-
Guerra desde el cielo trae paz a la tierraLa Atalaya 1955 | 1 de diciembre
-
-
“Sin embargo, felices son sus ojos porque ven, y sus oídos porque oyen.” (1 Tes. 5:4, 5; Mat. 13:16, NM) Mediante el ver, oír y discernir ahora los propósitos de Jehová concernientes al Armagedón y mediante el prestar atención a su amonestación y huir a las montañas en obediencia a su mandato, esas personas sobrevivirán a la guerra que viene desde el cielo para disfrutar de la paz que ella trae a la tierra. Ellas retendrán estos sentidos y facultades perceptivas a través del cataclismo destructor del Armagedón para usarlos en respuesta a la invitación que se da a los sobrevivientes: “¡Venid, ved las obras de Jehová, que ha hecho desolaciones en la tierra! que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra; que quiebra el arco, y corta la lanza, y quema los carros en el fuego. ¡Callad, y sabed que yo soy Dios! ¡Seré ensalzado entre las naciones; seré ensalzado en la tierra! Jehová de los Ejércitos es con nosotros.”—Sal. 46:8-11.
-
-
La paz que viene después de la guerra desde el cieloLa Atalaya 1955 | 1 de diciembre
-
-
La paz que viene después de la guerra desde el cielo
“Y yo vi un nuevo cielo y una nueva tierra, porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado, y el mar ya no existe. Y él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni tampoco habrá más duelo ni lloro ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”—Apo. 21:1, 4, NM.
1. ¿Cuál es el propósito de Jehová para la tierra?
“LA TIERRA permanece para siempre.” Esta declaración inspirada prueba que es falsa la pretensión religiosa de que la tierra va a ser destruída. Jehová no creó la tierra para que fuera una tierra yerma sino que “para ser habitada la formó.” Este propósito divino anunciado desbarata la aseveración de que la tierra va a ser reducida a carbón por medio de fuego. El propósito de Jehová no es arruinar la tierra, sino salvarla. El Armagedón no la arruinará, sino que en vez de arruinarla ‘traerá a la ruina a los que están arruinando la tierra.’—Ecl. 1:4; Isa. 45:18; Apo. 11:18, NM.
2, 3. ¿Qué dice la Biblia acerca de la destrucción de los cielos y la tierra, y por qué no podría eso significar los cielos y tierra literales?
2 Pero ¿no es verdad que la Biblia dice que la tierra está reservada para fuego en el día de juicio? Sí, es verdad, y algunos pudieran concluir precipitadamente que esto contradice el otro texto que declara que la tierra permanece para siempre. Sin embargo, tal no es el caso, pues al leer la declaración acerca de fuego y tomar en cuenta lo que se está considerando allí, se hace patente que el planeta literal no es lo que se da a entender por “tierra”: “En tiempos antiguos había cielos y una tierra situada sólidamente fuera de agua y en medio de agua por la palabra de Dios, y por esos medios el mundo de ese tiempo sufrió la destrucción cuando fué anegado con agua. Pero por la misma palabra los cielos y la tierra actuales están guardados para fuego y se están reservando para el día de juicio y de la destrucción de hombres impíos. Empero el día de Jehová vendrá como ladrón, en el cual los cielos pasarán con un ruido de silbido, pero los elementos estando intensamente calientes serán disueltos, y la tierra y las obras en ella serán descubiertas. Siendo que todas estas cosas así serán disueltas, ¡qué clase de personas deben ser ustedes en actos santos de conducta y obras de devoción piadosa, aguardando y teniendo muy presente la presencia del día de Jehová, mediante el cual los cielos estando encendidos serán disueltos y los elementos estando intensamente calientes se derretirán! Pero hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos de acuerdo con su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar.”—2 Ped. 3:5-7, 10-13, NM.
3 Primero esta declaración se refiere al diluvio del tiempo de Noé, cuando un antiguo mundo que consistía de cielos y tierra fue destruído por agua. ¿Destruyeron las aguas inundadoras al planeta literal, la Tierra? Por supuesto que no, pues Noé y su familia sobrevivieron al diluvio en un arca, salieron de ella cuando bajaron las aguas, y pusieron pie sobre la misma tierra en que habían estado antes del diluvio. La tierra literal sobrevivió al diluvio y permanece hasta este día, llevando las cicatrices de la experiencia que tuvo con el diluvio acuoso. ¡Y ciertamente el diluvio del día de Noé no destruyó los cielos literales que están suspendidos a muchos años luz encima de la superficie de la tierra! Sin embargo unos cielos y una tierra sí pasaron y fueron reemplazados por otros cielos y tierra, “los cielos y la tierra actuales,” y que son los que serán destruídos por fuego. Y para reemplazarlos están los “nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos de acuerdo con su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar.” Así como los cielos estrellados y este planeta sobrevivieron al diluvio del día de Noé, así perdurarán a través de la destrucción ardiente del Armagedón, continuando en existencia y permaneciendo para siempre. E incidentalmente, ¿cómo pueden estos religiosos que insisten en dicho punto de vista literal ser llevados al cielo cuando la tierra sea quemada, puesto que aun “los cielos estando encendidos serán disueltos”?
4. ¿Cuáles fueron los cielos y tierra terminados por el diluvio, y qué cielos y tierra terminará el Armagedón?
4 ¿Cuáles, entonces, fueron los antiguos cielos y tierra que el diluvio quitó? “Cielos” se refirió a criaturas espirituales invisibles que se habían unido a Satanás en rebelión y se materializaron para cohabitar con las mujeres. Este arreglo fué terminado por el diluvio. “Tierra” significó las criaturas humanas inicuas que vivían sobre este planeta, y que fueron destruídas por el diluvio. Este punto de vista no es una interpretación arbitraria, privada, pues muy frecuentemente la Biblia usa la designación de un lugar o región para dar a entender los habitantes de él, así como hoy los hombres hablan de Rusia o Egipto o México y pueden dar a entender el lugar o la gente, dependiendo del contexto. Considere: “¡Oíd, cielos! y ¡escucha, oh tierra!” “Toda la tierra procuraba ver el rostro de Salomón, para oír su sabiduría.” “Cantad á Jehová, toda la tierra.” A los cielos y tierra físicos no se les dice que escuchen. No tienen oídos con que escuchar. Pero los ángeles que moran en el cielo pueden escuchar, y la gente que habitaba la tierra podía ir a oír a Salomón y podía cantar la alabanza de Jehová. Satanás y sus demonios todavía existen, aunque no en el mismo arreglo que antes del diluvio, y ellos son los cielos que serán derribados en el Armagedón. Los pueblos organizados en naciones opuestas a Jehová constituyen la tierra que será consumida por los juicios ardientes del Armagedón.—Isa. 1:2; 1 Rey. 10:24; Sal. 96:1, Val; Gén. 6:1, 2; 2 Cor. 4:4; Efe. 6:12; Apo. 12:9, 12; 20:1, 2.
5. ¿Quién ha abandonado a quién, y cuán bien ha manejado sus esfuerzos de paz el hombre?
5 Sólo después de eso vendrá la paz permanente a la tierra, a pesar de la
-