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Primos de disposición contraria¡Despertad! 1983 | 8 de mayo
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¿Concuerda esto con los hábitats actuales de los asnos salvajes? El libro Wild, Wild World of Animals dice: “Los asnos salvajes del África viven en regiones pedregosas y desoladas, donde las temperaturas tal vez suban hasta 50 °C. La gran Planicie de Sal de la depresión de Danakil, del norte de Etiopía, es un desierto inhóspito en el que hay pocos seres humanos. Aquí abunda el magnífico asno salvaje de Somalia y se deleita en incluir sal en su alimento. El más grande de los asnos salvajes, el kiang, habita las montañas del Tibet a una altitud de 4.500 metros. A pesar de los inviernos crudos y las nevadas copiosas, sobrevive en estas montañas por medio de buscar “toda suerte de planta verde”. Al respecto, el libro Horses, Asses and Zebras in the Wild hace el siguiente comentario: “Los kiang se alimentan de hierba y de plantas que crecen cerca de la tierra, particularmente de la hierba dura y filosa de los pantanos, que es rica en ácido silícico, el cual le cortaría y laceraría la boca a cualquier otro équido de boca más sensible”.
¿Puede el hombre tentar a los asnos salvajes a que abandonen estas regiones? “Se mantienen muy lejos de donde habite el hombre aunque estén sufriendo de sed”, declara The International Wildlife Encyclopedia. Todo esto es contrario a la disposición de los asnos domésticos.
Sr. Orejudo... esclavo que sirve con gusto al hombre
Aunque es lento por naturaleza, está muy dispuesto a llevar cargas pesadas para el hombre. Después de un día de duro trabajo, queda satisfecho con un poco de hierba seca y de agua limpia. Debido a que aguanta las cosas con paciencia, algunas personas lo desprecian... de ahí la expresión despectiva “eres un burro”. Pero ¿es estúpido el asno o burro? “No”, afirman las autoridades. “La obstinación que el asno demuestra en ciertas ocasiones, cuando rehúsa desempeñar trabajo que sea demasiado pesado para él, ha llegado a ser proverbial, pero su estupidez, que es igualmente proverbial, probablemente se ha hecho legendaria debido a su manera de reaccionar al trato brutal y al descuido. Por naturaleza, es paciente y despliega aguante, y responde favorablemente al trato amable por medio de comportarse afectuosamente con su amo y apegarse a él.” (Encyclopaedia Britannica.)
En realidad, se considera que los asnos son más inteligentes que los caballos. Hasta cierto grado reflejan lo que son sus amos, pues responden favorablemente si se les entrena con bondad (Proverbios 12:10). Averil Swinfen, criador experimentado de asnos, escribió: “Lo que logre el asno depende mayormente de lo que el amo le haya enseñado [...] Tiene una percepción aguda y su habituación [el que se acostumbre] se establece fácilmente. Por eso a buen grado el comportamiento del animal es un reflejo del comportamiento de su amo humano o entrenador”.
El hecho de que el asno tenga una excelente memoria es prueba de su inteligencia. Después de haber recorrido una ruta por primera vez, no la olvida. Algunos amos sueltan las riendas y se echan una siesta en el cochecillo mientras el asno arrastra éste y los lleva a la casa. Cierto hombre recuerda que él se sentaba en el cochecillo haciendo sus tareas mientras su asno lo llevaba a la escuela.
La fuerza del asno varía según la raza. Algunas autoridades dicen que, por término medio, los asnos llevan una carga de 75 kilogramos y pueden arrastrar hasta dos toneladas y media. A diferencia de los caballos, el asno tiene una forma elíptica, la cual es ideal para llevar cargas.
Esta habilidad de llevar cargas pesadas junto con el hecho de que el asno es de pisada firme, hace de él un animal de valor incalculable en países montañosos. Los asnos son posesiones preciosas en el reino montañoso de Lesotho, en el sur de África. Puesto que hay pocos caminos, la gente de esta región montañosa depende de sus asnos para que le lleven cargas desde los campos y las tiendas. Esto nos hace pensar en el hombre rico Job, quien aparentemente vivía cerca de las montañas de Edom. El ciertamente apreciaba los servicios que le rendían sus mil asnas. (Job 42:12.)
Debido a los adelantos tecnológicos, el asno ha pasado de moda en muchas partes del mundo. ¿Entonces cuál es el futuro del señor de las orejas largas, esclavo que sirve con gusto al hombre?
Podemos estar seguros de que el amoroso Hacedor del hombre tomará medidas oportunas para salvar de la extinción no solo a los asnos, sino a la entera creación terrestre. Ha prometido que la Tierra será transformada en un Paraíso mundial. Los animales salvajes y domésticos contribuirán a la belleza de éste y podrán desempeñar sus papeles conforme a las características con las que Dios los ha dotado. ¡Qué deleite proporcionará esto a los seres humanos obedientes! (Génesis 1:28; Oseas 2:18; Revelación 11:17, 18; 21:3-5.)
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El asno dócil... ¡no lo es siempre!¡Despertad! 1983 | 8 de mayo
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El asno dócil... ¡no lo es siempre!
Mientras 50 asnos trepaban lentamente un camino tortuoso en las montañas, les atacaron unos feroces perros pastores. Los asnos no hicieron caso de los perros, y, sin temor, continuaron su rumbo con las cargas pesadas en el lomo. La escena cambió cuando uno de los perros trató de morder la pata trasera del asno que estaba dirigiendo el grupo.
“Al instante que el perro le dio en las patas —escribió Frank Hibben en Nature Magazine— el burro se volvió con la rapidez de un rayo, a pesar de la carga pesada que llevaba encima, y le dio una patada en la cara al perro que estaba gruñendo. En aquel mismo momento abrió la boca y rebuznó con toda la fuerza que tenía en los pulmones. [...] Yo jamás había oído a un burro rebuznar así.” Uno por uno los 50 siguieron el mismo ejemplo... era un alarmante grito de guerra.
A medida que los perros repitieron el ataque, los asnos que estaban atrás se pusieron a correr y rodearon a dos de ellos. Al encontrarse entrampado en el círculo que habían formado los asnos furiosos, “uno de los perros creyó haber visto una salida [...] y corrió para escaparse por allí con la cola entre las patas. El burro más cercano agachó la cabeza. Agarró con los dientes al perro por el lomo”. De esta manera agarraron a ambos perros y los lanzaron fuera del círculo... muertos. Los demás perros huyeron. “Tres o cuatro burros abrieron las narices y rebuznaron ruidosamente, como para decir que habían completado el trabajo. Entonces todos ellos volvieron a adoptar su apariencia soñolienta y laboriosa, y se pusieron otra vez en fila. De nuevo, eran ‘solamente burros’.”
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