-
La misericordia divina señala la senda de regreso a los que han erradoLa Atalaya 1974 | 15 de diciembre
-
-
CAPTANDO EL SENTIDO DE 2 JUAN 9-11
21. ¿Qué exhortación da el apóstol Juan en los 2 Juan versículos 9 al 11 de su segunda carta, y qué preguntas hace surgir esto?
21 En su segunda carta, el apóstol Juan da esta exhortación: “Todo el que se adelanta y no permanece en la enseñanza del Cristo no tiene a Dios [es decir, no está en unión con él, no tiene compañerismo con él; compare con 1 Juan 1:6]. El que sí permanece en esta enseñanza es el que tiene al Padre y también al Hijo. Si alguno viene a ustedes y no trae esta enseñanza, nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo. Porque el que le dice un saludo es partícipe en sus obras inicuas.” (2 Juan 9-11) ¿Aplican necesariamente estas palabras del apóstol a todas las personas que son despedidas de la congregación por maldad? ¿O excluyen necesariamente el que se digan algunas palabras de censura o exhortación a una persona expulsada destinadas a moverla hacia el arrepentimiento, a volverse y ser restaurada en la congregación? Al considerar el contexto de esas palabras del apóstol podemos tener un entendimiento más claro del sentido de su exhortación.
22. (a) Según el contexto, ¿a qué clase de personas se refería allí el apóstol? (b) ¿Por qué sería inapropiado un saludo a éstos? (c) ¿Hay una diferencia en la actitud que se recomienda para con los que describe Juan y la actitud que se muestra común y apropiadamente para con ‘un hombre de las naciones o un recaudador de impuestos’?
22 Note que en el 2 Juan versículo siete el apóstol Juan dice que “muchos engañadores han salido al mundo, personas que no confiesan a Jesucristo como venido en carne. Éste es el engañador y el anticristo.” Entonces Juan da la advertencia de mantenerse alerta y no recibir a personas de esta índole en el hogar de uno, porque son propagandistas activos de enseñanzas falsas, defensores engañosos de conducta incorrecta. No se les debe dar a ganar ningún terreno desde el cual se infiltren más. Uno ni siquiera debe saludarlos, para evitar el ser partícipe en sus obras inicuas. Respecto a esto, podemos notar que el saludo común entre los judíos en tiempos apostólicos era una expresión que significa “Ten paz” o “La paz sea contigo.” Ciertamente el cristiano no querría desear paz al hombre que fuese engañador y anticristo. Sin embargo, no hay nada que muestre que los judíos con un punto de vista equilibrado y bíblico rehusarían saludar a un “hombre de las naciones” o a un recaudador de impuestos. El consejo de Jesús en cuanto a saludos, en conexión con su exhortación de imitar a Dios en su bondad inmerecida para con “inicuos y buenos,” parecería excluir una posición tan rígida.—Mat. 5:45-48.
23. ¿A qué grado o bajo qué circunstancia podría aplicarse apropiadamente 2 Juan 9-11 a una persona que es expulsada?
23 ¿Son, entonces, todos los que han sido expulsados como las personas descritas en la segunda carta de Juan? Al tiempo que tuvieron que ser expulsados evidentemente estaban siguiendo un derrotero como el de ellas o por lo menos manifestaban un sentimiento similar. Como dice la publicación Organización para predicar el Reino y hacer discípulos en la página 169: “Cualquier persona bautizada que deliberadamente sigue un proceder de conducta inmoral está de hecho rechazando las enseñanzas de la Biblia, tanto como el que enseña a otros cosas contrarias a lo que las Escrituras dicen acerca de la identidad de Dios, la provisión del rescate, la resurrección, y así por el estilo. (Compare con Tito 3:10, 11; 2 Timoteo 2:16-19.)” Y, si después de ser expulsada una persona tratara de justificar su inmoralidad ante otros y se esforzara por inducir a otros a adoptar su modo de pensar pervertido, ciertamente estaría en la posición que describe el apóstol Juan en su segunda carta.
24, 25. (a) ¿Qué evidencia hay de que no todos los que son expulsados están en la posición que se describe en 2 Juan 9-11? (b) ¿Qué reacción debe producir esto en nosotros, y qué pregunta vital pasaremos a considerar?
24 Sin embargo, no todos los que son expulsados después de eso siguen el proceder de tales ‘engañadores y anticristos.’ No todos se ocupan en promover activamente la maldad, oponiéndose a la verdad y esforzándose por engañar a otros y hacerlos seguir el derrotero incorrecto que resultó en que ellos fueran expulsados. Esto se ve por el número de personas que con arrepentimiento buscan y reciben restablecimiento como miembros aprobados de la congregación. El caso es que en los Estados Unidos (donde ahora hay más de medio millón de testigos cristianos de Jehová), durante el período de diez años de 1963 a 1973, 36.671 personas tuvieron que ser expulsadas por diferentes clases de maldad seria. Sin embargo, en ese mismo período 14.508 personas fueron restablecidas, aceptadas de nuevo en las congregaciones debido a su arrepentimiento sincero. Esto es casi 40 por ciento del total. Ciertamente nosotros en la Tierra debemos regocijarnos con Jehová y su familia celestial a causa de este hecho.—Luc. 15:7.
25 ¿Qué cosa se puede hacer, si acaso hay algo, para ayudar a todavía más de los que han sido expulsados —pero que no están siguiendo el derrotero de los ‘anticristos’ que describe Juan— a ser restaurados a la congregación? Veamos cómo los principios bíblicos que hemos considerado aplican de manera práctica.
-
-
Manteniendo un punto de vista equilibrado para con los expulsadosLa Atalaya 1974 | 15 de diciembre
-
-
Manteniendo un punto de vista equilibrado para con los expulsados
1, 2. (a) ¿Por qué es correcto que una congregación cristiana tome acción en cuanto a los que ejercen una influencia inmoral entre ella, y quiénes tienen una responsabilidad especial en este respecto? (b) ¿Qué peligros paralelos existen al manejar estos asuntos?
UN POCO de levadura puede fermentar toda la masa. Así también la influencia inmoral puede infiltrarse y corromper a una congregación entera. Correctamente, toda congregación debe querer protegerse contra tal influencia, y especialmente los ancianos de la congregación deben interesarse en hacer esto.—1 Cor. 5:6; Hech. 20:28-30.
2 Hay un verdadero peligro en ser descuidados en este asunto, como la congregación de Corinto fue descuidada en cuanto a un malhechor que estaba en medio de ella, al no tomar acción para sacar aquella influencia semejante a “levadura.” Pero hay un peligro paralelo. ¿Cuál? El de ir más allá de lo debido en la otra dirección, yendo de descuido a rigidez y dureza.
3, 4. ¿Cuál es el significado de las palabras de Pablo en 2 Corintios 2:11?
3 Podemos notar la advertencia que dio el apóstol Pablo en su segunda carta a los corintios, evidentemente (según el contexto) en relación con el pecador descrito en su primera carta al cual había sido necesario ‘remover de entre ellos.’ (1 Cor. 5:1-5, 13) En ese caso este malhechor evidentemente se había arrepentido. Después de hablar en cuanto a que la congregación perdonara a éste por la tristeza que les había causado como congregación, Pablo pasó a decir, “para que no seamos alcanzados por Satanás, porque no estamos en ignorancia de sus designios.” (2 Cor. 2:5-11) ¿Qué quiso decir el apóstol con esto?
4 Los “designios” de Satanás son el devorar a cualesquiera de los siervos de Dios que pueda, y anda en derredor “como león rugiente” para lograr esa mira. (1 Ped. 5:8) El hombre que había sido expulsado
-