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  • La plaga persistente... el lado sombrío de la revolución sexual
    ¡Despertad! 1984 | 8 de septiembre
    • La plaga persistente... el lado sombrío de la revolución sexual

      HAY quienes dicen que Cristóbal Colón es el culpable. Si éste es el caso, sus marineros quizás hayan llevado del Nuevo Mundo algo más que adornos de oro y cuentos increíbles. Puede que en su cuerpo hayan yacido ocultas las semillas de una plaga.

      Pero no todos los investigadores aceptan esta teoría. Algunos hasta afirman que dicha plaga es casi “tan antigua como el hombre mismo”. Dicen que se encuentran vestigios de ella en las momias de Egipto. Ciertos escritos antiguos parecen describir los síntomas de ella gráficamente. Además, ellos preguntan: ¿Cómo podrían tan pocos marineros haber infectado a tantas otras personas?

      Así, el origen de la plaga es materia de controversia erudita y tal vez siempre sea un misterio. Pero queda clara una cosa: Hacia fines del siglo XV (poco después del regreso de Colón) apareció repentinamente una plaga en Europa y se esparció como el fuego en un bosque. Miles —quizás millones— de personas murieron. Además, en medio del resultante pánico, víctimas de la plaga fueron desterradas, puestas en cuarentena, ahorcadas y hasta ahogadas.

      No es de sorprender que las naciones angustiadas se hayan turnado en echar la culpa las unas a las otras. Dice el escritor Louis Lasagna: “Los ingleses y turcos la llamaron la enfermedad francesa; los persas echaron la culpa a los turcos; los flamencos y holandeses se refirieron a ella como la viruela española; los franceses la llamaron la enfermedad italiana o napolitana; los italianos echaron la culpa ya sea a los españoles o a los franceses; los portugueses la calificaron de enfermedad castellana [...] los rusos la consideraron un mal de origen polaco, y los polacos la atribuyeron a los alemanes”. Pero el emperador del Santo Imperio Romano, Maximiliano I, se ideó una teoría más elevada. En su edicto de 1495, proclamó que se trataba de un castigo por la blasfemia.

      Apenas 35 años después, el poeta y médico Fracastoro elaboró un cuento acerca de un pastor que padecía de esta enfermedad. Puede que el poema se haya echado al olvido desde hace mucho tiempo, pero no se ha olvidado el nombre escalofriante que se dio al pastor, del cual se deriva el nombre de la enfermedad misma: Sifilo.

      Rehúsa irse

      Alguien podría creer que, en esta era de investigación médica en la que se usa el método CAT (siglas en inglés para temografía axil a base de computadora) y la cirugía con láser, plagas que hacen estragos, causan la muerte y dejan a sus víctimas tullidas estarían tan extintas como los dinosaurios. No obstante, la sífilis, junto con una serie de otras enfermedades devastadoras, ha llegado a estar tan arraigada en la vida del siglo XX como lo está la contaminación del aire. Los médicos solían referirse a esta plaga del día moderno como enfermedad venérea, término derivado del nombre Venus, antigua diosa romana del amor. Pero se ha hecho popular un nuevo término, uno que enfoca en la transmisión de la enfermedad más bien que en la adquisición de ella: STD (siglas en inglés) o “enfermedad transmisible mediante las relaciones sexuales”a. Así en inglés las siglas “STD” representan un término general para toda una serie de aproximadamente 20 enfermedades, cuyos nombres suenan siniestros... desde el herpe, que ha figurado en los titulares, hasta la enfermedad misteriosa llamada shigelosis. (Véase el recuadro.) La Organización Mundial de la Salud dice que dichas enfermedades (STD) constituyen una “epidemia mundial”.

      Por eso las personas están examinando de nuevo la “revolución sexual”, de la cual se ha hecho tanto alarde. Muchos que al principio estaban cegados por el lustre y el encanto de ella están por primera vez entreviendo su lado sombrío: el alejamiento, el dolor y el sufrimiento humano.

      “Un tiempo de ‘anarquía sexual’”

      “Se está desarrollando actualmente en los Estados Unidos una era de enorme cambio tocante a la moralidad sexual. Hay quienes expresan el temor de que la nación quizás se esté dirigiendo hacia un tiempo de ‘anarquía sexual’.” Así pregonó la revista U.S.News & World Report allá en 1966. Pero lo que en aquel entonces sacudió a los lectores, ahora provoca poco más que un bostezo.

      ¿A qué se debe este cambio? Se debe a varios factores que se combinaron durante la década de los años sesenta. Un factor fue que la disponibilidad de la píldora para el control de la natalidad hizo que pareciera sencillo tener relaciones sexuales sin sufrir las consecuencias. El que ciertos países instituyeran leyes liberales en cuanto al aborto tuvo el mismo efecto. En el transcurso de los años, las contiendas económicas, sociales y hasta políticas resultaron en que las personas pusieran en tela de juicio los valores antiguos. Los apóstoles de la “nueva moralidad” tomaron la delantera... médicos, políticos, filósofos, escritores y hasta clérigos, que proclamaron que las “viejas” restricciones en cuanto a lo sexual eran opresivas y perjudiciales.

      ¿En qué ha resultado esto? En lo que se ha llegado a conocer como un “movimiento dramático hacia la tolerancia”. La gente quiso experimentar de primera mano la libertad sexual. “Yo anhelaba una nueva era de libertad sexual —recuerda la escritora Celia Haddon—. Estaba convencida de que en poco tiempo las relaciones sexuales entre hombres y mujeres serían más francas, más satisfacientes y más placenteras.”

      No obstante, hay muchos que encuentran poco satisfacientes las experiencias sexuales pasajeras. Las altas expectativas que no concuerdan con la realidad simplemente producen nuevas ansiedades y frustraciones. Ahora están apareciendo informes, publicados extensamente, de que las enfermedades venéreas cunden por todo el mundo en proporciones epidémicas. Repentinamente, en el caso de las personas ‘sexualmente activas’ la posibilidad de contaminarse ya no parece remota, sino una probabilidad aterradora. ¡No es de extrañar, entonces, que hasta algunos apoyadores intransigentes del ‘amor libre’ estén corriendo asustados!

      Y los que no estén asustados, deberían estarlo.

      Las enfermedades mortíferas

      La sífilis ya no causa la muerte a millones de personas como sucedió en los días de Colón, pero sigue siendo peligrosa. La ciencia médica dice que las bacterias de la sífilis de forma espiral (Treponema pallidum) exudan de heridas abiertas o de erupciones en las partes genitales de la víctima. La infección ocurre durante las relaciones sexuales. Una vez que está dentro de la nueva víctima, el T. pallidum se dirige al torrente sanguíneo y al sistema linfático, y, con el tiempo, si no se lo controla, infecta el cuerpo entero. Pero las bacterias de la sífilis engañan por su lentitud. Pasan entre 10 y 90 días antes que la víctima note las vesículas o ampollas características de la sífilis, las cuales aparecen donde el microbio penetró... generalmente en las partes genitales. Si no se trata el mal, el invasor puede causar daño irreparable a los órganos vitales, y hasta provocar la muerte.

      Galeno, médico del segundo siglo, inventó el nombre de la vieja compañera de la sífilis... la gonorrea. El síntoma revelador es una sensación de ardor al orinar. Pero el Ministerio de Salubridad de los Estados Unidos dice: “En el caso de las mujeres [...] los síntomas quizás no basten para hacer que la paciente sospeche de qué se trata o se sienta impelida a procurar ayuda”. En el caso de los hombres, los síntomas generalmente desaparecen en un par de meses. No obstante, los médicos dicen que, con todo, el microbio puede llegar a la sangre e infectar los órganos vitales. Además, las mujeres son especialmente propensas a las complicaciones que resultan de la gonorrea. La publicación The Journal of the American Medical Association dijo: “La más severa de estas complicaciones es la enfermedad inflamatoria de la pelvis (PID, siglas en inglés) [...] Cada año, en los Estados Unidos, se trata a casi un millón de mujeres que padecen de PID”. ¿Cuáles son los resultados? “La infecundidad involuntaria [esterilidad], el embarazo ectópico y el dolor crónico en la pelvis.”

      Pero es interesante que quizás la mayoría de los casos de PID resulten de una enfermedad acerca de la cual la mayor parte de las personas ni siquiera han oído hablar: chlamydia. Dicen los Centros para el Control de las Enfermedades (E.U.A.): “Hoy, en los Estados Unidos, las infecciones causadas por la Chlamydia trachomatis son las enfermedades más comunes entre las que se transmiten mediante las relaciones sexuales”. De igual manera, se informó en The Age que el aumento de infecciones asociadas con la clamydia presenta un “peligro insidioso” para los australianos. Los síntomas de la clamydia son lo suficientemente parecidos a los de la gonorrea como para engañar hasta a los médicos.

      “Lamentablemente —dice el Dr. Yehudi M. Felman— muchos médicos aún consideran que la clamydia es una enfermedad de poca importancia” (Medical World News). Pero para los aproximadamente 2.500.000 a 3.000.000 de personas que están infectadas con la clamydia, en tan solo los Estados Unidos, la enfermedad está lejos de ser “de poca importancia”. Tampoco es “de poca importancia” para los infantes que en muchos casos padecen de pulmonía o hasta de ceguera por haber nacido de madres contaminadas con dicha enfermedad.

      Así la sífilis y la gonorrea han perdido algo de su prominencia entre las enfermedades transmisibles mediante las relaciones sexuales. En Gran Bretaña, otras enfermedades además de la sífilis y la gonorrea (entre ellas algunas de las menos conocidas, como el chancroide y la granuloma inguinal) contribuyen al 84 por 100 de los casos de STD que requieren tratamiento. Pero, en primer lugar, ¿por qué permanece esta plaga en la escena?

      “Ha pasado de la escena”

      “Como resultado de la terapia antibiótica —dijo el Dr. John F. Mahoney en 1949— la gonorrea casi ha pasado de la escena como importante entidad clínica relacionada con la salubridad pública”. Estas palabras caracterizan la fe que los de la profesión médica —y el público en general— cifraron en las nuevas drogas milagrosas, como la penicilina. Convencidos de que la ciencia había dado un golpe de muerte a las enfermedades transmisibles mediante las relaciones sexuales, muchos médicos simplemente perdieron el interés en estudiarlas. En el África Central y Occidental, programas patrocinados por la ONU para eliminar la sífilis y otras enfermedades relacionadas parecieron tan eficaces que las autoridades hasta disminuyeron sus actividades de vigilancia.

      Así los cambios que sucedieron rápidamente en la década de los años sesenta tomaron a casi todo el mundo por sorpresa. Entre ‘1965 y 1975 la cantidad de casos de gonorrea que se informaron en los Estados Unidos se triplicó’ (Centros para el Control de las Enfermedades). El aumento del turismo, que resultó del viajar en aviones de reacción, contribuyó a que la enfermedad se esparciera de país en país. Por lo tanto, una epidemia mundial de STD estaba amenazando, pero, según escribió Theodor Rosebury en Microbes and Morals: “Se hizo el asombroso descubrimiento de que los médicos jóvenes y los estudiantes jóvenes de medicina casi no sabían nada acerca de [STD]”.

      Por eso a los médicos se les ha hecho difícil mantenerse al paso con el aumento epidémico de las enfermedades transmisibles mediante las relaciones sexuales, aunque afirman que existen curas eficaces para la mayor parte de ellasb. Simplemente sucede que las personas están contrayendo estas enfermedades con mayor rapidez de lo que los médicos pueden curarlas.

      Aunque varias enfermedades transmisibles mediante las relaciones sexuales han plagado a la humanidad por muchos años, dos en particular han recibido mucha publicidad recientemente. Éstas son el herpe y el SIDA (o AIDS). En el siguiente artículo se considera lo que encierran estas enfermedades.

  • Se enfoca la atención en el herpe y el SIDA
    ¡Despertad! 1984 | 8 de septiembre
    • Se enfoca la atención en el herpe y el SIDA

      “ME SIENTO como un leproso. ¿Quién me querría si supiera que tengo una enfermedad incurable que es transmisible mediante las relaciones sexuales?” Así habló una víctima del herpe genital, enfermedad que ha recibido mucha publicidad. Está difundida en los Estados Unidos, Canadá, Europa y el Japón. Tan solo en los Estados Unidos se informa que cada año, según los cálculos, entre 200.000 y 500.000 personas la contraen. Cierto médico calculó que “cada año se diagnostican entre 20.000 y 50.000 nuevos casos del herpe genital en Canadá”.

      ¿Cuál es la causa de todo este sufrimiento? La ciencia médica dice que se debe a una partícula minúscula, un virus, que es tan solo un miembro de una “familia” grande de herpes. Las varicelas y el herpe zóster son enfermedades comunes causadas por los virus del herpe. El que provoca el herpe genital es parecido (y a veces idéntico) al virus que causa el herpe labial del cual comúnmente sufren muchas personas. Pero cuando el herpe afecta los órganos genitales, la víctima generalmente (pero no siemprea) ha contraído el virus de una manera específica: mediante las relaciones sexuales con otra víctima del herpe.

      Entre tres y siete días después de haber sido expuesta al herpe, la persona infectada nota una sensación de ardor o de hormigueo en la región genital... el aviso de la formación de ampollas dolorosas, llenas de fluido. Por un período que dura entre dos y seis semanas, las vesículas causan tormento y entonces se sanan. Pero el herpe no desaparece. Los médicos dicen que meramente se retira, por vía de los nervios, a grupos de nervios situados en la base de la espina dorsal. Permanece latente allí hasta que algo (como la tensión nerviosa) provoque una reactivación del virus. Una vez que se despierta, viaja nuevamente por vía de los nervios hasta la piel y empieza de nuevo el doloroso ciclo.

      Quizás el efecto más insidioso del herpe sea el que ejerce en las emociones de la víctima. El Dr. Oscar Gillespie dice: “El problema principal del herpe no tiene que ver tanto con el virus mismo como con los temores, las dudas y los trastornos que la presencia del virus puede provocar en la vida diaria”. Una víctima dijo: “Es muy difícil describir los sentimientos de ira, culpabilidad y pérdida de dominio propio que se experimentan cuando se padece del herpe. Creo que es algo que solo otra víctima del herpe podría compartir y comprender”. Pero tales trastornos emocionales meramente prolongan el ciclo del sufrimiento, pues a menudo provocan reapariciones adicionales de la enfermedad.

      Por qué se llama incurable

      ¿A qué se debe que el sistema inmunológico del cuerpo sencillamente no pueda aplastar al virus del herpe que esté causando la irritación? Los médicos dicen que el herpe evita tal destino por medio de adherirse a una célula, penetrar la membrana externa de ésta y ocultarse allí. Una vez que se encuentra segura allí adentro, se apodera rápidamente del control del “cerebro” de la célula, ¡de modo que transforma la célula en una verdadera fábrica de herpe! En un período de tres a cinco horas se producen entre 80.000 y 120.000 virus nuevos. Entonces la pared celular revienta, lo cual permite que un ejército de partículas peligrosas pasen al torrente sanguíneo y contaminen otras células.

      Así el lector puede ver por qué los médicos dicen que es muy difícil destruir el herpe. La cura tendría que consistir en algo que penetrara las células infectadas para matar el virus. O sería necesario destruir las células infectadas, sin destruir las sanas. No es de sorprender que hasta la fecha la ciencia médica haya quedado sin saber qué hacer. (Véase el recuadro.) Los informes recientes de que se están poniendo a prueba vacunas contra el herpe quizás proporcionen un rayo de esperanza. Pero aunque dicha “onza de prevención” quizás ayude a millones de personas, ¿qué hay de las que ya han contraído la enfermedad?

      SIDA... ¿nueva enfermedad del tipo STD?

      “En mi carrera profesional, jamás me he enfrentado a una situación que resultara en mayor frustración o que fuera más deprimente”, dijo el Dr. Peter Mansell, de acuerdo con una cita que apareció en la revista Newsweek. Él se refería a la enfermedad que ha captado la atención del mundo: El SIDA o AIDS (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). Este término describe la interrupción del sistema inmunológico del cuerpo. El resultado es que sus víctimas sucumben a raras formas de cáncer y pulmonía.

      ¿Hasta qué grado se ha esparcido el SIDA? Hasta la fecha, tan solo en los Estados Unidos se han informado más de 4.000 casosb. Por lo menos otros 32 países han informado también casos de la enfermedad. Los países que hasta la fecha han quedado relativamente libres de la enfermedad, como el Japón, se han preparado para tratar con ella... en caso de que surja.

      Por lo que se puede ver, el índice de mortalidad de las víctimas del SIDA es pasmoso. Más de 60 por 100 de los que figuraron entre los primeros en quienes se diagnosticó la enfermedad murieron en espacio de un año. Pero hay quienes temen que con el tiempo todas las víctimas del SIDA mueran de la enfermedad. No obstante, el síndrome empieza de manera bastante inocente, con síntomas parecidos a los de la gripe, cansancio y pérdida de peso. Lamentablemente, como dice el Dr. Frederick P. Siegal: “La mayor parte de los médicos llegan a ver a las víctimas del SIDA cuando ya es demasiado tarde”.

      De acuerdo con los Centros para el Control de las Enfermedades (E.U.A.), los homosexuales activos (es decir, los que tienen varios compañeros) corren el mayor riesgo de contraer el SIDA. También corren riesgo los que abusan de drogas que se introducen en el cuerpo por las venas, y los que padecen de hemofiliac. Pero dado que aproximadamente 70 por 100 de las víctimas del SIDA eran homosexuales, se sospecha firmemente que en la mayoría de los casos la enfermedad se transmite mediante las relaciones sexuales.

      SIDA causa pánico

      “El temor se está esparciendo con mayor rapidez que la enfermedad”, dijo la revista Discover. No cabe duda de que titulares como “El SIDA tal vez se esparza por el mero contacto” hayan fomentado dicho temor:

      ● Personal de hospitales ha rehusado tratar a pacientes contaminados con el SIDAd.

      ● Empresarios de pompas fúnebres han estado poco dispuestos a embalsamar los cadáveres de las víctimas del SIDA.

      ● A los oficiales de la policía de San Francisco, California, se les dieron aparatos de resucitación y guantes de goma para evitar que se infectaran con el SIDA al suministrar los primeros auxilios.

      ● Ciertos técnicos rehusaron instalar un micrófono para una víctima del SIDA a quien se había de entrevistar en un programa de entrevistas televisadas. ¿Cuál era el propósito del programa? Calmar los temores respecto al SIDA.

      ● Las líneas telefónicas de emergencia para información y ayuda con relación al SIDA “han estado inundadas de llamadas de parte de personas que quieren saber si se puede contraer la enfermedad por medio de agarrar un mango o un poste en el tren subterráneo, o al usar el mismo inodoro que haya sido usado por homosexuales”.

      Pero la comunidad homosexual sintió el mayor efecto. Los bares y las casas de baño para los homosexuales informaron que su negocio disminuyó debido al temor que la gente tiene de contraer el SIDA. Además, puesto que los homosexuales que tienen varios compañeros corren el mayor riesgo, algunos hasta cambiaron drásticamente su estilo de vida. Pocos de ellos, si acaso hubo alguno, se sintieron lo suficientemente asustados como para adoptar un modo de vivir heterosexual. Pero algunos han evitado las relaciones sexuales anónimas y han establecido relaciones “monógamas”.

      Pero la víctima del SIDA es la que sufre verdadera angustia. Sus vecinos y compañeros de trabajo la tratan como alguien rechazada por la sociedad, sus amantes la evitan, y, además de todo esto, la víctima del SIDA tiene que cargar con una enfermedad incurable. “Ésta simplemente pende sobre el cuello de uno —dijo una víctima del SIDA—. Siempre hay la incertidumbre dominante de que cualquier día uno contraerá algún nuevo mal que el sistema inmunológico suprimido no podrá repeler”.

      Por eso, aunque hasta cierto grado la reacción del público quizás sea extremada, el temor de contraer el SIDA no carece de fundamento. El SIDA es un asesino insidioso. Además, informes que indican que esta enfermedad puede esparcirse al público en general mediante las transfusiones de sangre han fomentado mayor temor y resentimientoe. (Véase el recuadro de la página 9.) Así los homosexuales sienten que son víctimas no solo de la hostilidad, sino también de un estilo de vida lleno de peligros.

      [Notas a pie de página]

      a Por ejemplo, a veces las personas contraen el herpe en los dedos al tocar vesículas o ampollas herpéticas. Y así accidentalmente pueden esparcir la enfermedad a otras partes del cuerpo, como a los órganos genitales, al tocarlas.

      b Es posible que no todos los casos que se hayan informado tengan realmente que ver con el mismo síndrome, puesto que el SIDA abarca una variedad bastante amplia de síntomas. En cambio, puede que se hayan informado muchísimos menos casos del SIDA de los que en realidad haya, puesto que muchas víctimas quizás teman el estigma asociado con el SIDA.

      c Los Centros para el Control de las Enfermedades informaron a ¡Despertad! que no se han comprobado las teorías anteriores de que los casos del SIDA entre los haitianos se debían a “ritos del vudú”.

      d Los Centros para el Control de las Enfermedades han emitido ciertas precauciones que el personal de las clínicas y de los laboratorios debe tomar, aunque afirman que el contraer el SIDA “por medio de contacto casual no parece probable”. Las precauciones incluyen el usar guantes al manejar especímenes de sangre de pacientes contaminados con el SIDA, el desechar las agujas que se hayan utilizado al tratar a víctimas del SIDA, y el usar batas de cirujano.

      e El 23 de abril de 1984 ciertos investigadores anunciaron que habían aislado el virus que, según se cree, causa el SIDA. Con el tiempo, puede que se anuncie una prueba eficaz para identificar la sangre que esté contaminada con el agente que causa el SIDA. Pero todavía están muy lejos de haber hallado un remedio para la enfermedad.

      [Comentario en la página 10]

      El Dr. Frederick P. Siegal dice: “La mayor parte de los médicos llegan a ver a las víctimas del SIDA cuando ya es demasiado tarde”.

      [Comentario en la página 10]

      El golpe de haber contraído una enfermedad transmisible mediante las relaciones sexuales ha hecho que muchas personas consideren la promiscuidad sexual desde un punto de vista diferente

      [Diagrama en la página 7]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Primer paso: El virus del herpe se adhiere a la célula y penetra la membrana externa.

      PARED CELULAR

      ADN DE LA CÉLULA

      ADN VIRAL

      NÚCLEO DE LA CÉLULA

      VIRUS DEL HERPE

      Segundo paso: El virus se apodera del núcleo de la célula para reproducir miles de virus del herpe.

      SE DESTRUYE EL NÚCLEO DE LA CÉLULA

      VIRUS NUEVO

      NÚCLEO VIRAL

      ADN VIRAL

      Tercer paso: La pared celular revienta y despide decenas de miles de virus.

      PARED CELULAR

      [Recuadro/Ilustración en la página 8]

      ¿Una cura para el herpe?

      Las falsas curas para el herpe, dicen los médicos, no solo han suscitado falsas esperanzas, sino que en ciertos casos simplemente han empeorado una condición ya mala. Entre algunos de los tratamientos que los Centros para el Control de las Enfermedades, de los Estados Unidos, han calificado de ineficaces figuran vacunas, estimulantes para la inmunidad, las vitaminas C, E y B12, dietas especiales, el zinc, tabletas de lactobacillo (acidophilus), cremas de esteroides y la terapia llamada en inglés “dye-light”, que consiste en exponer la parte herpética a una luz, después de haberle untado cierto tinte.

      Pero ¿a qué se debe el que tantas personas afirmen hallar alivio mediante estas “curas”? Los médicos nos recuerdan lo que aparentemente provoca las reapariciones del herpe... la tensión nerviosa y la ansiedad. Casi cualquier cosa que calme a la persona y alivie la ansiedad puede parecer que cura la enfermedad... temporalmente. Pero generalmente es tan solo cuestión de tiempo antes que los virus latentes del herpe, que aún quedan ocultos en las células, decidan atacar de nuevo. Por supuesto, aún hay controversia en torno a estos tratamientos, pero es prudente investigar un tratamiento por completo antes de someterse a él.

      Por ahora, lo mejor que la ciencia médica ofrece es el alivio sintomático. Por ejemplo, la droga llamada acyclovir ha sido aprobada para uso en los Estados Unidos y parece acelerar la curación de las vesículas del herpe. Pero, lamentablemente, ¡no impide que éstas vuelvan a aparecer!

      Los médicos dan ciertos consejos prácticos a los que padecen del herpe que pueden proporcionar también cierta medida de alivio. El descanso, los baños tibios, las compresas, las bolsas de hielo y el mantener las vesículas secas se consideran medidas útiles, aunque están muy lejos de ser curas.

      [Recuadro/Ilustración en la página 9]

      El SIDA y la sangre

      Primero cayeron enfermos los que padecían de hemofilia. El tratamiento para su enfermedad (el factor de coagulación VIII) se deriva de la sangre de centenares de donantes. Por eso, cuando algunas víctimas de hemofilia contrajeron el SIDA, se sospechó inmediatamente que fuera debido a la sangre. Entonces un infante a quien se le había hecho una transfusión de sangre de alguien que padecía del SIDA contrajo la enfermedad también. Aunque parecía poco probable contraer el SIDA como resultado de una transfusión, no obstante, los Centros para el Control de las Enfermedades emitieron la siguiente advertencia: “Los que pertenezcan a grupos que corren mayor riesgo de contraer el SIDA [principalmente los homosexuales] deberían abstenerse de donar plasma y/o sangre”.

      Pero en lo que tiene que ver con hacer que los donantes de sangre se conformen voluntariamente a esto, ha resultado más fácil decirlo que hacerlo. Además, la comunidad de los homosexuales ha gritado: “¡Discriminación!” cuando se ha sugerido que se les prohíba donar sangre. Por lo tanto, los médicos europeos han considerado prohibir que se importen de los Estados Unidos productos preparados a base de sangre, ¡y algunos pacientes han rehusado aceptar transfusiones de sangre!

      El temor de que podría contraerse el SIDA por medio de compartir agujas hasta causó un pánico temporal entre los donantes de sangre. Un portavoz del Programa de donaciones de sangre de la zona metropolitana de Nueva York dijo a ¡Despertad! que las donaciones de sangre disminuyeron en 25 por 100 durante el mes de julio de 1983. Y esto, a pesar de que las agujas que se usan son esterilizadas y el recipiente o sobre que las contiene permanece herméticamente sellado hasta que se usen, y entonces, después que se usan las agujas, éstas son rotas y desechadas.

      Aunque la prueba para seleccionar la sangre, que se acaba de anunciar, quizás proteja el abastecimiento de sangre contra el ser contaminado con el agente que causa el SIDA, el susto que el SIDA ha provocado ha servido para recordar al público que el transfundir sangre es una práctica que encierra ciertos riesgos muy graves.

  • La “nueva moralidad”... ¿está segando lo que ha sembrado?
    ¡Despertad! 1984 | 8 de septiembre
    • La “nueva moralidad”... ¿está segando lo que ha sembrado?

      “DIOS ha reemplazado el fuego y azufre con el SIDA”, escribió un lector indignado al periódico New York Post. Muchos opinan así, que el aumento epidémico del SIDA, del herpe y de otras enfermedades transmisibles mediante las relaciones sexuales es algo más que un producto de la llamada revolución sexual. Lo ven como el castigo divino por la promiscuidad sexual.

      La epidemia de STD es ciertamente un espectro que atemoriza. Pero la Biblia no indica que Dios use hoy enfermedades como castigo por la conducta desobediente. Las enfermedades son el resultado ineludible del pecado heredado, que afecta a toda la humanidad (Romanos 5:12). Por eso a veces hasta personas que temen a Dios y viven de manera recta caen víctimas de enfermedades devastadoras.

      No obstante, en muchos casos es posible mejorar la porción de uno en la vida —incluso la salud— por medio de adherirse a normas piadosas. Por ejemplo, la Biblia condena el abuso de las bebidas alcohólicas (1 Corintios 6:9, 10; 1 Timoteo 3:8). En Proverbios 23:29-34 se indican algunas de las razones por las cuales dicha posición es sensata:

      “¿Quién tiene el ¡ay!? ¿Quién tiene desasosiego? ¿Quién tiene contiendas? ¿Quién tiene preocupación? ¿Quién tiene heridas sin causa? ¿Quién tiene deslustre de ojos? Los que se quedan largo tiempo con el vino [...] A su fin muerde justamente como una serpiente, y segrega veneno justamente como una víbora. Tus propios ojos verán cosas extrañas, y tu propio corazón hablará cosas perversas. Y ciertamente llegarás a ser como uno que está acostado en el corazón del mar, aun como uno que está acostado en el tope de un mástil”.

      Heridas, salud quebrantada, alucinaciones... todos son malos efectos de la borrachera. Pero no se puede culpar a Dios debido a estos males. La persona, al hacer caso omiso de las normas de Dios, se los acarrea ella misma. En Gálatas 6:7, 8 la Biblia dice: “No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará; porque el que está sembrando teniendo en mira su carne, segará de su carne la corrupción”.

      El mismo principio es aplicable en lo que tiene que ver con la moralidad sexual. En 1 Corintios 6:18 la Biblia advierte: “Huyan de la fornicación. [...] El que practica la fornicación está pecando contra su propio cuerpo”. El término “fornicación” abarca una serie de pecados relativos a lo sexual, incluso las relaciones sexuales premaritales y la homosexualidad. Note que el cometer fornicación significa pecar contra su propio cuerpo. “Ahora bien, el cuerpo no es para fornicación”, declara Pablo (1 Corintios 6:13). La capacidad procreativa del hombre fue diseñada para un propósito sagrado: poblar la Tierra con hijos justos (Génesis 1:28). Las relaciones sexuales habían de ser también una fuente de deleite mutuo en el caso de las parejas casadas. (1 Corintios 7:3-5; Proverbios 5:18-20.)

      Las relaciones sexuales promiscuas ponen en ridículo este arreglo bendito. Por lo tanto, son moralmente degradantes y, a la vista de Dios, hacen inmunda a la persona que participa en ellas. Finalmente, resultan en el juicio que se describe en 1 Corintios 6:9, 10: “Ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres [...] heredarán el reino de Dios”. Pero el que ‘peque contra su propio cuerpo’ puede ‘segar lo que haya sembrado’ en sentido físico y emocional también. Las enfermedades transmisibles mediante las relaciones sexuales son tan solo parte de un conjunto de problemas a los que podrían encararse las personas que participan en la promiscuidad sexual: un matrimonio quebrantado o inseguro, repetidas congojas, temor al embarazo, falta de confianza en otros. Los homosexuales también ‘reciben en sí mismos la recompensa completa, que se les debe por su error’, dice la Biblia (Romanos 1:27). Sus actos sexuales groseramente obscenos —ya sea que participen en ellos varios compañeros, o que los mismos sean de índole “monógama”— son ‘contrarios a la naturaleza’ (Romanos 1:26). Por eso, ¿debería sorprendernos que una gran cantidad de problemas físicos acompañen el estilo de vivir de ellos?

      Se siega lo que se siembra

      Por lo tanto la plaga de enfermedades del tipo STD ha hecho más que causar incomodidad física a unas cuantas personas. Ha ensombrecido un estilo de vida que prometía libertad, pero que no ha resultado en nada más que angustia y miseria en el caso de muchas personas. La noción de que gracias a “la píldora” y la penicilina se podía disfrutar de relaciones sexuales ilícitas sin sufrir las consecuencias ha resultado absurda y necia. Por supuesto, los cristianos de ningún modo se deleitan en el sufrir de otras personas. No obstante, ellos sí esperan que los que estén entrampados en el lazo de la promiscuidad sexual reflexionen seriamente sobre su modo de vivir y lo que podría resultar de él. No es demasiado tarde para que tales personas hagan los cambios necesarios... ni es demasiado difícil hacerlos. En la antigüedad los cristianos lograron escapar de la trampa de la inmoralidad sexual. Y en tiempos modernos los testigos de Jehová han ayudado a miles de personas a hacer lo mismo. (1 Corintios 6:9-11.)

      Pero aunque sea triste decirlo, la mayoría de las personas parecen estar resueltas a seguir su derrotero egoísta. A la larga, es tan poco probable que el temor de contraer una enfermedad transmisible mediante las relaciones sexuales promueva la castidad como que el temor a las bombas nucleares promueva la paz. Cierto estudiante universitario dijo: “Supongo que las personas definitivamente tienen presentes el SIDA y el herpe. Pero no creo que esto haya puesto freno de manera alguna a la revolución sexual entre las personas de mi edad”.

      De modo que el asunto no es si el SIDA, el herpe o sus otros compañeros mortíferos seguirán aumentando en proporciones epidémicas, o si pasarán al olvido. De cualquier modo la fachada brillante de la “nueva moralidad” ha sufrido un daño irreparable. Se ha desenmascarado a ésta y se ha revelado que encierra un modo de vivir infructífero, improductivo y peligroso. Así, los defensores del ‘amor libre’ descubren, para gran desilusión suya, que el “amor” ilícito no es tan “libre” después de todo.

      De hecho, se paga un precio demasiado alto.

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