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  • Cómo me libré del vicio de las drogas
    ¡Despertad! 1974 | 8 de marzo
    • sí cambiaría. Todavía tenía cabello largo, y pronto volví a usar drogas de toda clase. El lector quizás se pregunte por qué uno continúa usando drogas, aun después de experiencias horribles como la agonía producida por la supresión de la heroína o experiencias malas con la LSD.

      Bueno, cuando empezaba a sentirme mejor comenzaba a volver a pensar acerca de las muchachas, las “emociones,” y todas mis asociaciones... jipies, la gente del “amor libre,” motocicletas y vagar. Mi clase de música amplificada aguijoneaba aún más mis bajos deseos. Entonces razonaba en mi corazón: ‘Oh, realmente no hay nada malo en volverlo a hacer.’ Sin embargo, mis últimas experiencias con LSD fueron progresivamente empeorando. Finalmente, en desesperación, llamé a mi madre, cerrando así una brecha de muchos años. Mi padrastro, un anciano en la congregación de los testigos de Jehová, hizo un arreglo para que tuviera un estudio de la Biblia adonde vivía.

      Pedregoso camino hacia la recuperación

      Tuve mi primer estudio de la Biblia con un testigo de Jehová en marzo de 1970. Además, visité el Salón del Reino de Girard. Llevaba puesto pantalones de cuero negro de fondo acampanado y pequeños anteojos redondos, y mi cabello estaba largo. Quería probar que los testigos de Jehová eran exactamente igual al resto de la gente, igual de hipócritas. Pero quedé impresionado. Mostraron verdadero interés en mí, y todos dieron las mismas respuestas a mis preguntas. Sin embargo mi corazón no se conmovió realmente, porque esa noche volví a mis viejas guaridas jipies y me inyecté heroína otra vez.

      No obstante, a medida que continué estudiando de vez en cuando, me daba cuenta de que lo que enseña la Biblia es la verdad. Sin embargo, no podía, o por lo menos, no quería deshacerme de las drogas y de mi modo de vivir inmoral. Entonces, durante el último fin de semana de abril, tuve una horripilante experiencia con LSD. “Vi” pudrirse a la muchacha que me acompañaba en el asiento a mi lado en el auto. Es indescriptible la fealdad y el terror de la experiencia. Pensé que era el fin... que seguramente me mataría. Pero recurrí a Jehová Dios, usando su nombre, suplicando que Él me ayudara.

      Aunque eran las 3 de la mañana, llamé al Testigo con el que había estado estudiando, y él me aseguró que Jehová me ayudaría si esta vez estaba realmente decidido a cambiar. Prometí que nunca volvería a tomar drogas, y nunca lo he vuelto a hacer. No hay día que no me despierte y dé gracias a mi Hacedor por ayudarme a sobrevivir esas experiencias.

      A la semana siguiente llegó mi juicio por el robo de la farmacia del anterior septiembre. Puesto que la opinión pública estaba en mi contra debido a mi registro de crímenes repetidos, el juez me envió a la Penitenciaría Estatal de Ohio por una ofensa que podía tener una sentencia de quince años. Comencé a cumplir condena unos pocos días después. Realmente esto fue una bendición para mí. ¿Por qué?

      Porque me dio tiempo para meditar y estudiar. Analicé mi vida, y me di cuenta de cuán infructífera y destructiva había sido. Le supliqué a Jehová que me perdonara, y que quería hacer su voluntad con todo mi corazón. Me sumergí completamente en un estudio de la Biblia, con la ayuda de las publicaciones de los testigos de Jehová. Entonces, para fines de junio, por medio de los esfuerzos de mi padre, fui puesto en libertad. Aproximadamente dos semanas después, el 10 de julio de 1970, simbolicé por medio del bautismo en agua mi dedicación para servir a Jehová Dios.

      Ayudando a otros

      Ahora comencé a buscar a mis buenos amigos anteriores, no para tomar drogas con ellos, sino para explicarles por qué había cambiado, y cómo pude hacerlo. Sentía una responsabilidad porque había iniciado a muchos de ellos en las drogas, y habían sido mis clientes. He de haberme comunicado por lo menos con trescientos amigos anteriores, y pienso que algunos con el tiempo responderán a las verdades de la Biblia que hemos considerado.

      Una de las primeras personas con las que estudié la Biblia fue uno de mis principales clientes de drogas. Le había enseñado cómo inyectarse heroína, sosteniendo su brazo y dándole sus primeras inyecciones en las venas. Su familia quedó tan impresionada por el cambio que hice que también participó del estudio. Sin embargo, continuó andando en mis viejas pisadas. Hasta ahora por lo menos seis de esos anteriores compinches han muerto de causas relacionadas con las drogas. Pero otro amigo anterior respondió a mis esfuerzos. Fue rara la manera en que nos volvimos a encontrar.

      Estaba haciendo visitas de casa en casa en el ministerio y acababa de retirarme de una casa cuando un individuo de cabello largo vino corriendo por la entrada. Después de presentarme, casi inmediatamente preguntó: “¿Cómo dijo que era su nombre?” Cuando lo repetí, dijo: “¡No, no puede ser, no eres el de Murray Hill Drive!” Me parecía familiar, pero no lo pude recordar hasta que dijo su nombre. ¡Claro! Juntos habíamos planeado matar al tío de mi amiga. Pero él rehusó creer que era yo hasta que le mostré mi identificación en la billetera. Mi apariencia había cambiado completamente.

      Con el tiempo comencé un estudio con él, y él creció en el aprecio de la Biblia, dejó las drogas, y se bautizó para principios de 1972. Ese verano contamos nuestra experiencia en la asamblea de distrito de los testigos de Jehová en el estadio Three Rivers en Pittsburgo. También hemos tenido la oportunidad de hablar a clases de estudiantes acerca del problema de las drogas y por qué las deben evitar. Los jóvenes que sabían de mi pasada implicación con las drogas pedían a los profesores que hicieran arreglos para estos discursos.

      Por ejemplo, en noviembre de 1972 le hablamos a seis clases en la Escuela Vocacional Mixta del Condado de Mahoning. ¡En total estuvieron presentes más de 600 estudiantes! Estuvieron extremadamente atentos, y aceptaron más de cien libros y unas cien revistas dando explicación adicional de la fe y la esperanza que nos permitió superar el abuso de las drogas. El 5 de diciembre de 1972, recibí una carpeta con cinco docenas de cartas de estos estudiantes. Eran muy apreciativos, sin embargo la mayoría de ellos decía que no podían creer que nosotros habíamos estado tan profundamente implicados con las drogas. Nadie puede hacer un cambio tan grande, pensaban.

      Documentando el cambio

      Esa es una opinión común. Por ejemplo, el funcionario jefe de seguridad del Distrito Escolar de Seattle, Charles O’Toole, aseguró: “No hay regreso (cura) de las drogas.” También, el jefe de la División de Narcóticos en Youngstown, William A. Friednamer, me dijo que en todos sus años de tratar con las drogas nunca había visto a un aficionado a la heroína permanecer alejado de las drogas por más de tres o cuatro meses. “Pero aquí estás ahora,” continuó diciendo, casi con incredulidad.

      Es comprensible, por lo tanto, que muchos quizás sean escépticos cuando lean mi historia acerca de sobreponerme a la afición a las drogas. Por esta razón, para principios de 1973 visité a docenas de personas que tuvieron tratos conmigo cuando yo era un aficionado a las drogas, entre éstas a oficiales de policía, agentes de vigilancia, carceleros, jueces, abogados, psicólogos, psiquíatras, médicos, y así por el estilo. Les dije por qué había ido a verlos y pedí sus comentarios.

      La mayoría de ellos sencillamente no podían creer que yo era la misma persona. Por supuesto, todos conocían mi nombre... era notorio. Pero en ciertas ocasiones tuve que mostrar mi identificación para probar que yo era realmente la misma persona. Casi todos querían saber: ‘¿Cuánto tiempo hace que dejaste las drogas? ¿Cómo es posible? ¿Qué te hizo cambiar?’ Estaba agradecido por la oportunidad de explicarlo.

      La verdadera solución

      Denny Corodo fue uno de los oficiales policíacos que visité. Él estaba presente en mi arresto en el robo de la farmacia. Ahora es un capitán, y solo se dedica a dar conferencias en las escuelas superiores y otros grupos de comunidad acerca de las drogas y del problema de las drogas. “¡Verdaderamente has cambiado! ¡No lo puedo creer!” continuó diciendo mientras hablamos acerca del pasado. “A ti te ha sucedido algo, algo que te afectó mentalmente, alguna clase de comprensión.”

      Le dije que eso era cierto, que había llegado a apreciar que tenía que rendirle cuentas a mi Creador. Y esta comprensión no solo llegó a la mente, dije; se grabó en mi corazón. El deseo de servir a Dios desalojó de mi corazón la inmoralidad, las drogas y todas las cosas semejantes, y me ha provisto con el motivo y la fuerza para hacer lo que es correcto.

      Además, el 1 de marzo de 1973, tuve una cita con el Dr. Firestone, el médico del Hospital St. Elizabeth que me cuidó durante el tiempo en que suprimí la droga. Cuando entré, exclamó: “¡Sencillamente no puedo creer que éste eres tú!” Entonces preguntó si podría llamar a otros médicos del personal quienes estaban familiarizados con mi caso. Ellos, también, quedaron asombrados ante el cambio que había hecho. “¿Cómo lograste salir de este enredo?” querían saber.

      Expliqué que llegué a comprender que yo no era el hacedor de mi propio destino. Demasiadas veces había acabado en caminos sin salida. Había corrido según mis propias normas; me había sentido como si yo fuera Dios y pudiera hacer mis propias reglas y cualquier cosa que quisiera... solo ir tras el placer. Pero entonces, les dije que por medio de un estudio de la Biblia llegué a tener un temor saludable de mi Creador. Además, pude ver que hay un grupo de personas que verdaderamente viven según las enseñanzas de la Biblia, y que éstos son los testigos de Jehová.

      “¿Qué es tan especial acerca de los testigos de Jehová comparado con otras fes?” me preguntaron. Expliqué que por medio de estudiar la Biblia con los testigos de Jehová pude ver claramente el magnífico propósito de Dios para la humanidad. Por ejemplo, cuál es la condición de los muertos, la segura esperanza de la resurrección, y cómo esta Tierra será hecha un paraíso bajo el gobierno del reino de Dios. Es la fe y la convicción concerniente a estas cosas, dije, lo que me ha permitido sobreponerme al abuso de las drogas.

      Le dije a los médicos que yo había examinado otras religiones, incluso el budismo, y que había sido educado como católico romano. Pero sencillamente no hay nada sólido en estas religiones... ninguna convicción, ninguna verdadera esperanza y fe en el Creador, Jehová Dios. Por esta razón no han podido proveer a los jóvenes el impulso necesario para dejar las drogas.

      Por casi tres años he servido como ministro precursor de tiempo cabal de los testigos de Jehová. Y he hallado que no soy el único que ha hecho un cambio tan grande en su vida. He llegado a conocer a muchos verdaderos amigos quienes, después de estudiar la Biblia con los testigos de Jehová y llegar a apreciar a su Creador, se han liberado del hábito a las drogas. Si éstos pudieron hacerlo, usted también puede, si es un aficionado a las drogas. ¡Practicar la religión verdadera es claramente la solución al problema de las drogas!—Contribuido.

  • Infecciones causadas por agujas
    ¡Despertad! 1974 | 8 de marzo
    • Infecciones causadas por agujas

      ● La epidemia de usar drogas ha resultado en un aumento de las enfermedades infecciosas causadas por el uso de agujas y jeringas contaminadas. Los repetidos pinchazos de la aguja rompen la barrera protectora de la piel y abren el camino para que las enfermedades infecciosas viajen por todo el cuerpo. En una ciudad, veinticuatro adultos jóvenes murieron en un año tan solo de infecciones del corazón. En el caso de una joven, las bacterias penetraron su piel donde se habían usado agujas contaminadas, viajaron por sus venas, y se alojaron en una válvula del corazón. A pesar del tratamiento con decenas de millones de unidades de antibióticos, ella murió.

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