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  • Fe y determinación necesarias para agradar a Jehová
    La Atalaya 1970 | 15 de enero
    • honra al tiempo de la revelación de Jesucristo.”—1 Ped. 1:6, 7.

      32. No obstante, ¿por qué jamás debemos aflojar el paso o desistir?

      32 Algunos quizás hasta sean muertos por el Diablo y sus demonios. Pero no permita que esto lo atemorice, o haga que usted desista. Eso sería cobardía, hasta suicidio, pues los cobardes jamás vivirán en el reino de Dios. (Rev. 21:8) La manera sabia de proceder es avanzar con plena fe y determinación, y con completa confianza y seguridad en Jehová, aunque esto signifique una muerte violenta. Para su estímulo está escrito: “No tengas miedo de las cosas que estás para sufrir. ¡Mira! El Diablo seguirá echando a algunos de ustedes en la prisión para que sean puestos a prueba plenamente . . . [Por lo tanto] pruébate fiel hasta la misma muerte, y yo te daré la corona de la vida.”—Rev. 2:10.

      33. ¿Qué galardones, ahora y en el futuro, reciben los que son fieles a Jehová?

      33 La fe, fe firme e intransigente demostrada por obras, y, con ella, la resuelta determinación de obedecer los mandamientos de Jehová, son las cosas que regocijan Su corazón. (Pro. 27:11) A su vez, este Gran Remunerador bendice abundantemente a los que tienen esta clase de fe con muchos privilegios magníficos en este “tiempo del fin.” Su copa de gozo rebosa. ¡Y qué premio glorioso les aguarda todavía, cuando el más elevado galardón, el galardón coronador de vida sin fin llegue a ser su posesión eterna! Como está escrito: “El justo vivirá a causa de la fe.”—Gál. 3:11; Rom. 1:17.

  • Los cristianos deben vivir honradamente
    La Atalaya 1970 | 15 de enero
    • Los cristianos deben vivir honradamente

      ¿Es posible ser honrado hoy? ¿Cómo puede el cristiano mantener una buena conciencia?

      ¿SE ACUERDA usted de los días cuando podía salir de casa con la familia por unos días sin asegurar la puerta con cerradura doble? ¿Recuerda usted cuando podía efectuar una compra y echarse el cambio en el bolsillo sin pensar que debería contarlo primero? Si estas cosas todavía están en su memoria, entonces sin duda usted por lo menos se acerca a la edad madura, porque en casi todo lugar hace algún tiempo que esos días desaparecieron.

      El robo, la mentira y el fraude han llegado a ser casi tan comunes como el comer y el dormir. Ahora se da por sentado al ladrón. En muchos lugares éste ya no circunscribe su ‘trabajo’ a las horas de la noche. Más bien, a menudo le quita a su víctima sus pertenencias en pleno día a punta de puñal, seguro de que nadie intervendrá. En realidad, casi ha llegado a ser un héroe. Si se le atrapa algunos consideran eso un fin triste.

      Pero usted debe haber notado que esta actitud de indulgencia se extiende más allá del campo del ladrón común. Por mucho, la inmensa mayoría de actos faltos de honradez se originan con personas llamadas respetables; personas que van a la iglesia los domingos, que viven y trabajan en vecindarios respetables, que se visten bien y mantienen erguida la cabeza como ciudadanos excelentes.

      Por ejemplo, considere al viajero internacional que regresa de un viaje de negocios o de vacaciones, trayendo consigo artículos sobre los cuales debería pagar impuestos. Consideraría un insulto el que usted lo llamara ladrón, pero si puede ‘mover sus palancas’ o de alguna manera convencer a los inspectores aduanales para que lo dejen pasar sin pagar, orgullosamente habla de ello a sus amigos. Mientras más sea lo que así obtenga, mejor les agrada a ellos. El defraudar al gobierno es común.

      Pero si uno es cristiano verdadero, ¿cómo debe considerar esas prácticas? ¿Puede uno compartir esta manera de pensar común y entregarse a prácticas faltas de honradez? No, al cristiano se le manda que se aparte de las personas y de las prácticas que deshonran a Dios. Se le dice claramente: “Que el que hurta ya no hurte más.” No hay escapatorias que permitan sutilezas o justifiquen el ambiente.—Efe. 4:28.

      HONRADEZ EN LOS NEGOCIOS

      Se hace cada vez más difícil manejar un negocio siguiendo principios honrados. Los impuestos de importación posiblemente sean excesivos, y puede que otros negociantes recurran al contrabando o traten con fabricantes faltos de escrúpulos que hacen declaraciones falsas en cuanto a la calidad y valor de sus productos. Pero, ¿puede un negociante cristiano recurrir a estas prácticas?

      No, porque, ante todo, el cristiano desea agradar a Jehová Dios. Y la Biblia dice que “el descarriado es cosa detestable a Jehová, pero Su intimidad es con los rectos.” (Pro. 3:32) Es verdad que puede ser difícil tratar honradamente y al mismo tiempo competir en los negocios con negociantes faltos de honradez. Pero aunque se reduzcan las ganancias, la honradez le ganará al cristiano la confianza de otros, pundonor y, ante todo, una buena posición delante de Dios. Esto es de mucho mayor valor que la prosperidad material.

      La falta de honradez en los negocios a menudo proviene de prácticas faltas de honradez en el gobierno. Los inspectores y los revisores de cuentas tienen un ‘garrote’ en una mano y extienden la otra esperando un soborno. Pero los siervos de Dios no sobornan. “No has de aceptar [ni pagar] un soborno,” dice la Biblia, “porque el soborno ciega a hombres de vista clara y puede torcer las palabras de hombres justos.” (Éxo. 23:8) El pagar a funcionarios del gobierno para que finjan no ver las actividades ilegales es quebrantar la ley. También contribuye a la decadencia moral de otros.

      El negociante cristiano tiene una responsabilidad moral tanto para con las autoridades gubernamentales como para con sus clientes. Quizás sea una práctica común el tener un juego doble de libros para defraudar al gobierno, y un juego doble de balanzas para defraudar al público. Sin embargo, ni una práctica ni la otra tiene la aprobación de Jehová Dios. Su Palabra dice: “Dos suertes de pesas son cosa detestable a Jehová, y una balanza defraudadora no es buena.”—Pro. 20:23.

      El tratar honradamente con los empleados es otra obligación que debe cumplir el cristiano. Quizás el patrono esté obligado a efectuar deducciones con regularidad del salario de su empleado para pagos de salud, seguro social o fondos para desempleo. Sin embargo, a veces los patronos que deben efectuar estos pagos en ciertos países no lo hacen, de modo que cuando el empleado necesita estos beneficios no

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