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La unidad de la iglesia cristianaLa Atalaya 1960 | 15 de diciembre
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agencia o junta administrativa visible bajo la guía del espíritu. Prestamente la reconocían y cooperaban con ella, en todo el mundo. Los problemas que eran de significado internacional para la iglesia se llevaban a Jerusalén para que se decidiera sobre ellos. Cuando surgió el asunto de la circuncisión, Pablo no convocó a un sínodo a los superintendentes de congregación de Antioquía y del resto de la provincia de Siria con el propósito de discutir y decidir sobre el asunto, ni esperó que el espíritu de Dios diera guía directa a las congregaciones, sino que se dirigió a la junta administrativa visible en Jerusalén; y después que esa junta zanjó el asunto allí bajo la guía del espíritu, él fue enviado de regreso a las congregaciones para darles a conocer la decisión. Este procedimiento no resultó en complicaciones por parte de los no judíos, como pudiera haberse esperado en otras circunstancias. Desde un punto de vista normal mundano uno no se habría sorprendido de oir a los griegos objetar, llamando la atención a sus tradiciones orgullosas del pasado. Después de todo, ¿no eran griegos los principales historiadores, poetas, matemáticos y arquitectos del mundo? ¿No era realmente griego todo lo que se llamaba cultura aun en todo el Imperio Romano? O los romanos, los ciudadanos de la capital del mundo, confiados en sí mismos, ¿por qué deberían escuchar a los judíos despreciados, a quienes, a veces, ni siquiera se les permitió vivir en Roma? La dominación mundial de la raza semítica, ¿no había pasado de la raza semítica a la aria con la caída de Babilonia? Entonces, ¿por qué deberían aceptar los romanos y griegos arios las órdenes que les dieran los judíos semíticos de habla aramea de Jerusalén? ¿No podían pensar por sí mismos? No hay nada en los registros que indique que tal pensar nacionalista o racial mundano haya carcomido a semejanza de comejenes las raíces de la unidad cristiana. Evidentemente todos lo consideraban del mismo modo que Pablo: “No hay distinción entre judío y griego, puesto que hay el mismo Señor sobre todos.” Lejos de que eso haya causado disensión, el registro dice: “Y según viajaban por las ciudades entregaban a los que estaban allí para observancia los decretos sobre los cuales habían hecho decisión los apóstoles y hombres de mayor edad que estaban en Jerusalén. Por lo tanto, verdaderamente, las congregaciones continuaban siendo hechas firmes en la fe y aumentando en número de día en día.”—Hech. 15:2, 41; 16:4, 5; Rom. 10:12.
19. ¿En qué respecto fue la iglesia cristiana primitiva algo nunca antes visto?
19 En verdad la iglesia fue una maravilla y una excepción sobresaliente en la historia de la humanidad; una organización internacional, no obstante caracterizada por “un mismo corazón y alma,” “la misma mente,” y “la misma forma de pensar,” ‘un cuerpo, un espíritu, una esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre.’ (Hech. 4:32; 1 Cor. 1:10; Efe. 4:4-6) Algo jamás visto antes. Un producto verdadero del espíritu de Dios. Ciertamente, Jehová había cumplido la oración de Jesús por la unidad de la iglesia cristiana.—Juan 17:20-23.
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Desastres: señal de los tiemposLa Atalaya 1960 | 15 de diciembre
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Desastres: señal de los tiempos
La década que empezó en 1950 ha llegado a llamarse la década de desastres en los Estados Unidos de la América del Norte. Como resultado de desastres tales como huracanes, inundaciones, incendios, etc., 29,000 casas quedaron destruídas, mientras otras 600,000 fueron dañadas, dejando a 1,600,000 personas sin hogar. Con razón la Cruz Roja estadounidense llamó los diez años de 1950 a 1959 la década más desastrosa en la historia de la nación.
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