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  • Viviendo en armonía con nuestra selección
    La Atalaya 1980 | 15 de septiembre
    • 15. ¿Cómo puede ser glorificado Dios por medio de Jesucristo como resultado de que ejerzamos fielmente nuestra mayordomía?

      15 ¿Cuál es el resultado principal de que usemos nuestros dones o aptitudes de esta manera? ¿Nos acerca más a la realización plena de nuestra esperanza? Sí, pues produce la cosa principal por la cual hicimos nuestra selección original de servir a Dios. Esa es: “Que en todas las cosas Dios sea glorificado por medio de Jesucristo.” (1 Ped. 4:11b) Cuando hacemos obras excelentes que están en armonía con la Biblia, glorificamos a Cristo, pues es por medio de él que tenemos nuestra posición ante Dios, con miras a la salvación. Y glorificamos a Dios, porque él es el Iniciador del acto de enviar a su Hijo; de modo que al glorificar a Cristo también estamos glorificando a Dios.

      Cómo nos resulta en bien el sufrimiento

      16. ¿Por qué puede el cristiano tener causa para regocijo aunque se encare a presiones o persecución?

      16 Este modo de vivir glorifica tanto a Jehová Dios como a su Hijo Jesucristo, y nos suministra gozo ahora mientras les servimos. Con este conocimiento podemos estar contentos y alegres. Quizás haya muchas presiones, hasta penalidades y persecución. No obstante, podemos seguir siendo felices en nuestro modo de vivir. En sus dos cartas el apóstol Pedro habla mucho acerca del sufrimiento... la causa, el propósito y el resultado de aguantarlo fielmente. Escribió a los cristianos de su día acerca de la esperanza que ellos tenían y la protección que Dios les daba, y dijo: “En este hecho ustedes están regocijándose en gran manera, aunque ahora por un poco de tiempo, si es menester, han sido contristados por diversas pruebas, a fin de que la cualidad probada de su fe, de mucho más valor que el oro que perece a pesar de ser probado por fuego, sea hallada causa de alabanza y gloria y honra al tiempo de la revelación de Jesucristo.”—1 Ped. 1:6, 7.

      17, 18. ¿Por qué, al hablar del sufrimiento cristiano, dice el apóstol Pedro “si la voluntad de Dios lo desea”? (b) Como el apóstol Pablo, ¿cómo debe ver el cristiano hoy día el sufrimiento que le viene por adherirse firmemente a la selección que ha hecho?

      17 En el capítulo tres de su primera carta Pedro llama atención al sufrimiento del cristiano y dice: “Porque mejor es sufrir porque están haciendo el bien, si la voluntad de Dios lo desea, que porque están haciendo el mal.” (1Pe 3 Vs. 17) ¿Por qué dice él de este sufrimiento “si la voluntad de Dios lo desea”? Explica: “Amados, no estén perplejos a causa del incendio entre ustedes, que les está sucediendo para prueba, como si algo extraño les sobreviniese. Al contrario, sigan regocijándose por cuanto son partícipes de los sufrimientos del Cristo, para que también durante la revelación de su gloria se regocijen y se llenen de gran gozo. Si a ustedes los están vituperando por el nombre de Cristo, son felices, porque el espíritu de gloria, sí, el espíritu de Dios, descansa sobre ustedes.”—1 Ped. 4:12-14; Hech. 5:41, 42.

      18 Aunque el cristiano prefiere no sufrir, y no procura ser mártir, se siente feliz si tiene que sufrir por seguir fielmente a su Amo, Cristo. No puede haber mayor honor para el cristiano que el de morir por su fe. El apóstol Pablo, antes de escoger la senda de seguir a Cristo, que incluyó mucho oprobio y sufrimiento, fue un hombre que tenía la más brillante perspectiva de alcanzar fama, honra y posición. Note cómo expresó su sentir en cuanto a este asunto: “Cuantas cosas eran para mí ganancias, éstas las he considerado pérdida a causa del Cristo. Pues, en cuanto a eso, de veras sí considero también que todas las cosas son pérdida a causa del sobresaliente valor del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor. Por motivo de él he sufrido la pérdida de todas las cosas y las considero como un montón de basura, a fin de ganar a Cristo . . . a fin de conocerle a él y el poder de su resurrección y una participación en sus sufrimientos, sometiéndome a una muerte como la de él.” (Fili. 3:7-10) Pablo deseaba ser como Cristo en todo respecto, y consideraba como la mayor gloria el que tuviera que morir como murió Cristo.

      19, 20. (a) ¿Hasta qué grado permite Dios que tal sufrimiento venga sobre sus siervos? (b) ¿Cómo puede resultar al fin en alabanza para Dios la furia de opositores perseguidores? (c) ¿Qué otro factor en cuanto al grado del sufrimiento que Dios permite puede estimularnos a perseverar o aguantar?

      19 Además, Pedro señala no solo que hay una recompensa, sino que cuando Dios permite el sufrimiento lo permite solo hasta el punto en que provee entrenamiento y disciplina para nosotros de las maneras en que necesitamos estas cosas como individuos. El salmista escribió: “La misma furia del hombre te elogiará.” (Sal. 76:10) Si Dios permite que el hombre dé rienda suelta a su furia contra nosotros, podemos estar seguros de que nuestro sufrimiento o muerte obrará para el bien. Esto no solo nos servirá de entrenamiento, Dios también frustrará el propósito de los inicuos al hacer que otros glorifiquen a Dios al observar que sufrimos fielmente por Su nombre. Además, el sufrimiento es por un período relativamente breve y tiene fin.

      20 Así es que Pedro consuela a los cristianos de este modo: “Después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, el Dios de toda bondad inmerecida, que los llamó a su gloria eterna en unión con Cristo, terminará él mismo el entrenamiento de ustedes, él los hará firmes, él los hará fuertes.”—1 Ped. 5:10.

      21. (a) ¿Qué preguntas personales podemos hacernos ahora provechosamente? (b) ¿Qué puntos fortalecedores saca a relucir el apóstol Pedro al fin de su segunda carta?

      21 ¿Le parece a usted que ha hecho la selección correcta? ¿Le parece que puede adherirse a esa selección, no solo por perseverancia pasiva ante lo que venga, sino también sirviendo activamente? ¿Está dispuesto a esforzarse por usar los dones que tiene para ayudar a sus hermanos? ¿Tiene el deseo, sí, el celo, de ayudar a otros a aprender las “buenas nuevas” y a hacer para sí la misma selección, y está dispuesto a ayudarles a permanecer firmes a medida que siguen en lo que escogen? Pedro nos consuela y fortalece con las palabras finales de su segunda carta: “Ustedes, por lo tanto, amados, teniendo este conocimiento de antemano, guárdense para que no vayan a ser llevados con ellos por el error de gente desafiadora de ley y caigan de su propia constancia. No, sino sigan creciendo en la bondad inmerecida y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea la gloria tanto ahora como hasta el día de la eternidad.”—2 Ped. 3:17, 18.

  • Hasta las aves ‘conocen su tiempo’
    La Atalaya 1980 | 15 de septiembre
    • Hasta las aves ‘conocen su tiempo’

      UNA LAMENTABLE condición existía entre los israelitas en el tiempo de Jeremías. Su proceder estaba en desfavorable contraste con el de las aves migratorias. Leemos: “Aun la cigüeña en los cielos... bien conoce sus tiempos señalados; y la tórtola y el vencejo y el bulbul... observan bien el tiempo de la venida de cada uno. Pero en cuanto a mi pueblo, no ha llegado a conocer el juicio de Jehová.”—Jer. 8:7.

      Aunque las aves migratorias como la cigüeña, la tórtola, el vencejo y el bulbul observan el tiempo de su venida e ida, los israelitas no tomaban en consideración alguna el juicio de Jehová. En el caso de las aves migratorias, su ida y venida son esenciales para la vida. De igual modo, el bienestar y prosperidad de Israel dependía de cumplir con el juicio de Jehová. Pero los israelitas no hacían esto, y, por lo tanto, ni siquiera mostraban el buen sentido que es característico de aves irracionales que observan el tiempo de sus vuelos migratorios.

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