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“Su adversario, el Diablo”La Atalaya 1954 | 15 de octubre
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que se originaran en su propia mente? Y si el Diablo sólo fuera un principio malo o la personificación de la iniquidad en nosotros mismos, ¿cómo pudo haber dicho a Jesús: “Todas estas cosas [los reinos del mundo y su gloria] se las daré si postrándose me hace un acto de adoración”? ¿Hacer un acto de adoración a un principio? No, simplemente no tiene sentido esto de quitarle al Diablo, a Satanás, su personalidad.—Mat. 4:9, 10, NM.
Además, Pablo nos dice que Satanás tiene el poder de la muerte y que Cristo Jesús lo destruirá a él; Pedro nos dice que “Su adversario, el Diablo, anda en derredor como león rugiente, tratando de devorar a alguien.” Judas nos dice que Satanás tuvo un desacuerdo con Miguel concerniente al cuerpo de Moisés; y Juan nos dice que Satanás ha extraviado a todas las naciones, que él y sus ángeles guerrearon contra Miguel y sus ángeles, que Satanás y sus ángeles fueron arrojados del cielo, que serán sellados en un abismo por mil años y que serán soltados por un corto período de tiempo y finalmente serán destruídos en el lago de fuego, la muerte segunda.—1 Ped. 5:8; Heb. 2:14; Judas 9; Apo. 12:7-9; 20:2, 3, 7-10, NM.
PERSONALIDAD DE LOS DEMONIOS
No sólo está tan claro y convincente el testimonio bíblico en cuanto a la existencia de Satanás el Diablo, sino que asimismo es inequívoco concerniente a la existencia de demonios, o diablos menores. Del Génesis 6:1-4 nos enteramos de que ciertos ángeles, “hijos de Dios,” se unieron a Satanás en su rebelión viniendo a la tierra y cohabitando con las hijas de los hombres, cuya prole fueron híbridos, humanos pero de paternidad angelical, y gigantes. Pedro se refiere a éstos como “los ángeles que pecaron,” y ellos, junto con su prole gigantesca, fueron, sin duda, grandemente culpables del hecho de que la tierra se llenara de iniquidad y violencia.—2 Ped. 2:4; Gén. 6:5, 11, NM.
Así leemos en Daniel 10:12-21 que un ángel que Jehová había enviado con un mensaje a Daniel fué detenido durante tres semanas por un ángel malo, hasta que Miguel, uno de los principales príncipes, vino y lo rescató, permitiendo que este mensajero prosiguiera con su mensaje a donde estaba Daniel. Ese ángel trajo a Daniel un mensaje profético. ¡Seguramente todo eso no fué simplemente imaginación! Se dijo que los israelitas que ofrecieron sus sacrificios a dioses falsos habían estado haciendo sus sacrificios a los demonios, y el apóstol Pablo aclara el mismo punto concerniente a sacrificios ofrecidos a ídolos. Jesús reconoció la existencia de Beelzebub, el gobernante de los diablos, indicando así que había otros demonios.—Deu. 32:17; Sal. 106:37; 1 Cor. 10:20, 21; Mat. 12:27.
En cuanto al contacto de Jesús con estos demonios, aunque muchos libros se han escrito tratando de explicar la obsesión demoníaca como sólo casos psiquiátricos, demencia, epilepsia o ataques, sin embargo un cuidadoso examen bíblico no permite tal explicación.
Si el ser poseído de demonios sólo era locura o demencia (Mat. 4:24, NM), entonces una persona demente tras otra no podría haber dado testimonio de que Jesús era el Mesías, como lo dieron esos individuos poseídos de demonios; ni podemos concluir que Jesús mismo era ignorante o que él deliberadamente perpetró un fraude y produjo una ilusión por causa del efecto. Los demonios que había dentro de esas personas eran ellos mismos personalidades, así como leemos: “El echó fuera muchos demonios, pero no dejaba que los demonios hablaran, porque ellos sabían que él era Cristo.”—Mar. 1:34, NM.
Considere el relato del hombre poseído de demonios que vivía entre las peñas y a quien ninguna cadena podía restringir, quien, en respuesta a la pregunta de Jesús, dijo: “Me llamo Legión, porque somos muchos.” Luego el registro sigue diciendo: “Ahora, una gran piara de cerdos estaba allí en la montaña paciendo. De modo que le imploraron, diciendo: ‘Envíenos a los cerdos, para que entremos en ellos.’ Y él se lo permitió. Con eso los espíritus inmundos salieron y entraron en los cerdos, y la piara se lanzó sobre el precipicio y al mar, unos dos mil de ellos, y se ahogaron uno tras otro en el mar.”—Mar. 5:6-13, NM.
¿Cómo es posible explicar este relato sin admitir que los demonios existen? ¿Estaban Marcos, Mateo y Lucas, todos los cuales registraron esto, todos engañados? ¿Fué todo una mera coincidencia y perpetró Jesús un fraude? O ¿podemos imaginarnos la demencia de una persona entrando en dos mil cerdos y haciéndolos lanzarse al mar y ahogarse? No, el negar el claro testimonio de las Escrituras respecto a la existencia del Diablo y los demonios no sólo es impugnar la autenticidad de las Escrituras sino hacer surgir más problemas que los que la negación parecería resolver.
¿De dónde vino Satanás? Seguramente Dios no lo creó como Satanás, porque toda Su obra es perfecta. (Deu. 32:3, 4) Satanás fué en un tiempo un ángel perfecto y sirvió como guardián de la primera pareja humana allá en el Edén. Concerniente a él leemos: “En el Edén, jardín de Dios, estabas; . . . Eras el querubín ungido que cubrías . . . ; yo te constituí para esto; en el santo monte de Dios estabas; . . . Perfecto eras en tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que la iniquidad fué hallada en ti. . . . Se te ha engreído el corazón a causa de tu hermosura.”—Eze. 28:13-18.
Y ¿qué hizo que él corrompiera su sabiduría? Su ambición de ser semejante al Altísimo, Jehová Dios, que fué revelada miles de años después en estas palabras suyas: “¡Al cielo subiré; sobre las estrellas de Dios ensalzaré mi trono, y me sentaré en el Monte de Asamblea, en los lados del Norte; me remontaré sobre las alturas de las nubes; seré semejante al Altísimo!” (Isa. 14:13, 14) Considerando los textos citados aquí junto con el bien conocido relato de lo que sucedió en el Edén, tenemos el cuadro de un ángel asignado como guardián sobre la primera pareja humana, que permitió que su nombramiento se le subiera a la cabeza y llegó a ambicionar el ser semejante a Jehová Dios y comenzó por medio de apartar a la primera pareja humana de su Hacedor. Él mismo se convirtió en un Diablo engañador, opositor y devorador.—Gén. 3:1-19.
Por lo tanto, no es ningún mito el que “Su adversario, el Diablo, anda en derredor como león rugiente, tratando de devorar a alguien.”—1 Ped. 5:8, NM.
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La quema de su fetiche convierte a un africanoLa Atalaya 1954 | 15 de octubre
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La quema de su fetiche convierte a un africano
● Fué allá por el mes de febrero que algunos ministros cristianos visitaron a cierta persona de buena voluntad que era el líder de una sociedad de adoradores de fetiches y muy creyente en el poder de su fetiche. Se le llamó la atención a lo que se halla registrado en la Biblia respecto a los adoradores de Baal en tiempos pasados y lo que dice acerca de Jehová y como Él es el único Dador de vida. Después de oír atentamente todo lo que los testigos querían decirle, el adorador de fetiches declaró que si podían probar que ellos tenían más poder que su fetiche él creería. De modo que en la fecha que se fijó para ello los testigos se reunieron e invitaron a todos los poblanos a que vinieran a ver lo que iba a suceder. Primero se pronunció un discurso bíblico y luego se quemó públicamente el ídolo. Mediante la bondad inmerecida de Jehová no sólo se hizo testigo de Jehová este líder de la sociedad de adoradores de fetiches sino que tuvo éxito en interesar a otra persona de buena voluntad en la adoración verdadera. Hace poco los dos fueron bautizados en una asamblea de los testigos de Jehová.
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