-
La pelea de la fe de los pacíficosLa Atalaya 1958 | 15 de enero
-
-
tiempo pacífico y feliz bajo la dirección de Jehová como Soberano eterno y de Cristo Jesús como Príncipe de Paz, entonces usted tiene que aplicar ahora el remedio que Dios ha prescrito para este mundo belicoso, desgarrado por la guerra: amar a Dios con todo el corazón, mente, alma y fuerza y a su prójimo como a usted mismo. Si usted hace eso, entonces usted también disfrutará de vida en el nuevo mundo, donde los justos florecerán con abundancia de paz mientras dure la luna. En ese tiempo Cristo tendrá dominio de mar a mar y desde el Río hasta los fines de la tierra. Los que entonces vivan serán los mansos, los que ahora muestran que son verdaderos pacificadores por medio de anunciar las buenas nuevas del reino de Jehová.
20. ¿Cuál es la esperanza de los “hijos de Dios”?
20 ¿Cuál proceder será el suyo? ¿Será el camino que parece correcto a los hombres, confiando en las naciones y el poder armado como la única respuesta, siguiendo la guía incierta o engañosa que la religión falsa ha ofrecido a la gente? ¿O confía usted en la Palabra de Jehová, en que “del aumento de su dominio y de su paz no habrá fin”? (Isa. 9:7, Mod) Si ésa es su esperanza, entonces usted también estará entre aquellos a quienes se refirió Jesús cuando dijo: “Felices son los pacíficos, puesto que serán llamados ‘hijos de Dios’.”
-
-
Demonios vencen a clérigosLa Atalaya 1958 | 15 de enero
-
-
Demonios vencen a clérigos
EN UN libro que se publicó recientemente y que lleva el título Shane Leslie’s Ghost Book (El libro de fantasmas de Shane Leslie), el autor Leslie, católico romano, escribe acerca de “casos de fantasmas, apariciones y mensajes procedentes del otro mundo de los que tiene conocimiento el catolicismo.” Relató lo que él llama “lo más reciente” acerca del “fantasma de Coonian” que perturbaba la paz de una casa en Coonian, Irlanda, con toques, apresuramientos, arrebatamientos de cosas y apagamiento de luces.
Con el fin de terminar la actividad del espíritu maligno el obispo envió a tres curas a la casa. Los tres curas entraron en la casa y oraron. El resultado de su exorcismo no fué lo que esperaban. Un cura dijo que él pudo sentir la influencia del espíritu malo como si fuera una anguila torciéndose alrededor de su muñeca. Otro cura vió una cama vacía hacer cosas raras: las colchas se subían y bajaban como si alguien estuviera en la cama. “Pronto pudimos oír,” dijo él, “la respiración pesada, el gorgoteo en la garganta . . . lo que los campesinos llamarían ‘una muerte agonizante.’”
Al ver que los curas, después de repetidos esfuerzos, no pudieron echar los espíritus malos, la familia se mudó a los Estados Unidos de la América del Norte. ¿Los curas? El autor Leslie dice: “A los clérigos valientes, que hicieron esfuerzos tan constantes en su interés, aparentemente no les fué tan bien. Un cura padeció de una neurastenia, otro de meningitis espinal y el tercero de parálisis facial.”
El resultado de esa experiencia clerical en el exorcismo recuerda a uno del relato bíblico de los siete hijos de un jefe de sacerdotes judío. Estos hijos eran exorcistas que, aunque no eran verdaderos seguidores de Cristo, “intentaron pronunciar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían los espíritus malignos, diciendo: ‘Les conjuro solemnemente por Jesús a quien Pablo predica.’”
En una casa no se produjeron los resultados esperados: “Respondiendo el espíritu inicuo les dijo: ‘Conozco a Jesús y sé quien es Pablo; mas ¿quiénes son ustedes?’ Con eso el hombre en quien estaba el espíritu inicuo saltó sobre ellos, se apoderó de los dos, y prevaleció contra ellos, de modo que huyeron desnudos y heridos de esa casa.”—Hech. 19:13-16.
-