendo las mujeres inglesas y norteamericanas en sus países? ¿Cuándo fue la última vez que oyó que la mayoría de las mujeres rehusaron apoyar las guerras de una nación? Algunas de las más ardientes defensoras de ciertos preparativos de guerra han sido mujeres.

      Sin embargo, es cierto que en varios países a través de la historia muchas mujeres han sido tratadas casi como si fueran animales o esclavas. Entre otras cosas se les enseñó a suicidarse a la muerte de sus esposos, tener sus pies atados y deformados, no se les permitía comer a la misma mesa con los hombres, o se les vendía al mejor postor, sin tener en cuenta sus sentimientos. Aun en tiempo de paz, miles de mujeres son violadas cada año. Es innegable que la lista de actos opresivos contra las mujeres es larga.

      Aun en muchas de las ‘adelantadas’ sociedades de hoy día, las mujeres sí experimentan formas de discriminación. El Times de Nueva York declaró: “La ley estadounidense, con sus raíces en la sociedad medieval que consideraba a las mujeres como bienes muebles, con adornos añadidos por generaciones de legisladores y jueces masculinos, tiene muchos aspectos que se pudiera decir niegan a la mujer la protección equitativa de las leyes.”

      En el estado de Nueva York, se puede encarcelar a niñas que se considera que “necesitan vigilancia” hasta que lleguen a cumplir dieciocho años de edad. Pero la edad límite para los varones que “necesitan vigilancia” es dieciséis. Sally Gold, una abogada del personal del Departamento de Asuntos del Consumidor, dice que “se puede internar en un reformatorio a una niña de 16 años de edad . . . hasta por cuatro años debido a conducta promiscua.” “No hay tal opinión en el caso de los varones,” dice ella. Un varón de dieciséis años que fuera igualmente promiscuo, no sería castigado.

      ¿Qué hay en cuanto a la vida de familia?

      Muchas mujeres se quejan de su papel en la vida de familia. ¿Hay verdad en lo que alegan? Urie Bronfenbrenner, un psicólogo de Cornell, dice:

      “Tengo gran compasión por la ira y la frustración que se reflejan en el movimiento de Liberación de la Mujer. No solo hay discriminación en contra de las mujeres en el llamado mundo del hombre, sino que ahora se les ha privado de prestigio en su papel como mujeres.

      “En el pasado una madre recibía reconocimiento en el vecindario por el hecho de haber educado bien a sus hijos. Ahora la madre todavía tiene la responsabilidad por sus hijos, pero no tiene el suficiente apoyo o reconocimiento. Su esposo está fuera la mayoría del tiempo, y a menudo sus vecinos no son en realidad sus amigos.

      “Estamos creando una situación en la que las mujeres están frustradas en ambos mundos.”

      Muchos padres pasan a la madre la responsabilidad de enseñar a sus hijos. Como resultado la madre tiene que tomar decisiones y encargarse de asuntos que el esposo debería manejar. Acerca de esto, dijo la revista Look:

      “Se acusa a la mujer americana de quitarle el puesto a su esposo como cabeza de la familia. En su mente, ella contesta a esta familiar acusación con la recriminación de que ella conoce de muy pocos hogares en los cuales la madre no tenga que luchar, en vano, para lograr que el padre tome las decisiones importantes en la vida de los hijos, imponga disciplina, y sea un modelo de hombría para sus hijos. . . .

      “Por propia elección, y a pesar de las protestas de su esposa, deja las decisiones vitales en la vida de sus hijos —su instrucción escolar, su educación sexual, su entrenamiento religioso y moral— a la madre de ellos. Dice que ella ‘sabe más acerca de esas cosas’ que él, pero aun al decirlo, está cabalmente convencido de que su esposa le está robando su autoridad en el hogar.”

      Debido a que demasiados hombres abdican su responsabilidad en la familia, algunas entre las de la liberación de la mujer dicen que la familia está fuera de moda y que debería ser abandonada. Pero, ¿mejoraría eso los asuntos? Dice el Dr. Paul Popenoe del Instituto Americano de Relaciones de la Familia: “Ninguna sociedad pudo sobrevivir después del deterioro de su vida de familia.” El profesor emérito de Harvard, Carle Zimmerman dijo de la decadencia de la vida de familia en la Grecia y Roma de la antigüedad: “En ambos casos el cambio de la fe y la creencia en el sistema de familia estuvo asociado . . . con enormes crisis en la mismísima civilización.”

      El abandonar el arreglo de familia, es como arrojar lo bueno junto con lo malo. El hecho de que muchas familias sean felices y estén venciendo sus problemas indica que el defecto no está en el arreglo de familia. El defecto radica en las personas que son muy egoístas o se niegan a hacer su parte.

      ¿Qué hay en cuanto a la “igualdad”?

      En casi todo campo de actividad, la mujer que trabaja no recibe el mismo sueldo que recibiría un hombre que hiciera el mismo trabajo. Esto ocasiona penalidad a las madres que tienen que trabajar debido a ser el único sostén del hogar.

      Debido a esas desigualdades, algunas mujeres ahora exigen completa igualdad con los hombres en toda esfera de la actividad humana. Pero, ¿cuáles serían las consecuencias si se pusiera en vigor la igualdad total?

      Si las mujeres tuvieran plena igualdad con los hombres, los gobiernos las reclutarían para pelear en los campos de batalla, en las selvas y en las trincheras en tiempo de guerra. Una vez cuando Gloria Emerson, una corresponsal del Times de Nueva York, estaba en Khesanh, Vietnam del Sur, la zona cayó bajo el bombardeo de las tropas de Vietnam del Norte. Ella huyó a un refugio ocupado por soldados norteamericanos. Después ella declaró: “En ese solitario momento llegué a ser más igual a los hombres que lo que jamás he querido ser. De buena gana hubiera compartido el horror de ese momento con las feroces defensoras de la liberación de la mujer que tan de moda están hoy día.”

      La igualdad en todo sentido suprimiría las leyes sanas que gobiernan el tipo de trabajo que se puede pedir que hagan las mujeres. Si usted es una mujer, ¿querría realmente ser igual al hombre extrayendo carbón de una mina a cientos de metros bajo la superficie si los hombres hicieran su parte en los quehaceres domésticos? ¿Le gustaría en verdad dedicar el mismo tiempo que dedica su esposo granjero a arar los campos y palear el abono si él accediera a ayudarle a cocinar y limpiar la casa? ¿Es esto lo que prefiere?

      Sin embargo, algunas mujeres alegan que es injusto el que se les confine a hacer los ‘tediosos’ quehaceres domésticos. Pero otras mujeres encuentran que es un desafío el manejar un hogar, preparar la lista de platos, arreglar los muebles y los adornos y ayudar a amoldar la mente de sus hijos. Muchos hombres preguntarían a las que encuentran esto aburrido: ¿Cuántos trabajos de oficina o de fábrica que hacen los hombres son ‘fascinantes’ o ‘emocionantes’? La mayoría de los trabajos son monótonos, frustratorios y no satisfacen. Por lo general los hombres están encadenados a un horario rígido, y si se apartan de éste, ponen en peligro su trabajo. Muchos de ellos envidian el horario más flexible que tienen sus esposas en el hogar.

      De todas las esposas y madres que trabajan que usted conoce personalmente, ¿cuántas permanecerían en su trabajo si no necesitaran los ingresos? Pocas mujeres prefieren la monotonía de un rígido horario de trabajo a los quehaceres de un hogar. Pregunte a las mujeres, a las esposas y madres, que sí tienen que trabajar y vea si esto no es cierto.

      Recientemente se les preguntó a ciertas mujeres acerca de esto en una encuesta. Esta mostró que, por un voto de 71 contra 16 por ciento, las mujeres estaban de acuerdo con que “el cuidar de un hogar y los hijos es más recompensador que tener un empleo.”

      Símbolos sexuales

      ¿Tratan los hombres a las mujeres como meros símbolos sexuales? Desafortunadamente, muchísimos hombres hacen exactamente eso. El único interés que tales hombres tienen en las mujeres es el del placer sexual que pueden obtener.

      Para satisfacer este interés, la cinematografía, las revistas y la publicidad están llenas de mujeres en situaciones y poses sexualmente sugestivas. ¿A quién se ha de culpar? En la mayoría de los casos son hombres los que controlan la producción de estas cosas.

      Sin embargo, ¿quién obliga a las mujeres a actuar o a posar? Usted hallará que casi todas lo hacen de su propia y libre voluntad.

      En los Estados Unidos se reveló recientemente que las estudiantes de la Universidad Estatal de Wayne posaban desnudas para que clientes masculinos las fotografiaran. Su precio era de 15 dólares por treinta minutos; las jóvenes clasificaban esto como ‘trabajo para pagarse los estudios.’ Pero muchas otras estudiantes han pagado por sus estudios trabajando, sin necesidad de vender su cuerpo.

      Por lo tanto, las mujeres se prestan a sí mismas para ser usadas de una manera ‘sexy.’ Se convierten en prostitutas por su propia y libre voluntad. Voluntariamente posan con propósitos inmorales. Y muchas mujeres usan ropa sexualmente provocativa, incluso vestidos extremadamente cortos. Así es que una gran porción de las mujeres tiene que compartir la culpa por estimular a los hombres a solo pensar en el sexo.

      Relacionado con esto está el hecho de que debido a que en la mayoría de las zonas el aborto todavía es ilegal, las mujeres han recibido lesiones y hasta han muerto debido a torpes abortos. Esa es una razón por la que muchas demandan ahora la legalidad del aborto solicitado. ¿Pero quién tiene la culpa? ¿Es realmente incorrecto que la ley quiera dar al niño no nacido la oportunidad de vivir? Recuerde, usted también estuvo en el seno de su madre. ¿Debería haber tenido su madre el derecho legal de abortarlo a usted?

      La revista Science News del 18 de diciembre de 1971, dice: “Ahora es posible determinar con toda certeza quiénes consiguen abortos, . . . la paciente más común es la joven soltera de raza blanca que está encinta por primera vez.” Estas mujeres pasaron por alto las leyes de Dios en contra de la fornicación y quedaron encintas. ¿A quién se debe culpar... al niño no nacido? ¿Por qué castigar al inocente, asesinar para hacerlo, y entonces exigir que el asesinato sea legalizado?

      Ponen objeción a Dios como “Él”

      Además, surge la objeción de que la igualdad debería hasta incluir las referencias a Dios. Dijo Mary Daly, profesora de teología en la Universidad de Boston: “Dios está muerto para nosotras las mujeres, en tanto que a Dios se le represente exclusivamente como hombre.”

      Sin embargo, la Dra. Margaret Mead, famosa antropóloga norteamericana, no está de acuerdo. El Times de Nueva York informa lo siguiente:

      “La Dra. Margaret Mead declaró ayer que durante toda su vida ha estado trabajando por la igualdad de la mujer, pero dijo que, ‘como científica, no podía simpatizar con la cantidad de tontería absoluta’ que han hablado algunas que son miembros del movimiento de liberación de la mujer. . . .

      “‘¿Qué diablos se gana por medio de cambiar “Dios es Él” por “Dios es Ella” con excepción de irritar a la gente?’ preguntó ella. ‘No lleva a ninguna parte. Todo lo que se consigue con un cambio completo es lo opuesto otra vez.’”

      El exigir algo absurdo solo trae mofa y desvía la atención de verdaderas injusticias. También, cuando se exige algo absurdo la tendencia entre los observadores es a considerar que quizás las otras alegaciones también sean absurdas. Note lo siguiente, que fue escrito por una mujer al director del Herald de Miami:

      “Hasta hace poco estaba orgullosa de ser una mujer, orgullosa de lo que ella representaba, orgullosa del papel de la mujer en la sociedad. Ahora, estoy confusa y avergonzada al ver a muchas de mis colegas femeninas adultas saltar como un niño que quiere un caramelo de dos centavos, gritar y exigir ciertos derechos... muchos de los cuales no se han ganado y varios que no usarán eficazmente.

      “Parece ser que las ‘damas’ detrás del movimiento de liberación de la mujer están usando una técnica teatral de circo para hablar por todas las mujeres, sin ninguna consideración por aquéllas de nosotras que estamos contentas. . . .

      “Yo, como muchas otras mujeres, protesto en contra de ser degradada por hembras muy emocionales e insatisfechas que desean una identidad masculina debido a que personalmente no lograron su objetivo como mujeres. El cambiar el sostén por el revólver, demandando derechos y obligaciones más allá del aguante físico y emocional de la mujer, no resultará en el hermoso futuro que muchas prevén.”

      Sin embargo, esto no altera el hecho de que las mujeres han estado y todavía están sufriendo injusticias. Por eso, lo que en realidad necesitamos saber es esto: ¿Cómo deben los hombres tratar a las mujeres? ¿Cuáles pueden ser los resultados cuando los hombres tratan apropiadamente a las mujeres?

      Para llegar a las respuestas de estas preguntas, sería bueno analizar primero cómo están construidos el hombre y la mujer. ¿Cuál papel es el más natural para ellos?

  • Cada uno diseñado para un papel
    ¡Despertad! 1972 | 22 de agosto
    • Cada uno diseñado para un papel

      NADA puede cambiar el hecho básico de que en la familia humana hay dos sexos. Los hijos nacen varones o hembras.

      ¿Pero cuán básicas son las diferencias entre los sexos? ¿Qué significan estas diferencias? ¿Hay un modo de vivir que se ajusta mejor a cada uno?

      Si usted examina la creación viviente, hallará que por lo general hay un modo de vivir que se ajusta mejor a cada cosa viviente. Por ejemplo, ¿crecen los cactos y las palmeras en las frías zonas septentrionales? No, crecen mejor en los climas cálidos. Pero el abeto Douglas se desarrolla mejor en los climas fríos del norte. Los osos polares están a sus anchas donde hace frío, pero las jirafas están más cómodas donde hace calor.

      Es verdad que hasta cierto punto las cosas vivientes pueden adaptarse a condiciones variables. Pero mientras más se apartan de la ubicación que mejor se ajusta a ellas, mayores serán los problemas que tendrán.

      También existen las condiciones ‘mejores’ en la relación entre el hombre y la mujer. Cuanto más se alejan de éstas, mayor será el número de problemas que experimentarán.

      Lo que es preciso reconocer es que existen diferencias fundamentales entre el hombre y la mujer que no pueden cambiarse a pesar de lo mucho que se hable. La diferencia obvia es en la apariencia física y los diferentes órganos sexuales. También, el código genético de la familia humana tiene firmemente encerrado dentro de sí el hecho de que el varón es de hechura más vigorosa y fuerte.

      Compare, por ejemplo, los récords establecidos en los Juegos Olímpicos. El récord olímpico para los 100 metros de carrera corta para hombres es de 9,9 segundos, pero para las mujeres es de 11,0 segundos. En esta corta distancia, los hombres pueden cruzar la línea de llegada con una ventaja de 9 ó 10 metros sobre las mujeres. El récord olímpico de salto de altura es de 2,23 metros para hombres, pero es de menos de 1,90 metros para las mujeres En todo evento comparable, los hombres corren y nadan más rápidamente, saltan más alto, y tiran pesos más lejos que las mujeres.

      ¿Por qué tienen los hombres la mayor fortaleza física? Porque fueron creados para desempeñar en la vida un papel diferente al de la mujer. Tendrían que hacer el trabajo más pesado y tomar la delantera en proveer para la familia y protegerla.

      ¿Hace esto que la mujer sea “inferior”? ¿Es el bien proporcionado cuerpo de la mujer “inferior” al bien proporcionado cuerpo del hombre? ¿Es de menos valor, o utilidad? ¿Cuál es “superior,” un roble o una rosa? A su manera ambos son valiosos y deseables.

      Además de la diferencia en la estructura y fuerza del cuerpo, las mujeres pasan por distintos ciclos físicos, tales como la menstruación y la menopausia. Por lo tanto, no podemos eludir la verdad del asunto, de que existen diferencias físicas muy básicas entre el hombre y la mujer. De hecho, los científicos pueden determinar, sin saber por adelantado el sexo de una persona, si una célula de un cuerpo pertenece a un varón o a una mujer. Como declara una fuente: “Todas las células del cuerpo del hombre difieren de las células del cuerpo de la mujer.”

      Dado que existen tales diferencias inalterables encerradas en los respectivos códigos genéticos del hombre y la mujer, no debía parecer extraño el que también hubieran diferencias emocionales o psicológicas. El antropólogo Lionel Tiger de la Universidad de Rutgers dijo:

      “En resumen, existe abundante evidencia de que las diferencias entre el hombre y la mujer no son el simple resultado de una conspiración masculina, . . . ocurren en tal variedad de situaciones y culturas que las explicaciones feministas son inadecuadas de por sí para ayudarnos a entenderlas, y que hay bases biológicas para las diferencias sexuales que no tienen nada que ver con el oprimir a las mujeres sino más bien con asegurar la protección de comunidades y el sano crecimiento de los hijos. . . .

      “Actualmente sabemos que el intrincado código genético del DNA hace posible que el individuo herede no solamente características físicas, tales como tamaño, forma y composición química, sino también toda una serie de disposiciones naturales hacia cierta conducta social particularmente asociada con cierta fisiología.”

      Por lo tanto el código genético determina más que solamente las diferencias físicas que marcan las diferencias entre los dos sexos. También da a cada sexo distintos factores emocionales que los hacen responder diferentemente. Por lo general, las mujeres tienen más cualidades tiernas que los hombres. Son más inclinadas a ser sociables, susceptibles y consideradas. A menudo tienen mayor paciencia.

      ¿Por qué fueron creadas con diferentes rasgos físicos y emocionales? Porque tienen que desempeñar distintos papeles.

      Donde las mujeres sobresalen

      En ninguna otra parte se hace esto más evidente que en el papel de la mujer como madre. No solo está equipada para dar a luz y alimentar al bebé, sino que tiene los necesarios rasgos emocionales para cuidar de él.

      El hecho de que a través de la historia la gente por toda la Tierra ha visto la necesidad y la sabiduría de hacer que las madres cuiden a los bebés, sugiere con certeza que en esto hay mucho más incluido que solo una conspiración masculina. Lo que claramente muestra es que ella fue creada para desempeñar un papel diferente, pero uno que hace que la mujer sea vital en la sociedad humana. ¿Cuán vital? Pregúntese: ¿Existiría la familia humana, incluso usted, sin madres? ¡No existiría en absoluto! La Biblia dice: “Porque así como la mujer procede del varón, así también el varón es por medio de la mujer.”—1 Cor. 11:12.

      Además, el amor maternal, aun más que el amor paternal, es una necesidad absoluta para el desarrollo normal del bebé. Estudios extensos de los bebés criados en orfanatos han revelado que a los que les faltó el cuidado amoroso de la madre, sufrieron daño del cual la mayoría de ellos nunca se recobró del todo. Eran mucho más propensos a crecer con graves problemas emocionales, mentales y aun físicos.

      Dice el Dr. Peter Neubauer, director del Centro de Desarrollo del Niño, en Nueva York:

      “El amor y afecto que [el niño] recibe de su madre o de una persona que represente a la madre, desde su nacimiento hasta los 3 años, determinará el desarrollo del derrotero emocional que lo guiará a través de su vida. . . .

      “Casi todo lo que solíamos decir, era que la madre debe sostener al bebé mientras lo está alimentando. Ahora sabemos con certeza que son los ‘mimos’ (las caricias), las ‘sonrisas’ (los suspiros) y las ‘palabras cariñosas’ (los sonidos), junto con los aromas y los sabores, lo que son las necesidades urgentes de la infancia.

      “Es el decir tonterías, el cantar, el intercambiar sonrisas, el acariciar, el acunar, el alzar y el reír, lo que constituye el ‘amor y el afecto.’ . . .

      “Si algo resulta mal, se hará cada vez más difícil de reparar después de la edad de 3 años.”

      ¿Ha observado usted a una madre amorosa con su bebé? ¡Cuán evidente es que ella es superior en lo que respecta a darle al bebé lo que necesita temprano en su vida! No es que el papel del padre no sea importante, pero en los albores de la vida del niño es más vital el papel de la madre.

      Cuando las mujeres comprenden y desempeñan su papel en la familia, en vez de combatirlo, pueden conseguir una enorme satisfacción. Una mujer escribió al Ladies’ Home Journal: “Fuimos creadas para ser de naturaleza diferente al hombre pero no de menor valor. Es mi mayor deseo el ser femenina, lo cual es mi papel natural en la vida, y estimular a mi esposo a ser más masculino de acuerdo con su naturaleza.”

      Una madre escribió: “Hablando personalmente, mi satisfacción más grande en la vida es el tiempo que paso con mi esposo y las cosas que hacemos juntos. Pero eso incluye tener a los hijos a nuestro alrededor, verlos crecer y sentirnos orgullosos de ellos.”

      Otra madre comentó acerca del cargo de que las mujeres tienen un “problema de identidad.” Ella dijo que no tenía ninguno, pero que en cambio su esposo y sus dos hijos le tenían gran amor, afecto y admiración. Ella suplicó: “¡Mujeres, no me liberen de todo esto!”

      Un artículo en la revista McCall’s notó: “Sin importar lo que cualquier hombre [o mujer] diga, la mujer de término medio que hace de su mundo un lugar mejor en el cual su familia pueda vivir, logra más que una docena de magnates industriales que dedican su vida a fabricar calderas de vapor o a manufacturar rebanadoras automáticas de tocino.”

      Sin embargo, cuando una mujer tiene un esposo, padre o hermano que no comprende su papel y sus necesidades y que no la trata apropiadamente, entonces ciertamente puede sentirse infeliz. Muy a menudo éstas son las mujeres que buscan liberación.

      Pero, ¿cómo precisamente debe el hombre tratar a la mujer? En particular, ¿cómo debe el esposo tratar a su esposa? ¿Y es el tener bebés el principal papel de la mujer en la vida?

      [Ilustración de la página 11]

      Es obvio que la mujer sobresale en dar a un bebé recién nacido lo que necesita; pero ¿es ése el papel principal de la mujer en la vida?

  • ¿Cómo deben los hombres tratar a las mujeres?
    ¡Despertad! 1972 | 22 de agosto
    • ¿Cómo deben los hombres tratar a las mujeres?

      ¿CUÁL es la mejor manera en que los hombres deben tratar a las mujeres? En particular, ¿cómo debe el esposo tratar a su esposa para el mayor provecho de ambos?

      La respuesta a esas preguntas solo puede provenir de aquél que está mejor capacitado. ¿Quién es éste? Tiene que ser El que diseñó e hizo la mente y el cuerpo del hombre y la mujer. Con seguridad el Creador, Jehová Dios, es el mejor juez de cómo debe funcionar su propia creación para tener los mejores resultados.

      Tenga presente que el matrimonio no es una casualidad, algo que sencillamente se desarrolló con el transcurso de los años. El primer matrimonio fue instituido por Dios. Primero, Dios creó al hombre, luego a la mujer y entonces los unió como marido y esposa. A cada uno se le dio cualidades y responsabilidades algo diferentes. De esto, Génesis 2:18 dice: “No es bueno que el hombre continúe solo. Voy a hacerle una ayudante, como complemento de él.”

      Un complemento es lo que se ajusta perfectamente a otra cosa, algo que completa. Provee lo que falta, o lo que se necesita. En el caso del hombre y la mujer, cada uno fue creado con una necesidad que el otro llenaba. Sus cualidades se equilibraban, o complementaban, tan bien que el hombre y la mujer como pareja casada se consideraban como “una sola carne.” (Gén. 2:24) Además, por lo que la Biblia relata, se puede ver que esto resultaba en provecho para los intereses de ambos: “Después de eso vio Dios todo lo que había hecho y, ¡mire! era muy bueno.”—Gén. 1:31.

      Observe también que cuando la mujer fue creada no se dijo que su única función era la de tener hijos. Lo que se menciona específicamente es la relación de la mujer hacia su esposo como un complemento, una compañera. Es obvio que ella lo complementa en el dar a luz hijos, porque ninguno de los dos puede realizar esto solo. Pero también lo complementa de muchas otras maneras.

      Como Dios ve a la mujer

      Además, la relación de la mujer con Jehová Dios, su Creador, era más importante que su relación con su esposo o con los hijos que tuviera. Esto se puede ver de muchas maneras. Una, por el hecho de que mientras que al hombre se le encomendaron responsabilidades más importantes, a la mujer también se le dieron cualidades que reflejaban la personalidad de Dios, las cuales tenía en común con el hombre.

      Por ejemplo, la mujer de ninguna manera es inferior al hombre en la cualidad del amor, y ésta es la cualidad dominante en la personalidad de Dios. Dice la Palabra de Dios: “El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor. . . . Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en unión con Dios y Dios permanece en unión con él.” (1 Juan 4:8, 16) Esto es tan cierto para las mujeres como lo es para los hombres.

      También, el apóstol Pablo incluyó, no solo a los creyentes varones, sino también a las discípulas cuando dijo: “Todos nosotros, al estar con los rostros descubiertos reflejando cual espejos la gloria de Jehová, somos transformados en la misma imagen de gloria en gloria, exactamente como lo hace Jehová el Espíritu.” (2 Cor. 3:18) De hecho, la evidencia más concluyente de que Dios estima altamente a la mujer es la de que él concede a las mujeres el privilegio de estar entre los que componen el gobierno celestial de su Hijo. Es por esto que la Biblia dice: “No hay ni macho ni hembra; porque todos ustedes son una persona en unión con Cristo Jesús.” (Gál. 3:28) Así es que Dios tiene una elevada y amorosa consideración por las mujeres, pues trata con ellas como con personas, siendo la relación de ellas para con él tan importante como la relación del hombre para con Dios.

      ¿Quién tuvo más culpa?

      Sin embargo, con el transcurso del tiempo el primer hombre y la primera mujer comenzaron a desear algo que nunca podría llegar a ser de ellos. Querían ser como Dios, teniendo el derecho y la habilidad de determinar por sí mismos lo que era correcto y lo que era incorrecto, en vez de guiarse por las leyes de Dios. Primero se rebeló la mujer, luego el hombre.—Gén. 3:1-6.

      Debido a esto algunos han llegado a la conclusión de que ‘si no hubiera sido por la mujer, estaríamos en el jardín de Edén.’ Pero eso no es exacto. El hombre fue creado primero y hecho cabeza de la familia con mayor responsabilidad. Como el ‘capitán’ del barco, debía haber timoneado un curso seguro aun en medio de un mar picado. Pero ese primer hombre, Adán, fracasó como cabeza de familia. Puesto que él tenía la mayor responsabilidad, él tuvo la mayor culpa. Por eso, Romanos 5:12 dice: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado.”

      Como resultado de haberse apartado de la guía de Dios, la familia humana comenzó a idear sus propias reglas de conducta. En esto, la mujer muchas veces salió perdiendo, pues la mayor fuerza física y agresividad del hombre le permitió dominar a la mujer y a menudo abusar de ella, lo cual era contrario a los propósitos de Dios.

      Sin embargo, Dios le puso un límite de tiempo a su permiso de la tontedad humana. A medida que los siglos iban pasando, Dios gradualmente fue revelando lo que él haría para remediar la mala situación a la que había llegado la familia humana.

      Como unos quince siglos antes del nacimiento de Cristo Jesús, Dios reveló más de sus propósitos mediante sus tratos con la antigua nación de Israel. Por medio de Moisés, le dio a Israel un código de leyes. Incorporadas en éste, había provisiones en beneficio de la mujer. Esto trajo a las israelitas a una posición muy superior a la de las otras mujeres que vivían en las naciones paganas que rodeaban a Israel.

      Siglos después, Jesucristo introdujo el cristianismo, revelando más plenamente los propósitos de Dios. Bajo el arreglo cristiano las mujeres llegaron a tener una posición superior a la de las mujeres del antiguo Israel. El verdadero cristianismo era un camino de vida superiorísimo a cualquier medio que el hombre jamás haya ideado, y la mujer segaría los beneficios siempre que éste fuera practicado de la manera que Dios se había propuesto.

      Bajo el cristianismo se mantuvo el papel del hombre como ‘capitán’ de la familia. Este era el mejor arreglo, teniendo en cuenta la manera en que Dios hizo al hombre y a la mujer. Por eso, como dice Efesios 5:23: “El esposo es cabeza de su esposa como el Cristo también es cabeza de la congregación.” ¿Y qué pasaría en una familia si no hubiera cabeza? Constantemente habría disputas y desacuerdos en cuanto a qué decisiones tomar, sin nadie que tomara la decisión final. Pero para el bienestar de la familia, es necesario que haya alguien autorizado para tomar las decisiones finales, y Dios le ha asignado ese papel al esposo.

      Por ejemplo, si un hombre está conduciendo un automóvil, y ve desarrollarse una situación peligrosa en el tráfico que requiera una inmediata reacción en cuanto a dirección o velocidad, el que la esposa insistiera en dar su opinión del asunto y que él debería actuar a la manera de ella solo empeoraría la situación. Alguien tiene que tomar las decisiones finales, y cuando es el esposo el que lo hace, de una manera amorosa y considerada, esto resulta en beneficio para la familia.

      ¿Qué clase de jefatura?

      ¿Pero exactamente qué significa la jefatura del esposo? Como se dijo, significa que en la familia él es quien tiene el derecho de tomar las decisiones finales, especialmente en asuntos de importancia. Pero, ¿cómo debe ejercer esa jefatura? ¿Le da derecho a ser un capataz, un dictador?

      Eso de ningún modo es lo que Dios se propone, porque en Efesios 5:28, 29 declara: “Los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa a sí mismo se ama, porque nadie jamás odió a su propia carne.” El esposo está bajo la obligación de ser tan considerado con su esposa como lo es con sí mismo, dado que son “una sola carne.”

      Pero mucho más está incluido. Dios también ordena que los esposos hagan esto: “Ustedes, esposos, continúen morando con [sus esposas] de igual manera de acuerdo con conocimiento, asignándoles honra como a un vaso más débil, el femenino.”—1 Ped. 3:7.

      ¿Cómo honra uno a otra persona? Por supuesto, tratándola con respeto. Uno tiene en cuenta las opiniones de esa persona, sus gustos y sus aversiones. Cuando no hay en juego ningún punto en disputa uno le da la preferencia a esa persona. Uno hace lo que dice Colosenses 3:12, 13: “Vístanse de los tiernos cariños de compasión, de bondad, humildad de mente, apacibilidad y gran paciencia. Continúen soportándose los unos a los otros y perdonándose sin reserva los unos a los otros.”

      Estas son las cualidades que le hacen fácil a la mujer el amar y respetar a su esposo. De hecho, una mujer casada muy felizmente contestó cuando se le preguntó qué era lo que más apreciaba en su esposo: ‘La ternura y consideración que él me tiene.’ Y eso es precisamente lo que Dios dice que el esposo debe mostrar a su esposa.

      Además, aunque al principio el papel de la madre es muy importante en la vida del niño, con el tiempo, el papel del padre se hace más importante. Es por eso que la ley de Dios dice a los padres que deben tomar la delantera en entrenar a sus hijos a medida que crecen en las cosas vitales de la vida, tales como en moralidad, religión y disciplina. Aunque la madre también desempeña una parte importante en todo esto, es el padre el que debe llevar la delantera.—Efe. 6:4.

      Parte de tomar la delantera, consiste en poner un buen ejemplo, ‘practicar lo que uno predica.’ Y en este asunto una de las mejores cosas que el padre puede hacer para sus hijos, es amar a la madre de ellos. ¡Qué excelente ejemplo pone esto para los futuros padres y madres!

      Pero aún hay más. Efesios 5:25 dice: “Esposos, continúen amando a sus esposas, así como el Cristo también amó a la congregación y se entregó a sí mismo por ella.” ¡Sí, el esposo debe tener tal consideración de su esposa que debería estar dispuesto a dar su vida por ella! Eso es lo que Jesús hizo por los que amaba.

      Ahora, ¿qué mujer razonable querría liberarse de un hombre que le mostrara esa clase de honor, respeto, consideración, ternura y lealtad? Por supuesto, ella también tiene que desempeñar su papel, y la Biblia da muchos buenos consejos sobre esto. Pero aquí estamos considerando en primer lugar las responsabilidades del hombre.

      Tratando con otras mujeres

      ¿Cómo debería el hombre tratar a mujeres que no son su esposa? Al joven Timoteo se le dio este consejo inspirado por Dios: “No critiques severamente a un hombre de mayor edad. Por lo contrario, ínstale como a padre, a los de menos edad como a hermanos, a las mujeres de mayor edad como a madres, a las de menos edad como a hermanas con toda castidad.”—1 Tim. 5:1, 2.

      El hombre debe respetar a una mujer de mayor edad como si fuera su madre. Y debe ser moralmente íntegro con una mujer más joven, como si ésta fuera su hermana, no considerándola como un ‘objeto sexual’ sino tratando con ella como con una persona.

      Jesús tuvo mucha consideración por las mujeres. Él no las veía como ‘inferiores,’ como ‘objetos sexuales’ ni como meras productoras de bebés. En una ocasión visitó a dos hermanas, María y Marta. Marta se entretuvo preparando cosas, pero María “se sentó a los pies del Señor y se quedó escuchando su palabra.” Cuando Marta se quejó de que María no la estaba ayudando, Jesús, en vez de regañar, encomió a María, diciendo que ella “escogió la buena porción, y no le será quitada.” (Luc. 10:38-42) Jesús no estaba menospreciando los quehaceres domésticos, pero estaba mostrando que había asuntos más importantes que éstos para las mujeres.

      En otra ocasión una mujer le dijo a Jesús: “¡Feliz es la matriz que te llevó y los pechos que mamaste!” Pero Jesús le dijo: “No, más bien: ¡Felices son los que oyen la palabra de Dios y la guardan!” (Luc. 11:27, 28) Mostró que la relación de una mujer con Dios es de más importancia que su papel como madre. Después de todo, solamente la menor parte de la vida de una mujer está envuelta en el parto y enseñanza de los hijos. Y si un hombre, aun un esposo pidiese a una mujer que quebrante las leyes de Dios, ¿qué pasaría entonces? El principio bíblico es: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres.”—Hech. 5:29.

      Así que cuando uno realmente estudia lo que la Biblia dice acerca de la manera en que los hombres deben tratar a las mujeres, uno puede ver que Dios ciertamente ha colocado a las mujeres en una posición de dignidad y favor. Es verdad que la mayoría de los hombres en este mundo no se rigen por las elevadas normas de Dios. Pero eso no hace que las normas sean incorrectas. Más bien, expone la actitud incorrecta de tales hombres. Y algún día tendrán que responder a Dios por ello.

      Los hombres que son verdaderos cristianos sí aceptan las normas de Dios. Si usted investiga a los testigos de Jehová, hallará que ellos sí lo hacen. Constantemente aprenden a aplicar esas normas en su vida con creciente beneficio para sí mismos y para las mujeres con las que tratan. Y cuando sus esposas, madres y hermanas también respetan las superiores normas de Dios y desempeñan sus papeles apropiadamente, encuentran gran armonía y felicidad. Ninguna de ellas busca liberación de esto, y no porque se les obliga a permanecer en el arreglo, sino porque quieren hacerlo, pues lo ven como la manera superior de hallar felicidad.

      A pesar de eso, hombres y mujeres compatibles necesitan liberación. ¿De qué? De un mundo lleno de odio, delincuencia, guerra, pobreza, enfermedad y muerte; de un mundo que ha causado tantas injusticias, no solo a las mujeres, sino también a los hombres y a los niños. ¿Llegará a hacerse realidad esa liberación?

      [Ilustración de la página 15]

      Cuando una mujer le dijo a Jesús: “¡Feliz es la matriz que te llevó!” él contestó: “No, más bien: ¡Felices son los que oyen la palabra de Dios y la guardan!”

  • La verdadera liberación se aproxima
    ¡Despertad! 1972 | 22 de agosto
    • La verdadera liberación se aproxima

      LAS mujeres necesitan liberación en muchos aspectos. Pero, también la necesitan los hombres. La primer ministro de la India, Sra. Indira Gandhi dijo: “Los hombres no son más libres que las mujeres.”

      La verdad es que la entera familia humana necesita ser liberada. Comentó el Daily Star de Toronto:

      “El sentimiento de estar atrapado y de no tener una vida cumplida no se limita a las mujeres. Vivimos en una sociedad aglomerada e industrializada, en la cual una gran cantidad de gente se siente sola, desarraigada, sin cumplimiento en la vida, sin identidad satisfactoria y sin la oportunidad de hacer pleno uso de sus capacidades.

      “La gente está compuesta tanto de hombres como mujeres. El señalar al matrimonio y a la dominación masculina como las causas de la infelicidad de la mujer, es tergiversar y ciegamente pasar por alto las realidades de la vida en el siglo XX.”

      La civilización industrial no ha resultado ser la bendición que muchos pensaron. Mucho de ella ha resultado una maldición. Está produciendo grandes ciudades colmadas con millones de personas que viven apiñadamente. ¿Han mejorado la vida estas ‘selvas de hormigón armado’ que cercan el cielo y el sol, y mantienen a los árboles, césped y colinas fuera de la vista? ¿Es acaso una mejora el que la gente tenga miedo de andar de noche por las calles de la ciudad, y aun hasta de día en algunos lugares? ¿Qué hay de la contaminación, y las asfixiantes condiciones de tráfico?

      ¿De qué sirve el llamado ‘alto nivel de vida’ cuando en realidad no se puede disfrutar de él? ¿Qué placer hay en trabajar cuando los trabajos se convierten en un penoso afán y el individuo llega a ser un insignificante diente de engranaje en un colosal programa de producción en masa?

      Dondequiera que uno mire, hombres, mujeres y niños tienen serios problemas, de los cuales necesitan ser liberados. Por ejemplo, en el país más rico de la Tierra, los Estados Unidos, cerca de la cuarta parte de todas las personas mayores de sesenta y cinco años de edad, se ven obligadas a vivir con lo que el Departamento de Trabajo considera ingresos de pobreza. Muchos más se ven obligados a subsistir con ingresos poco más elevados. Constantemente suben los precios y muchas mujeres casadas se ven obligadas a trabajar fuera de su hogar debido a que los ingresos de sus esposos no son suficientes.

      Considere también este informe de la revista Time: “Alrededor de 300 millones de personas en el mundo tienen deformidades muy visibles, que provocan problemas emocionales no solo a las víctimas sino también a la sociedad que las rodea.” ¿Y qué hay de los que padecen de enfermedades mentales? ¿Qué hay de los pobres y los hambrientos del mundo, los cuales componen la mayoría de la familia humana? ¿No necesitan todos éstos liberación?

      No hay ninguna duda de que tanto el hombre, como la mujer, han llegado a ser víctimas del opresivo sistema de gobierno político, económico y religioso que ha dominado a la Tierra. Este sistema es el producto final del deseo del hombre y la mujer de independizarse de Dios. ¡Qué fracaso ha resultado ser el gobierno humano que pasa por alto a Dios!—Jer. 10:23.

      Lo que esta Tierra necesita ahora es que Dios remueva el sistema actual y lo reemplace con su propio justo arreglo. Necesitamos su perfecta sabiduría, justicia, amor y guía para dirigir los asuntos humanos. ¿Pero es esta esperanza meramente un sueño?

      ¡No, no es solo un sueño! ¿Por qué no? Porque rápidamente se está acercando a su fin el límite de tiempo que Dios ha permitido a la maldad humana. Toda la evidencia en cumplimiento de las propias profecías registradas por Dios muestra que nos estamos acercando al fin de este opresivo sistema de cosas.

      Pronto, cuando el límite del tiempo haya terminado, Dios hará sentir su gran poder y limpiará la Tierra de los malos efectos del gobierno del hombre. Daniel 2:44 predice: “Y en los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.”

      Es por ese gobierno celestial que Jesús enseñó a orar a sus seguidores. (Mat. 6:10) Toda la autoridad gobernante sobre la Tierra descansará sobre este gobierno, no sobre los humanos. Pondrá en vigor las justas leyes de Dios sobre toda la Tierra. Y proveerá verdadera liberación de la manera más deseable.

      Esa liberación incluirá libertad de la opresión e injusticia humana. Incluirá libertad de apremios económicos, permitiendo a la mujer desempeñar su papel normal en la vida. Y también proveerá libertad de los grandes enemigos de la humanidad... enfermedad, vejez y muerte. La promesa de Dios es: “Él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento, ni clamor, ni dolor.”—Rev. 21:4.

      ¡Piense en eso! Piense en el tiempo en que los hombres y las mujeres desempeñarán sus papeles de la manera en que su Creador había dispuesto, sin más fricción, pesar, tristeza o lágrimas en su relación de uno para el otro. Y con la enfermedad, vejez y muerte idos, ¡qué vida más feliz será ésa! Con respecto al tiempo de esa liberación, la Palabra de Dios promete: “Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz. Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella.”—Sal. 37:11, 29.

      La verdadera liberación pronto será una realidad, pero solamente al modo de Dios. Por eso es en vano buscar alivio en algún lugar de este sistema condenado a destrucción. Es por eso que la Palabra de Dios también dice: “El mundo va pasando y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” (1 Juan 2:17) Las personas interesadas en una verdadera y permanente liberación deben apresurarse a aprender lo que es la voluntad de Dios. Los testigos de Jehová se sentirán muy complacidos en poder ayudarlas, con el uso de la Biblia, sin costo alguno para ellas.

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