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  • ¿Dónde viviría toda la gente?
    ¡Despertad! 1971 | 8 de abril
    • Bueno, ¿cuánto tiempo ha estado el hombre en la Tierra? Según la cronología bíblica, casi 6.000 años. Pero debemos recordar que después de 1.656 años de historia humana, ¡la población de la Tierra disminuyó drásticamente... a solo ocho personas! Esto se debió al diluvio del día de Noé. (1 Ped. 3:20) La población de la Tierra creció considerablemente durante los siguientes 2.370 años hasta el principio de nuestra era común. Sin embargo, cuando Jesucristo estuvo en la Tierra, la población humana, según algunos cálculos, quizás no haya sido mayor que de 250 millones. De hecho, The World Book Encyclopedia (1970) fija el cálculo en aproximadamente la mitad de esa cifra... solo en 133 millones.

      Solo es en siglos recientes que la población de la Tierra ha crecido tremendamente. Respecto a esto el Dr. Albert L. Elder, como presidente de la Sociedad Química Americana, declaró en una reunión de esa sociedad en 1960:

      “Se necesitaron más de 5.000 años de historia humana hasta aproximadamente 1820 para que la población del mundo llegara a 1.100 millones. En el transcurso del siguiente siglo, la población se duplicó. Ahora, se encuentra en aproximadamente 2.800 millones y podría llegar a 3.000 millones a principios de la década de 1960 [como lo ha hecho]. En consecuencia, en menos de 50 años ha habido un aumento de población equivalente al que aconteció durante los primeros 50 siglos.”

      Por eso los que viven hoy representan una parte numérica de importancia considerable entre los que han vivido en esta Tierra. De hecho, en 1966 un orador de la asamblea de la Asociación Farmacéutica del Estado de Florida comentó: “Ahora se calcula que el 25 por ciento de toda la gente que ha vivido está viva en la actualidad.”—El Journal de Jacksonville del 18 de mayo de 1966.

      Con ese cálculo como base, la población a través de toda la historia humana solo sería de unos 14.000.000.000 de personas. Pero supongamos que muchos más que ésos han vivido en la Tierra. Agreguemos otros 10.000.000.000 de personas y asumamos que esté envuelta una población de 24.000.000.000. ¿Habría lugar para ellos? Bueno, puesto que la Tierra tiene unos 14.800.000.000 de hectáreas, ¡habría más de 3/5 de hectárea para cada persona! Pero, ¿bastarían 3/5 de hectárea para producir el alimento que se necesita? Hay buena razón para creer que solo una fracción de esos 3/5 de hectárea se necesitarían para alimento, dejando lugar para zonas recreativas y asilos para los animales y las plantas.

      La Tierra puede producir suficiente alimento

      Según The World Today: Its Patterns and Cultures (1966, pág. 76), menos de un octavo de la superficie terrestre total de la Tierra es adecuada para el cultivo. La producción de gran parte de la tierra de cultivo es muy deficiente, y los métodos agrícolas a menudo no son los más eficaces. Pero aun ahora, bajo condiciones que están lejos de ser ideales, se reconoce que la Tierra tiene la potencialidad de sostener a una población mucho más grande. Por ejemplo, la revista Time del 13 de julio de 1970, en un artículo acerca de nuevas especies de trigo y arroz de alto rendimiento, informó que la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación “ahora afirma que la potencialidad agrícola del mundo es suficientemente grande para alimentar a 157.000 millones de personas.” Ciertamente, entonces, la Tierra podría sostener a 24.000.000.000 de personas.

      Sin embargo, de ninguna manera es seguro que el vasto número de 24.000.000.000 de personas haya vivido en la Tierra. Podría ser mucho menos. Tampoco declara la Biblia que cada uno de los resucitados continuará viviendo para siempre. Sin duda el principio que se manifiesta en Isaías 26:10 resultará veraz en cuanto a un número considerable de ellos, a saber: “Aunque al inicuo se le muestre favor, simplemente no aprenderá justicia. En la tierra de derechura actuará injustamente y no verá la eminencia de Jehová.” Tales personas perecerán, para nunca jamás volver a vivir. (Rev. 20:11-15) Así, también, la Biblia muestra que no todos los que viven hoy sobrevivirán para vivir en la Tierra bajo el reino de Dios. Al contrario, muestra que muchos, la mayoría, rechazarán voluntariosamente su oportunidad de ponerse de parte de Dios y mostrar fe en sus provisiones, escogiendo así destrucción eterna más bien que vida eterna.—2 Tes. 1:9, 10; 2 Ped. 3:5-7.

      Cuando consideramos cuán abundantemente podría producir la Tierra bajo condiciones ideales y la bendición de Dios, podemos ver cuán fácilmente podría sostener a una población mucho más grande, incluso a los muertos resucitados, ¡aunque éstos ascendieran en número a diez o veinte mil millones o más!

      Dios, que creó la Tierra, sabe hacerla productiva. Bajo la administración sabia de su reino, la Tierra producirá como nunca antes. Tal como fue cierto para la nación de Israel cuando era fiel, así también será entonces: “La tierra misma ciertamente dará su producto; Dios, nuestro Dios, nos bendecirá.”—Sal. 67:6.

      Sin duda, se emprenderá un vasto proyecto de mejorar y utilizar terrenos para transformar toda la Tierra en un paraíso fructífero. Eso incluirá regiones que hoy quizás sean improductivas. De modo que aunque aproximadamente una cuarta parte de la superficie terrestre es árida o semiárida hoy en día, no tendrá que continuar así.

      Sobre las zonas desérticas, la Chambers’ Encyclopedia dice: “Aun en el terreno menos prometedor un aguacero de cuando en cuando hace que cobren vida las semillas que por largo tiempo han permanecido latentes y marchitas en la arena. . . . Donde existen ríos o abastecimientos subterráneos inmediatamente es evidente que el suelo del desierto es potencialmente fértil y solo espera el toque mágico del agua.” Y la Encyclopedia Americana dice: “Muchos trechos desérticos se tornan verdes con vegetación una vez que se les riega.”

      Aun hoy el agua y la buena atención hacen que algunas zonas desérticas florezcan, como en partes de Egipto e Israel. También, gran parte de California sería semejante a desierto si no fuera por el riego y la buena atención que hacen que la tierra produzca abundantemente.

      Si ahora se puede efectuar mucho para sostener una vasta población de la Tierra, ¿qué se podrá hacer bajo el reino de Dios y con su bendición? Jehová Dios demostró que podía proveer agua, así como alimento, cuando sostuvo a los seiscientos mil hombres de Israel y sus familias durante sus cuarenta años en la península árida de Sinaí. (Éxo. 12:37; 15:22-25; Deu. 8:3, 4) De nuevo demostró este poder siglos después cuando proveyó agua para los 50.000 judíos desterrados y sus asociados que regresaron a Jerusalén desde Babilonia por el yermo del desierto sirio, cumpliendo la profecía de Isaías: “En el desierto habrán brotado aguas, y torrentes en la llanura desértica. Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque lleno de cañas, y el suelo sediento como manantiales de agua.” (Isa. 35:1, 6, 7; Esd. 2:64-70) Él puede hacer lo mismo en una escala vastamente más grande durante el régimen del Reino de su Hijo.

      Llena, no rebosante

      ¿Cuánta gente se propone tener Jehová Dios al fin en la Tierra? La Biblia no dice.

      Sin embargo, podemos estar seguros de que todos los que vivan entonces se deleitarán con la vida. Lo que se le prometió al pueblo fiel de Dios al tiempo del salmista David será cierto entonces, a saber, que ellos “verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.” Jesús mostró que estas palabras del Salmo 37:11 señalaron proféticamente a las condiciones mundiales que habrán de llegar al citar de él en Mateo 5:5. Ciertamente los que vivan bajo el régimen de su Reino no podrían deleitarse con la vida pacífica si hubiese condiciones de apiñamiento, de estrechez.

      Recuerde, Jehová le dijo al hombre que ‘llenara la tierra.’ (Gén. 1:28) Él no dijo que la inundara de gente. Pero para impedir una superabundancia, ¿no tendrá que cesar alguna vez el dar a luz hijos? Sí, eso parece que es el caso.

      ¿Cómo puede cesar el dar a luz hijos? Bueno, ¿quién le dio al hombre y a la mujer la facultad de reproducirse? Fue su Creador, Jehová Dios. Puesto que él dio origen a la fertilidad humana, él también puede hacerla cesar. Pero exactamente cómo y cuándo sucederá esto la Palabra de Dios no dice. Sin embargo, el que no sepamos los detalles no es motivo para dudar que Dios pueda encargarse de la situación.

      Dios ha prometido restaurar la Tierra sin falta a la condición de un paraíso fructífero, de un paraíso que pueda sostener a todos los habitantes de la Tierra que obtengan la vida eterna. Él garantiza esto, pues su Palabra dice: “El que estaba sentado sobre el trono dijo: ‘¡Mira! Estoy haciendo nuevas todas las cosas.’ También, dice: ‘Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.’” (Rev. 21:5) Sí, el nuevo sistema de Dios suministrará espacio donde todos vivan cómodamente.

  • ¿Cómo se alcanzará la vida eterna?
    ¡Despertad! 1971 | 8 de abril
    • ¿Cómo se alcanzará la vida eterna?

      ‘¿CÓMO se alcanzará la vida eterna?’ quizás pregunte usted lógicamente. ‘Si eso sucede será necesario que se efectúen algunos cambios importantes.’ Eso es cierto. Pero ¿quién los va a efectuar?

      Por mucho tiempo los médicos se han esforzado por efectuar cambios. Han aumentado el promedio de la duración de la vida del hombre principalmente con el uso de antisépticos y por mejores medidas sanitarias. La disminución en el número de muertes ha sido sumamente notable en el caso de los recién nacidos y en los muy jóvenes.

      Pero como resultado de simples esfuerzos humanos, ¿cuánto más puede usted, personalmente, esperar vivir? La Encyclopedia Americana (edición de 1968, bajo “Longevidad”) informa:

      “Aunque la expectativa de vida del hombre al nacer casi se ha duplicado en los países [más ‘adelantados’] desde a mediados del siglo 19, su expectativa a los 60 años de edad solo ha aumentado un año.”

      En el libro The Biology of Death el autor Raymond Pearl declara que la herencia es un factor principal en el secreto de la larga vida. Pearl expresa esta verdad en esta declaración medio humorística: “El mejor seguro de longevidad es . . . una selección cuidadosa de los padres y los abuelos de uno.”

      El hecho claro es que hoy se reconoce que los esfuerzos médicos casi se han estancado en cuanto a alargar la vida. Y ahora la contaminación del aire, el agua y el alimento está llegando a ser más mortífera cada día, con la amenaza de acortar la vida. ¿A quién, entonces, puede uno acudir por larga vida?

      Acuda a la fuente de la vida

      Si uno busca larga vida, ¿verdad que es razonable dirigirse a Aquel que le dio la vida al hombre al principio? Solo el Creador conocería a grado cabal todas nuestras necesidades y podría satisfacerlas. La Biblia dice de él: “Contigo está la fuente de la vida.” (Sal. 36:9) “Por él tenemos vida y nos movemos y existimos,” dijo el apóstol Pablo a los varones de Atenas.—Hech. 17:28.

      ¿Verdad que es lógico, entonces, ver lo que Dios dice acerca de la vida? Su Palabra, la Biblia, es la única fuente de información que hace alguna promesa de vida eterna en la Tierra o suministra alguna esperanza satisfactoria para los que ya han muerto.

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