palmas. Algunos de los Testigos habían trabajado por tiempo completo durante varios meses, primero cortando las hojas en su isla de Malaita, luego viajando con ellas a Honiara donde las cosieron para hacer paneles. El siguiente paso fue la erección de armazones de madera y el cubrirlas con los paneles de hojas.

Despertó mucho interés el número de Testigos nativos que antes habían sido paganos. Algunos habían sido sacerdotes paganos, adoradores activos del Diablo, que vivían en conformidad con reglas que designaban como tambu (vedado) el vivir en la misma casa con una mujer o siquiera comer alimento que una mujer hubiese cocinado o manejado. Pero ahora en esta asamblea estos mismos individuos se sentaron con sus hermanos y hermanas, comieron comidas preparadas por sus hermanas y se regocijaban porque la adoración pura de Jehová los había librado de su anterior tambu esclavizador.

La asamblea impresionó profundamente a la comunidad. El domingo de la asamblea el secretario del ayuntamiento habló por la radio y expresó su agrado porque los Testigos habían cuidado tan bien el Centro de la Comunidad, donde se celebró la asamblea. Dijo que el Centro estaba mucho más limpio que lo que jamás lo habían dejado los empleados regulares. Vez tras vez personas se acercaban a los Testigos locales que conocían para decirles cuánto les había impresionado la organización y el programa. También dio gusto ver la asistencia ascender a casi 1.500, la mayor concurrencia hasta la fecha para las Islas Salomón.

Después de la asamblea, los muchos visitantes partieron para sus hogares esparcidos por toda la Tierra. Llevarían consigo las cosas buenas que habían oído y experimentado en todas las asambleas orientales.

Las giras fueron arregladas principalmente con propósitos espirituales, para que se pudiera estar con los hermanos y hermanas orientales, y para experimentar un intercambio de ánimo. Se cumplieron esos propósitos más allá de lo que se había esperado, lo que hizo que un visitante dijera: “Esos días verdaderamente fueron inolvidables, días en que se nos manifestó extraordinaria hospitalidad y amor.” Eso explica por qué muchos dijeron que consideraban esta serie de asambleas internacionales “la mejor hasta la fecha.”

Esa verruga... ¿de dónde vino?

¿Quién no se ha sorprendido, en una ocasión u otra, al hallar que le está creciendo una verruga? Pero, ¿sabe usted de dónde vienen casi todas las verrugas?

Según informan los médicos que han estudiado el asunto, las verrugas comunes resultan de una infección local causada por cierto virus. Este virus infecta las células epidérmicas cerca de la superficie del cuerpo y no pasa más adentro.

Pero, ¿por qué debe aparecérsele a uno de repente una verruga en cierto lugar? Bien puede ser que hace varias semanas, meses o hasta dos años que usted tuvo allí una pequeña lesión. El virus culpable pudiera haber entrado por una pequeña abertura causada por un golpe que se haya dado o un ligero corte o la picadura de un insecto. El Dr. Clete Dorsey, dermatólogo californiano, informó: “Los hombres que tienen verrugas en la barba se afeitan descuidadamente. Se afeitan con demasiada rapidez, demasiada frecuencia y a ras de piel. Por lo general, a fin de conseguir una afeitada lisa, se rasuran a contrapelo.” De modo parecido, a algunas jóvenes que se afeitan las piernas les salen verrugas, hasta centenares de ellas. Puesto que las verrugas son una infección de la piel causada por un virus, el rascarse y abrir una verruga puede resultar en infectarse otras partes del cuerpo. Por eso, si se hace necesario tratar una verruga, casi siempre es mejor dejar que lo haga un médico que puede “congelarla” o cauterizarla.

Tal vez una razón por la cual no tenemos una verruga en cada lugar donde nos cortamos o nos pica algún insecto es que el sistema inmunológico del cuerpo puede “matar” el virus. Por esta misma razón puede que una verruga, o más, desaparezcan de repente; pueden sucumbir al sistema de inmunización. ¡Qué bueno que eso suceda! Pues, aun mejor que saber de dónde vino su verruga es saber que se ha ido.