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  • Yo era alérgica a sustancias químicas tóxicas
    ¡Despertad! 1983 | 8 de septiembre
    • Yo era alérgica a sustancias químicas tóxicas

      “Siempre fui sensible a los pesticidas, los cosméticos y los vapores que emanan de la pintura, los cuales me causaban erupciones cutáneas y dolores de cabeza. No hay por qué preocuparse... así pensaba yo. No me daba la menor cuenta de la situación a que podían llevarme esas cosas.” Así comenzó Millie a relatar su historia.

      Ella continuó diciendo:

      “¡AY, ESAS moscas!” Así que coloqué algunas tiras de insecticida. Dentro de poco... no había ni siquiera una mosca a la vista. Pensé: ‘¡Qué maravillosa es la tecnología moderna!’. Pero aquél fue un momento crucial para mi salud.

      Comencé a tener palpitaciones, vómitos, extrema debilidad muscular y ataques de llanto. ¿Qué me pasaba? Estaba casada felizmente y había disfrutado de la vida. Entonces nos mudamos. Nuestro nuevo apartamento estaba infestado de cucarachas, de modo que lo rociamos con insecticida.

      De repente quedé sin aliento. Mi esposo, Jerry, me llevó de prisa al hospital. Después de regresar a casa quedé deprimida, confundida y casi no podía hablar. Al poco tiempo estuve de regreso en el hospital, donde el médico dijo a Jerry: “Su esposa padece de un trastorno mental... esquizofrenia”. Pero cuando nos mudamos a una vieja casa-remolque, los síntomas desaparecieron.

      Entonces llegaron las hormigas. Unos exterminadores rociaron cierto insecticida. Todos los síntomas reaparecieron... la depresión, las náuseas y los ataques de llanto. Vomité cada 30 minutos durante 18 horas. Tuve diarrea. Me dolía todo el cuerpo. Desesperados, fuimos a un hospital siquiátrico.

      Los análisis de sangre que me hicieron en el hospital revelaron que tenía una insuficiencia de glóbulos blancos, lo cual quizás indicaba que había algún defecto en el sistema inmunológico. Sin embargo, no relacioné aquello con mis problemas. Entonces, después de un reconocimiento médico, el siquiatra declaró: “Usted no es de ninguna manera esquizofrénica. Está en mejor estado de salud mental que la mayoría de la gente de la calle”. Mejoré de salud en el hospital. Después regresé a casa. Pero una vez que estuve de vuelta en casa, se me empañó la vista. ¡Todos los demás síntomas volvieron a aparecer!

      “Cada vez que la llevo al hospital se mejora, pero empeora cuando regresa a casa”, dijo Jerry, con lágrimas en los ojos, al médico. “Ella no ha sido la misma desde que rociamos la casa con insecticida para matar las hormigas.”

      “¡Eso es, eso es!”, dijo excitado el médico. “¡Sáquela de esa casa por un tiempo, y lo sabremos!”

      Por tres días dormí en un remolque y los síntomas desaparecieron. Dudosa todavía de que el problema tuviera que ver con la casa, regresé a ella. Inmediatamente se me puso tensa la garganta y se me hinchó la lengua. ¡Entonces quedé convencida! Era alérgica a las sustancias químicas tóxicas que había en la casa. Con el tiempo los perfumes, los productos químicos para uso doméstico, los tintes para el cabello, los cosméticos, los vapores que emanan de la gasolina, los gases de escape de los automóviles —¡hasta la ropa de fibra sintética!— comenzaron a producirme reacciones alérgicas.

      Millie padecía de lo que se ha llamado el síndrome del siglo XX. Es cierto que el caso de ella era una excepción. Las reacciones de la mayoría de la gente a la contaminación ambiental son estornudos, comezón o ardor en los ojos. Pero ¿es una señal de advertencia acerca de la creciente contaminación ambiental el aumento mundial en la cantidad de casos como el de ella? ¿Está el hombre “arruinando la tierra” en realidad, según se predijo hace siglos en la Biblia? (Revelación 11:18.)

  • ¿Sufre usted debido a la contaminación ambiental?
    ¡Despertad! 1983 | 8 de septiembre
    • ¿Sufre usted debido a la contaminación ambiental?

      ¿SIGNIFICA el caso de Millie, descrito en el artículo anterior, que cada vez que usted se siente irritable, deprimido o tiene problemas de salud se debe a la contaminación ambiental? ¡De ninguna manera!

      El sistema inmunológico (maravillosamente diseñado) de nuestro cuerpo puede luchar contra los agentes contaminadores (Salmo 139:14). No obstante, debido a la herencia genética y nuestro modo de vivir, cada uno de nosotros reacciona de modo diferente. Cada vez más pruebas médicas demuestran que hasta pequeñas cantidades de agentes químicos contaminadores pueden afectar la salud de algunas personas.

      Sensibilidad a sustancias químicas

      “Después de 30 años de haber tratado a más de 20.000 pacientes que padecen de varias reacciones alérgicas, me parece que el problema relacionado con las sustancias químicas se está convirtiendo rápidamente —si ya no lo es— en el delincuente principal”, dijo para ¡Despertad! el Dr. Theron Randolph, de Chicago, Illinois. “El grado a que estamos expuestos al ambiente y nuestro régimen de productos manufacturados están aumentando grandemente. La sensibilidad a esas sustancias químicas no afecta a todo el mundo inmediatamente, sino que perjudica sobre todo a los que están expuestos a sustancias químicas con cierto grado de persistencia.”

      Pero ¿no debería el sistema inmunológico del cuerpo contrarrestar esos agentes contaminadores? El Dr. Alan S. Levin, especialista en inmunología, de San Francisco, California, explicó: “Los agentes químicos contaminadores debilitan el sistema inmunológico al envenenar ciertas ‘células T’ [un tipo de glóbulos blancos] en la sangre, que actúan como ‘frenos’ para el sistema inmunológico, y así aminorar la cantidad de ellas. Como consecuencia, el sistema inmunológico de la persona se hace incontrolable y reacciona de manera extrema. Tal persona pudiera hacerse demasiado sensible y reaccionar a prácticamente todo material sintético y producto petroquímico”.

      En publicaciones médicas se ha hablado de personas a quienes los envases de plástico para alimentos, los vapores que emanan de cocinas de gas o de queroseno, los productos para dentaduras postizas, las telas de fibra sintética y un sinnúmero de otros productos modernos causan reacciones alérgicas. Así que los problemas emocionales y físicos que afrontó Millie pueden atribuirse a una reacción alérgica a las sustancias que hay en el ambiente.

      “Pero en realidad, la sensibilidad de cada individuo es el enigma del problema”, declara el Dr. Randolph. Después de realizar una investigación por todos los Estados Unidos, el Dr. Irving Selikoff, director del Laboratorio de Ciencias Ambientales del hospital Mt. Sinai, de Nueva York, llegó a la misma conclusión. En una entrevista para ¡Despertad! dijo: “La sensibilidad de cada individuo es tremendamente importante. De cada cinco personas que trabajan con asbesto, una muere de cáncer pulmonar. ¿Por qué no mueren las otras cuatro? No lo sé. Pero esto es así en muchísimas cosas”.

      De modo que lo que a usted le produce una reacción alérgica tal vez no cause ningún problema a otra persona. Su estado de salud, herencia, disposición mental y la tensión son factores que tienen que ver con el asunto. El saber eso debe ayudarnos a desarrollar compasión por otras personas que luchan con problemas de salud que nosotros quizás no tengamos (1 Pedro 3:8). Pero los efectos de los agentes que contaminan el ambiente van más allá de una simple reacción alérgica.

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