BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • “¿Debemos circuncidar al nene?”
    ¡Despertad! 1980 | 22 de marzo
    • experimentado ejecutara la intervención al octavo día, la circuncisión probablemente sería uno de los menores riesgos a los cuales nuestros hijos jamás tendrían que enfrentarse, y que los beneficios que probablemente vendrían eclipsaban los riesgos que pudieran presentarse.

      Los beneficios que esperábamos

      Puesto que el mandato de circuncidarse fue abolido divinamente durante el primer siglo, reconocíamos que nuestros hijos no podrían jactarse de ningún mérito religioso debido a la circuncisión. (Hech. 15:1-29; 1 Cor. 7:19) También reconocíamos el hecho de que el prepucio es parte de la creación de Jehová y que Dios no pidió que éste se les quitara a sus siervos de antes del tiempo de Abrahán, y no lo requiere de sus adoradores cristianos. Sabíamos que las perspectivas de nuestros hijos como siervos del Altísimo dependían de una circuncisión más importante que aquélla, la ‘circuncisión del corazón,’ es decir, el extirpar del corazón todo lo que sea superfluo y contribuya al crecimiento de lo inmundo.—Rom. 2:29; Col. 3:5-11.

      Sin embargo, el hecho de que la circuncisión tiene valor práctico se explicó en la publicación Science News Letter, en su número del 31 de octubre de 1964, donde se dijo: “El motivo para la circuncisión es la limpieza, para impedir la acumulación de una mezcla irritante que se llama esmegma en el espacio estrecho entre el bálano y el prepucio que lo cubre.” Un artículo que salió en Today’s Health explica que “el esmegma . . . si no se quita . . . llega a ser un terreno maloliente para la crianza de bacterias que causan irritaciones e infección.”

      Los que se oponen a la circuncisión rutinaria sugieren que “si se puede enseñar a un niño a atar los lazos de sus zapatos o a cepillarse los dientes o a lavarse detrás de las orejas, también se le puede enseñar a lavarse debajo del prepucio.” Sin duda eso es cierto de muchos niños. Pero, me pesa decirlo, ¡nuestros hijos nunca han sido diligentes o concienzudos respecto a ninguna de estas tareas! Y aunque las caries puede ser lo peor que pudiera resultar de no limpiarse los dientes adecuadamente, mucho más puede estar envuelto en no tener limpio el prepucio.

      Los estudios realizados en los Estados Unidos, Europa y Asia han revelado una incidencia mucho más alta de cáncer del pene en los hombres incircuncisos que en los circuncisos. De hecho, como observa el Dr. M. S. Eiger: “Casi nunca se halla cáncer del pene en el hombre que ha sido circuncidado en su infancia.” Los resultados de estos estudios han sido tan definitivos que hasta un adversario franco de la circuncisión rutinaria en los EE. UU. admite: “La higiene sexual defectuosa, las instalaciones higiénicas inadecuadas y las enfermedades venéreas tienden a aumentar la incidencia de los cánceres genituorinarios en los grupos étnicos o poblaciones que no practicaban la circuncisión. Parece, pues, que en estos grupos se indicaría la conveniencia de la circuncisión.”

      Sin embargo, este mismo facultativo no opina que la circuncisión rutinaria sea necesaria en los EE. UU., donde un alto grado de higiene personal es cosa accesible (a la mayoría de la gente). Un artículo de Woman’s Day declara que “la higiene adecuada otorga casi tanta protección contra el cáncer del pene como la circuncisión.”

      Sin embargo, el cáncer del cuello uterino, que de los cánceres entre las norteamericanas es el tercer asesino más común, es casi desconocido entre las judías. Muchas autoridades creen que la circuncisión de los judíos es un factor que contribuye a esto.

      En un estudio realizado en Yugoslavia se comparó a los musulmanes emancipados circuncisos con los no musulmanes incircuncisos. Se halló dos veces más lesiones cervicales premalignas en las esposas de los no musulmanes incircuncisos que en las esposas de los musulmanes emancipados circuncisos (11 por 1.000 en el primer grupo, 5,5 por 1.000 en el último). Es de interés el hecho de que en los musulmanes ortodoxos (que practican la circuncisión en la adolescencia junto con otras formas de higiene sexual) no se halló ni un solo caso de esta enfermedad.

      Pero, ¿es cruel la circuncisión? Bueno, a nosotros nos pareció que el dolor momentáneo queda abundantemente compensado por la protección que la circuncisión proporciona. Recordarnos que en muchas de las mejores inversiones de la vida, “mejor es el fin de un asunto posteriormente que su principio.” (Ecl. 7:8) No temíamos que la experiencia causara cicatrices en la personalidad de nuestros hijos, pues recordamos las muchas personalidades deseables entre las filas de los circuncisos.

      La decisión era NUESTRA

      Comprendemos que no todos los padres estarán de acuerdo con la decisión que nosotros tomamos. Sea que los padres opten por la circuncisión o no, su decisión merece el respeto de otros. Especialmente en el caso de padres cristianos, podemos estar seguros de que no han tomado a la ligera ninguna decisión que tenga que ver con sus hijos. Un padre cristiano explicó como sigue la decisión que él y su esposa habían tomado: “Gabriel nació prematuramente, y no nos pareció justo añadir a sus dificultades la herida de la circuncisión. Por supuesto, los recordatorios de Jehová nos han hecho conscientes de la importancia de la limpieza genital; de modo que le hemos instruido cuidadosamente a este respecto.”

      Puede que otros padres hallen que los gastos de la operación son más de lo que pueden pagar, o que los arreglos para ella no estén disponibles al momento. Finalmente, puede que algunos razonen que si Jehová hubiese considerado indispensable la circuncisión, no hubiera descartado aquel mandato antiguo.

      Así, pues, volvemos al punto de partida de nuestra consideración, y dejamos la decisión precisamente donde debe estar, con ustedes, los padres.—Contribuido.

  • Hasta las tergiversaciones pueden anunciar la verdad
    ¡Despertad! 1980 | 22 de marzo
    • Hasta las tergiversaciones pueden anunciar la verdad

      LOS siervos de Dios no deben sorprenderse cuando otras personas los describen engañosamente y tergiversan su mensaje. Pedro, el apóstol cristiano, escribió a compañeros de creencia: “Porque ustedes no continúan corriendo con ellos en este derrotero al mismo bajo sumidero de disolución, están perplejos y siguen hablando injuriosamente de ustedes.” (1 Ped. 4:4) A veces esa habla sirve para despertar en otras personas interés en el mensaje de la Biblia.

      Un senegalés relata lo que sucedió el primer día en que estuvo en un nuevo empleo: “Mis compañeros de trabajo me sometieron a una intensa propaganda contra otro hombre que en aquel día estaba ausente de su empleo. ‘Está loco,’ decían. ‘De lo único que habla es de Dios, y siempre está tratando de apartar a otras personas de la religión que tienen. ¡Vigílate! Va a tratar de apartarte de tu iglesia, también.’

      “Francamente, aquello me perturbó. Estas personas ni siquiera me conocían. ¿Por qué me estaban mostrando tanta ‘consideración’ y ‘bondad’? Esto me llenó de curiosidad, y quise conocer a este ‘loco’ a quien tanto detestaban.

      “En la mañana de mi tercer día de trabajo en aquel lugar me saludó alguien a quien no había visto antes. Este hombre estaba entusiasmado con la vida. Sobresalía por su alegre disposición y cautivadora sonrisa. Me dio una afectuosa bienvenida con los brazos abiertos. Dijo que íbamos a ser compañeros de trabajo. Me parecía perfectamente normal en todo sentido. Pero yo estaba seguro de que era el ‘loco’ acerca del cual todos me habían advertido. Sin otra introducción, dije: ‘Oiga, usted debe ser . . .’ Sorprendido, dijo: ‘Pues, sí. Pero, ¿cómo es posible esto? ¿Me conoce usted?’

      “Expliqué que, por lo menos en cierto sentido, yo lo conocía, porque por dos días otros empleados me habían hablado mucho acerca de él. Puesto que teníamos que trabajar juntos, él aprovechó momentos de inactividad para hablarme acerca de las buenas nuevas del Reino. Desde el principio le dije que yo no objetaba a que hablara, pero que no cambiaría de religión por nada del mundo. Pero para aquella tarde el mensaje que él predicaba me iba pareciendo cada vez mejor. Al día siguiente ya había tomado mi decisión a favor de la verdad.”

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir